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Lazos: Desgarraduras y vínculos en el arte y la cultura latinoamericanos
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Lazos: Desgarraduras y vínculos en el arte y la cultura latinoamericanos
Libro electrónico377 páginas4 horas

Lazos: Desgarraduras y vínculos en el arte y la cultura latinoamericanos

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Este libro se propone analizar prácticas literarias, cinematográficas y teatrales que nos interrogan sobre el espacio entre los lazos y las rupturas –afectivos, políticos, imaginarios– que nos constituyen hoy como sujetos. Esas prácticas desafían dos consensos generalizados: el de la imposibilidad del "nosotros" que evidencian los medios, y el del discurso filosófico de la finitud, como lo llama el filósofo Alain Badiou, que admite el status quo y la derrota de cualquier sueño progresista. Vivimos a diario sin embargo la experiencia de comunidades que ya no son identitarias sino frágiles y sin soluciones de continuidad, pero que resultan más fuertes que muchas que fueron constituidas en torno a creencias, mitos o seguridades. En el cruce entre ambas evidencias –la finitud y las comunidades inesenciales– hay también algo que nos interesa más: ejemplos que se resisten a las antinomias entre discursos y experiencias, lenguajes y cuerpos, fracasos y comunidades alternativas. Los colaboradores del volumen son profesores y ensayistas reconocidos de universidades argentinas, latinoamericanas, europeas y americanas y coinciden en destacar la ambivalencia de los lazos, como el subtítulo lo indica: desgarramiento y vínculo.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 nov 2020
ISBN9789876995849
Lazos: Desgarraduras y vínculos en el arte y la cultura latinoamericanos

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    Lazos - Comp. Mario Cámara

    Lazos:

    desgarraduras y vínculos en el arte

    y la cultura latinoamericanos

    Luz Rodríguez Carranza

    Mario Cámara

    (eds.)

    Lazos : desgarraduras y vínculos en el arte y la cultura latinoamericanos / Mario Cámara... [et al.] ; compilado por Mario Cámara; Luz Rodríguez Carranza. -1a ed.- Villa María: Eduvim, 2019.

    Libro digital, EPUB - (Poliedros)

    Archivo Digital: descarga y online

    ISBN 978-987-699-584-9

    1. Comunidad. 2. Redes. 3. Memoria. I. Cámara, Mario, comp. II. Rodríguez Carranza, Luz, comp.

    CDD 306.47


    © 2019, Luz Rodríguez Carranza

    © 2019, Mario Cámara

    © 2019, Editorial Universitaria Villa María

    Chile 253 – (5900) Villa María, Córdoba, Argentina

    Tel.: +54 (353) 4539145

    www.eduvim.com.ar

    Editor: Alejo Carbonel

    Maquetado: Eleonora Silva

    La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artículos, estudios y otras colaboraciones publicadas por EDUVIM incumbe exclusivamente a los autores firmantes y su publicación no necesariamente refleja los puntos de vista ni del Director Editorial, ni del Consejo Editor u otra autoridad de la UNVM.

    No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio electrónico, mecánico, fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo y expreso del Editor.

    Este libro fue publicado con el apoyo de la Koninklijke Nederlandse Akademie Wetenschappen (KNAW)

    A la memoria de Ana Amado

    Lazos

    Mario Cámara y Luz Rodríguez Carranza

    Los medios transmiten a diario la creciente imposiblidad del nosotros, los estragos provocados por la destrucción de la familia, de la comunidad, del grupo, de la clase, y es ya imposible cantar la fraternidad universal, la armonía con los que mandan y la reconciliación general. Hay consenso también entre pensadores: es el discurso filosófico de la finitud, como lo llama Alain Badiou,¹ o, más contundente, filosofías de la derrota,² que admiten el status quo.³ Simultáneamente, vivimos, también a diario, la experiencia de comunidades que ya no son identitarias sino frágiles y sin soluciones de continuidad, pero que resultan más fuertes que muchas que fueron constituidas en torno a creencias, mitos o seguridades. Hay solidaridades, entrelazamientos insospechados de hilos que provienen de tejidos dispares que reúnen y vinculan, fugazmente o con raras permanencias, que establecen saltos inverosímiles de tiempo y de espacio. En la tensión entre ambas evidencias –la finitud y las comunidades inesenciales–⁴ hay, sin embargo, algo más: ejemplos que se resisten a las antinomias entre discursos y experiencias, lenguajes y cuerpos, y el arte los multiplica.⁵

