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La Increíble Historia Del Supertorero, Su Caballo Nostradamus Y El Toro Minotauro
La Increíble Historia Del Supertorero, Su Caballo Nostradamus Y El Toro Minotauro
La Increíble Historia Del Supertorero, Su Caballo Nostradamus Y El Toro Minotauro
Libro electrónico290 páginas4 horas

La Increíble Historia Del Supertorero, Su Caballo Nostradamus Y El Toro Minotauro

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En ambiente buclico nicaragense, en Las Segovias, nace un nio predestinado que sera el mejor rejoneador: Dario Silverio.
De origen humilde, desciende de Abderraman I, Gran Califa de Andaluca. Su bautizo, refleja la vida campesina, sus costumbres, lenguaje, comida, msica e idiosincracia.
En una corrida taurina, revela sus habilidades de rejoneador y jinete.
Nace su Pegaso, Nostradmus, que cambiar su vida y lo remontar a la fama mundial. Su vuelo transatlntico es una hazaa mtica. Se convierte en un hroe:
Sus aventuras, buenas obras y hazaas, lo catapultan a la inmortalidad. Es el primer Super Hroe Latinoamericano: El Super Torero!
Alfonso N. Lovo
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento14 dic 2017
ISBN9781506522852
La Increíble Historia Del Supertorero, Su Caballo Nostradamus Y El Toro Minotauro
Autor

Alfonso Noel Lovo

Alfonso Lovo es un msico-instrumental muy verstil, que puede ir desde el flamenco y blues acstico de guitarra, al blues elctrico y piano de jazz. Su primer disco fue Terremoto, Richter 6.35, y seguido por combatientes de la libertad en la dcada de 1980. l est en su madurez como msico, y esto fue demostrado por su performance en el Festival Ro Loco en Toulouse, Francia, el 14 de junio de 2014. Ahora es la liberacin en 2015, To Blues or not To Blues, incluyendo, EL Cadejo, una mezcla muy interesante de Nica Son, con palabras en ingls, una msica muy diferente. Tambin su Black Hole Blues, que nos recuerda el derrame de petrleo en el Golfo de Mxico, Flamenco Blues, y otros temas migratorios, como Miami Beach Boogie, Auto Deportacin, prometen golpear muy fuerte con el pblico. Lovo escribe canciones que reflejan y convergen con los tiempos, a veces muy por delante de los tiempos. Su tremendo xito La Gigantona lbum lanzado por Numero Group, ha hecho olas en la BBC Radio de Londres, incluso Gilles Peterson, ha sido un verdadero fan de la msica de Alfonso. Muchos artculos en la revista Relix, Dusted Magazine, y muchos ms, que realmente lo puso en el mapa de la msica. El lobo siempre est detrs de algo nuevo como parece!! www.alfonsolovoband.com

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    La Increíble Historia Del Supertorero, Su Caballo Nostradamus Y El Toro Minotauro - Alfonso Noel Lovo

    Copyright © 2017 por Alfonso Noel Lovo.

    Arte de portada: Isabel Ortuño

    Fotografias:

    1. Donald Gaitan

    2. Yusnel Suarez

    3. Carmen Martinez Bordiu

    4. Jaime Lacayo

    5. Claudio Lovo

    6. Leonor Lovo

    7. Patricia Richter

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2017917339

    ISBN:             Tapa Dura                 978-1-5065-2287-6

                 Tapa Blanda              978-1-5065-2286-9

                            Libro Electrónico   978-1-5065-2285-2

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 13/14/2017

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    ÍNDICE

    Prologo: Héctor Darío Pastora,

    Presidente Movimiento Mundial Dariano

    Introducción

    Capítulo I                  Génesis del Supertorero

    Capítulo II                 Primeros momentos, ¿qué nombre le ponemos?

    Capítulo III                Minotauro y su genética

    Capítulo IV               ¿Por qué Abderramán I?

    Capítulo V                 El Caballo y Darío Silverio, su afinidad

    Capítulo VI               Darío Silverio: El rejoneador

    Capítulo VII              La Fama y sus consecuencias.

