De Stanislavski a Nosotros
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Por su parte, Brecht, prefiere el distanciamiento, quiso alejarse de la identificación emocional, quiere llegar al público, a través del intelecto, para ello creo lo que el llamo, efecto quinto, o extrañamiento, para lograr con esto, que el público, al no identificarse con el personaje, pudiera tomar partido, desde la posición del juez, no la del participante, el buscaba la comunicación, apelando al juicio del público, lejos de los eventos emocionales. Es importante aclarar, que Brecht, nunca estuvo totalmente en contra de la identificación, de hecho, en los ensayos, le pedía a sus actores la identificación con el personaje, aunque no, en la representación con el público.
De esta forma llegan al mismo lugar, al mismo propósito, y yo quiero agregar, que también, parten del mismo lugar, del actor y su naturaleza, ambos tuvieron que entrenar a sus actores para sus propósitos, ambos tuvieron que ir a la misma naturaleza del ser, y es aquí, el principal aporte de Stanislavsky al teatro.
Durante mi vida como director de escena y profesor de actuación, ha sido recurrente, encontrarme con alumnos y actores, que me han confesado no entender con toda claridad a Stanislavski, unos me dicen que les resulta denso en sus explicaciones, otros que dispersa un poco, algunos, incluso, lo han percibido contradictorio, pero mas preocupante aun, es participando en ensayos, donde he sido invitado, por actores y directores con suficiente experiencia, me doy cuenta que plantean los ejercicios que, en ocasiones, violan o contradicen las leyes naturales, de como funciona el cerebro y es, precisamente, lo que el maestro pide respetar, se me hace evidente, que no están entendiendo a Stanislavski, señores, Stanislavski intuyó, las leyes naturales de como funciona el cerebro, y digo intuyo, porque, esto, se ha podido comprobar, en los últimos 25 o 30 anos, a partir de la explosión tecnológica, que es cuando se ha podido escanear el cerebro, aun no se sabe todo y falta mucho, pero se ha aprendido mas sobre este órgano, en este periodo, que en el resto de la presencia humana, pero no lo duden, Stanislavski era un estudioso incurable. Esto en parte, es la motivación para escribir este libro, en el, trato de ser directo, de no divagar en muchos recovecos teóricos, para ayudar a comprender al gran maestro, y alimentarlo desde la perspectiva del desarrollo científico que nos toca vivir, espero haberlo logrado y que mi trabajo sirva para arrojar un poco de luz, sobre todo, a los noveles y que cometan menos errores que las generaciones que les anteceden.
Quiero aclarar que no creo que todo lo que yo digo aquí le sirva a todo el mundo, como todo lo que dice Stanislavski, no le sirve a todo el mundo. Esto se debe en primer lugar, a que, los métodos de hacer cualquier cosa, tienen mucho que ver con la personalidad, la visión que se tenga de lo que se enfrenta, el prisma a través del cual se analiza el conocimiento, etc… El método es algo muy personal y cada cual debe encontrar el suyo.
Si usted reúne a muchos exitosos de cualquier disciplina o profesión y le pregunta a cada uno, sobre su método, se dará cuentas, que cada uno tiene su particularidad, que no hay nada uniforme y sin embargo, todos son exitosos. Entonces, debemos decir que el método bueno es el que logra buenos resultados.
Esto no quiere decir que en los métodos de lo exitosos, no podemos encontrar, muchos elementos válidos para formar el nuestro.
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De Stanislavski a Nosotros - Alberto Castañeda Guantanamo
Copyright © 2020 por Alberto Castañeda.
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Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.
Fecha de revisión: 09/07/2020
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Fax: 01.812.355.1576
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ÍNDICE
43903.pngINTRODUCCIÓN
EL ESCENARIO
EL MÉTODO
CUANDO LA ACTUACIÓN ES UN ARTE
ACCIÓN
IMAGINACIÓN
CONCENTRACIÓN DE LA ATENCIÓN
RELAJACIÓN Y DESCANSO DE LOS MÚSCULOS
UNIDADES Y OBJETIVOS
FE Y SENTIDO DE LA VERDAD
MEMORIA DE LAS EMOCIONES
COMUNIÓN
ADAPTACIÓN
FUERZAS MOTRICES INTERNAS
LA LÍNEA ININTERRUMPIDA
EL ESTADO INTERNO DE CREACIÓN
EL SUPER OBJETIVO
EN EL UMBRAL DEL SUBCONSCIENTE
BERTOLD BRECHT Y CONSTANTIN STANISLAVSKI
MANERA DE EPÍLOGO
BIBLIOGRAFÍA
BIOGRAFÍA
42873.pngDesde hace mucho tiempo he venido teniendo las motivaciones para hacer un análisis sobre el método de Stanislavski. Y lo creo necesario, con el fin de hacerlo más accesible, sobre todo a actores y directores noveles.