    En este volumen nos hemos propuesto analizar prácticas literarias, cinematográficas o teatrales latinoamericanas contemporáneas, aquellas que nos interrogan sobre el espacio entre los lazos y las rupturas –afectivos, políticos, imaginarios– donde se constituyen hoy los sujetos sociales o políticos que desafían toda generalización de la derrota. Las preguntas que convocaron a los autores fueron las siguientes:

    – ¿Qué yo y qué nosotros se articulan en el arte en torno a la pérdida de las seguridades soberanas? ¿Cuáles son sus lenguajes? ¿Cómo acceden a la representación –estética, política– o cómo la eluden?

    – ¿Cuál es la naturaleza de los lazos contemporáneos? ¿Son únicos? ¿Espontáneos? ¿Construidos?

    – ¿Cuál es la imbricación en las obras de la idea del lazo con las formas de violencia actuales, tanto de los poderes estatales y para-estatales como intersubjetivas y micro-sociales?

    – ¿Cúales son las prácticas que apuntan tanto a suspender radicalmente las redes participativas como a tejerlas, las dinámicas incesantes que desarticulan las clasificaciones, que entrelazan lo que se sabe con lo que se ignora, que anudan y desanudan las contenciones del poema, de la página, de la imagen, del plano, del sonido, de la escena?

    Los artículos que escogimos aquí consideran la ambivalencia del lazo, desgarradura y vínculo, angustia y destello, veneno e inmunidad. El primer capítulo, que lleva por título Comunidad y resistencia, reflexiona sobre la cuestión del ser-en-común o del ser-juntos, como la llama Jean-Luc Nancy:⁶ no aquello que se identifica habitualmente como lo propio, la res publica, sino precisamente lo contrario, aquello que no le pertenece a nadie, el lugar inevitable en el que los miembros de una comunidad están obligados a salir de sí mismos.⁷ Lo que los espera en ese lugar-con es la violencia, y la historia del ser-en-común es simultáneamente un inventario de las propuestas inmunitarias a esa violencia para preservar la vida, como la relata Esposito a partir de Hobbes. ⁸ Es el munus, simultáneamente don y deber.⁹ Ahora bien, si la relación entre los hombres es destructiva, la única salida parece ser desvirtuar esa relación: inmunizar.

    Jean-Luc Nancy constata, en Conloquium, que todas las propuestas inmunitarias han fracasado, tanto aquellas que instauran la ley como la religión o las propuesta esencialistas: la obra de muerte –sustrayendo de hecho la muerte misma, su dignidad, en la aniquilación– que se haya llevado a cabo en nombre de la comunidad [...] es lo que ha puesto fin a toda posibilidad de basarse sobre cualquier forma de lo dado del ser común (sangre, sustancia, filiación, esencia, origen, naturaleza, consagración, elección, identidad orgánica o mística).¹⁰ Pese al fracaso constatado por Nancy, o quizás gracias a él, ser-con es un lugar de circulación de sentido, de proximidad y de alejamiento que exige un análisis de la acción recíproca, del juego simultáneo del munus y de la resistencia singular a los vínculos que abre un espacio de libertad, aunque sea a costa de la vida preservada. Los cuatro ensayos de esta primera sección –Comunidad y Resistencia– brindan así ejemplos muy diversos de esa tensión: en la poesía, la crónica, el cine, los cuentos, y el teatro.

