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Aconcagua: La Novela
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Libro electrónico203 páginas2 horas

Aconcagua: La Novela

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En la ciudad de Manchester, nace en 1866 Jacobo Foster II, personaje que se transforma en pagador de las obras de construccin del Ferrocarril Trasandino. Por su bien vestir los obreros y empleados le llamaban El Futre. A principios del siglo veinte, muere trgicamente en la cordillera de Los Andes y renace como fantasma.

Una expedicin internacional de doce escaladores guiados por el espaol Fernando Garrido, y los argentinos Mijel Lotfi y Andrs Jones, enfrentan las vicisitudes climticas y de la altura durante una clsica ascensin por la ruta Normal. El profesionalismo y la gran experiencia de los guas logran superar los mltiples inconvenientes que se presentan a los participantes, pero no es suficiente para frenar la desercin de algunos de ellos.

El Futre hace sentir su presencia en momentos clave infundiendo confusin y temor, pero tambin develando aspectos de su propia historia y personalidad.

Las caractersticas geogrficas del Aconcagua se muestran en todas sus variantes y exponen las razones por las cuales es uno de los atractivos del montaismo mundial.

Durante el trayecto de la expedicin, se suceden acciones y encuentros de personajes que ilustran con gran realismo, los sabores y sinsabores que enfrentan cotidianamente los usuarios de tan peculiar escenario natural. Las escenas culminantes del ascenso, develan fortalezas y debilidades de los participantes, incluyendo una reflexin final sobre la importancia del reencuentro con su propia identidad en aquellos que por diversos motivos les haya sido menguada, ya sea: por exilio, por migracin voluntaria o por crmenes de lesa humanidad.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento19 jul 2011
ISBN9781617649509
Aconcagua: La Novela

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    Aconcagua - Angel Ernesto Tetilla

    ACONCAGUA:

    La Novela

    ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA

    Angel Ernesto Tetilla

    Copyright © 2011 por Angel Ernesto Tetilla.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso

    de EE. UU.:                                                               2011930342

    ISBN:                  Tapa Dura                          978-1-6176-4949-3

                                Tapa Blanda                       978-1-6176-4951-6

                                Libro Electrónico               978-1-6176-4950-9

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Diseño de portada y foto de autor: Mariano Framarini

    Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

    Para pedidos de copias adicionales de este libro, por favor contacte con:

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Llamadas desde los EE.UU. 877.407.5847

    Llamadas internacionales +1.812.671.9757

    Fax: +1.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    340220

    "Esta primera novela del autor mendocino, constituye un producto cultural que, además de promover a nivel nacional e internacional al impresionante escenario elegido, también lo hace con otros importantes aspectos de la región cuyana.

    Difunde usos y costumbres del quehacer, turístico y laboral que se desarrolla en el ACONCAGUA, (datos poco accesibles para el común de la gente) y vincula de modo sorprendente la leyenda regional del Futre con una profunda reflexión sobre la necesidad universal de las personas de reconocerse en su origen y en su identidad".

    Dra. ANALÍA VIRGINIA PONCE

    Doctora en Filosofía

    Docente en Universidad Nacional de San Juan

    *     *     *

    "En ACONCAGUA—La Novela, desfilan en el tiempo personajes reales y ficticios que, por la pluma del autor, expresan sus profundos sentimientos e íntimos pensamientos. Muestran sus capacidades, ambiciones, anhelos y desafíos, enmarcados en la montaña símbolo de la Cordillera de los Andes.

    Además, en esta interesante y original obra literaria, la majestuosidad del paisaje y su impetuoso clima, se entrecruzan con las historias personales, alcanzando lo ambiental y lo humano un protagonismo similar. Todo ello, contribuye, al fin, a lograr un fascinante relato de inigualable belleza descritiva".

    Arq. CARLOS HECTOR OLGUÍN

    Magister en Arquitectura

    Docente en Universidad de Mendoza

    Índice

    Dedicatoria

    Prólogo

    PRIMERA PARTE EL ORIGEN

    Capítulo Uno La cabeza nunca pudo ser hallada

    Capítulo Dos ¡Entonces, . . . que se haga!

