Las canciones que les cantaban a los niños
Por Raúl Dans
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La acción de "Las canciones que les cantaban a los niños" se desarrolla en las ciudades de Vigo y Santiago de Compostela durante la primavera del movimiento 15-M, unos meses antes de que ETA anunciara, en octubre de 2011, el cese definitivo de la actividad armada, y se remonta a la década de 1980, los años del terrorismo más duro y de los GAL.
Rosalía, una presa de ETA que acaba de salir de prisión después de cumplir su condena, da los primeros pasos de su nueva vida en libertad y se cruza con un joven, Brais, que lleva años tratando de descubrir el secreto que se esconde tras la desaparición de su madre cuando él solo tenía dos años.
A pesar del inevitable contenido político de "Las canciones…" —texto originalmente escrito en gallego—, nos encontramos sobre todo ante una obra de carácter humano en la que se exploran los temas de la culpa, la redención y el perdón.
Raúl Dans
<p>RAÚL DANS (A Coruña, 1964)</p> <p>Después de protagonizar “<em>O mozo que chegou de lonxe</em>” de J.M. Synge en una producción del Centro Dramático Galego dirigida por Mario Gas en 1988, abandona los escenarios y se forma como guionista y dramaturgo en talleres y seminarios impartidos por José Sanchis Sinisterra, Robert McKee y Jean-Claude Carrière entre otros.</p> <p>En 1993 publica su primera obra: “<em>Matalobos</em>”, premio Rafael Dieste para textos teatrales, y un año después gana el premio Álvaro Cunqueiro de teatro con <em>Lugar</em>, que llega a los escenarios en 1999, producida por el Centro Dramático Galego y dirigida por Antonio F. Simón. </p> <p>Inicia en 1998 una sólida trayectoria como creador, argumentista y dialoguista de series de ficción para la Televisión de Galicia: “<em>A miña sogra e mais eu</em>”, “<em>Pratos combinados</em>”, “<em>A vida por diante</em>”…</p> <p>En 2010 gana de nuevo el premio Álvaro Cunqueiro de teatro con “<em>Chegamos despois a unha terra gris</em>”, que al año siguiente se alza con el Premio de Teatro de la Asociación de Escritores en Lingua Galega. Con “<em>Unha corrente salvaxe</em>” logra por segunda vez el Premi Born de Teatre (2012), galardón que ya había conseguido en 1997 con la obra “<em>Derrota</em>”, estrenada por Argos Teatro en La Habana en 2011 con dirección de Edith Obregón.</p> <p>Es actor de doblaje en gallego y castellano desde 1985.</p>
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Las canciones que les cantaban a los niños - Raúl Dans
Las canciones
que les cantaban a los niños
RAÚL DANS
XXIV Premio SGAE de Teatro Jardiel Poncela
Sin la autorización por escrito de la editorial, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra ni tampoco su tratamiento o transmisión por ningún medio o sistema.
De igual manera, todos los derechos que de ella dimanen, cualquiera que sea la naturaleza de estos, así como las traducciones que puedan hacerse, incluyéndose igualmente las representaciones profesionales y de aficionados, las películas de corto y largo metraje, recitación, lectura pública y retransmisión por radio o televisión, quedan estrictamente reservados. Se pone un especial énfasis en el tema de las lecturas públicas, cuyo permiso deberá asegurarse por escrito.
Las solicitudes para la representación de esta obra, de cualquier clase y en cualquier lugar del mundo, habrán de dirigirse a Sociedad General de Autores y Editores, SGAE, en la calle de Fernando VI número 4, 28004 Madrid, España.
RAÚL DANS MAYOR
Las canciones que les cantaban a los niños
Primera edición en castellano, 2016
© De Las canciones que les cantaban a los niños: Raúl Dans Mayor
© De la traducción gallego-castellano: Raúl Dans Mayor
© Para esta edición: Fundación SGAE, 2016
Coordinación editorial: Pilar López. Diseño gráfico y de cubierta: José Luis de Hijes.
Maquetación y procesos digitales de edición: bolchiroservicios.com
Corrección: Marisa Barreno. Logotipo de la colección: Francisco Nieva
Imprime: Estugraf Impresores, SL
Edita: Fundación SGAE
Bárbara de Braganza, 7, 28004 Madrid
www.fundacionsgae.org publicaciones@fundacionsgae.org
ISBN: 978-84-8048-877-8
ISBN electrónico: 978-84-8048-878-5
DL: M-34204-2016
Índice
Cubierta
Portada
Créditos
Dedicatoria
Cita
Las canciones que les cantaban a los niños
Agradecimientos
Sobre el autor
Catálogo editorial Fundación SGAE
Para papá
Renunciar a todo esfuerzo por comprender esas muertes, ¿es la mejor manera de impedir que vuelvan a producirse? Encerrar así el acontecimiento en su singularidad, negarle todo parecido con el presente o el futuro, ¿no es una manera de privarnos de sus enseñanzas?
Tzvetan Todorov, Frente al límite
La acción se desarrolla en la primavera de 2011, en las ciudades de Vigo y Santiago de Compostela.
