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Colores en la maternidad: Relatos de madres primerizas
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Libro electrónico168 páginas3 horas

Colores en la maternidad: Relatos de madres primerizas

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Un emotivo libro que relata de forma íntima la experiencia de ser mamá a través de poderosos testimonios de mujeres que han pasado por el amoroso proceso de convertirse en madres. No esperes un libro académico, ni científico, ni médico, ni una guía práctica de la maternidad. Pero sí disfrutarás de un libro que nace desde el corazón de lo que se sie
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 dic 2021
Colores en la maternidad: Relatos de madres primerizas

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    Vista previa del libro

    Colores en la maternidad - Cecilia Monroy Vallejo

    Coloresenlamaternidad.png15592.jpg

    Primera edición, 2018

    © 2017, Cecilia Monroy Vallejo

    © 2018, Par Tres Editores, S.A. de C.V.

    Fray José de la Coruña 243, colonia Quintas del Marqués,

    Código Postal 76047, Santiago de Querétaro, Querétaro.

    www.par-tres.com

    direccioneditorial@par-tres.com

    ISBN de la obra 978-607-9374-83-9

    Diseño de portada

    © 2018, Diana Pesquera Sánchez.

    Se prohíbe la reproducción parcial o total de esta obra, por cualquier medio, sin la anuencia por escrito de los titulares de los derechos correspondientes.

    Cecilia Monroy es psicoterapeuta, estudió la licenciatura en psicología social y tiene una maestría en Género, ambas por la Universidad Autónoma Metropolitana.

    Tiene una especialización en Desarrollo humano y un diplomado en terapia cognitivo conductual enfocado en trastornos de la alimentación.

    Ha dado diversos talleres relacionados a la relación de pareja y el autoestima de la mujer.

    Desde que se convirtió en mamá, el tema de la maternidad y todo lo que esto conlleva le ha llamado tanto la atención que de ahí nace la idea de este libro: explorar, conocer y compartir las experiencias de otras mamás de cómo les ha ido en este cambio de vida.

    Agradecimientos

    A Diego, mi mejor amigo, mi gran amor, mi coprotagonista en la maternidad/ paternidad, mi primer editor y mi primer oído de este proyecto. GRACIAS Taylor por ser y estar.

    A Par de Tres por abrirme sus puertas, por confiar en mi proyecto, por guapearlo y sobre todo por darle luz pública. Mil gracias Patricio y Diana.

    Gran agradecimiento a las siete mamás que con gusto accedieron a ser mis entrevistadas, compartiéndome sus experiencias, anécdotas y colores en este interminable proceso y gran aventura de convertirse en mamás. A todas y cada una de ustedes GRACIAS. Gracias también por su paciencia y confianza en este proyecto.

    A Óscar y Guadalupe, Abu y Yaya, que sin su ejemplo y lo que han dejado en mí yo no podría ser la mamá que soy. Por respetarme como mamá y como hija. Por amar con todo su corazón a mis niños, por estar siempre ahí. Por alentarme a reiniciar mi vida laboral, por impulsarme a llevar a cabo mis proyectos, y por supuesto por apoyarme a publicar este libro.

    A Lely, mi suegra querida, siempre interesada y optimista en todos mis proyectos, gracias por alentarme con este libro. Gracias por la buena, ejemplar y envidiable relación que tienes con tu hijo más pequeño, mi esposo; y por supuesto de todo corazón gracias por estar siempre al pendiente de mis chaparros, tus nietos más pequeños, por el gran amor que les tienes.

    Gracias a Laura Romero quien me impulsó a ponerle punto final a este proyecto para convertirlo en libro.

    Gracias a todas las personas que han sido parte de este libro, desde los que aceptaron leer los primeros borradores, versiones y fragmentos del libro: Diego, Paty, Alejandra Velasco, Aldonza Porrúa, Rocío Ordoñana; las amigas, conocidos y familiares que supieron de este proyecto y siempre me apoyaron, Andrés, Nohemí, Paola Monsreal, Annabelle Sulmont, Mauricio González de la Fuente; y hasta a ti que lo estás leyendo ahora. Con todo mi corazón: GRACIAS

    Dejo al final, que es el principio, a Nicolás quien me inspiró a escribir esto, y a Renata quien me confirmó las ganas de terminarlo. A Nicolás por haberme convertido en mamá y por enseñarme a conocer cuan grande, incontrolable, irracional e incondicional puede ser el amor. A Renata por demostrarme que el corazón puede crecer, que el amor no se acaba, por regalarme todos los días una sonrisa sin importar qué. A los dos por emocionarme, por enamorarme, por hacerme reír, por hacerme enojar, por desesperarme, por hacerme más creativa, por hacerme más paciente (a veces). GRACIAS mi Rey de Chocolate, GRACIAS mi Princesa Caramelo por darme el papel de mi vida, ser MAMÁ, gracias por dejarme aprender de su espontaneidad, inocencia, ingenuidad, ingeniosidad, sencillez, ternura; gracias por inspirarme e impulsarme para llevar a cabo este proyecto.