    Capítulo VIII             Nacimiento de Nostradamus

    Capitulo IX                Doña Maura Chunchilla, y su mundo de negocios

    Capitulo X                El Vuelo de Nostradamus

    Capitulo XI               Nace el Minotauro en México

    Capítulo XII              El vuelo de prueba de Nostradamus

    Capitulo XIII             De Poneloya a Jerez de la Frontera, entre nubes

    Capítulo XIV             Adiós a Nicaragua.

    Capítulo XV              El Gran Vuelo del Nostradamus

    Capítulo XVI            La Alternativa del Supertorero en Lisboa

    Capítulo XVII           La Muerte Acecha

    Capitulo XVIII          Sevilla tuvo que ser

    Dedicada a mi esposa Leonor, quien siempre ha creído en mis habilidades literarias, a mis hijos María Leonor y Alfonso y especialmente a mis padres, Alfonso Lovo Cordero y Teresita Blandón de Lovo, quienes han sido mis mayores admiradores. Al fin de la novela, pues me han nacido 3 nietos, Alfonso Madrid y Matteo Alejandro, y Massimo Ángel, y a mi nuera, Terri, esposa de Alfonso.

    Los personajes y hechos retratados en esta novela son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia

    Alfonso Noel Lovo

    Prologo:

    Héctor Darío Pastora, Presidente Movimiento Mundial Dariano

    Alfonso Noel Lovo, consagrado compositor y músico nicaragüense de vasta trayectoria y de reconocida universalidad, en los escenarios de América y Europa en los conciertos de Rock y de Latin Jazz, irrumpe con deslumbrante originalidad en el Género literario de la novela con su característica erudición cosmopolita.

    Su título: La increíble historia del Supertorero, su Caballo Nostradamus y el toro Minotauro

    Sus dieciocho capítulos son un novedoso cóctel de realismo mágico épico, que va más allá de lo fantástico, en un contexto humano, que tiene como escenario de su génesis, un entorno bucólico de la tierra natal del autor, punto de partida de amenos episodios, rutas geográficas, relatos históricos, hazañas taurinas y de vuelos impensables.

    Antes de adentrarme al corpus de la cautivante obra, propia para un guion cinematográfico, leo que está avalada con una emotiva dedicatoria a sus seres amados, incluyendo sus tres nietecitos. Acometo esta presentación con respeto y admiración a la personalidad polifacética de Alfonso Noel Lovo, ilustre hijo de la Patria de Rubén Darío, huésped artístico de la Casa Blanca en Washington D.C. en la administración del Presidente Ronald Reagan. Su vasto currículo es inspirador, admirable. Aún resuena en el Festival de Rio Loco, Toulouse, Francia, su concierto con virtuosos de la música como Chepito Areas, del grupo Santana, heredero de Tito Puente. Entre sus vínculos, Carlos Santana, Mario Moreno, ‘Cantinflas’, (q.D.g.), Paco de Lucia, (q.D.g.), y otros notables artistas contemporáneos.

    Me gusta interactuar con el lector cuando inicio la aventura de la presentación de una novela epónima. He de ser sincero, en el caso de La increíble Historia del Supertorero, su caballo Nostradamus y el toro Minotauro, me cautiva su narrativa, escrita con el ritmo poético y musical de su autor, pletórica de imágenes mitológicas, autobiográfica por los nombres, circunstancias y lugares en que se desarrolla. El titulo anuncia que se trata de un superdotado del arte taurino, el protagonismo del caballo Nostradamus y del toro Minotauro, que nos transportan a diversos escenarios y a un laberinto de expectación en sus capítulos estelares, que se inician con el nacimiento del Supertorero, el Teseo mitológico nicaragüense, en la Quebrada de los Rincones camino a Pueblo Nuevo, casi al llegar a las Brisas, y a la hacienda Santa Ana, al norte de Estelí, Nicaragua. La revelación del nombre de Darío Silverio, es una genial apuesta y marcan su destino, así lo concibió el cerebro de su autor, su ser literario y su inevitable reverencia a su paisano segoviano el Poeta Rubén Darío y sus huellas líricas en Pegaso o en Goya.

    Y Silverio por la última leyenda de la época de oro del toreo mexicano, Silverio Pérez, inmortalizado por Agustín Lara. El nombre se escogió en lides coloquiales y fiestas campesinas, sin faltar el guaro y la mazurca, que marcan el destino profético del niño predestinado, Supertorero.