    En Relato y comunidad. Sobre el primer cine de José Celestino Campusano, Sandra Contreras trabaja especialmente con la trilogía de largometrajes Vil Romance (2008), Vikingo (2009) y Fango (2012). El cine de Campusano posee una dialéctica que se distingue del neorrealismo del nuevo cine argentino: una disonancia entre, por un lado, la documentación de cuerpos y voces que han vivido personalmente, o comunitariamente, las experiencias, y por otro lado un montaje narrativo, un relato que introduce la instancia de muerte desde la cual una vida adquiere sentido (p. 36). Esa instancia de muerte es la consecuencia inevitable de la ruptura del munus en comunidades en las que todo aquello que define la identidad –el Estado, sujetos colectivos– ha quedado afuera y los pactos son verbales y precarios, amenazados constantemente por la violencia extrema. Hay actos irreparables: aquellos que, al incumplir la deuda, liberan a los demás. Así Aguirre, quien siempre mantuvo distancia de los pactos, descarga a Vikingo del encargo familiar.

    También trata de actos irreparables el trabajo de Luz Rodríguez Carranza, El ápice, que aborda los cuentos de Dichosos los que lloran, del cubano Ángel Santiesteban Prats, premio Casa de las Américas 2006, y la película Birdman (2014), del mexicano Alejandro González Iñárrirtu, ganadora de tres premios Oscar en 2015. Por disímiles que parezcan, en ambas obras hay una presencia aplastadora de discursos y exigencias ideológicas que acosan a los personajes desde su mismo inconsciente, al que lectores y espectadores tienen acceso mediante técnicas realistas de omnisciencia narrativa. En los cuentos la ideología es machista y racista, y el espacio se organiza con una economía del don (y del deber) específica de la prisión que se expresa en clichés y estereotipos. En la película es el discurso del mercado, el de Birdman, el superhéroe que el protagonista encarnó en el pasado, también con un discurso de la experiencia actoral que es el que impera en Broadway, expresado por una crítica todopoderosa y un actor famoso. El prisionero-narrador del último cuento de Dichosos y Riggan, el protagonista de Birdman, se suicidan simbólicamente: con un acto extremo rompen la trama de relaciones que los sujetaba en un lugar determinado, consiguiendo imponer su deseo.

    Cristian Molina reflexiona, en "Relatos de Festivales: En Rosario no se baila cumbia de Frank Báez, en torno a los festivales de poesía, tal como son narrados por el escritor dominicano Frank Baéz, que expone su participación en el XVIII Festival internacional de poesía de Rosario (Argentina). Son comunidades inestables, que se deshacen y se desligan de todo lo que pueda resultar identitario, y más particularmente de la lengua. La festivalización es, además, una forma de exposición de los estados del arte y de la literatura de la literatura contemporánea, y en Argentina la poesía tiende cada vez más a una exposición, aunque el libro conserve su carácter aurático. En ese afuera los festivales son, así, espacios de encuentro y discusión antes y después de los espectáculos, experiencias emocionales y discursivas. Los lazos entre poetas y con la poesía del presente son fugaces o, mejor dicho, participan de una permanencia que sólo puede describirse con la expresión de Báez, buena liga".