Aún subsisten errores de interpretación o juicios incompletos sobre algunos tópicos del trabajo de ese gran maestro ruso, que, a mi juicio, se han tomado a la ligera, y no ubican en su especificidad el contenido y forma de su método de formación de actores.
Me refiero, entre otras, a declaraciones ocasionales de algunas celebridades del mundo del teatro, y voy a poner sólo dos ejemplos: en cierta ocasión un grupo de actores y directores reunidos con el gran director alemán Bertold Brecht, le preguntaron si su método negaba a Stanislavski. A lo que Brecht respondió:
-Digamos que vamos al mismo lugar por distintos caminos.
Como vemos, es una frase para escudriñar. Y lo primero que salta a la vista es que se está refiriendo al trabajo de dirección, no al de actuación, porque Brecht sí sabía y valoraba cuánto debía su trabajo al método de actuación de Stanislavski.
Él estaba consciente de se debía ver al director del Teatro de Arte de Moscú en dos vertientes muy bien definidas: Stanislavski el director y Stanislavski el pedagogo.
El otro ejemplo es el caso del gran maestro de Actor´s Studio Lee Strasberg, quien, ante una pregunta de la prensa, dijo que Stanislavski era un ¨naturalista¨.
Y por supuesto que lo era, pero en este caso se estaba refiriendo también al Stanislavski director. De aquí que muchas personas tomen la palabra naturalista y la repitan, dándole a la calificación un sabor de culpa.
Más adelante, cuando analicemos el método de actuación y dirección, trataremos de entender a los dos Stanislavski, pero ahora me parece más importante tratar de situarlo en contexto.
INTRODUCCIÓN
43100.png¿Otro libro sobre Stanislavsky? A mi juicio, aunque hay decenas de libros sobre ese tema, el mundo necesita de muchos más.
Hace poco más de un lustro un realizador cinematográfico y profesor hindú me invitó a que impartiese durante uno o dos años unos cursos sobre el sistema Stanislavsky, en la universidad de Hyderabad donde él trabajaba. Por razones que no vienen a cuento esto no se cumplió. Pero quedó en mí la interrogante de cómo los creadores de un país de milenaria cultura, con excelentes actores formados en los secretos del Kathakali, que dominan el navarasya y los mudras, podía interesarse en un método apoyado en la sicología occidental.
Y es que, más que un método, el sistema del gran actor ruso ha demostrado su eficacia en todas las latitudes. Sin que le falten detractores, sobre todo en los últimos cuarenta años.
Cierto que han surgido muchos métodos, nuevos procedimientos que se apoyan en principios distintos. Pero lo que ningún detractor puede negar es que el concepto básico del partir de sí mismo
, la memoria de los sentidos
y el método de acciones físicas
son garantía –talento mediante- de intérpretes sólidamente formados, capaces de trabajar en cualquier espacio, el cine y los medios, así como de responder positivamente a la más novedosa de las poéticas escénicas.
Stanislavsky alguna vez advirtió que los actores, haciendo cine, encontrarían en su interior una verdad mayor que los que entonces se dedicaban solo al teatro. Y no se equivocó. El ojo de la cámara y el micrófono no permitían excesos gésticos ni verbales. Y el cine, entonces, enseñó algo al teatro.
Por algo surgieron, en los años de la muerte del maestro, no solo excelentes instituciones soviéticas, sino también en la década del treinta, en Estados Unidos, el Group Theatre, con Lee Strasberg; luego Actor’s Studio, escuela fundada por Elia Kazan, al que se incorporaron después el propio Strasberg y Stella Adler, hoy dirigido por Al Pacino, Ellen Burstyn y Harvey Keitel.
Influyeron no poco en América del Norte y del Sur las enseñanzas del ruso Michael Chejov., al sur del río Bravo, Stanislavsky llegó a fines de los cuarenta. No podemos dejar de mencionar, en Argentina, a Pedro Asquini y Alejandra Boero, líderes del teatro Independiente en Buenos Aires; a Seki Sano, japonés que estudió en Moscú y fundó un grupo escuela en Ciudad México. Y al director Adolfo de Luis, cubano que estudió en Actor’s Studio y trasladó esas enseñanzas a la isla.
