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Psicología y música: Ensayo para comprender el impacto de la música sobre nuestro espíritu
Psicología y música: Ensayo para comprender el impacto de la música sobre nuestro espíritu
Psicología y música: Ensayo para comprender el impacto de la música sobre nuestro espíritu
Libro electrónico204 páginas4 horas

Psicología y música: Ensayo para comprender el impacto de la música sobre nuestro espíritu

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Información de este libro electrónico

Escuchar música es cada vez más habitual en nuestras vidas. La investigación psicológica actual pone de manifiesto que no sólo se trata de una actividad recreativa o de ocio, sino que además juega un papel muy importante en el desarrollo de los seres humanos: inspira emociones, ayuda a refinar las habilidades motoras, a reducir conflictos interpersonales y rebajar tensiones, favorece el altruismo y la solidaridad, permite comunicar a los demás lo que se siente, y ayuda a la regulación emocional.

Psicología y música presenta un actualizado recorrido por las aportaciones que la investigación psicológica y la procedente de otras disciplinas nos brindan. Así, se contemplan las relaciones entre la personalidad y los gustos musicales, la inteligencia y creatividad, las emociones y el empleo de la música en distintos ámbitos como el rendimiento laboral y deportivo, el consumo, los trastornos musicales, etc. Se incluye también el comentario de obras recomendadas y direcciones electrónicas de interés sobre los temas musicales más adecuados para la realización de distintas actividades.

LA AUTORA

María Teresa Orozco Alonso, es psicóloga y periodista, experta en terapia cognitivo-conductual y magíster en inteligencia emocional por la Universidad Complutense de Madrid. Su trayectoria profesional se ha desarrollado en diferentes áreas de la psicología como la intervención psicoterapéutica y la coordinación de programas de salud y de desarrollo personal. Participa como profesora en el Magíster de Inteligencia Emocional e Intervención en Emociones y Salud, y en el Curso de Experto en la Ansiedad y el Estrés de la Facultad de Psicología de la UCM. Es colaboradora honorífica del Departamento de Psicología Básica (Procesos cognitivos) de la UCM, donde lleva a cabo su actividad investigadora sobre música y la psicología. Como psicóloga en el ámbito clínico, trabaja en Quality Psicólogos y colabora en la formación continuada de otros profesionales a través de cursos monográficos y programas de coaching. En febrero de 2013 obtuvo el reconocimiento por parte del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid por su implicación en la divulgación de la psicología en los medios de comunicación, actividad profesional que le ha permitido combinar sus dos pasiones: la psicología y el periodismo.

SOBRE LA COLECCIÓN PSICOlOGÍA, BIENESTAR Y SALUD

La colección Psicología, bienestar y salud surge con el propósito de abordar un conjunto de temas de interés desde una perspectiva divulgativa, en la que se conjuguen la actualización y rigor científico con una presentación de contenidos clara, atractiva y de fácil lectura. Los títulos que integran la colección van dirigidos tanto al gran público, potencialmente interesado en los diversos temas tratados, como a estudiantes y profesionales de los distintos campos en que estos tópicos tienen especial relevancia.

Juan José Miguel Tobal
Catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid
Director de la colección Psicología, bienestar y salud
IdiomaEspañol
EditorialGrupo 5
Fecha de lanzamiento26 may 2015
ISBN9788494308086
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    Psicología y música - María Teresa Orozco Alonso

    Le debo una canción a lo imposible,

    a la mujer, a la estrella, al sueño que nos lanza:

    le debo una canción indescriptible

    como una vela inflamada en vientos de esperanza.

    Silvio Rodríguez

    A Marcelo, Adrián y Fabio,

    los acordes más importantes de mi vida.

    PRESENTACIÓN

    Generalmente se entiende la música como el arte de combinar sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo. Aunque, desde el punto de vista psicológico, la música es mucho más, ya que provoca muy variadas sensaciones en las personas que la escuchan, influyendo sobre nuestras experiencias sensoriales, recuerdos, afectos y emociones, facilitando la aparición de estados de ánimo de uno u otro signo.

    Para algunos la música es simplemente una actividad recreativa, pero lo cierto es que juega un importante papel en el desarrollo vital y experiencial de los seres humanos.

    Como puede verse a lo largo de la presente obra, la música puede ejercer efectos muy variados sobre los individuos. Por un lado tiene un efecto social al fomentar la cohesión dentro de los grupos, y por otro tiene una notable influencia sobre características individuales tales como la emotividad, la personalidad, la creatividad, etc. También se ha comprobado que existe una estrecha relación entre la música y la memoria autobiográfica, sirviendo para rememorar hechos pasados acompañados de un importante colorido afectivo. En palabras de la autora, María Teresa Orozco, la música que escuchamos en momentos relevantes para nosotros, pasa a formar parte de la banda sonora de nuestra vida. Actualmente, sabemos que la música ayuda a desarrollar la sensibilidad perceptual y a refinar las habilidades motoras, especialmente en las primeras etapas del desarrollo, aunque no podemos olvidar la importante función que puede desempeñar también en el mantenimiento de dichas habilidades en ancianos.

