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¿Nu? Reír en el país del ídish
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Libro electrónico172 páginas2 horas

¿Nu? Reír en el país del ídish

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Información de este libro electrónico

Los diferentes pueblos se han reído a su manera en todos los idiomas y dialectos del mundo, destacándose sin duda el ídish de entre ellos, como un idioma visceralmente dotado para la risa y la sonrisa. Surgido impetuosamente entre los judíos de Europa Oriental, sus descendientes trajeron consigo a los Estados Unidos, a América Latina y a Israel, ese humor ídish atravesado de lágrimas y carcajadas.
Los autores de esta obra venimos recorriendo en común desde hace más de un decenio las pobladas calles de ese humor ídish. Los chistes, las frases, las pequeñas historias que se nos atraviesan en el camino nunca son piedras; se parecen más bien a ese maná que les caía del cielo a los judíos del Éxodo, y les permitió recorrer en cuarenta años, sin desfallecer en el intento, un trecho que hoy puede hacerse en pocas horas.
La idea es invitarlos, queridos lectores, a recorrer juntos algunas expresiones del humor ídish, a explorar en estas páginas algunos temas que condensan en clave de sonrisa, una ironía y una ternura judías que creemos contienen lo mejor de su empecinada capacidad de alegría.
Rudy y Eliahu Toker trabajan juntos desde 1993 investigando el vasto territorio del humor. Como producto de esa tarea han publicado No desearás tu mujer al prójimo. Humor sobre los 10 Mandamientos (Norma, 2005), Odiar es pertenecer y otros chistes para sobrevivir al nazismo, racismo, autoritarismo… (Norma, 2003), El pueblo elegido y otros chistes judíos (Sudamericana, 2003) y La felicidad no es todo en la vida y otros chistes judíos (Grijalbo, 2001).
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento29 sept 2021
ISBN9789875993686
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    ¿Nu? Reír en el país del ídish - Eliahu Toker

    RUDY Y ELIAHU TOKER

    ¿Nu?

    Reír en el país del Ídish

    Corrección: Ignacio Solveyra

    Diseño De Interiores: Fluxus

    Imagen De Tapa: Marc Chagall, El Paseo, 1917 (© Museo Estatal Ruso)

    Fotografía De Solapa: Laura Pribluda

    © Libros del Zorzal, 2006

    Buenos Aires, Argentina

    Libros del Zorzal

    Printed in Argentina

    Hecho el depósito que previene la ley 11.723

    Para sugerencias o comentarios acerca del contenido de ¿Nu?, escríbanos a: info@delzorzal.com.ar

    www.delzorzal.com.ar

    Hob kain moire nisht, ij bin mit dir

    (No tengas miedo, yo estoy a tu lado)

    La canción de cuna que nos cantaba mamá era como ella,

    íntima y suave; sabía llegar al otro.

    Vaya y haga, a la manera del Naase venishma;

    las palabras de papá propiciaban el acto.

    Diferentes...

    mas, unidos en la misma apuesta:

    alojarnos donde nada de lo judío nos resulte extraño.

    A la memoria de:

    Hela Kitaigorodsky de Szturmak (1914-2000) Z"L

    Isaac Szturmak (1910-2001) Z"L

    Índice

    Invitación | 6

    Reír En Ídish | 8

    Ser Judío y Reírse | 39

    De Una Lengua Sin Ejército | 63

    El Shtetl | 67

    De Rabíes Sabios y Milagrosos | 79

    Hérshele Ostropolier | 94

    Los Sabios De Jelem | 98

    Ricos, Pobres Y Shnorers | 103

    Comer En Ídish | 118

    La Ídishe Mame Y El Resto De La Familia | 122

    Salud y Cuarta Juventud | 137

    Erótica Circuncisa | 147

    A Modo De Epílogo Vivir En El País Ídish | 151

    Glosario | 154

    Bibliografía | 157

    invitación

    Desde hace milenios, el humor ha sido, y sigue siendo, una de las tablas a las que las personas nos aferramos para soportar los diferentes infortunios que nos deparan la vida y la historia. Quizás el primer chiste registrado sea el que, según la Biblia, le hizo Dios a Abraham ordenándole sacrificar a su hijo Isaac para aceptar, finalmente, que sólo le cortase el prepucio. (Habría que ver si al pequeño Isaac este chiste le hizo gracia.) Pero en los casi cuatro milenios que pasaron desde aquel entonces, los diferentes pueblos se han reído a su manera en todos los idiomas y dialectos del mundo, destacándose el ídish sin duda de entre ellos, como un idioma visceralmente dotado para la risa y la sonrisa. Surgido impetuosamente entre los judíos de Europa Oriental, sus descendientes trajeron consigo a los Estados Unidos, a América Latina y a Israel, ese humor ídish atravesado de lágrimas y carcajadas.