    Capítulo Tres Inagotable fuente de sangre andina

    Capítulo Cuatro ¡Y güeno, po! ¡E´ la oportunidá!

    SEGUNDA PARTE EL HOMBRE NO ES SIN EL AMBIENTE

    Capítulo Uno Lo objetivo de la vida

    Capítulo Dos ¡Uuuuhhhh! . . . llegó la hora de hablar güevadas

    Capítulo Tres ¡Que máquina, Fernando!

    TERCERA PARTE LA IDENTIDAD CULTURAL

    Capítulo Uno La meta es mañana

    Capítulo Dos No sé que son esas historias

    Capítulo Tres El Bondiola, El Sancho Panza y el Catorce

    CUARTA PARTE HACIA OTROS LIBROS, HACIA EL FUTURO

    Capítulo Uno ¡Mister! ¿Usted me habló recién?

    Capítulo Dos ¡Pinche puente, mano!

    Capítulo Tres Casi cuarenta años después

    Capítulo Cuatro Esto será en otra ocasión

    Capitulo Cinco ¡Gutten Morgen!

    Capitulo Seis El color se hinchó de luz

    QUINTA PARTE LA IDENTIDAD HUMANA

    Capitulo Uno Una animosa charla

    Capitulo Dos Una nueva zona de energía en su mente

    Capítulo Tres ¿Quién es Pablo Tetilla?

    Capítulo Cuatro Hacia la vida, hacia la muerte

    Capitulo Cinco Se sentía pecador y de la peor calaña

    Capítulo Seis Fortalecían el cerrojo sicológico

    Capítulo Siete ¿Yooo…? ¿Qué hago acá?

    Nota Del Autor

    Dedicatoria

    A mis abuelos españoles:

    Francisco Tetilla y Josefa Molto

    (de San Felices de los Gallegos, Salamanca)

    Andrés Blanco y Elena Torres

    (de Castex de Ferro, Granada)

    Prólogo

    El Cerro ACONCAGUA está emplazado en una región de extraordinaria belleza paisajística, rodeada de importantes obras hechas por el hombre. Así también, contiene innumerables sucesos y epopeyas humanas que conforman la magia del lugar.

    Referidos a esta montaña, encontramos crónicas periodísticas, guías técnicas de escalada, instructivos turísticos, descripciones geográficas, historias de sus ascensiones y literatura de autoayuda También se han escrito guiones cinematográficos y una novela de autor español. Todo ello de excelente calidad. Hasta sellos postales destacan la importancia del cerro más alto del Hemisferio Sur.

    El autor irrumpe en la literatura, desde una narrativa novelesca que entrelaza tradicionales elementos fantásticos con fuertes dosis de realismo, incluyendo notas autorreferenciales de él mismo y de su familia, reflejando un prototipo de la condición migratoria de los pueblos; de la necesidad del reencuentro con sus raíces y de la construcción de su propia identidad.

    Coincidiendo en esa línea, construye con habilidad el pasado de ese curioso ente, que es el Futre, que hasta ahora no tenía un nombre conocido ni una vida pasada entre los vivos de este mundo. Desde su inventiva, ha llenado los vacios con un personaje creíble que en la novela; nace envuelto en el misterio, es asesinado como persona y vuelve a nacer como fantasma, inserto en la historia del Ferrocarril Trasandino y atrapado eternamente en la montaña mendocina. Recurrir al mismo es un acierto que fortalece la obra, construye un puente metafórico entre origen y destino, y además, contribuye así, al rescate de la tradición oral de esta leyenda cuyana.

    Además de la regeneración histórica de dicho aparecido, Angel Tetilla ha logrado introducirlo sutilmente como un personaje itinerante, en la trama de una historia mayor; independiente, donde lo fantástico sólo se presenta como un condimento de intriga y suspenso que enriquece la narrativa. Esto último es, por demás, una de las mayores cualidades de la obra.

    Encubierta en una historia de fantasía que sólo existe en la imaginación del autor, se encuentra una atrayente descripción de las actividades y de la vida misma que se desarrolla en el cerro. Aporta un extraordinario realismo en la caracterización de los guías de alta montaña y en la emblemática figura del ingeniero mendocino, cuya imagen levanta significativamente la parábola del esfuerzo para alcanzar elevados objetivos.

