El pecado,la culpa y la gracia Sin,guilt and grace

Por Pablo A. López

¿De qué trata el Libro?
EL PECADO, LA CULPA Y LA GRACIA es un libro conciso cuyo enfoque es ayudarnos a reflexionar y cuestionarnos sobre cómo enfrentar el pecado y la culpa, nos proporciona argumentos basados en las escrituras bíblicas para luchar contra el pecado y la culpa, y crecer en la comprensión de la gracia de Dios en nuestra vida.
¿Por qué ese tema? Porque a través de estos 20 años de discípulo de nuestro Señor Jesús he visto a muchas personas, y amigos cercanos apartarse de DIOS a causa de la culpa que el pecado trae a sus vidas, y también porque en mi propio caminar con DIOS he tenido que luchar contra esto. Mi expectativa es poder animar a que perseveremos en nuestra amistad con DIOS y no nos apartemos de Él por causa del pecado o de la culpa que este trae.
•¿Te has sentido culpable?
•¿Cómo manejas la culpa?
•¿Qué herramientas tenemos para vencer el pecado y la culpa?
•¿Tomamos decisiones apresuradas basados en la culpa o nos damos el tiempo para que DIOS con su poder trasforme nuestras vidas?

¡Sí podemos cambiar¡ ¡Sí podemos vencer la maldad y el pecado¡ En unión con DIOS es posible, dependiendo de ÉL y recibiendo su gracia podemos empezar de nuevo y ser renovados.
Pablo A. López se gradúo como Ingeniero Agrícola de la Universidad Nacional de Colombia, realizando estudios de postgrado en Madrid (España) y el Cairo (Egipto); gracias a la bondad de DIOS ha sido un discípulo de Cristo por más de veinte años. En la actualidad se dedica principalmente a la realización de charlas bíblicas con jóvenes universitarios y a la enseñanza de la Biblia.
Nota: El libro aparece primero todo en la versión en Español, y luego todo en la versión en Ingles

What is the book about?
SIN, GUILT AND GRACE is a concise book whose focus is to help us reflect and question ourselves about how to face sin and guilt; the book provides us with arguments based on biblical scriptures to fight against sin and guilt, and to grow in the understanding of God's grace in our lives.
Why this topic?
Because throughout these 20 years as a disciple of our Lord Jesus, I have seen many brothers and sisters turn away from God because of the guilt that sin brings to their lives; also because in my own walk with God I have had to fight against this. My expectation is to be able to encourage us to persevere in our friendship with God and not turn away from him because of sin or the guilt that it brings.
•Have you felt guilty?
•How do you manage guilt?
•What tools do we have to overcome sin and guilt?
•Do we make hasty decisions based on guilt, or do we allow time for God in his power to transform our lives?
Yes, we can change! We can overcome evil and sin! United with God it is possible. By depending on him and receiving his grace, we can start anew and be restored.
Pablo A. López graduated as an agricultural engineer from the University of Colombia and pursued postgraduate studies in Madrid and Cairo. Thanks to the goodness of God, he has been a disciple of Christ for more than twenty years. He dedicates his time mainly to leading Bible discussion groups with university students and teaching the Bible.
Note: The book appears first all in the Spanish version, and then all in the English version

• Idioma: Español
• Editorial: Pablo A. López
• Fecha de lanzamiento: 22 dic 2020
• ISBN: 9781005601416

Vista previa del libro

La palabra culpa en el título de este libro refiere a los sentimientos de culpa, una frase que se puede intercambiar con remordimiento, y en este libro lo haremos. El término remordimiento se define así: pesar interno que queda después de realizar lo que se considera una mala acción. Si no aprendemos cómo lidiar con estos sentimientos a través de la confesión y el arrepentimiento, nos alejan de Dios, nos alejan de Jesús y nos engañan. Nos alejan de las personas que amamos. El remordimiento nos aleja de nuestra iglesia, porque nos hace creer que no somos dignos de ser hijos de Dios, que no somos merecedores de haber sido adoptados por Él; pero es que nadie lo es. Romanos 3:23 dice que todos hemos pecado y estamos lejos de la gloria de Dios.

Dios sabe que el ser humano necesita de Él. El problema es que nosotros nos dejamos engañar y pensamos que somos los únicos que se sienten o se han sentido culpables, y no nos damos cuenta de que todos hemos pasado por ello. Pero no nos podemos quedar en este estado. Si lo hacemos, nos impide hacer cambios positivos; el remordimiento continuo no nos va a transformar, porque la culpa nos deprime, nos hunde, nos llena de vergüenza, nos paraliza, nos dice que no podemos.

Por el contrario, el arrepentimiento es cambio, es transformación, es renovación. El arrepentimiento es rebeldía contra el pecado. ¡Seamos rebeldes! Sí, seamos rebeldes contra la maldad, contra la mentira. Seamos rebeldes contra el enojo, contra la lujuria. Seamos rebeldes contra el chisme y la pereza. Seamos rebeldes contra la pasividad en nuestras vidas. Seamos rebeldes para ir contra corriente en un mundo que se ha acomodado y que se deja extorsionar por el pecado.

Si la maldad nos chantajea con la culpa de un pecado que nadie conoce, si la maldad busca esclavizarnos con el yugo de que nuestro secreto de pecado salga a la luz; entonces, seamos nosotros los primeros en hablar, seamos nosotros los primeros en reconocerlo, seamos nosotros los primeros en confesarlo. El chantaje pierde todo su poder a la luz de la confesión y el arrepentimiento.