    He de enfatizar que el autor es un virtuoso del pentagrama, además de poeta y escritor, lo reafirma su recurrente acervo académico. El Capítulo III, alusivo al Minotauro y su genética, nos conduce con riqueza de datos históricos sobre el origen del Bos Taurus de Lidia, el temible Miura, de España y América, y del caballo Lusitano o Ibérico, del rejoneo. La epopeya de Abderramán I, ilustra nuestra mezcla con la raza árabe y destaca dicho nombre en el capítulo cuarto, que debemos leer con avidez. Es importante la genética de Darío Silvestre, por razones las que hay que digerir, porque conllevan nobleza, bravura, belleza y agresividad.

    Darío Silverio, su genealogía es todo un tratado. Hasta el momento hemos omitido los nombres de los progenitores del Supertorero, Lupita Urbina, su madre y su padre, conocido como el Chele Sevilla, que reciben el favor del compadre y mecenas de su entorno social. Lo demás requiere nuestra atención y curiosidad. Sin duda el capítulo V, es fascinante, es el nacimiento de las futuras hazañas de Darío Silverio, siendo su primera proeza, domar al estilo de Alejandro Magno, el famoso caballo Quiromántico de Don Roger, Hípico, y Alcalde de León, hombre muy rico. El desfile de nombres de personajes, de fiestas patronales, presencia de actores serios y folklóricos, hace de la novela un derroche de bebidas, cususa y sabores autóctonos de nuestra cocina nacional. La otra epopeya de Darío Silverio, es salvar de la muerte a Margarita, su Musa, en un arrebato suicida, que le consagra como El Rejoneador, el torero a caballo, en un espectáculo taurino en Juigalpa, Chontales. Esta acción heroica y humanitaria marca el destino triunfante de Darío Silverio. La Peña del Tigre, Poneloya, León de Nicaragua, es uno de los olimpos de inspiración del autor y cuna de Nostradamus, caballo alado, un impresionante Pegaso contemporáneo que tiene su Belerofonte, Dario Silverio. Domador del corcel de cascos de diamantes. Otras de las emociones de la novela, reside en el capítulo X, el Vuelo de Nostradamus, nombre asociado a Michel de Nostradamus, (1503-1566), astrologo Francés de origen Judío, que vaticina el fin del mundo en 3792. Nostradamus había nacido con las alas de Pegaso, el caballo mitológico de Belerofonte, hijo de Zeus y Medusa, es el caballo volador, tiene su cuartel general en la Peña del Tigre, donde alza vuelo y aterriza en los campos de Granada, Estelí, y otros parajes de la Patria. Se invoca en esta coyuntura fantástica el nombre de Charles Lindbergh, el famoso Aguila Solitario del primer vuelo transatlántico, que fue el primero en volar a Managua, Nicaragua en 1928.

    La comparación de las alas mecánicas, con las alas mitológicas de Nostradamus, nos da la dimensión surrealista del tema. La novela nos lleva al clímax etéreo, como es el vuelo de prueba de Nostradamus a San José de Costa Rica, donde vive la más peligrosa aventura, salvando a su jinete Darío Silverio por sus facultades telepáticas y por el signo infalible del arco iris Guadalupano, regresando a su base de León de Poneloya y Santa Ana, presto al viaje transatlántico, esta vez a Jerez de la Frontera, entre nubes. Cuando Nostradamus volaba, tenía la misma característica de Pegaso, pues movía sus patas simultáneamente que batía las alas, entonces parecía que corría en el aire y galopaba sobre las nubes El novelista no solo ubica los vuelos en el Pacífico de Nicaragua, en este portentoso viaje a España, Nostradamus baja a Bluefields, donde reciben honores, presididos por el Alcalde Mr. Hodgson, sin faltar la visita al paraíso turístico de Corn Island, sitio del inicio en su viaje a lo desconocido. Esta travesía era la expectación de los árabes, del Sultán de Omán, de los ingleses, de los sevillanos. Nostradamus es noticia global, también Darío Silverio y su séquito de personajes. En su itinerario a España, estuvo República Dominicana. Luego, aterriza en Lisboa, Portugal, capital del Rejoneo, sede inaugural de su viaje transoceánico, Europa los esperaba con admiración y el mundo estaba a sus pies. El porqué de ese delirio hay que leerlo y disfrutarlo. Como le sucede a los toreros, deportistas, y artistas famosos, la adulación de las damas, le abunda, y en sus múltiples aventuras amorosas, la genética de Abderramán se expande.