    En la presente obra, Psicología y música, la autora realiza un interesante recorrido por las distintas áreas de interacción de forma clara y amena, suscitando en el lector el interés por ellas. Así, se trata la personalidad y su influencia sobre los gustos y preferencias musicales, el papel que juega la música en la identidad personal y grupal de los jóvenes, las relaciones con la inteligencia y la creatividad, y muy especialmente el influjo sobre nuestros afectos, emociones y estados de ánimo. Se abordan también aspectos muy aplicados como la forma en que la música influye sobre nuestro rendimiento, dedicándose apartados específicos al rendimiento laboral y deportivo. También se analiza con detalle la utilización de la música para fomentar el consumo (spot publicitarios, música de fondo en centros comerciales, etc.).

    Punto a parte estarían los apartados dedicados a aspectos menos conocidos como la sinestesia (capacidad para percibir varios tipos de sensaciones entremezcladas y pertenecientes a distintos sentidos), los trastornos musicales (amusia, alucinaciones, obsesiones, etc.), y la utilización de la música como medio de tortura dirigido especialmente a la obtención de información bajo presión. La obra se completa con una amplia y documentada serie de curiosidades basadas en estudios dirigidos a seleccionar las mejores canciones para acompañar diversas actividades placenteras y de ocio (cena romántica, práctica deportiva, relaciones sexuales…).

    Aunque no es un tema muy explorado, existen algunos textos que analizan la música desde la psicología. Si bien es cierto que la mayoría de estas obras se han centrado en el estudio de la música más culta y, especialmente en la instrucción musical, olvidando en gran medida el importante papel que ejerce la música más popular, o comercial, en nuestra vida cotidiana.

    El texto está escrito con el rigor académico y profesional propio del ámbito al que pertenece la autora, y a la vez con un lenguaje fluido y sencillo característico de una buena obra de divulgación, lo que le hace idóneo para el gran público y de especial valor para estudiantes y profesionales interesados en esta temática.

    Juan José Miguel Tobal

    Catedrático de Psicología

    Universidad Complutense de Madrid

    INTRODUCCIÓN

    La música es el arte de combinar sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo. Pero, desde el punto de vista que nos interesa –el psicológico– la música es un conjunto de estímulos que provoca sensaciones en aquellas personas que la escuchan con un cierto grado de atención. Teniendo en cuenta sus efectos emocionales y motivacionales, a la música se le atribuyen numerosas funciones. En ocasiones se emplea para conseguir estados de relajación, pero en otras se utiliza para todo lo contrario, es decir, para crear o incrementar los estados de alerta de los oyentes. Así sucede, por ejemplo, con las bandas sonoras de las películas de acción. De hecho, estamos tan acostumbrados a escuchar música mientras visionamos una película, que la ausencia de sonido durante algunas escenas supone un aviso de que ocurrirá algo inesperado. De igual modo cualquier escena romántica que se precie debe ir acompañada de una música coherente con las emociones de los protagonistas. Incluso en la época del cine mudo, un pianista tocaba música para intensificar el efecto emocional de las escenas más destacadas. La importancia del sonido en la interpretación personal de las situaciones es de tal magnitud, que si en una escena vemos a alguien que sufre en silencio, no nos causa tanto impacto como si grita de forma desgarradora. Es mucho más probable que nos sintamos intensamente conmovidos en este último caso que si vemos la misma escena sin escuchar ruido alguno.

    Existen numerosos ejemplos del efecto potenciador del sonido, pero uno de los más conocidos se encuentra en la escena principal de la película de Alfred Hitchcock, Psicosis (1960). Para causar un mayor impacto en el público, Hitchcock había decidido que durante el asesinato de la protagonista (Marion Crane) se escuchase solamente el agua de la ducha y el forcejeo de la víctima con el asesino. Pero, en contra de su opinión, Bernard Herrmann –encargado de la banda sonora– decidió incluir chillidos agudos de violines (acordes de séptima, incómodos y angustiosos) en esta secuencia, y Hitchcock comprobó que, la escena así montada resultaba mucho más aterradora que sólo con el sonido ambiente.

    La música que acompaña esta escena ha sido elegida como la más aterradora en la historia del cine, en una encuesta realizada por la empresa británica PRS for Music en 2009, superando incluso a Ave Satani, de la película La profecía (1976). En tercer lugar se sitúa el tema Samara’s Song, de la película La llamada (2002), seguida de la canción compuesta para El Fantasma de la opera (2004) y del tema Tubular Bells de El exorcista (1973). Actualmente, a pesar de que la trama de cualquier filme se estructura de forma inexorable sobre un argumento narrado en imágenes, no se concibe una película que no incluya una banda sonora que potencie las emociones en las secuencias más destacadas. Y así lo confirma Ellis Rich, presidente del grupo PRS for Music, cuando afirma que la diferencia entre una película de terror mediocre y un clásico es su banda sonora. Alfred Hitchcock no sólo logró crear intriga y suspense con las tramas de sus películas, sino también con un excelente e innovador uso del sonido. Si, además esa música va acompañada de palabras como sucede en las canciones, el significado verbal añade su propio contenido, modificando o potenciando las emociones que experimenta el oyente.

