EL ÚLTIMO CALENTÓN
Nov 01, 2019
4 minutos
TEXTO CARLOS H. VÁZQUEZ
FOTOGRAFÍA
PATRICIA J. GARCINUÑO
Con la paga extra del 18 de julio que daba el franquismo a los trabajadores, el “viejo” de Ramoncín se llevaba a la familia a comer a Botín. “¡Manolo, qué cosas dices!”, contestaba incrédula la madre. Pero Manolo se empeñó. Con esa paga, las familias podían salir a cenar, ahorrar o comprarse unos zapatos nuevos. Cuando volvían, en el barrio donde vivían, los vecinos preguntaban qué tal se comía en Botín, cómo era sentarse en la mesa del restaurante más antiguo del mundo. Ramón es, además de un habitual, un amigo de la casa. “Un cocido, unas judías, un estofado… Están que te
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