    Todo Lisboa habla del rejoneador nicaragüense y de su caballo volador, incluyendo los medios de prensa más cotizados del planeta. El sorpresivo atavío del Supertorero, al estilo del vaquero nicaragüense, es otro asterisco, como lo es Nostradamus, que salva la vida de Darío Silverio de ese toro mexicano, que en el capítulo de su génesis, nos interna en el increíble universo de la Tauromaquia mexicana, el mundo del Minotauro. Llegando al último capítulo, el XVIII, Sevilla tuvo que ser, arribamos al sorpresivo epílogo de una impresionante novela que corona un notable esfuerzo creador del autor en el arte de la Tauromaquia, rara invención para deleite nuestro.

    ¡OLE, OLE, y OLE!

    Miami, Florida, U.S.A. Agosto de 2017.

    Introducción

    Siempre en mi vida artística, me he dedicado a la música, guitarra y piano que me apasionan, y en literatura, las poesías. He escrito más de trescientas, pero como son de diferentes géneros y muy controversiales, nunca ha publicado un libro de poesías. Muchas son epitafios, otras a mi esposa Leonor, otras a mis hijos, nietos, padres, y una gran cantidad, críticas a políticos, y personajes famosos de la historia. Pero nunca se me había ocurrido escribir una novela. Y aun no sé cómo se me ocurrió.

    En mi mente siempre había estado desde hace mucho tiempo revoloteando la idea de crear un superhéroe que fuera latinoamericano o hispano, como nos dicen ahora, que envolviera de alguna forma nuestra cultura, nuestras costumbres, y nuestra idiosincrasia. En todo lo demás, las novelas, telenovelas, películas, el estereotipo del latino excesivamente negativo: Dictadores, narcotraficantes, pistoleros, donjuanes, y de los pocos que recuerdo de mi juventud que tenían imagen positiva eran El Zorro, héroe México-Americano de California, y Santo El Enmascarado de Plata un luchador Mexicano de la vida real, pero no se conforman a la definición un superhéroe: No volaban, ni tenían poderes supernaturales.

    Los demás superhéroes, son Griegos, como los mitológicos Aquiles, Teseo, Hércules, Perseo, y últimamente los Norteamericanos como Superman, Aquamán, Ironmán, Linterna Verde, Flash, El Hulk, Wolverine, Supermujer, Gatubela, Batman y otros que existen en la literatura popular y ahora hechos películas de Hollywood.

    Estos son superhéroes, que vuelan, o tienen vista de rayos X, nadan horas bajo el agua, o tienen algún súper-poder, cada día más complicado como ahora que hay unos que he visto que se llaman X Men. Pero ninguno de todos los mencionados es Latinoamericano. Todos son Angloamericanos.

    En México nació el Chapulín Colorado en la Televisión, que es una parodia de un superhéroe, que en realidad, no tiene súper-poderes y es más bien un personaje cómico, bordeando en lo ridículo, simpático, con gran éxito comercial y cultural para niños, que tenía como slogan ¿Ahora quién podrá defenderme? Pero, de superhéroes latinos, nada aun.

    Y por que no un Superhéroe Nicaragüense? Nosotros somos gente de alta capacidad inventiva, somos internacionalistas: Rubén Dario que siendo un hombre de origen humilde y campesino de mi país, ha colocado en la cima, del pensamiento y la literatura mundial.

    Rubén es reconocido y famoso de una forma tal que en casi todas las ciudades capitales del mundo sea Paris, Buenos Aires, México, Madrid, Bogotá, Santiago, Miami, y otras, siempre hay una plaza, calle, avenida, o un parque o monumento con el nombre de gran Bardo Nicaragüense.

    Igual ha pasado en otro ámbito con Sandino que se ha convertido en un icono de los movimientos revolucionarios del mundo, algo así como un Pancho Villa, por su posición política y resistencia en contra de los Estados Unidos. Y así ha habido otros nicas, como Alexis Arguello, gran campeón de Boxeo, mi gran amigo y Denia Martínez, Pitcher de Beisbol, que han alcanzado la fama mundial, a pesar que vienen de un pequeño país incrustado en el centro de Centroamérica.