    Todos los sonidos que se producen a nuestro alrededor penetran en nuestro oído, pero no todos son atendidos de igual manera. Por eso no es lo mismo oír que escuchar. En ambos casos el nivel del sonido tiene que estar dentro de nuestro espectro audible (entre los 20 Hz. y los 20 Khz.) pero, para que se produzca la escucha, el estímulo tiene que conseguir captar la atención del oyente. Esa estimulación musical puede provocar cambios en la piel, las pupilas, la frecuencia respiratoria, la tensión sanguínea, y el tono muscular de las piernas, además de provocar la activación de áreas cerebrales relacionadas con el placer y las emociones. Pero no toda estimulación acústica es bien recibida por nuestro cerebro, ya que si es muy intensa puede resultar desagradable llegando, incluso, a provocar dolor. Como cada persona necesita un nivel determinado de estimulación para sentirse cómoda y a gusto, si el entorno no le ofrece ese grado hará todo lo posible por conseguirlo –si resulta insuficiente– o por evitarlo –si resulta excesivo–. Esta necesidad de estimulación externa para alcanzar un nivel de confort (tono hedónico) y la reacción cerebral que se dispara cuando se experimenta un exceso de estimulación para evitar daños en nuestro organismo (umbral de inhibición transmarginal), se encuentran íntimamente ligadas a algunas características de nuestra personalidad, al igual que sucede con los estados de ánimo. Y la música puede ser una herramienta muy útil precisamente para modular estos estados de ánimo, pero sobre estos aspectos trataremos más adelante.

    Escuchar música es una de las actividades más habituales en cualquier ambiente, aunque es más frecuente hacerlo cuando se está solo en casa, se va conduciendo, haciendo ejercicio y en las reuniones con amigos. A veces no es necesario siquiera utilizar tecnologías o recursos electrónicos para escucharla. Según una investigación realizada por el Departamento de Psicología de la Universidad de Montreal, cerca del 99% de la población se ha obsesionado en alguna ocasión con una canción que no puede quitarse de la cabeza. En la mayoría de los casos estas canciones pegadizas desaparecen en pocos minutos pero, a veces, pueden permanecer en la mente durante horas e incluso días. Este fenómeno se suele producir cuando nos encontramos realizando actividades que requiere poca atención y nos sentimos con un ánimo positivo. Según los investigadores, esta especie de obsesión musical parece cumplir la función de impedir que este estado de ánimo se vuelva negativo.

    Existen muchos textos que analizan la música desde la psicología, por lo que el tema no es en sí mismo novedoso. Pero también es cierto que la mayoría de estas obras se han centrado en el estudio de la música más culta y, especialmente sobre la instrucción musical, olvidando en gran medida el importante papel que ejerce la música más popular, o comercial, en nuestra vida cotidiana.

    ¿Se ha parado usted a pensar el número de temas musicales que habrá escuchado a lo largo de toda su vida? Hagamos un sencillo cálculo sin pretender ser exhaustivos. Supongamos que escucha, al menos, media hora de música cada día, contabilizando aquella que usted elige escuchar y la que le llega a través de los deseos de otras personas (vecinos, compañeros de piso, compañeros de trabajo, la que suena en las salas de espera, en las esperas telefónicas, en los centros comerciales, estaciones, etc.). Aunque sinceramente creemos que en los países desarrollados la media de tiempo de exposición a la música es significativamente mayor a treinta minutos diarios, solamente contabilizando ese tiempo, en el trascurso de un año habríamos escuchado finalmente cerca de once mil minutos de música. O lo que es lo mismo, más de tres mil temas con sus correspondientes efectos psicológicos.

    Ahora haga usted su propio cálculo aproximado sobre la cantidad de temas que habrán pasado por sus oídos y por su mente durante toda su vida… Sin duda es un asunto mucho más importante de lo que pensábamos, ¿verdad?

    Algunas personas creen que la música es simplemente una actividad recreativa, pero lo cierto es que juega un papel muy importante en el desarrollo vital y experiencial de los seres humanos. Como veremos a lo largo del libro, la música puede ejercer efectos muy variados sobre los seres humanos. Por una parte tiene un efecto social al fomentar la cohesión dentro de los grupos, como queda demostrado en el entorno militar, en los campamentos infantiles, en el campo de batalla y en tantos otros eventos que se desarrollan dentro de las comunidades humanas. De hecho no existe ningún país que no posea un himno nacional que permita compartir el sentimiento patriótico de pertenencia a un estado. Por otra parte, la certeza de que la música puede inspirar emociones y modificar el humor es muy antigua. Se encuentran citas al respecto a comienzos del siglo XVII en los escritos de Galileo Galilei, o incluso en el siglo XVI en los de Miguel de Cervantes cuando por boca de Dorotea afirmaba que la música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu. En el plano emocional son muchos los estudios que han analizado en qué medida la música nos acompaña en la alegría o en

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