    A todas las mamás y papás que ya lo son o están por serlo.

    A las mamás primerizas que me regalaron su tiempo compartiéndome

    algunas de sus experiencias y anécdotas como mamás.

    Hoy contenta y satisfecha me doy cuenta que más que la intención de un libro, este proyecto o escrito o ensayo, es el resultado de mi proceso de asimilación y aceptación del cambio de vida que supone convertirse en mamá.

    ¡Agradezco de todo corazón tu espera!

    Introducción

    Porque nada de lo humano me es ajeno

    Publio Terencio

    Comienzo este libro presentándome: me llamo Cecilia, soy mujer, soy mexicana, soy hija, soy hermana, soy prima, soy sobrina, soy tía, soy esposa, soy amiga y por supuesto también soy mamá. Cuando empecé con este proyecto del libro (2013), tenía sólo a Nicolás, ahora, cuatro años después, también tengo a Renata, así que además de ser ama de casa y estar dedicada a atender a mis hijos, también aprovecho los momentos en que ellos están en la escuela o en sus actividades deportivas para hacer mis cosas, mis talleres, mis psicoterapias, mis proyectos editoriales, etc.

    Estudié psicología… dicen por ahí que las mujeres estamos locas y las psicólogas otro tanto, mi caso no es la excepción, ¡sí estoy loca! Y probablemente por eso decidí escribir este libro en torno a la maternidad y sobre lo que les pasa a las mujeres cuando se vuelven mamás. Porque realmente nos pasan cosas, a nivel emocional, hormonal, fisico, psíquico, social, interna y externamente; y aunque pareciera que estamos rodeadas de gente que nos acompaña en este proceso, la realidad es que estamos solas, porque todo eso que nos pasa, sólo cada una de nosotras, lo puede sentir, reconocer y tratar de entender.

    Existe un término llamado «depresión postparto», que en lenguaje cotidiano y más aterrizado, es un torbellino de emociones, una tristeza, un bajón de energía, llantos habituales, ansiedad, irritabilidad, pérdida del apetito, un malestar general, miedo de quedarse sola con el bebé, o lo que es peor, poco interés en el bebé. Se desconoce exactamente por qué sucede la depresión post parto, pero los cambios hormonales que se viven en esta etapa de la vida llegan a producir alteraciones químicas cerebrales que provocan la depresión, además de todas las modificaciones sociales que supone convertirse en madre, como cambios en las relaciones sociales y laborales; falta de sueño y la misma preocupación por ser una buena madre. A lo que voy con todo esto, es que si bien a mí no me dio ese tipo de depresión, convertirme en mamá sí me movió emocionalmente. Ojo, que quede claro que no cambio por nada mi vida actual ni mi ser mamá. Pero sin duda ha sido dificil, ha sido un cambio fuerte.

    Me di cuenta y poco a poco fui entendiendo que no todo era «color de rosa» como muchas veces te lo pintan. Me di cuenta que, aunque planeé y me preparé para que las cosas salieran «como debían salir», no resultó así. Entendí que el rosa tiene muchas tonalidades, que hay momentos blancos e incluso negros, que hay muchos grises, rojos, verdes, azules, amarillos, etc. Es decir, no hay mamás perfectas ni bebés perfectos ni procesos perfectos. Aunque todas las que nos convertimos en mamás pasamos por síntomas y procesos parecidos, cada experiencia es única, tan única que a veces llegas a pensar que a nadie más le pasa o le está pasando lo que a ti o a tu bebé.

    A mí me pasó, tuve esa sensación de sentirme sola, perdida y poco comprendida, por eso sentí la necesidad de abrir el tema y buscar entre amigas y conocidas cómo había sido su experiencia de convertirse en madres, de cómo se fue coloreando su maternidad. Quise, conociendo la experiencia de otras, sanar mi proceso, sanar mi asombro de lo que pasa cuando te conviertes en mamá, sanar y empatizar mi propia experiencia, mis miedos, mis errores, mis culpas, mis agobios, mis logros, mis orgullos, mis satisfacciones, mis lágrimas, mis risas.