Una voz de mujer: El número al que llama está desconectado o fuera de servicio en este momento. Por favor, deje su mensaje después de oír la señal
. A continuación, un pitido.
Voz hombre.— (Sonido telefónico) Sí. Buenas tardes. O buenos días, si es que aún está en Denver. Llamo de Pridet Investigaciones. Soy Sande, Carlos Sande, la agencia me ha asignado su caso. No acostumbramos a dejar mensajes en los buzones de voz, pero esto es importante y como no me devolvía las llamadas... En fin, le cuento... El pájaro sale mañana de la jaula, usted ya me entiende. He conseguido la dirección de sus familiares más directos. Sus padres. Viven en Vigo. Se la enviaré por correo electrónico, si le parece. Es muy probable que el pájaro vuele hacia allí en cuanto esté libre, aunque eso de momento no es más que una suposición mía. Bien, una cosa más. Hay una chica. Tiene 25 años aproximadamente. Vive con los padres de esa mujer. Aún no tenemos nada seguro, pero sospechamos que es su hija. Estamos en ello. Ya sé que esto no entraba en el campo de nuestra investigación, así que, si no quiere que tire del hilo, solo tiene que decírmelo. Por el dinero no se preocupe, por supuesto, con lo que ya nos ha ingresado está cubierta toda la operación. Pues nada, eso es todo. Un saludo. Seguimos en contacto.
Otro pitido y, tras un breve silencio, cobra presencia el rumor de la noche en la ciudad. Un espacio iluminado bajo la luz de una farola. Durante unos instantes, se oye una explosión de música dance fuera de escena; luego, el frenazo de un coche y un claxon. Amaia entra con pasos apresurados, mirando a su espalda. Se detiene bajo la luz y se saca un billetero de hombre del bolsillo interior de la cazadora. Abre el billetero.
Amaia.— (Contrariada) Joder, veinte putos euros... (Se guarda el billete en el bolsillo y se vacía el contenido del monedero en la mano) Qué mierda, joder...
Brais.— ¿Cuánto en total?
Brais ha salido de las sombras. Amaia retrocede, sobresaltada.
Amaia.— ¿Quién coño...?
Brais.— No eres demasiado buena, que digamos. Primero eliges al tipo equivocado y luego dejas que te cojan.
Amaia.— Nadie me ha cogido.
Brais.— Acabarán haciéndolo. Eres bastante mala.
Amaia.— (Arrojándole el billetero y dispuesta a salir) ¡Que te den!
Brais.— ¿Sabes dónde puedo pillar?
Amaia.— (Se detiene) ¿Quieres pillar?
Brais.— Sí.
Amaia.— ¿Qué quieres pillar?
Brais.— ¿Qué puedes conseguirme?
Amaia.— Lo que sea.
Brais.— ¿Lo que sea?
Amaia.— Sí, joder, lo que sea, tío. Acabo de robarle la cartera a un nota en ese puto antro. No creo que tarde en enterarse y salir a por mí. Tengo algo de prisa, ¿vale? Si quieres pillar, acaba y dime lo que quieres. Conozco un pavo que tiene de todo.
Brais.— Te acompaño.
Amaia.— No. Me das la pasta y yo voy, pillo lo que sea y te llevo el material a algún sitio.
Brais.— ¿Eres de fiar?
Amaia.— Claro que soy de fiar, no te jode...
Brais.— ¿Coca?
Amaia.— Coca, caballo, cristal..., las tres putas ces.
Brais.— ¿Caballo? Creía que el caballo había muerto.
Amaia.— Ha resucitado.
Brais.— ¿Te metes caballo?
Amaia.— ¿A ti qué hostia te importa lo que me meto o dejo de meterme? (Dispuesta a marcharse definitivamente) Que te den, joder...
Brais.— Coca. Dos gramos.
Amaia se ha detenido nuevamente. Brais se saca unos billetes del bolsillo y se los tiende a Amaia.
Amaia.— (Haciéndose con el dinero) En el asilo. Quince minutos.
Brais.— ¿El asilo?
Amaia.— ¿No eres de Vigo?
Brais.— De Santiago.
Amaia.— Pregunta, tío. Todo el mundo sabe dónde está el asilo aquí.
Brais.— ¿Quince minutos?
Amaia.— Joder, sí, quince minutos.
Amaia sale. Brais la observa mientras se aleja. Se oye una nueva explosión de música dance, brevemente. Una voz de hombre grita fuera de escena: ¡Hijaputa! ¿¡Dónde estás, hijaputa!?
. Cambia la luz. Se ilumina una mesa de despacho. Brais se aproxima a la mesa y se sienta en el sillón, haciéndolo girar. A continuación, comienza a abrir los cajones de la mesa, uno detrás de otro, para volver a cerrarlos acto seguido casi sin pararse a mirar qué hay dentro: no busca nada, simplemente parece estar cumpliendo un viejo ritual que ha perdido todo su interés con el paso del tiempo. Entra Miguel, con un ordenador portátil y un puñado de cartas.
Miguel.— Brais...
Brais.— (Se levanta, sonriente, tras