Tomemos precisamente el caso de la enseñanza de la actuación en Cuba, lo que me es más cercano. Durante más de cincuenta años, en los más reconocidos grupos teatrales, en las escuelas de nivel medio y en la universidad de las artes, se ha reconocido el sistema como el pilar básico de la formación del intérprete, si bien en versiones diversas impartidas por maestros rusos, argentinos, estadounidenses y cubanos, y no sin arduos debates sobre su pertinencia e incluso con rechazos por parte de obstinados promotores de la experimentación y de la libertad total del actor en ciernes durante el proceso educativo, todo lo cual considero loable y ventajoso, porque ha propiciado la decantación selectiva y la actualización permanente de los programas de estudio, así como la estabilización de un cuerpo de profesores que sin duda alguna pueden calificarse de maestros, tanto en la actuación, como en el decir y la expresión corporal, como Armando Suárez del Villar, Raúl Eguren y Miriam Izada –ya fallecidos-; Verónica Lynn, Corina Mestre, Fernando Hechavarría, Ana Rojas, Elena Álvarez o Masiel Dueñas, respetados por todos, dentro y fuera del país. Felizmente hoy en las escuelas cubanas se fomenta durante los primeros tres años el conocimiento de las enseñanzas stanislavskyanas y después se incita y conduce al alumno a entregarse a la útil y necesaria experimentación.
Pero sin el basamento de la teoría y la práctica del genial ruso, salvo raras excepciones, no habría en la mayor parte del mundo esos actores que admiramos en el teatro, el cine y la TV. De ahí que en la India o en China, en países del medio Oriente y en África, existan escuelas donde se imparte su imprescindible enseñanza.
Bien, pues, no estamos ante otro libro más, sino ante un estudio que se caracteriza por su contemporaneidad, no solo por el lenguaje que se utiliza: también, y en mayor medida, por el propósito, la estructura y el contenido.
El propósito, la intención confesa del autor de proporcionar a actores y directores noveles una síntesis más accesible que los a veces crípticos tratados del propio Stanislavsky o de sus epígonos más cercanos como Toporkov o Vajtangov. Síntesis por cierto abarcadora, que no se da el lujo de dejar cabos sueltos.
Una estructura que privilegia lo didáctico sobre lo puramente especulativo, con una organización por capítulos que facilita el paso a paso de todo genuino y eficaz aprendizaje.
Y el contenido, avalado por años de estudio teórico y práctico, decantación de sabers y expuesto a la vez con agudeza y claridad.
Alberto Castañeda es un claro exponente del sistema cubano de enseñanza de las artes, donde una escuela de instructores no es tratada con menos rigor que las escuelas para intérpretes y directores profesionales, con un profesorado capaz, no solo por sus conocimientos de las diversas materias, sino también por su habilidad para enseñar y educar, en una palabra, formar.
Y De Stanislavsky a nosotros no es, decididamente, un libro más.
Carlos Padrón
La Habana, 2020.
EL ESCENARIO
43104.pngEn la segunda mitad del siglo XIX, Emile Zolas y Gustave Flaubert (pero sobre todo Zola, padre del naturalismo, del que hablamos), generan este movimiento de ideas influenciado por el determinismo, que fue un movimiento filosófico que situaba el desarrollo del individuo en la naturaleza y su medio socioeconómico.
Estas ideas podemos verlas en lo que Zola plantea en el prólogo a su novela ¨Therese Raquin¨, escrita en 1867, y serían la esencia de este movimiento estético en la literatura, que se convertiría en un movimiento europeo, no copiado al estilo de Zola, sino, con características distintas en cada territorio.
Para ilustrar lo antes dicho, con el objetivo de dejar un sabor a ideas claras de lo que fue el naturalismo y sus principales artífices en el mundo de entonces, mencionaré algunas figuras descollantes.
En Alemania lo impulsaron los hermanos Hauptmann, Carl y Gerhart, aunque los historiadores y críticos les atribuyen su introducción a Johannes Schlaf y Arno Holz. El más destacado y conocido, sin dudas, fue Gerhart Hauptmann. Aunque es importante aclarar que este movimiento en Alemania fue esencialmente teatral.
Verismo, fue el nombre que asumió en Italia con la principal figura, Giovanni Varga, importante novelista, cuyas obras fueron llevadas al cine y al teatro, y fue muy traducido, sobre todo al español. Acoto que fue objeto de una gran polémica su fecha y lugar de nacimiento. ¨Los Malavoglia¨ es una novela considerada por los críticos como su obra maestra.
También se destacaron, Matilde Serao y Luigi Capuana, aunque existen muchos más, considerados de menor importancia, pero que hicieron su parte en la extensión de esta idea creativa.
El excelente novelista y poeta lirico ingles Thomas Hardy es considerado el cantor del naturalismo británico. Y en el teatro se destaca especialmente el Premio Nobel de literatura en 1925 (y Oscar en 1938) George Bernard Shaw, quien aprovechó la estética naturalista del dramaturgo noruego Henrik Ibsen.
