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Lugares Imaginarios: Antologías
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Libro electrónico241 páginas3 horas

Lugares Imaginarios: Antologías

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La imaginación (principal tema de esta antología) está presente tanto en el sueño como en nuestra rutina, tiene un poder abrumador para crear, transformar, pintar y reinterpretar, adornar o afear. Es capaz de transformar una sombra extraña, o un ruido, en medio de la noche en el monstruo bajo la cama; crear amigos, invisibles para el resto, durante la primera infancia; exagerar detalles de la extraña vida de un misterioso vecino, convirtiéndolo en el protagonista de rarísimas leyendas; le da a cada ojo diferente una nueva forma de la misma nube; juega bromas pesadas; dibuja futuros posibles o imposibles; plantea realidades alternas fabulosas o catastróficas…Todas estas facultades pueden plasmarse en historias y relatos ambientados en diferentes mundos, diferentes épocas, planos y perspectivas fantásticas. En suma, los lugares a donde nos lleva nuestra imaginación pueden abrirse y las historias, en papel u otro medio, son las llaves que rompen los sellos de la realidad y nos llevan a aquellos esos espacios perdidos, imposibles.

La antología contiene 28 relatos de 25 autores provenientes de seis países de América Latina. Estos, divididos en 5 temáticas constantes en los textos. Empezando por una muestra de futuros imposibles en donde los autores nos relatan mundos distópicos, extraños, tecnológicamente avanzados y sus propias versiones del fin del mundo; leyendas urbanas y fantasmas, relatos donde lo paranormal y las pesadillas se hacen presentes; criaturas mágicas, algunas incorpóreas, metafóricas, de cuento de hadas y otras terribles; eventos fantásticos, donde cosas impresionantes rompen con el vivir rutinario de los personajes.

Lista de autores:

Melisa Cabello
Rafael Berrios
Jesús Antonio Gutiérrez Rodríguez
Le Madam Smith
Doble A.
Israel Montalvo
Diego González
Raúl Rosales Hernández
A. Perez
Edward Vargas
Lucas Bertero
Salvatore Laudicina
José Floripe
Gerardo Lugo Brito
Fernanda Nuñez
Rodrigo Quirós
O.S Cranston
Angel Hernández
Bruno Nero
Ismael Esteban Leon Roman
F. H. Sánchez
Ricardo Arias B.
Gabriel Valdovinos (Invictus)
Francisco Espinosa
Damian Javier Albarracin

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 jul 2021
ISBN9789566139010
Lugares Imaginarios: Antologías

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    Lugares Imaginarios - Editorial Pluma Digital

    LUGARES

    IMAGINARIOS

    Una antología

    PROLOGO

    Sobre la imaginación y las historias grandes y pequeñas

    La imaginación (principal tema de esta antología) está presente tanto en el sueño como en nuestra rutina, tiene un poder abrumador para crear, transformar, pintar y reinterpretar, adornar o afear. Es capaz de transformar una sombra extraña, o un ruido, en medio de la noche en el monstruo bajo la cama; crear amigos, invisibles para el resto, durante la primera infancia; exagerar detalles de la extraña vida de un misterioso vecino, convirtiéndolo en el protagonista de rarísimas leyendas; le da a cada ojo diferente una nueva forma de la misma nube; juega bromas pesadas; dibuja futuros posibles o imposibles; plantea realidades alternas fabulosas o catastróficas...Todas estas facultades pueden plasmarse en historias y relatos ambientados en diferentes mundos, diferentes épocas, planos y perspectivas fantásticas. En suma, los lugares a donde nos lleva nuestra imaginación pueden abrirse y las historias, en papel u otro medio, son las llaves que rompen los sellos de la realidad y nos llevan a aquellos esos espacios perdidos, imposibles.

    La antología contiene 28 relatos de 25 autores provenientes de seis países de América Latina. Estos, divididos en 5 temáticas constantes en los textos. Empezando por una muestra de futuros imposibles en donde los autores nos relatan mundos distópicos, extraños, tecnológicamente avanzados y sus propias versiones del fin del mundo; leyendas urbanas y fantasmas, relatos donde lo paranormal y las pesadillas se hacen presentes; criaturas mágicas, algunas incorpóreas, metafóricas, de cuento de hadas y otras terribles; eventos fantásticos, donde cosas impresionantes rompen con el vivir rutinario de los personajes.