    Profusos detalles de ciertos aspectos técnicos y quehaceres humanos que se suscitan en la ruta de ascenso en que transcurre la ficción, brindan información fehaciente y veraz que le permiten al lector, comprender el ambiente del magnífico escenario elegido.

    Las vivencias de los protagonistas: sus ilusiones y frustraciones, sus debilidades y fortalezas, sus paradigmas morales, equilibrios sicológicos, afirmaciones de fe, agotamientos mentales y delirios, son todos prototipos emocionales que pueden estar presentes no sólo en quienes se aventuren en un intento de cumbre al Techo de América, sino también en el transcurrir de la vida misma, de aquellos que la enfrentan sin tibiezas ni mezquindades.

    Además, en ese andar, aparece una verdadera Torre de Babel, tan bien representada en los diálogos multilinguísticos, los argentinismos y modismos idiomáticos que el escritor pone en boca de los diversos personajes.

    En general, el manuscrito contiene un buen equilibrio: sustentado por una parte con bien perfilados personajes y experiencias comprobadas que importan un ascenso, y por la otra, con aportes fantásticos que incrementan la tensión narrativa. A su vez, la trama y las representaciones constituyen un interesante andamiaje para sostener; simbolismos sugestivos, alegorías relevantes y parábolas significativas.

    Por otro lado; ACONCAGUA—La Novela, contiene referencias estratégicamente distribuidas donde se brinda, desde las palabras de los personajes, o desde meras descripciones, una variada información sobre aspectos constitutivos del medio, como son: el Ferrocarril Trasandino, el túnel de la cumbre, la vida del arriero—su particular cosmovisión y lenguaje—, el mate, la belleza y exuberancia del paisaje, la desaparición de glaciares, el aprovechamiento del agua en la aridez de Mendoza, historias del cerro. Estas son sólo algunas notas sobre muchas otras que enriquecen el texto y que permiten al lector acceder a una percepción amplia sobre el fascinante cerro y su entorno natural y cultural.

    Finalmente, vale decir que el conjunto de relatos que integran la novela, son sin lugar a dudas, una combinación que, sinérgicamente, potencia las cualidades de la obra, produciendo un exultante coctel de elementos entrelazados entre lo real y lo ficticio, entre la historia y la leyenda, ofreciendo momentos para la inspiración, el asombro y la emoción.

    Dr. MAURICIO PINTO

    Doctor en derecho por

    La Universidad de Zaragosa

    Instructor Nacional de Andinismo

    Primera Parte

     EL ORIGEN

    Capítulo Uno

     La cabeza nunca pudo ser hallada

    Una visión panorámica mostraba las chimeneas de las fábricas emergiendo entre galpones, bloques abovedados de edificios industriales, algunas torres puntiagudas de edificios religiosos y tiras de casas apareadas; marcando un rítmico lenguaje de líneas, planos y volúmenes, dentro de los cuales palpitaba una actividad bulliciosa a veces, y otras de exasperante silencio. Los diversos edificios se veían tan iguales como eran entre sí los millones y millones de ladrillos rojos racionalizados, usados en su construcción.

    Las chimeneas emanaban pinceladas de humos. Desde negros profundos a todos los grises imaginables, mezclados con el gris plomo atmosférico del cielo. Partículas microscópicas navegaban por el aire y se depositaban silenciosas sobre la geometría de la ciudad; abrazaban así edificios, calles, torres, puentes y canales. También penetraban, impiadosas, por narices y laringes de todo ser viviente en ese lugar.

    Esta urdimbre urbano-industrial albergaba historias casi tan idénticas como la arquitectura misma. Las familias y las no familias comían, dormían, se aseaban, se deseaban, se amaban, se odiaban y sufrían; sufrían y tosían… y tosían. Eran los suburbios de la ciudad de Manchester, pero podrían haber sido los alrededores de Leeds, Liverpool, Londres o cualquier otra ciudad inglesa, subida al tren de la revolución industrial.