En Rusia el naturalismo es introducido por el crítico literario, periodista, lingüista y filósofo Visarion Velinski. Hombre un tanto radical, perseguido y censurado por el zarismo, ya en su lecho de enfermo irrecuperable escribe una carta a Gogol a raíz de éste publicar una Selección de cartas a mis amigos
, donde el autor de ¨La Madre¨ deja ver un abandono de la ideología que profesaba. Dicha carta es considerada la joya de la crítica literaria del siglo XIX ruso y fue seguida por el propio Gogol, Dostoievski, Goncharov, Chejov y otros.
En España nos encontramos al novelista, dramaturgo y cronista Benito Pérez Galdós, de origen canario, considerado uno de los más grandes escritores de la lengua española, con una gran producción literaria en estos campos. Otro importante exponente de este movimiento fue Clarín, seudónimo que uso Leopoldo Alas, quien escribía en el periódico el ¨Solfeo¨ a petición de su dueño, Antonio Sánchez Pérez.
Podemos mencionar también a Vicente Blasco Ibáñez, escritor, periodista y político español.
En Latinoamérica el naturalismo tuvo su representación, vinculada al indigenismo que luchaba contra la discriminación indígena.
Aquí hubo obras y nombres importantes, como, por ejemplo, en Puerto Rico, Matia González García y Manuel Zeno Gandía. ¨La charca", novela de este último (donde incluso la naturaleza se perfila como un personaje más) el autor ataca la marginación, el abandono, la exclusión.
Debemos mencionar igualmente al chileno Augusto de Halmar, a las peruanas Clorinda Matto (cuya novela Aves sin nido
, fue coronada con el éxito), y Mercedes Cabello. Su novela ¨Blanca sol" causo controversias.
Otras obras del continente a citar seria ¨Música sentimental, del argentino Eugenio Cáceres, que presenta a las clases privilegiadas en decadencia. En México, Vicente Riva, Ángel del Campo (con su seudónimo de ¨Micros¨) y tambien el autor de la célebre novela
Santa", Federico Gamboa.
En Cuba nos encontramos con Carlos Loveira, con su novelas ¨Inmorales,
Generales y doctores,
Los ciegos,
La última lección y
Juan criollo, junto a Miguel de Carrión, y su novelas
La esfinge,
Las impuras,
Las horradas y
El milagro".
La llegada tardía del naturalismo a los Estados Unido deja ver muy poco, según historiadores y críticos, y se pudiera mencionar Una tragedia americana
de Theodore Dreiser y el periodismo de Truman Capote.
El naturalismo se va perfilando como una fuerte corriente universal, desde la segunda mitad del siglo XIX hasta nuestros días. Se considera un movimiento estético como derivación del realismo, y ambos constituyen una reacción contra el romanticismo. El naturalismo y el realismo se parecen tanto que en ocasiones existen confusiones entre elementos de uno y de otro.
Algunos tópicos no entran mucho en discusión, como, por ejemplo, que el realismo es más descriptivo y representa a las clases poderosas, mientras el naturalismo abre el espectro social en toda su complejidad y es mucho más crítico.
A finales de ese mismo siglo XIX nace un movimiento literario de vanguardia, de importancia vital para el teatro moderno: el simbolismo. Este movimiento tomó como bandera el ir en contra de la declamación, la falsa sensibilidad, la descripción objetiva y hasta de la enseñanza. Para ellos, el mundo es un misterio que hay que descifrar,
El Simbolismo es movimiento que nació en Francia y Bélgica, a partir de su manifiesto publicado en 1886. A la cabeza de este intento están los franceses Jean Moreas, Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire y el norteamericano Edgar Allan Poe, entre otros.
Pero para el teatro, específicamente, nace la ¨pausa¨, resultando tan o más importante que el texto mismo en determinadas circunstancias.
Antes de la pausa, en el teatro clásico, el texto se escribía en versos, con un ritmo interno y externo que no podía romperse, y la pausa resulto ser el momento más importante para el público poder comunicarse con la interioridad del personaje. El público pudo buscar las intenciones escondidas detrás del texto en la pausa.
La conciencia organiza las ideas, cargando las palabras con las intenciones necesarias, con la calidad e intensidad de las emociones. Dicha calidad, tiene que ver con el modo de decir y la intensidad con las proporciones en las respuestas o argumentos, aunque también juegan su papel la personalidad, los valores cognitivos, etc.
Esto de alguna manera el actor lo va a reflejar en sus expresiones físicas: de ahí la importancia de la pausa, fructífera para enriquecer el fenómeno de la comunicación actor-publico. Antes de la pausa, existía el aparte. El aparte era el momento de sinceridad del