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Los Sosías De Victoria
Los Sosías De Victoria
Los Sosías De Victoria
Libro electrónico64 páginas38 minutos

Los Sosías De Victoria

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Comedia dramática en un acto para dos actores y tres personajes. También "comedia didáctica" porque ilustra no sólo sobre las propiedades de las relaciones lógicas sino también sobre las propiedades de la identidad de género. Transcurre durante una solitaria y silenciosa tarde de domingo en una vieja estación de tren. Allí se encuentran dos pasajeros, mutuamente desconocidos. A pesar de tratarse de varones, uno ve en el otro un parecido asombroso con la mujer por la que siente un profundo y obsesivo amor no correspondido.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 abr 2021
ISBN9798201832858
Los Sosías De Victoria
Autor

Daniel Belfiore

Narrador y dramaturgo argentino. (Lanús, 1955).

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    Los Sosías De Victoria - Daniel Belfiore

    LOS SOSÍAS DE VICTORIA

    (Comedia didáctica para dos actores y tres personajes)

    Por Daniel Belfiore

    Copyright© 2021 Daniel Belfiore

    Todos los derechos reservados

    CRISANTEMO EDICIONES

    Buenos Aires, 2021

    LOS SOSÍAS DE VICTORIA

    LUGAR DE ACCIÓN

    Un refugio de madera de una vieja estación de tren; a lo largo, el andén, que es el resto del escenario. El refugio consiste en dos pa­redes late­rales y una en el foro contra la cual hay un banco largo; más arriba del banco está la carte­lera enmarcada con los ho­rarios del ferro­carril. En la pa­red iz­­quierda del refugio hay una venta­na con la con­traventa­na, ambas cerradas (pero que pueden abrirse). Afuera, el resto del escena­rio, es parte del andén que lo rodea, de modo que los per­so­najes pueden ubi­carse fuera del refugio, del otro lado de la venta­na y, cuando está todo abier­to, mirar hacia dentro; y desde adentro, hacia afuera. Afuera del refugio, a la dere­cha, hay una pared frontal con una pequeña abertura con re­jas que es la bolete­ría y está cerrada. Sobre la entrada del refu­gio cuelga vi­si­ble­mente un cartel con el nom­bre de la esta­ción: Victo­ria.

    ACTO ÚNICO

    Es una tarde nublada de un domingo de oto­ño. Se per­cibe la atmósfera de quie­tud y silen­cio de una ­zona ­­poco transitada. Unos ins­tan­tes des­pués, desde la derecha, se oyen pa­sos que preceden a la apa­rición de B, un mu­cha­cho de 27 años, de apariencia delicada, quien in­gre­sa al re­fu­gio. Exami­na los hora­ri­os en la cartelera, mira la hora en su re­loj de pul­se­ra y se sien­ta en el ban­co dentro del refugio. Casi enseguida, sonidos de pasos por la de­re­cha y apa­re­ce A, otro mu­chacho de edad equiva­len­te y, también, de apariencia delicada. (Si bien A es un persona­je mas­culi­no, puede ser represen­tado por una mujer -caracterizada o no, según la concepción de la puesta escénica- con el propósito adicional de que después, si el director decide incluir la Escena II, porque la Escena I es autónoma y completa, el mismo ac­tor pueda representar su­gestivamente a C, que es un personaje fe­menino.) A no entra al refu­gio, se man­tiene de pie ob­servando ha­cia la iz­quierda del escenario, por donde opor­tunamente se oirá al tren que ­pasará por la estación, tren que el público nunca alcanzará a ver. A ca­mina, va y viene por el andén y, cada tanto, mira hacia el in­te­rior del refu­gio, ob­ser­vando a B con pro­gresiva cu­riosi­dad. Al fin, entra.

    ESCENA I

    B y A

    A.–Buenas tardes.

    B.–Buenas tardes. (A inspecciona el refugio, da unas vueltas cortas por su inte­rior, indeciso. Vuel­ve a salir y mira otra vez hacia la izquierda del escenario. Entra de nue­vo. B le echa una corta y solapada mi­rada de desconfianza. A también lo mira y parece que tiene ganas de de­cirle algo pero aún no se anima. Así hasta que se deci­de.)

    A.–Perdón, ¿sabés a qué hora pasa? (B lo mira inexpresivo.) El tren.

    B (con seca cortesía).–En cuarenta minutos. (A pone cara de asom­bro.­)

    A.–¿Tanto?

    B (secamente).–Sí. (Señalando con la cabeza la cartelera.) Ahí tenés

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