La Filosofía Nazi

Por Miguel Ángel Rodríguez

Desde lo abisal del infierno de la Segunda Guerra Mundial, paradjicamente emerge, desde sus tinieblas la voz sublime de alguien que proclama una nueva concepcin del mundo en donde la unidad indisoluble alma-cuerpo, que es el ser humano y que l denomina alma racial tiene como finalidad la realizacin de los valores de la vida y de la tica, libertad, salud, honor, lealtad, etc. el sentido de la historia es para el ser humano, esa alma racial la realizacin de esos valores; los vitales y los ticos. hablar del culto a la vida y a lo moral en medio de una guerra mundial? S, as como se oye y ese es fundamento del nacionalsocialismo alemn cuya nocin ha sido deliberadamente desfigurada por los dueos mundiales del dinero. Nos referimos al ahorcado de Nuremberg: Alfred Rosenberg y su pensamiento filosfico. Por eso es esta una obra de filosofa y no de otra cosa. As un reconocimiento al genio de Rosenberg y una verdadera idea sobre La filosofa nazi exenta de mentiras intencionales que nos han inculcado.
Dios salve a Alfred Rosenberg!
Doctor en Derecho Miguel ngel Rodrguez Herrera.

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 3 may 2017
• ISBN: 9781506519623

Miguel Ángel Rodríguez

En el año de 1954, Puerto Vallarta, Jalisco, México; ve nacer al autor, el cual fue hijo de PORFIRIO y AMALIA. En la actualidad, está casado con Blanca y con dos hijos: Princesa y Miguel Ángel, médico y abogado respectivamente. Cursó sus estudios de Abogado y de Maestría en Derecho en la Universidad de Guadalajara. Es Doctor en Derecho por el Instituto de Estudios Jurídicos, dependiente de la Universidad Autónoma de México. Es Profesor en las cátedras de Derecho y de Filosofía en la Universidad de Guadalajara. Ha sido juez, presidente de una Corte Laboral, defensor público, Presidente de la Barra de Abogados y es socio de la Asociación Nacional de Doctores en Derecho. Es autor de obras de Teoría Jurídica y columnista en Diarios. En 1978 fundó un bufete jurídico denominado “Rodríguez Herrera y Asociados” y desde entonces ha dedicado su vida al ejercicio de la abogacía, a la docencia universitaria y a escribir sobre filosofía vivencial. Adoptó como a su “santo patrono” al genio San Agustín. Inaugura un nuevo género literario: el realismo vivencial, que se aleja de todo estilo convencional pues se acerca, crudamente, a la realidad cotidiana del vivir y la expresa con palabras directas, tal y como es; no como se piensa. Al presente vive en Puerto Vallarta y continúa escribiendo.

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Copyright © 2017 por Miguel Ángel Rodríguez.

Portada: Bundesarchiv, Bild 183-1985-0723-500 / Bauer, Friedrich Franz / CC-BY-SA 3.0

Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:                     2017904543

ISBN:                                   Tapa Dura                                                     978-1-5065-1964-7

                           Tapa Blanda                                                   978-1-5065-1963-0

                                  Libro Electrónico                                         978-1-5065-1962-3

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Fecha de revisión: 23/03/2017

Palibrio

1663 Liberty Drive

Suite 200

Bloomington, IN 47403

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

PARTE FILOSÓFICA

CAPÍTULO 1 FIN Y FINALIDAD

CAPÍTULO 2 EL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE

CAPÍTULO 3 EL MUNDO

CAPÍTULO 4 LA TEORÍA DE LAS

CONCEPCIONES DEL MUNDO

CAPÍTULO 5 EL SENTIDO DE LA HISTORIA

CAPÍTULO 6 LOS VALORES

CAPÍTULO 7 PARTE SOCIOLÓGICA

CAPÍTULO 8 BREVE RESEÑA BIOGRÁFICA

DE ALFRED ROSENBERG

CAPÍTULO 9 LA FILOSOFÍA DE ALFRED

ROSENBERG

BIBLIOGRAFÍA

Dedicado especialmente a:

SAN AGUSTÍN

INTRODUCCIÓN

SOBRE EL NACIONALSOCIALISMO se ha escrito a favor y en contra, con verdades, con falsedades y errores. Sin embargo, se advierte que lo escrito no es mucho y la bibliografía escasa y difícil de conseguir tal y como si se quisiera ocultar sobre un tema que se ha hecho controvertido y hasta prohibido hablar de ello.