    El ensayo de Susana Scramim, Teatro, poesía y política. La teatralización del lenguaje, analiza la lucha ambivalente contra lo homogéneo –particularmente el discurso patrio– en el uso teatral del lenguaje poético, a la vez que compara dos puestas en escena de una obra de Miguel de Cervantes, La Numancia. La primera fue en Madrid, durante el período de la República, dirigida por María Teresa León y con la adaptación y versión actualizada hecha por Rafael Alberti. El estreno de la pieza tuvo lugar el 27 de diciembre de 1937, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, entonces Teatro de Arte y Propaganda, y coincidió con el II Congreso de Escritores Antifascistas. La segunda fue casi simultánea en París, a cargo de la compañía teatral de Jean-Louis Barrault. Algunos críticos vieron en esa puesta una adaptación del texto cervantino al teatro de la crueldad de Artaud. De aquel montaje participaron intelectuales y artistas relacionados directamente a la resistencia francesa, y varios actores del October Group formaron parte del elenco: André Masson fue el escenógrafo, Alejo Carpentier compuso la música y Sylvia Bataille y Jacques Prévert fueron algunos de sus actores. Ahora bien, explica Scramim, el montaje de planos de la puesta de León/Alberti se integra en una interpretación republicana del mito de Numancia que no deja ningún intersticio ni agujero de sentido. Scramim rescata una reseña de Georges Bataille sobre la puesta de Barrault donde se expresa en cambio que lo homogéneo –en este caso el discurso patrio– puede mostrar el vacío intrínseco del poder, su acefalia.

    La segunda parte del libro, Destituciones y persistencias, escoge ciertos procesos de destitución, como el del yo de la voz poética, a efectos de construir allí otro tipo de enlazamientos articulados a partir de una pluralidad de voces. La persistencia, a su vez, nos trae el eco de Georges Didi-Huberman, quien siguiendo a Aby Warbug, entiende que la supervivencia consiste en el reconocimiento de que las imágenes portan consigo una temporalidad que sobrevive a su propio tiempo. Las imágenes mismas, sostiene, serán consideradas como lo que sobrevive de una dinámica y de una sedimentación antropológica que han devenido parciales, virtuales, porque en gran medida han sido destruidas por el tiempo.¹¹ Persistencias y destituciones permiten ser pensadas como una trama en la que se reconfigura el pasado desde el presente, pero que también se refiere a ciertas persistencias o sobrevivencias en el presente. La persistencia es lo que desordena, lo que, como señalaba Walter Benjamin, funciona como señal de débil mesianismo.¹²

    Abre esta sección Carlos Capela con O sem nome do dia, que parte de un minucioso análisis de la representación de la Pasión tal como aparece en las iglesias, para luego proponer que, en el universo pictórico, se introduce, en el corazón de la repetición de una pretendida unicidad, la marca de la diferencia. Personajes contrarios al texto canónico, extraños, marginales, se pueden infiltrar en fulguraciones de la Pasión. El personaje al que se abocará es el del Judío Errante, a quien perseguirá en producciones pictóricas, cinematográficas y literarias, para postular tanto la persistencia de esa figura singular, como el extrañamiento y el poder de desorganización que produce su presencia.

    José Ramón Ruisánchez Serra propone en Una teoría general del raro una reflexión sobre las condiciones de posibilidad de lectura de los raros en literatura. La diferencia entre las obras que se trabajan frecuente y vigorosamente de manera teórica y el resto del canon literario, en este caso el mexicano, se puede formular de manera sucinta del siguiente modo: las primeras se leen como raros y el resto no. El raro se puede definir, al menos en un primer momento, como la obra que exige una aproximación teórica. Ruisánchez Serra utiliza de este modo el neologismo, acuñado por Terence W. Deacon, absential o absential feature −que propone traducir como ausencial (combinando ausencia y esencial). Define, así, el texto ortodoxo como aquel que constituye el medio de contraste del raro. Pero también aquel que solo puede comprenderse desde el raro. Así el lazo entre los dos es de índole ausencial: solo podemos entender la obra desde algo que le es externo y, además, irreduciblemente heterogéneo. En este sentido, la teoría general del raro debería pensarse como la serie de procedimientos que, en vez de confirmar la positividad de una doxa, se abocan a residir precisamente la dimensión ausencial de una obra. La vida del raro, concluye, es aquella que, desde su obscuridad, repentinamente titila, arde con fuerza y se apaga cuando triunfa.

