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Anusqui... en una intrépida aventura
Anusqui... en una intrépida aventura
Anusqui... en una intrépida aventura
Libro electrónico161 páginas1 hora

Anusqui... en una intrépida aventura

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Información de este libro electrónico

La aventura comenzó al descubrir aquel libro misterioso.

¿Se escribirá en sus páginas mi destino?

Un libro milenario, una carta de navegación antigua, un reloj para viajar en el tiempo y una misión.

Como escenario: el mar, el río, los glaciares y cielos sembrados de estrellas.

Anusqui con su reloj mágico, viajará al siglo XI donde conocerá a su nuevo amigo Santiago. Con él y el resto de los personajes, salvarán al mundo de una inminente amenaza.

¿Os cuento un secreto? En medio de esta intrépida aventura, Anusqui conocerá a personajes históricos, se sorprenderá con el inquietante mundo de los hielos y descubrirá el porqué de sus superpoderes.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento30 nov 2018
ISBN9788417587307
Anusqui... en una intrépida aventura
Autor

A. G. De Cos

Anusqui la ha sumergido en el fascinante mundo de la escritura. Un camino sin retorno con el que comienza su biografía en 2018: Anusqui... en una intrépida aventura. Y es que la magia de dar vida a un personaje a través de las palabras la ha cautivado.

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    Vista previa del libro

    Anusqui... en una intrépida aventura - A. G. De Cos

    Presentación

    Me llamo Anusqui. Soy una chica extravagante. Sí, sí. Has leído bien, ¡extravagante! Excesivamente original, alegre y divertida.

    Acabo de cumplir ocho años y, al parecer, es una edad muy especial porque el ocho tumbado es el símbolo del infinito. No tengo muy claro lo que quieren decir con eso, pero suena bien. Tengo el pelo castaño, ojos de color miel, pecas y, cuando sonrío, me salen hoyuelos.

    Mi madre se llama Laura y trabaja en una bodega; mi padre es creador de cómics y su nombre es Rodrigo. Vivimos en un pueblo precioso de La Rioja llamado Cuzcurrita del Río Tirón. Estamos rodeados de viñedos, el río nos acompaña, un castillo nos protege y desde lo alto divisamos las montañas.

    Lo que más me gusta es vivir aventuras divertidas con mis mejores amigos: Lucas y Martina. Así que no me enrollo más y ¡allá voy!

    Anoche decidí entrar a escondidas en el estudio de mi padre para buscar en sus bocetos historias fantásticas del futuro, de otros universos, espadas láser, héroes que vuelan, etc.

    ¡No os podéis imaginar lo que ocurrió!

    El reloj de arena

    Son las doce y media de la noche. Cojo la linterna que había escondido debajo de la cama. Con las luces apagadas y de puntillas, recorro el pasillo hasta llegar al estudio de mi padre. Con muchísimo cuidado, cierro la puerta y enciendo la linterna. Abro el primer cajón de su mesa y saco el cuaderno de sus apuntes. Está lleno de dibujos y de textos que no comprendo; todo está mezclado y sin sentido, por lo menos para mí. Tengo que encontrar los cómics. Seguiré buscando. Apoyo la luz encima de la mesa y miro bien todo lo que tiene el cajón: muchos lápices, pinturillas, libretas, fotos.

    Paso al segundo cajón. Solo hay un libro muy antiguo con la pasta de piel negra. Parece muy pesado y está boca abajo. Me recuerda a los que he visto en las pelis de aventuras y misterios. Sé que me voy a meter en un buen lío, pero decido sacarlo muy despacio. ¡Tengo tanta curiosidad por ver lo que esconde! ¿Será un libro secreto? ¿Por qué mi padre no me lo ha enseñado?

    Tengo que averiguarlo. Según está, lo coloco en el suelo y me siento con las piernas cruzadas.

    Tiene un olor muy extraño, como si tuviera siglos. Le doy la vuelta para ver la portada.

    Tiene dibujado un reloj de arena de color amarillo muy brillante. Nunca he visto nada parecido. No está derecho, está tumbado de forma que las dos partes del reloj contienen la misma cantidad de arena. Una idea extraña me viene a la cabeza: me ha recordado al número ocho tumbado. ¿Tendrá algo que ver con lo del infinito que no entiendo?

    De repente, un calor extraño me invade por todo el cuerpo, como si algo dentro de mí estuviera cambiando. Empiezo a sentirme fuerte y, sin pensarlo, abro el libro. El calor va aumentando. Miro mis manos, una luz blanca dibuja todo mi cuerpo. ¿Qué me está pasando? ¡Ay, mi madre! ¡¡Parezco una bombilla!!

    Las hojas están en blanco. Muevo mis manos y la luz se mueve conmigo. No sé qué hacer. De repente, escucho que la puerta se abre.

    —Anusqui, tranquila, cariño. Soy papá. Cierra el libro.

    Cierro el libro y la luz va desapareciendo poco a poco. Mi padre me da un abrazo y me dice al oído:

    —Este día tenía que llegar. Es nuestro destino.

    —Papá, no entiendo nada. ¿Qué tiene ese libro?

    —Me tienes que prometer que no se lo dirás a nadie. Mañana cuando estemos solos te contaré todo lo que yo sé.

    —Lo prometo.

