Leyendas del Amazonas
Es como si la superficie de la Tierra se resistiese a descubrirse del todo. El colosal enjambre de la jungla amazónica aún guarda secretos en el tecnológico siglo XXI. En medio de la espesura habitan especies de fauna y flora desconocidas y tribus prehistóricas envueltas en una frondosidad tan densa que esquiva las incursiones de drones y satélites. Las rarezas de la desbordante naturaleza del llamado pulmón verde del planeta tarde o temprano acaban siendo escrutadas y clasificadas. No obstante, algunos signos de presencia humana siguen sin hallar explicación e inevitablemente se ven abocados a alimentar las innumerables leyendas que este mundo laberíntico ha inspirado desde que en 1542 el gran río fuera surcado por primera vez por un europeo: el explorador extremeño Francisco de Orellana (1511-1546).
Aquel épico tránsito dio comienzo cuando este capitán nacido en Trujillo y sus hombres se desligaron de la expedición que, bajo el mando de Gonzalo Pizarro, hermano menor del famoso conquistador, había partido de Quito en busca del País de la Canela. Se trataba de otro mito más entre los muchos relacionados con el oro que estimularon el afán expansivo y la codicia de los invasores y que se ubicaban en aquella inmensa
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