    Los autores de esta obra venimos recorriendo en común desde hace más de un decenio las pobladas calles de ese humor ídish. Los chistes, las frases, las pequeñas historias que se nos atraviesan en el camino nunca son piedras; se parecen más bien a ese maná que les caía del cielo a los judíos del Éxodo y les permitió recorrer en cuarenta años, sin desfallecer en el intento, un trecho que hoy puede hacerse en pocas horas.

    La idea es invitarlos, queridos lectores, a recorrer juntos algunas expresiones del humor ídish, a explorar en estas páginas algunos temas que condensan en clave de sonrisa, una ironía y una ternura judías que creemos contienen lo mejor de su empecinada capacidad de alegría.

    En determinados libros de humor étnico, y no sólo en ellos, se suele apelar a bromas denigrantes, verdaderas agresiones que refuerzan peligrosamente prejuicios y estereotipos. Este tipo de humor no nos interesa. Preferimos ocuparnos de la oblicua mirada divertida de un conjunto humano capaz de reírse de sus propias desgracias y debilidades, de las verdades absolutas y los prejuicios, de arquetipos como los rabíes o las ídishemames, de los roles establecidos y de Dios mismo.

    Creemos que el humor es una parte fundamental de la cultura judía en general, y de la ídish en particular, y que, como las mejores recetas de cocina, se trasmiten y recrean a lo largo de las generaciones. Quizás hayan sido nuestras falencias culinarias las que nos hayan decidido a que este sea un libro de chistes, frases y pequeñas historias, y no de recetas. El querido lector sabrá disculparnos, y degustar nuestros textos, que además tienen el beneficio secundario de no elevar la glucosa ni el colesterol.

    Rudy y Eliahu Toker

    reír en ídish

    Eliahu Toker

    Nada, nada es triste nunca más. Si tú eres el depositario del récord mundial histórico de la tristeza, el único lugar al que aferrarte que te queda es tu sentido del humor, decía Romain Gary ¹ . Ése es el eje del humor judío cuya expresión más elocuente es el humor ídish.

    En la Biblia Hebrea y en el Talmud encontramos pocos momentos de humor, y el que encontramos es un humor serio, irónico, didáctico. Como argolla de oro en el hocico de un puerco, es la belleza de una mujer tonta se lee en Proverbios 11:22. Cuando un ladrón no encuentra oportunidad para robar, está condenado a la honradez dice el Talmud en el tratado Sanhedrín 22 a. Desde la Edad Media, en Europa, un día al año, durante la celebración de Purim² , comparsas judías solían disfrazarse e ir de casa en casa representando breves escenas teatrales satirizando los textos sagrados. Fuera del ingenuo recreo de ese único día, la ortodoxia rabínica veía el humor con suspicacia.

    El humor que solemos identificar como judío nació en ídish, en el siglo XVIII, en Europa Oriental. Su explosión como fenómeno popular sucedió en ese idioma, en aquella época y en aquel lugar bajo el amparo del jasidismo, movimiento místico judío que, oponiéndose a aquella ortodoxia rabínica, reivindicó la alegría, la canción y la danza como maneras adecuadas de entrar en contacto con la espiritualidad y la divinidad. Los grandes maestros de ese movimiento popular hicieron un arte del relato y la parábola, precisamente en esa lengua del pobrerío judío, el ídish. De alguna manera, muchas de las características esenciales del humor ídish son las del jasidismo, desde la ingenuidad y la ternura hasta la sobreentendida familiaridad con todo otro judío; desde la horizontalidad democrática y popular hasta la intensa intimidad con Dios.

    Humor escéptico e inteligente que puede ser triste pero nunca desesperado, también el humor ídish es visceralmente democrático, dando por supuesto que no hace falta estar de acuerdo y mostrando que las cosas suelen ser lo contrario de lo que parecen. No sólo no es un humor obsecuente, autoglorificante ni autoritario, sino que su gracia pasa frecuentemente por reírse de los judíos mismos.

    Humor oral, a los chistes ídish hay que oírlos y verlos. Los gestos y la expresión del rostro así como la modulación de la voz del relator, son partes esenciales de la narración. "¿La diferencia entre estabilidad e inestabilidad? La estabilidad es: HOY de este modo y MAÑANA de este modo. La inestabilidad es: Hoy DE ESTE MODO y mañana DE ESTE MODO." Influido por el razonamiento y la oralidad talmúdica, la melodía de la frase reemplaza la puntuación. Emanuel Olsvanger sugería ponerle signos de cantilación a los chistes ídish ³ .

