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¿M de Mandrágora?
¿M de Mandrágora?
¿M de Mandrágora?
Libro electrónico93 páginas1 hora

¿M de Mandrágora?

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Seis niños descubren que tienen los mismos poderes que algunos personajes de la mitología, ya que son sus bis-bis-bis-bisnietos. Por eso, deben asistir a la escuela de la maga Circe, en la Isla de Eos. Pero las clases son un poco extrañas y la Isla esconde muchos secretos…
En este episodio... Ha llegado la hora de salir a buscar a la mandrágora, la criaturilla mágica que el terrible Coleccionista está intentando capturar. Pero… ¡los Seis Míticos jamás se habrían podido imaginar que el Equipo Quimera fuera tan torpe!
IdiomaEspañol
EditorialLaberinto
Fecha de lanzamiento1 sept 2021
ISBN9788413308890
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    ¿M de Mandrágora? - Simone Frasca

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    Título original: M come Mandragora?

    © 2016 Giunti Editore S.p.A., Firenze – Milano

    www.giunti.it

    Texto original: Simone Frasca y Sara Marconi

    Ilustraciones: Simone Frasca

    Traducción: Carmen Ternero Lorenzo

    © 2018 Ediciones del Laberinto, S.L., para la edición mundial en castellano

    ISBN: 978-84-1330-889-0

    EDICIONES DEL LABERINTO, S.L.

    www.edicioneslaberinto.es

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com ; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

    Circe estaba esperando a los niños en el gran prado que separaba la escuela del bosque.

    Soplaba un viento frío y ante la maga se extendía un mar gris con algunas pinceladas amarillas hacia el este. De pronto despuntó el alba y un resplandor rosa cubrió el cielo y la vasta superficie del mar Egeo. Había amanecido.

    Los horarios de la escuela no estaban colgados en ningún sitio, no había ninguna secretaría y las descabelladas criaturas que rondaban por el inmenso edificio no eran muy de fiar. Lo único seguro era que las clases comenzaban después de desayunar. A veces el desayuno era un maravilloso manjar que Circe les dejaba delante de la puerta de las habitaciones, mientras que otras veces consistía en la asquerosa bazofia que Arpía, la cocinera de la escuela, servía en la cocina. Pero siempre habían desayunado cuando sol ya estaba alto en el cielo.

    Aquella mañana, todavía estaba oscuro cuando dos escobas entraron en las habitaciones de los niños con una bandeja llena de pastelillos de crema y una jarra de chocolate caliente.

    —¡Venga, arriba! ¡La clase está a punto de empezar y vosotros todavía estáis en pijama!

    —Pero… ¡si es de noche! —protestó Medusa mientras escondía la cabeza debajo de la almohada.

    —¡Qué va a ser de noche! —dijo la escoba de los rulos, que dejó la bandeja en la cama y le levantó la almohada con las manos—. Son las seis de la mañana y Circe os está esperando en el prado. No hagáis que se enfade, porque si no…

    —¿Nos convierte en cerditos como hizo con el pobre Jamoncito? —balbuceó Aracne aterrorizada—. Él antes era un hombre, el famoso Ulises…

    —¡Sí, hombre! ¡Y yo antes era Pinocho! —exclamó la otra escoba—. Venga, vamos, si no queréis que Circe os dé una buena tunda de palos —dijo y se echó a reír como si acabara de hacer una broma irresistible.

    Al cabo de veinte minutos, los niños y sus animales ya estaban en el prado con Circe.

    —Niños, ¿sabéis dónde se ha

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