    En música, pues está el famoso José ‘Chepito’ Areas, otro nicaragüense que alcanzo el Rock N Roll Hall Of Fame, por su ritmo y percusión y ser fundador del famosísimo grupo Santana. En pintura tenemos a Armando Morales, el consagrado artista de Granada, de fama mundial, y en la historia antigua a la heroína Rafaela Herrera que en su juventud derroto al famoso Horacio Nelson, quien ya siendo un Almirante, derroto a Napoleón Bonaparte en Trafalgar.

    Mi superhéroe, El Supertorero, es un nicaragüense, como yo, del área donde yo pase mi niñez, el norte de Las Segovias, es un joven campesino, y a pesar que no tenía súper-poderes, tenía súper-habilidades, su caballo era un Pegaso, y que tenía poderes mitológicos, como todo superhéroe tenía la misión de hacer el bien a sus semejantes, se enfrenta a las fuerzas del mal, y sale vencedor. A todos los nicaragüenses, nos ha influenciado la frase de Dario: ‘Si la patria es pequeña, uno grande la sueña.’

    Esta novela la comencé a escribir en un hotel en la Playa de San Juan del Sur, con mi esposa Leonor, en una vacación, y la terminé en Miami 6 años después. Al empezar no sabía cómo se desarrollaría, pero fueron naciendo e interactuando los personajes poco a poco de una forma improvisada y casual. Pero a medida que iba ahondando el tema, se me iban ocurriendo las aventuras de mi superhéroe, el Supertorero, y los personajes que se engranaban todos en su vida excitante, azarosa y triunfante. Ahora la leo, y me parece que fuera escrita por otra persona dentro de mi ser. Espero que algún día se convierta en un personaje de una película de Hollywood, pues sus múltiples aventuras, son ‘DE PELICULA’ como dice el cliché. No les digo más, lean y disfruten de mi primera novela, que es el fruto de mi imaginación para Ustedes, queridos lectores.

    Alfonso Noel Lovo, Miami, 25 de Agosto de 2017.

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    Capítulo I

    Génesis del Supertorero

    Era una de esas mañanas increíblemente soleadas y brillantes, en la Quebrada de los Rincones camino a Pueblo Nuevo, casi al llegar a Las Brisas, y a la Hacienda Santa Ana, al norte de Estelí, Nicaragua. Las codornices se levantaban en pequeñas manadas, igual que las amarillas mariposas, de los pastizales, cuando el caballo colorado de Nicolás Urbina, ‘Colacho’, como le decían, rompía las olas de zacate Jaragua, con sus rojas semillas, ya maduras, y navegaba entre ellas, como un barco en el agua. Colacho iba apresurado pues ya era hora del parto de su hija, la Lupita, y anoche había estado con dolores de vientre y contracciones, y sus pezones, ya destilaban chorritos de leche, igualito a las vacas coloradas de Santa Ana cuando estaban por parir. Colacho traía en su alforja, unas cuajadas, un dulce de rapadura, y una botella de miel.

    La comadrona Doña Eulalia, ya se acercaba bajando una loma, con su delantal blanco y su pelo recién lavado, brillante, y muy limpia, olorosa a jabón del de la tiendita de la Rosita Almendárez en Pueblo Nuevo. En el rancho de la cocina, estaban calentando agua, para desinfectar los trapos que iban a ser usados para la parturienta. Una botella de guaro lija, se balanceaba colgada de una de las soleras de la casita principal, con sus rojas tejas de los artesanos de la comarca, y varias gallinas multicolores corrían tratando de esquivar las embestidas del gallo giro que le había regalado a Colacho, el viejo Don Pastor Quijano, el administrador de Santa Ana. Un perro orejón, color miel quemada, medio flaco estaba acostado en el piso de tierra del corredor de la casita, el Manolete, era un buen perro venadero, pensó Colacho al entrar a su casa, donde estaban reunidas las cuñadas, su suegra, su mujer, y en el centro de la habitación la cama con la Lupita, gimiendo, gritando, llorando, por los dolores del parto.