    Hablemos en particular de estas historias. Melisa Cabello, de San Juan, Argentina nos transporta a una sociedad en la que la norma dicta que todas las pieles deben ser tatuadas y perforadas. Ahí, un hombre de piel libre de tinta y metal sufre al ser considerado un fenómeno, goza de la fama que le confiere destacar y sufre la pérdida de su originalidad cuando su piel blanca se vuelve tendencia. Rafael Berrios de Aconcagua, Chile, nos muestra el pasar de un protagonista que es un aficionado a las maquetas y ha desarrollado cierto gusto por construir pequeñas replicas perfectas de las casas descritas en las historias que lee. Todas las maquetas están hechas a tal detalle que poco a poco van delatando que lo que inicio como un proyecto personal en una obsesión por construir a la perfección una perturbadora ciudad dentro de su habitación. Jesús Antonio Gutiérrez Rodríguez de Armenia, Colombia, cuenta que durante las noches de calor, un somnoliento y valiente joven se enfrenta en batallas contra malévolos insectos que invaden su dormitorio que le roban el sueño. Le madame Smith, desde Puerto Plata, República Dominicana, narra la historia de una pequeña aldea cerca del río, se rumorea de una fantástica y malévola criatura que atormenta al ganado de los habitantes y aterroriza a los granjeros. Doble A, una autora de Cuenca, Ecuador, rompe estereotipos y genera escalofríos con un hombre peculiar, con gustos poco comunes, que se dedica a buscar en citas en una aplicación móvil para saciar sus apetitos, y continuará buscando, pues la cita tiende a desaparecer y el hambre a volver.

    Israel Montalvo nos presenta a dos amantes tremendamente diferentes (uno de ellos es la definición de la indulgencia y bondad mientras el otro es una figura violenta y cruel) celebran su aniversario en una choza alejada del mundo abriendo un regalo que cambiará significativamente sus existencias. El mismo autor cuenta además una historia de terror, donde los actores de un cortometraje deciden aventurarse en la vieja hacienda donde ocurrió la tragedia que dio pie al mito que inspiró un guion cinematográfico. Allí se encontrarán con seres espectrales que les darán una noche de grandes revelaciones en torno al origen de su historia. Con Diego González, de  Fresnillo, México, el protagonista narra su estancia en la casa fantasmal y su convivencia con los que habitan ahí. A pesar de la angustia y el ambiente frío y pesado, no es capaz de irse.

    Raúl Hernández cambia el tono y narra un relato de amor y amistad entre la Vida, la Muerte y un narrador que está mal del corazón. A. Pérez, de Santiago de Chile, trae dos cuentos a escena. Por un lado, un futuro alterno en el cual Chile ha cambiado tanto, que en lugar de partidos de futbol, los grandes eventos son campeonatos de lucha entre dinosaurios. El autor presenta además el cuento de un niño rey que ha llegado al trono desde otro mundo por un deseo concedido por un oscuro ser y, aunque todos sus caprichos son entregados sin necesidad de decir gracias, no es feliz. Mientras más pide se siente peor, extraña su otra vida. Tendrá que aprender de las consecuencias de su egoísmo.

    Con Lucas Bertero, de Puerto Madryn, Argentina, el protagonista despierta desorientado en una oscura habitación. El aislamiento días después lo lleva a tomar medidas desesperadas para escapar. Pasando por lúgubres rincones y huyendo de guardias armados, la huida termina en una trágica conclusión.

    Edward Vargas, de Tauramena, Casanare, Colombia, tiene una historia distinta: en un cementerio están un viejo gorrión, un joven tendido bajo un roble y una desgastada estatua de ángel. El gorrión descansa en el campanario de la iglesia del cementerio, abre los ojos y despierta siendo el joven. En su cuerpo nuevo se levanta y vive la vida de un humano, pero cada que duerme vuelve a despertar en el cementerio con el gorrión durmiendo y el ángel.

