Se abre la puerta y aparece: ropa cómoda, tabaco en una mano y Coca-cola en la otra; los dedos manchados de pintura. Por todo el piso lienzos apilados por aquí y allá; unos son suyos, otros son del empresario y artista Domingo Zapata, con quien comparte el piso, que es enorme y está a escasos metros del Museo del Prado. El actor y pintor (o viceversa, veremos) recibe a Forbes con aire despistado y parecería que al son del vals —los Cuentos de los Bosques de Viena, Opus 325 de Strauss—, que suena a todo meter por toda la casa. Llevábamos tiempo sin saber del artista catalán de 54 años, residente en Miami desde hace años, ahora de paso por Madrid.
Ponme al día…
Pues pintando muchísimo. Y en cine, que es lo que la gente quiere saber, he hecho dos películas. Una en México con Olmo Schnabel, hijo de Julián, con Maribel Verdú y Willem Dafoe. Y o ], que es mi vecino en Miami. Llevo años haciendo un poco lo que creo que me dice algo, o con directores que me dicen algo.