    Entendí también que la mejor compañía y ayuda que se le puede dar a una mujer que se estrena como mamá es que te acompañen con respeto, sin juicios ni prejucios, esto es que estén contigo «aceptando y valorando tus necesidades y tu intuición para tomar decisiones con respecto a su situación emocional y a la crianza de su bebé. Hay millones de buenas maneras de criar, tantas como mamás hay en el mundo; en la medida en que lo practiquemos con total sinceridad con nosotras mismas» (Gutman, 2015). Si ya eres mamá, coincidirás conmigo y con Laura Gutman, pero si todavía no lo eres, te darás cuenta de que la mejor ayuda de tu alrededor es estar contigo respetando lo que necesitas, quieres, deseas y decides.

    Es chistoso cuando una dice que está lista para ser mamá porque eso de estar «lista» es sólo mental. Emocional y físicamente creo que nunca se está lo suficientemente preparada para lo que viene, pero una lo va viviendo como puede. Copio aquí las siguientes citas que me parecieron precisas para explicar y comprobar que no todo es color de rosa cuando te conviertes en madre: «enterarte de la llegada de un hijo hace que tu mundo se ponga de cabeza y puede generar un sin número de reacciones inesperadas» (Cárdenas, 2015), o «tener un hijo por momentos es duro y al igual que en los libros de embarazo, nadie te cuenta el lado B de las cosas. Te lo dicen tus amigas en voz baja para que nadie las oiga o las tache de mala madre» (Isaguirre, 2015), o lo que dice Laura Gutman: «seguir nuestras intuiciones como única guía en medio del caos y la desesperación nos comprueba que criar hijos es muy difícil, es desgarrador, es insoportable. Las madres estamos inundadas de consejos y opiniones, y sin embargo dolorosamente solas y aisladas» (Gutman, 2015).

    Inspirada en este tipo de citas, de los libros que te vas encontrando en el camino, en las conversaciones de amigas y conocidas, en las historias de otras mujeres, en los posts y blogs que aparecen en las redes sociales, en películas al respecto, en programas de televisión, y por supuesto en mi propia experiencia, empecé a redactar lo que ahora estás leyendo.

    Lo que aquí comparto no es una guía para ser madres, ni tampoco sobre lo que pasa durante el embarazo ni de los síntomas que suelen suceder; no es un texto científico o académico y tampoco hago un análisis psicológico, al contrario, con apoyo bibliográfico y el testimonio de siete mamás, lo que aquí escribo y expongo es la vivencia de mujeres mexicanas, como tú o como yo, que han pasado por toda la gama de colores en este proceso de convertirse en mamás, de cómo han vivido y coloreado su maternidad.

    Identificada con lo que me contaban, sentí tal empatía que por eso decidí compartirlo con el público. Admirando, respetando y aplaudiendo cada una de sus experiencias, emociones, anécdotas, vivencias, risas y lágrimas. Admiro, respeto y aplaudo también lo que hasta hoy han decidido como mujeres, esposas y madres, para con ellas y para con sus hijos.

    Cada mamá puede creer y seguir con la forma de crianza que quiera: pro-parto, pro-cesárea, pro-lactancia, pro-fórmulas, pro-porteo, pro-carreolas, pro-colecho (cuando los bebés o niños pequeños duermen con la mamá o con ambos padres), pro-cunas, pro-100% apego, pro-guarderías, etc. Rechazar métodos, teorías y prácticas o probar todas. Yo soy de la idea de que se vale todo, mezclar y balancear formas y modos, incluso si éstas se contraponen, porque al final, en la maternidad y crianza lo más importante es que lo que hacemos lo hacemos con amor y por amor a los hijos, buscando su bienestar y su felicidad, ¿o no?

    Copio aquí un pequeño fragmento de Vivian Watson Molina, Una nueva maternidad, Editorial Ob Stare, sobre lo que hoy en día significa convertirse en mamá. Estoy segura de que cualquier mujer que hoy se convierta en mamá se va a identificar con este texto, o al menos con alguna parte:

    «A veces es muy duro convertirse en madre. Sí, es la experiencia más poderosa que puede llegar a vivir una mujer. Sí, nada te marca tanto como el momento en que sostienes por fin en brazos al hijo que acaba de salir de ti, deliciosamente sucio, húmedo, caliente, y te mira a los ojos como diciendo: te conozco. Pero es duro. Y no sólo se trata de la falta de sueño, de las secuelas del parto, de los cuidados que demanda un recién nacido, ni siquiera del cóctel de hormonas que te deja turulata hasta varias semanas después. Tampoco la falta de experiencia y la incertidumbre acerca de si lo estás haciendo

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