    Salvatore Laudicina, de Buenaventura, Colombia, tiene dos historias. La primera parte en un dormitorio compartido por dos hermanos en casa de su abuela, se ha instaurado un régimen dictatorial en el pequeño mundo de los hermanos ¿Quién es el verdadero tirano, el hermano mayor o la abuela?. La segunda también rompe la barrera de lo posible. Persuadido por Bosch, un hombre atormentado por sus recuerdos decide entregar su cabeza un misterioso ser para convertirse solo en una cabeza sin preocupaciones mientras ve bailar su cuerpo con otros cuerpos decapitados. Entre vitrinas de exhibición, están las cabezas de varios personajes famosos en la historia, entre ellos Aristóteles, la adoración del último afortunado.

    José Floripe de Bogotá, Colombia, relata un mito moderno. Hipnos, dios del sueño, ha sido exiliado del Olimpo y recluido en una cueva en completa soledad. Todos los días, el zumbido de una polilla lo molesta todos los días. A pesar de lo irritante del insecto, termina formando una profunda amistad con la polilla. Con Gerardo Lugo, de Campeche, México, el último inmortal narra los sucesos ocurridos desde el descubrimiento de la manera de alcanzar la inmortalidad y las grandes tragedias que dieron pie a la extinción de la nueva raza humana que no podía morir.

    Fernanda Nuñéz, de México, cuenta que en la oficina de un psicólogo, una paciente, que desconoce la razón de estar ahí, presencia la caótica interacción entre cuatro personajes desconocidos e incomodos para ella. Mientras tanto, su cuerpo se encuentra aún en la sesión con el psicólogo. Rodrigo Quirós, de Buenos Aires, Argentina narra que las imágenes en video VHS se han convertido en el objeto más significativo dentro la vida de la protagonista... tanto que se ha convertido en la niña ojos de video casete.

    O.S Cranston, de Puebla, México, publica la historia del ex empleado de un hotel que narra el día de su despido a causa de la desaparición del contenido de la bodega. Él anota todo lo que sucede y maldice frente a los datos anotados de ese día, porque sumado a su mala memoria y falta de precisión, atormentándolo por no poder saber que pasó realmente ese día. Damian  Albarracin Valcarcel , originario de Colombia,  especificamente Boyacá nos describe la peculiar relación entre la voz narradora y una extraña sombra que resulta ser más que solo una sombra.

    Angel Henández avanza hasta el año 2089, donde la teletransportación al fin es posible, pero un error alteró brutalmente la vida de primer viajero, quedándose solo con la voz de su mejor recuerdo. Ismael León, de Santiago de Chile, se transporta a la infancia, en la que el pequeño Kevin tiene una misión, ir hacia el aterrador gigante de pelo verde a expresarle su más grande deseo. Ricardo Arias de Ventana, Ecuador, relata una tragedia. Un joven está dispuesto a ser el espectador de la felicidad de su novia con tal de verla feliz, pues después de un golpe que la hizo olvidarlo, recuerda todas sus vivencias, pero en sus recuerdos ve el rostro de otro joven que aceptará actuar para ella por pedido de su verdadero novio.

    Fatima Hernández, del Estado de México en el país homónimo, relata que una joven que habita en una aldea de seres con increíbles poderes decide escapar de su hogar, convencida de que los humanos han cambiado y no todos son como aquellos que cazaban a su gente en el pasado. Gabriel Valdovinos nos lleva a través de distintas experiencias, colores, escenarios, personas, recuerdos y emociones dentro de diferentes paisajes recorridos en un viaje reflexivo. Finalmente, Francisco Espinosa nos habla de un mundo en el cual los pueblos prehispánicos nunca perecieron y han logrado convertirse en verdaderos imperios tecnológicos donde la magia ancestral y la robótica más avanzada se han unido con fines bélicos y de control para su distópica sociedad.

    Esperamos disfruten de estas historias que compila a autores nóveles y veteranos de América Latina, una serie de anécdotas para leer en ratos libres, antes de dormir, camino al trabajo o como inspiración para sus propias historias.