Esta obra no trata específica y únicamente del nacionalsocialismo como un partido político, ni es elogio a raza o personajes algunos determinados. Mucho menos avanza en el terreno de la política ni hace apología a ideología alguna, sino que analiza y sintetiza el pensamiento filosófico del más grande de los intelectuales de la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, Alfred Rosenberg. Todo ello dentro del difícil marco de la Teoría General de las Concepciones del Mundo para descubrir una de las más bellas concepciones del mundo a través de lo que él llama: el alma racial.

No nos interesa la opinión imberbe o tendenciosa de aquellos detractores que sólo repiten las frases lapidarias pronunciadas por los dueños del dinero sino de ese hermoso paradigma sobre el ser humano que enuncia el filósofo Rosenberg. Queda pues acotado el tema: la auténtica filosofía nazi. Por ello se acude al riguroso método científico y se habla sólo sobre lo objetivo y jamás de patéticos slogans como el holocausto o de un Adolfo Hitler como el enemigo número uno de la humanidad.

El verdadero pensamiento nazi fue expuesto, genialmente, por Alfred Rosenberg y con esto le hacemos justicia a un hombre cuyo nombre el mundo para siempre lo quisiera borrar. La horca de Nuremberg no logró matarlo, sino que le otorgó el laurel de los pensadores mártires y ahora se levanta de su tumba desconocida para hablarnos de la belleza del ser humano compuesto del binomio indisoluble cuerpo-alma.

Este libro está dedicado a él y a todos aquellos que amen la verdad.

PARTE FILOSÓFICA

CAPÍTULO 1

FIN Y FINALIDAD

DE ACUERDO CON Aristóteles el fin se define como aquello en virtud de lo cual algo ocurre. La finalidad no es otra cosa que la orientación de un ente en su estructura y función, a un fin, en el que dicho ser encuentra su consumación esencial o el límite de su devenir. Ahora bien, para lograr un fin se requieren medios y, entonces, las categorías de la finalidad son los medios y el fin; tal y como sucede con la causa y el efecto que son las categorías de la causalidad. El fin se distingue de la causalidad en tanto que en ésta se dan, primero, un conjunto de condiciones que producen un efecto. Sin embargo, en el fin, es todo lo contrario ya que es primero el efecto, porque cuando yo me propongo un fin, me represento los efectos que va a tener, un futuro que puede que ocurra, es lo que yo quiero que se realice y para ello utilizo la finalidad y los medios.

El sentido teleológico debe entenderse como la cualidad de algo o de alguien que consiste en estar dirigido u orientado a un fin. Este sentido teleológico presupone que el fin sea asequible.

Es importante señalar que un fin puede constituir un medio para lograr otro fin y así de manera sucesiva existen fines próximos, lejanos, etc. Pero, siempre, habrá un fin último, respecto del cual todos los demás fines serán simples medios.

Aristóteles también considera que la naturaleza está dotada de finalidad y de fines. El mismo Santo Tomás, fiel seguidor e intérprete del sabio mentor de Alejandro Magno, Aristóteles, enuncia el principio de finalidad al decir: Omne agens agit propter finem (cada agente actúa para poner fin).

Hay, en efecto, diversos tipos de fin, a saber:

a.- el fin externo, aquel que se logra de hecho, en la realidad. El fin interno, aquel que se logra de acuerdo a la intención del autor.

b.- actuar conscientemente movido por un fin. Actuar ajustado a un fin, el mero actuar adecuado a un fin.

c.- fin último, cuando todos los demás fines le sirven sólo de medios.

CAPÍTULO 2

EL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE

ESTE PRINCIPIO FUE enunciado por Gottfried Wilhelm Leibniz, pero, formulado por Christian Wolff, bajo la afirmación siguiente: nihil sine ratione sufficiente. Este principio lo entendió en tres sentidos: el principio de razón suficiente de ser; el principio de razón suficiente de devenir, o de causalidad; y, el principio de razón suficiente de conocer. Cada uno de estos principios tiene su campo aplicación y así, los dos primeros principios sólo son válidos para el aspecto real o de las cosas, en tanto que el último rige para lo ideal. Sin embargo, estos dos principios primeros, no pertenecen al campo de la lógica, pero sí el tercero. Es pues evidente la novedad de Wolff de