    ´Denle un pijazo de guaro´ dice Colacho a la suegra, Doña Leocadia, que sin muchos dientes mascaba un puro chilcagre, negro, de esos enrollados, en Palacagüina, ´No ven que está con dolores´, mientras agarra la botella colgada de la viga, le quita el olote que servía de tapón, y para calmar los nervios se echa un trago que le puso los ojos rojos, y la voz melosa, casi un cuarto de botella. Su esposa, la Francisca, le dice ´Colacho, no comencés a beber guaro tan temprano, niño, no fregués, mejor bebete un café que esta sabroso’. El olor del café de Dipilto permeaba todo el ambiente, y su aroma era hipnótico, calmante, profundo y eso le daba a todo un perfume característico de las mañanitas de Nueva Segovia, olor a finca, y Colacho dándole la botella a la Lupita, le dice, mejor termínatela vos, hijita, yo me voy a tomar un cafecito.

    De una servilleta que traía amarrada a su delantal, la Francisca, se saca unas semitas rellenas, con dulce de rapadura y queso, que le llevaron del Ocotal para el acontecimiento sus hermanas, la Carmencita, muy blanca y ojitos verdes, y la más morenita pero bien pizpireta, la Conchita, a quien celaba secretamente, pues veía los ojos de zorro de su Colacho, como se bizqueaban para no verla directo, cuando esta enseñaba las piernas bien torneadas, y las hermosas tetas al agacharse a servir el café. ‘Gracias Conchitá’, le dice Colacho, ‘que café más rico haces vos, te deberías de venir a vivir acá, yo te mantengo.’ ‘Idiay, Colachó, ¿y con que me vas a mantener?, dice la Conchita en son de broma, riéndose, y mostrando la blanca hilera de perfectos dientes, que contrastaban con su morena piel. La Francisca se pone seria de ver todas las bromas entre su hombre y su hermana joven, y bonita, y agarra la botella de guaro y se da un trago grande que le calienta las orejas, y la pone más celosa, y dice: ‘No jodan los dos ya me tienen encachimbada, que les pasa, quieren dejarme como la vaca Guzerat, esa cachuda de Jamailí? Y agarrando una cutacha Collins del tabanco, la blande y le dice a Colacho en broma pero con cara de seria: ¡Te voy a capar así como caparon el toro pinto de don Octavio por andar de cogedor, dejá a mi hermana en paz¡ Y vos Conchitá tené cuidado de este jodido no me lo alborotes, que es como el burro Abraham de don Roger, no respeta nada, y en una de esas te la zampa! ¡Y entonces los macheteyo a los dos!

    En esas estaban cuando un grito desgarrador de la Lupita tan fuerte que se oyó retumbar en eco en todas las lomas desde Ceniceras hasta la Quebrada Arriba. ¡AAAAAAAYYY!!! Y en ese grito se oía, la desesperación, la culminación, y el clímax de su embarazo, que ya llegaba a su final, y después un corto silencio, un jadeo, un suspiro, un bramido casi animal, luego se escuchó el llanto de una criatura que es un sonido inconfundible en medio de la algarabía de las tías, abuelas, parteras, hermanas, y un grito de alegría de Colacho, ¡empippiiiia!, !Nos salió varoncito el nieto Lupitaaa! !Es Huevón¡

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    Capítulo II

    Primeros momentos, ¿qué nombre le ponemos?

    El niño era morenito lavado, ojitos claros muy vivaces, pelo café, larguirucho, carita fina, y su cabeza grande y bien proporcionada, con una mirada como de un gato buscando ratones, viendo a todos lados, y buscando la mirada de los que asombrados lo veían, tan vivo y despierto desde que nació, hacia escasos dos minutos, y mientras le cortaban el cordón umbilical, y le limpiaban la sangre materna, y atendían a Lupita, lo agarro su Tía Carmencita, que era profesora de gramática y literatura en el Instituto del Ocotal, y dice: ‘Vos te vas a llamar Darío Cervantes, amorcito, y vas a ser escritor famoso, mi muchachito’. ‘No, Carmencita, le dice Colacho, eufórico por el guaro lija, pongámosle Manolete, o Silverio, que esos son nombres de toreros, esos sí que son nombres de triunfo, y cuando este grande, será más famoso que cualquier escritor, la gente lo vera en las Plazas

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