    En una de aquellas celdillas habitacionales, el 6 de junio de l866, un día espantoso de lluvia, viento y con un frío inapropiado para la época, Victoria Foster, nacida en Escocia en 1833, se aprestaba a dar a luz a su primogénito. Su pálida cara, sólo adornada con un par de ojillos muy negros y larguirucha nariz sobre la finísima boca, no mostraba señas de pertenecer a un cuerpo sometido a trabajo de parto. Su palidez y quietud eran espectrales.

    Yacía inmóvil, casi tiesa, sobre una cama metálica que sostenía un flaco colchón de lana. Sus piernas abrigadas con medias largas blancas se abrían retrayendo los talones, apuntando al techo con las rodillas huesudas. Una mujer muy delgada le hacía tacto en el bajo vientre y daba órdenes a otra, petisa y de gruesa cintura, para que se acercara a ayudar.

    Aquella mujer, que oficiaba de comadrona, de vestido negro como sus cabellos pero de enaguas, cofia y delantal blanco como sus dientes, recibió la señal al momento que calentaba agua en una enorme tetera de hierro, así como en la salamandra redonda donde se posaba. Hasta los muebles de roble oscuro de la habitación se veían grises, sólo interrumpidos en su monótono color por pisitos y carpetitas, que servían para posar objetos de loza o de metal que allí había.

    Un candil de aceite y dos gruesas velas generaban una iluminación trémula. Se sumaba la luz natural proveniente del exterior que contrastaba con los resplandores de relámpagos, que se filtraban por el visillo de la pequeña ventana del primer piso.

    Jacobo Foster—el marido—nacido en Irlanda, era un hombretón corpulento, de pelo pajizo lacio y largo hasta los hombros, nariz porosa, respingona y ancha en la base, prominente mentón y ojos negros, frente angosta marcada con dos profundos surcos y una bocona de labios agrietados que florecían entre la espesura de la barba y del bigote.

    Fumaba ansioso en la habitación de abajo, que hacía las veces de comedor.

    A los humos ya tragados en la fábrica de locomotoras, donde trabajaba como guardián del portón principal, y a los humos generales que inundaban las calles, sumaba a sus pulmones este grueso humo de tabaco, que poco bien hacía a su ya deteriorada salud. Más fumaba y más tosía.

    Ese día cumplía 66 años, y estaba por nacer su primer hijo. Hacía seis meses que supo del embarazo de su mujer y todavía no se adaptaba a su nueva situación; mucho menos podía concebir que una hora más tarde fuera padre. Simplemente esa idea no cabía en su cabeza. Eran las 5 de la tarde.

    Se le ocurrió salir a caminar dos cuadras calle abajo en busca de la taberna The Sleeping Angel donde, una vez por semana, bebía tres pintas de Guinnes para arrastrar el hollín de su garganta. La escena del local semejaba el interior de la cabeza de aquel inminente padre. Todo era confuso: casi sin luz, imposible definir límites; formas acromáticas, sin perspectiva, sin distancias, . . . sin ideas.

    El día declinó su luz, ayudado por nubarrones animados mediante algunos truenos y relámpagos. Afuera, apareció una singular escenografía, que se completaba con las figuras de dos enormes perros negros, sentados inmóviles al lado de la puerta de entrada del mísero lugar. Los animales, que lucían gruesos collares de cuero, se mantenían tiesos con sus músculos marcados. No se reflejaban en el piso mojado de adoquines. Miraban calle arriba, en la dirección que había tomado el hombre para volver a su casa.

    Por esa misma callejuela empinada, el corpulento irlandés había descendido casi una hora antes.

    Los truenos y el aturdimiento propio de Foster—aumentado por el alcohol de la cerveza que había hinchado su abdomen y turbado aun más su razón—no le permitieron escuchar el carruaje tirado por dos caballos, que bajaba por la calle empedrada.

    Pisó el lomo de un adoquín mojado y trastabilló. Al momento, sintió que una ráfaga de viento le hacía perder el equilibrio y cayó hacia el centro de la calzada.

    En ese preciso instante, un trueno azuzó a los caballos dando más ímpetu al carruaje, dentro del cual se podía adivinar, al menos, a un par de pasajeros.

    Dos caballos alazanes tiraban el coche de dos ejes. El desaborido irlandés cayó detrás de los caballos y delante de las dos ruedas derechas. Ambas ruedas, la delantera

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