    —Tenemos que volver a la cama. Mamá tampoco puede saber nada. Solo tú y yo. ¿Lo has entendido, Anusqui?

    —Sí, papá. Será nuestro secreto.

    Unas horas antes, yo era una niña más o menos normal. Acababa de terminar el curso y planeaba el verano con mis amigos. Este año, nuestros padres han organizado un viaje a un pueblecito gallego y, por primera vez, veranearemos las tres familias juntas.

    Había pasado la tarde con Lucas y Martina. Los tres estábamos felices con la idea de irnos juntos a la playa y con la posibilidad de vivir aventuras por el bosque, en el mar, subir hasta el faro. En fin, todo un entorno nuevo por descubrir. Como estaba tan ilusionada, pensé que sería buena idea encontrar el cómic que está escribiendo mi padre y leérmelo a escondidas. A él no le gusta que lo lea hasta que no lo ha terminado, pero el cuerpo me pedía historias de superhéroes y mundos fantásticos, así que esperé a que estuvieran dormidos para iniciar mi travesura.

    Como la mayoría de los niños, siempre había soñado con tener poderes. Ahora que descubro que los tengo, estoy un poco asustada. Es impactante ver cómo tu cuerpo emite una luz blanca tan fuerte.

    ¿Será que mi futuro es convertirme en una superheroína? ¿Qué podré hacer con mis poderes? ¿Cuál será mi nuevo nombre? ¿Tendré un traje como los de las películas? Tengo tantas preguntas en la cabeza que no voy a poder dormir. Estoy nerviosa y fascinada; es muy fuerte lo que me acaba de ocurrir. Tengo poderessssss. ¡Bieeeeeeen! ¡Yujuuuuuuu!

    No sé lo que podré hacer con ellos; de momento, sirvo de farola o linterna. Hum, espero poder hacer algo más interesante, como volar o hacerme invisible.

    Entra el sol por la ventana y me llega un agradable olor a café. Salto de la cama como un rayo y voy a la cocina.

    —¡Buenos días, mamá!

    —Buenos días, cariño. Hoy desayunas con papá porque tengo que irme a trabajar. Dame un beso.

    —Muaaaaa, que pases buen día.

    —Luego nos vemos para comer. Adiós, Anusqui.

    En cuanto cerró la puerta…

    —¡Papáááááááááááá!

    —Ya voy.

    Nos sentamos los dos en la mesa. Mi padre me miraba.

    —Vamos, empieza ya, que tengo millones de preguntas.

    —Ja, ja, ja. ¡Tranquila! No sé si sabré contestártelas, pero voy a contarte lo que yo sé. El día que naciste, estábamos los tres en la habitación del hospital. Mamá estaba tan agotada después del parto que se quedó dormida. Yo te cogí en mis brazos por primera vez. Estaba mirando tu preciosa carita cuando, de repente, ¡una luz empezó a brillar alrededor de tu cuerpo de bebé! Pasados unos minutos, desapareció. No le dije nada a tu madre; primero tenía que averiguar qué fenómeno acababa de suceder.

    »Pasaron los días y te cogía, te abrazaba, te miraba, pero esa luz no aparecía. Con el tiempo, pensé que lo mismo había sido un sueño y que no fue real, hasta el pasado mes, cuando celebramos tu cumpleaños y…

    —¿Qué ocurrió en mi cumple? Pero ¿tengo poderes?

    —Antes de irme a la cama, pasé por tu habitación; te miré y me dije: «Mi princesa tiene ocho años». Te di un beso y, de repente, ¡esa luz empezó a brillar de la misma forma que el día que viniste al mundo! No sabía qué hacer. Algo te estaba pasando y yo no tenía ni la más remota idea de cómo ayudarte.

    »Me sentía mal y no podía dormir, así que pensé en ir al estudio para dibujar o escribir algo para distraerme. Estaba sentado mirando el papel cuando una fuerza extraña cerró mis ojos y tuve un sueño revelador.

    El sueño de papá

    Una voz, alta y clara, decía:

    Anusqui tiene ocho años. Es la edad que representa la eterna e infinita niñez. Ella fue elegida en nuestro mundo el día que nació. Tiene que salvarnos de una inminente amenaza; confiamos en ti y en que sepas acompañarla en su destino.

    Te hago entrega del más valioso de nuestros tesoros. Es un libro muy antiguo que ha estado esperando a la niña que nos traerá la Luz.

    Sus hojas están en blanco, pero en ellas está escrito nuestro futuro. No se lo enseñes; ella sola, cuando sea el momento, lo encontrará.

    La magia del libro y los poderes de Anusqui es todo lo que necesitáis para devolver la vida a la oscuridad de mi mundo.

    Cuando desperté, el ejemplar estaba encima de la mesa y lo guardé en el cajón hasta que tú lo encontraras.

    —Pero ¿qué mundo? ¿Qué oscuridad? ¿Qué puedo hacer yo para salvarlos?

    —Eso tendremos que descubrirlo.

    Toda mi vida soñando con tener poderes y ahora no sé por dónde empezar. Tengo que ponerme un supernombre para pensar como una heroína. De momento, me llamaré Super A hasta que se me ocurra un nombre guay. Tengo que estar muy atenta por si me envían señales del «Otro Mundo». Y, hasta que eso ocurra, me voy a la piscina con mis

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