Confesemos primero a Dios. Reconozcamos nuestro pecado, nuestra necesidad del Padre y nuestra necesidad de ser salvados y transformados por su gracia. Confesemos a una persona espiritual que nos acerque a Dios y a su palabra y que nos ayude a salir de la religiosidad y la hipocresía de querer parecer buenos ante los demás, cuando bien sabemos que no es así.

No busquemos parecer perfectos, porque igual no lo somos; luchemos contra la falsa apariencia de la religiosidad o de personas que no parten un plato. Reconozcamos nuestra necesidad de Dios y permitamos que su palabra, su gracia y su perdón nos transformen.

1. La culpa no es la solución: el caso de Judas Iscariote

¿Qué significa la culpa para ti?

¿Qué es la gracia y cómo actúa en tu vida?

¿Cuándo fue la última vez que hablaste de tu pecado con alguien?

Toma el tiempo que consideres necesario para responderte a ti mismo estas preguntas; sus respuestas te ayudarán más adelante.

Miremos el caso de Judas Iscariote, un hombre cercano al círculo de Jesús, uno de los doce apóstoles que Jesús había escogido. (Si quieres saber más de su vida y todo el contexto de la situación que vamos a analizar, puedes ir a los evangelios; aquí consideraremos específicamente lo que sucedió después de su traición a su amigo y maestro). Veamos lo que se dice de él en la escritura:

Judas, el que había traicionado a Jesús, al ver que lo habían condenado, tuvo remordimientos y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos, diciéndoles:

–He pecado entregando a la muerte a un hombre inocente.

Pero ellos le contestaron:

–¿Y eso qué nos importa a nosotros? ¡Eso es cosa tuya! Entonces Judas arrojó las monedas en el templo, y fue y se ahorcó. (Mateo 27:3-5)

Busquemos analizar los siguientes interrogantes.

¿A quién se acercó Judas cuándo pecó? ¿A quién le pidió ayuda?

¿Qué actitud tuvieron los sacerdotes y los ancianos con Judas?

Lo que se generó en Judas al reconocer su traición a Jesús fue remordimiento, o lo que en otras palabras podríamos llamar sentimiento de culpa. ¿Por qué no lo llamamos arrepentimiento? Esta pregunta la abordaremos un poco más adelante.

Judas tuvo remordimiento; quizás sintió dolor, angustia, tristeza, desánimo y demás sentimientos asociados a la culpa. Al parecer, todo esto lo llevó a buscar rectificar su conducta, e incluso devolvió las treinta monedas de plata. Él reconoció su pecado, pero ¿cuál fue el resultado de permitir que el remordimiento lo dominara? El resultado, para su caso, fue apartarse de Dios y tomar una decisión apresurada (el suicidio).

Reflexionemos un poco más sobre la pregunta: ¿a quién se acercó Judas cuando pecó y a quién le pidió ayuda?

Judas recurrió a los jefes de los sacerdotes y ancianos, aquellos que supuestamente eran los encargados de servir y ayudar espiritualmente a otros. ¿Notaron ellos su angustia, su dolor, su abatimiento, su deseo de buscar arrepentimiento? Quizás lo notaron; sin embargo, aunque su función era acercar a las personas a Dios, no lo hicieron. Su respuesta fue facilista y de desprecio hacia su necesidad.

Ahora, quiero que te preguntes: ¿Qué produce la culpa en tu vida? ¿Cómo actúas y cómo manejas los sentimientos asociados a la culpa?

¿A quién recurres cuando pecas o cuando te sientes culpable a causa de tus fallos?

Cuando nosotros pecamos, necesitamos recurrir primero a Dios y a nuestro Señor Jesús y luego a amigos espirituales que nos ayuden a acercarnos nuevamente al Padre. No debemos tomar decisiones apresuradas basadas en la culpa y el remordimiento. No podemos actuar impulsivamente o dejarnos dominar por un mar de emociones que pueda surgir. Las decisiones que tomemos deben estar basadas en buscar hacer la voluntad de Dios; y recordemos que su voluntad es buena para nosotros y está asociada a darnos paz y vida, vida en plenitud, vida eterna.

En el capítulo siguiente veremos el ejemplo de alguien que también traicionó a Jesús y que quizás experimentó sentimientos asociados a la culpa, pero tuvo una reacción muy diferente a la de Judas.

Con relación a buscar tratar nuestro corazón y conciencia, necesitamos recurrir a personas que tengan sensibilidad espiritual y que tengan sabiduría para escucharnos. Que tengan el amor y el deseo sincero de ayudarnos a restablecer nuestra comunión con Dios y restaurarnos espiritualmente. En este sentido, preferiblemente personas que tengan reverencia por Dios y su palabra. No puedo ir donde un ladrón a decirle que me siento mal por haber robado, o ir donde un mentiroso a decirle que me siento culpable por haber engañado, o recurrir a alguien que no le interesa saber lo que sucede en nuestra conciencia.

Judas reconoció su pecado; dijo: He pecado entregando a la muerte a un hombre inocente, pero ellos le contestaron: –¿Y eso qué nos importa a nosotros? ¡Eso es cosa tuya! (Mateo 27:4). Busca personas a las cuales sí les importe tu condición espiritual y tu deseo de luchar en contra del pecado y de la culpa.

¿Cómo termina la historia de Judas? Dice la escritura: Entonces Judas arrojó las monedas en el templo, y fue y se ahorcó (Mateo 27:5).

Reconocer nuestro pecado está bien, buscar ayuda está bien, buscar tener un corazón de arrepentimiento está bien; hasta ahí había esperanza para Judas. Pero él tomó una decisión apresurada; fue impulsivo, no tuvo la paciencia para que Dios actuara en su vida, se suicidó también espiritualmente; él se dejó gobernar por los sentimientos de culpa.

Pues la tristeza según la voluntad de Dios conduce a una conversión que da