    FUTUROS IMPOSIBLES

    El hombre en blanco

    Melisa Cabello

    SUS CLAVÍCULAS ENMARCAN el lienzo en blanco de su torso. El público profiere gritos de éxtasis. Es el momento cúlmine del espectáculo, cuando Adán lanza al piso su bata de seda. Su cuerpo en blanco resplandece bajo la luz de los reflectores. Cubierto solamente con un taparrabos, muestra los músculos de sus brazos que giran como aspas de helicóptero.

    Ni una sola gota de tinta lo cubre. Ninguna argolla le perfora la piel. Adán pasea su semi desnudez por el escenario. Cuando los aplausos y gritos empiezan a decrecer, el hombre baja los escalones que lo separan de su público y camina por los pasillos del teatro. Deja que lo toquen. Algunas mujeres besan su cráneo rapado.

    SU CUERPO INMACULADO fue un cálculo frío de sus padres quienes, con el afán de hacer dinero, decidieron resguardarlo de las tintas de la sociedad, que imprimían un número de serie apenas los bebés salían del hospital.

    Ese fue tan solo el comienzo. A la edad de siete años, los niños ya solían tener tres o cuatro tatuajes de personajes animados que veían en la televisión o en internet. Las niñas se inclinaban más por los piercings. En la adolescencia la tinta fluía con los cambios de humor propios de la edad. Un tatuaje tapaba a otro, como las frazadas de una cama. Los nombres de amores juveniles se superponían y alteraban con flores o calaveras, dependiendo del carácter del portador de la piel. En la adultez, los cuerpos ya casi no tenían huecos vírgenes de tinta o perforaciones.

    Los padres de Adán lo mantuvieron al margen de los dictados de la sociedad. No permitieron que ninguna aguja lo tocase y manchase su piel. Solamente los lunares interrumpían el paisaje rosado. En esos primeros años de vida, Adán era un ser tímido, huidizo. Lo acosaban los niños del pueblo, con burlas hirientes y lluvias de cascotazos. Pero las risas infantiles y el ocasional golpe no se podían comparar con el dolor que lo desgarró desde su interior, aquel día en que sus padres lo vendieron a un circo ambulante que acertó a pasar por el pueblo.

    Con los años, aprendió el valor de ser único. Las miradas que atraía se transformaron en algo positivo. La fama lo precedía por donde fuese con la comitiva conformada por seres tan extraños como él: acróbatas, lanzadores de fuego, contorsionistas, malabaristas. Todo el mundo quería ver al hombre en blanco. A los veinticinco años, Adán se desvinculó del circo y junto a sus mujeres (una acróbata china y una contorsionista belga), creó su propia compañía ambulante.

    Recorrió el mundo entero, desde Siberia hasta Alaska y desde Texas hasta el Amazonas. En cada sala colmada repetía su rutina: las mujeres bailaban al ritmo de la música electrónica y Adán salía a escena, escondía su cuerpo bajo una bata, y esperaba el clímax para revelar la blancura de su piel sin alteraciones artificiales.

    QUÉ HORROR PENSÓ ADÁN. Su nieta Irina le envió una foto de su hija recién nacida. Sin el tatuaje numérico identificador, sin agujeros en las orejas.

    Diez años antes, el gobierno tuvo que derogar la norma que imponía el tatuaje identificador, tras una larga campaña mediática. Lo reemplazaron por un microchip prácticamente invisible.

    Adán miró por la ventana de su habitación en el geriátrico. Las pieles desnudas, como la suya, se paseaban por la ciudad. No recordaba por qué se convirtió en un modelo a seguir, en una simple moda a copiar. Pero cuando ya tenía cincuenta años los imitadores lo empezaron a dejar sin trabajo. Una cosa es que haya un solo hombre en blanco en el mundo, otra muy distinta es que se encuentren cinco, diez, veinte, o mil.

    El hombre en blanco dejó de ser un fenómeno, una rareza, para convertirse en un ícono de la moda y de las generaciones que buscaban rebelarse ante las imposiciones de los mayores. Hubo quienes se sometieron a dolorosísimas intervenciones médicas para volver su piel a foja cero.

