El Último Huracán

Por Jesús Arreola

Él no tenía idea de que la vida le daría la oportunidad de ser feliz al instante para luego quitarle esa felicidad. Quizás el amor a primera vista no existe. El huracán de fuego le hará descubrir que el amor y el deseo no tienen límites ni espacios pero el sentimiento tiene que ser compartido infinitamente por dos.

• Idioma: Español
• Editorial: Xlibris US
• Fecha de lanzamiento: 30 ene 2022
• ISBN: 9781669804598

Jesús Arreola

Jesús Arreola vive con su esposa y sus perros en Texas. Escribió su primer libro, El Último Huracán, en 2021.

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Copyright © 2022 por Jesús Arreola.

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

Esta es una obra de ficción. Todos los personajes, nombres, incidentes, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia.

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Fecha de revisión: 12/29/2021

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Contents

La Primera Vez

La Segunda Vez

El Último Huracán

Para Elizabeth A.

Si no te conozco esta historia no se escribe.

Para Yvette Marin

Mi sentimiento infinito.

La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla. Garcia Marquez

La Primera Vez

Desde sus inicios el joven era inquieto e impulsivo con todo lo que le fascinaba y a esa edad porque no, cuando lo que domina son las hormonas. Al joven le gustaba aprender, raro pero le gustaba ir a la escuela, también creció fuerte porque había aprendido a trabajar, qué fue lo único que heredó de su padre. En la escuela era igual, le gustaba estudiar y eso no era esfuerzo. Igual y siendo joven era muy pasional y sensible. Él aún no lograba que se enamoraran igual que él. Él siempre lo daba todo, quizás por su forma de ser y los impulsos hormonales de su juventud. Él amaba intensamente porque no sabía otra manera. Para él, el amor no importaba lo intenso que era, tenía que ser recíproco a lo que das y lo que recibes. Aunque sus experiencias eran pocas él había decidido dejar el amor atrás y acabar el año escolar bien porque no daba esperanzas en encontrar un amor como el que buscaba. Él no tenía idea de que esa reciprocidad que él anhelaba se multiplicaría al cien por ciento en un día ordinario de escuela.

Se conocieron en la prepa. Él la vio en la cafetería por primera vez. Por lo regular él no solía comer ahí. Pero fue ahí donde se conocieron, donde se vieron por primera vez. Ella en la línea adelante de él escogiendo su comida y él enseguida. No notaron quién iba al lado de quién. Fue una mirada de ella cuando sacaba el dinero de su bolsa para pagar su comida. Ella volteo y al meter la mano en la bolsa volteo levantó la mirada y él de frente estaba ahí. Una mirada. Un segundo y así fue. Fue como una luz eléctrica en su interior que los vislumbraba. Fue como un sentimiento de electrodes chocando y chispeando por dentro.

En seguida la siguió hasta la mesa donde se sentó y le preguntó. Sentiste eso. Sentiste lo mismo que yo sentí. Ella le gesto que sí.

Qué vamos a hacer ahora, ella preguntó. Comemos, él respondió y se acomodó en una silla al frente de ella. Se vieron con mirada firme. Comieron casi nada. La comida en sus platos triturada por qué los dos trataban de comprender qué sucedía.

Qué pasa, qué sienten. Los dos sentían lo mismo. Jugaban con la comida al moverla de un lado a otro. No querían comer la comida en sus platos. Lo que querían eran comerse el uno al otro. Querían ya comersé a besos completamente y ya querían hacerse todo.

No era un sentimiento fugaz. Era un sentimiento de fuego. Un huracán de fuego por dentro. Se les consumían las ganas en truenos de electricidad. No se podían contener.

Se fueron juntos. Salieron de la cafetería directo al estacionamiento de la escuela. A dónde vamos, la única pregunta que ella hizo ahí afuera. Vamos al parque, él contestó.

Ya estando en el parque se desató el huracán. No era el