    Un territorio de palabras

    Efectivamente, se trata de un país que no figuraba en ninguna carta geográfica. Es un país cuyas siempre cambiantes fronteras atravesaban continentes y océanos. Es un país sin gobierno, burocracia, policía ni ejército, que floreció durante un milenio. Es un país cuyas capitales eran Nueva York, Tel Aviv y Moscú, París, Varsovia y Buenos Aires. Es un país enteramente constituido por palabras. Es el país de la lengua ídish, lengua judía europea que fue conformándose mediante una creativa fusión entre la espiritualidad del hebreo y la gracia folclórica eslava, sobre la trama de varios dialectos germánicos medievales.

    La hegemonía espiritual dentro del judaísmo correspondió, durante el último milenio, a dos comunidades. Primero fueron los judíos españolessefaradíes la comunidad predominante del pueblo judío, después lo fueron los judíos ashkenazíes. Hasta el siglo XIX todos los judíos ashkenazíes asentados en el territorio entre el Rhin y el Dnieper, el Mar Báltico y el Mar Negro, y también en varios países vecinos, constituyen un grupo culturalmente homogéneo. La evolución espiritual del período ashkenazí alcanza su climax en Europa Oriental, especialmente con la difusión del jasidismo .

    Los judíos de Europa Oriental crean una lengua que les es propia, el ídish. Lengua nacida de una voluntad de explicar, simplificar y aclarar las enormes complejidades del hebreo, del Tanaj y del Talmud, surge por sí mismo ese mameloshn , esa lengua materna, un idioma accesible a todo el mundo, una lengua sin vueltas ni ceremonias, que se habla por sí misma. No tiene vías embrolladas ni pozos peligrosos. Está llena de la ternura y sabiduría, de la sencillez y cordialidad de las madres bondadosas ⁶ .

    A imagen y semejanza del amplio grupo humano que lo fue moldeando, en esa lengua ídish se conjugaron la bíblica ética judía, el pluralista y preguntón razonamiento talmúdico, la familiaridad de la compartida marginación judía, la pasión jasídica y el frondoso imaginario eslavo, todo sumado a una singular condición extraterritorial. La combinatoria de todos estos atributos hicieron del ídish bastante más que un expresivo vehículo de comunicación. Lengua maternal, íntima, visceral, tierna, apasionada, exuberante, horizontal, femenina, el ídish resume, más allá de las previsibles variantes y divergencias, un determinado modo de ser judío. Hablarlo significa navegar una manera de ver, entender y decir la vida, el mundo, los judíos, los no judíos, Dios. Significa pronunciar una mirada escéptica en lo inmediato, esperanzada a largo plazo, mitigado todo por un empecinado sentido del humor. Su pobreza léxica a la hora de nombrar, por ejemplo, variedades de flores, se ve ampliamente compensada por su insólita riqueza cuando se trata, digamos, de expresar los innumerables matices de la alegría o de la tristeza.

    El País Ídish

    Cuando en 1936 tuvo lugar en Buenos Aires el Congreso Internacional de los PEN clubs, lado a lado con las delegaciones de la Argentina, España, México, Francia, Bélgica o Japón, participaba un representante del país ídish, el poeta H. Leivik. Hoy, a casi setenta años de aquel congreso y a más de medio siglo del establecimiento del Estado de Israel, –el Estado de los judíos, cuyo idioma oficial es el hebreo– la lengua ídish sigue siendo un país cultural sin territorio, un país de palabras, un país que comenzó a despoblarse dramáticamente a partir de la Shoá, el Holocausto que en los años ‘40 aniquiló la principal judería ídishhablante, la de Europa Oriental.

    Sin embargo nunca contó el ídish con un reconocimiento académico como el que tiene hoy en gran parte del mundo. De las humildes y populosas callejuelas de los ghettos y villorrios que lo empaparon de ternura y espiritualidad; de los hogares y ferias que le dieron sabor y olor; de los conventillos y bajos fondos que lo cargaron de picardía, el idioma ídish saltó a la cátedra de más de medio centenar de universidades, fue declarado por la UNESCO parte del patrimonio de la humanidad e incluso recibió en 1978 el reconocimiento de un Premio Nobel de Literatura en la persona del narrador Isaac Bashevis Singer. Pero en el mundo de habla hispana en general, el ídish sigue siendo una lengua fantasmal, o casi.

    Para el Diccionario de la Real Academia Española –que recién en su última edición se decidió a eliminar las definiciones peyorativas de judío, judiada, sinagoga, cohén, etc.–, el ídish sencillamente no existe. Y en otros diccionarios que lo incluyen, esa ignorancia del mundo de habla hispana respecto de la lengua ídish y de su cultura se vuelve más evidente todavía con sólo prestar atención al caos imperante; primero en la transcripción española de su nombre mismo, y luego, en su definición ⁷ . Lo más usual es encontrarlo escrito según la grafía inglesa: yiddish, matizada por una cantidad de variantes. Es sabido que el conocimiento y reconocimiento de una persona, una cultura, una lengua, comienza por nombrarla. ¿Por qué no adoptar para el ídish

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