    Adán suspiró, mientras sus rodillas crujían al sentarse en el sillón.

    Ya no era único.

    La cabeza de Aristóteles

    Salvatore Laudicina

    ERA NOVIEMBRE Y LA ciudad estaba más caótica y cosmopolita que nunca. Dentro olía a otoño y sangre untada de un perfume desconocido para mi refinada nariz. Alrededor, sólo había cabezas que hablaban de la economía, la moda, el calentamiento global y los matrimonios homosexuales.

    Las vitrinas que mencionaba Bosch, el culpable de que entrara a este lugar, no estaban. Según él, las cabezas se exhibían como si fuesen un producto más de la sociedad de consumo. En una esquina del salón, los cuerpos mutilados bailaban jazz al compás de la aniñada voz de Billie Holiday. Las paredes estaban decoradas con pinturas de Dalí, Van Gogh y Frida Kahlo. Aquello era verdaderamente hermoso. En lo personal, me excitaba la idea de entregarle mi cabeza a la mujer de humo y convertirme en el último afortunado sin recuerdos que añorar ni sueños que perseguir. La puerta estaba completamente cerrada y no volvería a abrirse nunca más.

    —¿Piensa entregar su cabeza? ¿No saldrá corriendo como el último que estuvo aquí, el que envió Bosch? —me dijo ella con su voz sensual y una coquetería extinta en las mujeres de este tiempo.

    —Bosch es escritor. Por lo tanto, es un excelente mentiroso. Él intentó atemorizarme, pero no lo logró —le respondí con cinismo.

    —Como se nota que no sabes lo que ocurrirá esta noche... —agregó.

    Entonces algunas cabezas comenzaron a burlarse. A decir verdad, no sabía si era de mí o de su aciago destino. La mujer de humo permanecía invisible, prohibida para mis ojos mundanos. Su desprecio me motivaba aún más a convertirme en una cabeza parlanchina y un cuerpo bailarín que se desplazaba con gracia por el amplio salón.

    Escudriñé el piso de acabados renacentistas en busca de un cuchillo capaz de realizar un corte fino y perfecto. Todas las cabezas estaban impecables y la mía no sería la excepción. Producto del desespero, agarré uno de los relojes blandos de Dalí e imaginé que habían sido creados para ayudar a los que deseaban irse de este mundo.

    La cabeza de una rubia muy hermosa, (Marilyn Monroe habría palidecido de celos al verla), me habló con un tono muy maternal. Era como si quisiera evitar que terminara como ella.

    —Mi nombre es Betty Carter. Soy psiquiatra egresada de Oxford. Lo que intentas hacer es absurdo. Estas viviendo un episodio de alucinaciones asociadas a tendencias suicidas —expresó.

    —¿Sabe cuántas personas están afuera, esperando a que salga corriendo para aspirar a convertirse en el último afortunado? Seré lo que sea menos un cobarde. La decisión ya está tomada —le dije algo molesto.

    Antes de que intentara decirme algo más, le di la espalda y me dediqué a observar el peculiar diálogo de dos cabezas muy intelectuales que se ubicaban en el extremo izquierdo del salón. No era para menos: se trataban de Platón y Aristóteles. Los reconocí por esa eterna discusión entre el mundo de las ideas y el mundo de las cosas. Regresé a la secundaria. Los malditos recuerdos se colaron sin permiso. Como pude, los acallé y me concentré en el debate.

    —Platón ¿Aún descabezado piensas seguir defendiendo tu utópico mundo de las ideas? —le preguntó Aristóteles con una carcajada estruendosa.

    —Apreciado Aristóteles, antes de las ideas fueron los hombres —se limitó a responder Platón.

    En medio de la discusión, la mujer de humo lanzó un grito estruendoso para callarlos a ellos y a las demás cabezas. El piso se estremeció. Las paredes se rasgaron. Por un momento llegué a pensar que me encontraba en el mismísimo infierno de Dante.

    —¡Ya no son humanos! ¡Cállense ya! —vociferó como

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