    Bodil Carina Ponte en Sujeto poético y subjetividad resistente trabaja en torno a la poesía del argentino Martín Gambarotta y de los chilenos Yanko González y Germán Carrasco, a los que hace entrar en diálogo, a partir de lecturas de los propios poetas, con Auden y T. S. Eliot. La autora comienza con el análisis de Primera persona singular (primera estrofa) de Germán Carrasco, para proponer que allí se define una subjetividad singular. En efecto, el título del poema, o más bien aquella parte del título que se encuentra entre paréntesis, que induce a pensar que el poema será más extendido y no únicamente de una sola estrofa, hace que sea su final como una supuesta interrupción. Si la sola estrofa que constituye el cuerpo del texto no estuviera encabezada por este título, el punto final que sigue a los últimos dos versos una subjetividad, / como sacrificio, simplemente marcaría el cierre del poema, pero ahora su función adquiere cierta ambigüedad. Lo que queda fuera de cuadro es la expresión exacta de esa verdad en la forma de un poema que no se deja escribir.

    A partir de eso que no se deja escribir, el artículo propone que las lecturas de Eliot y Auden de los poetas referidos se dan entre finales de los años 80 y principios de los 90, una época que coincide con la transición democrática chilena y con los primeros años de la democracia argentina. En retrospectiva, se podría decir que estas lecturas compartidas y las prácticas de reapropiación de las poéticas imagistas y objetivistas de autores como Pound, Williams, Eliot, y otros poetas anglosajones posteriores, marcaron, en ambos países, el comienzo de la construcción de una nueva voz poética. Se refiere con ello a la voz que poco después encuentra su articulación en la obra de los así llamados poetas de los noventa, una generación a la cual, según lo afirman críticos chilenos y argentinos, pertenecen tanto Germán Carrasco y Yanko González como Martín Gambarotta. Una voz paradójicamente destituida que encuentra en esa misma destitución una poética de la resistencia.

    André Masseno, en "Uma espacialidade tropical: a Tropicália, de Hélio Oiticica", se enfoca sobre la famosa instalación del artista visual brasileño Hélio Oiticica expuesta en abril de 1967 en la muestra colectiva Nova Objetividade Brasileira en el MAM, Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, que recientemente había inaugurado su área de exposiciones. Masseno contrapone la estética de la instalación de Oiticica a una serie de reformas urbanas de tipo modernista que se estaban llevando a cabo en Río de Janeiro, argumentando que la instalación ambiental del artista carioca plantea posiciones ético-estéticas que se desvían de los ideales modernistas, principalmente del paisajismo modernista de Roberto Burle-Marx. Se confronta, de este modo, una estética de las favelas, en la que está inspirada Tropicália, con sus composiciones heterogéneas y laberínticas, contra la armonía y la homogeneidad planteada por Burle Marx.

    Prácticas del pensar literario a la intemperie, de Christina Soto van der Plas, analiza el reciente libro del autor puertorriqueño Eduardo Lalo, Intemperie (2016), que comienza con una definición de lo que implica descreer como aquella práctica que interroga las formas que sustentan al mundo, renuncia a las ideas universales y apuesta por un pensar en los límites de la mente para acceder a la condición de superviviente. Así, la literatura del descreer es una forma de pensamiento que desestabiliza tres instancias: la condición sinónima de la literatura, los cuerpos y lenguajes y, finalmente, el yo pensante. Haciendo un paralelo con el pensamiento de Badiou, la literatura del descreer de Eduardo Lalo sería lo que hace excepción a las leyes del mundo [y que] resulta de una modificación local de esas leyes mismas. El lazo que aquí se formula es legible a partir de la comunidad que consolida el pensamiento a contracorriente: pensar es nadar en diagonal para poder salir del mar de opiniones e individualidades cuya marea nos atrapa en sus corrientes, ahí donde se pierde el horizonte de la orilla, toda referencia corporal y concreta.

    El tercer y último apartado, Memoria, ausencia y archivo, parece construirse en parte bajo la invocación de Gerard Wajman, quien apunta: La ruina objeto de memoria. Objeto de la memoria. Objeto del tiempo de la memoria. Objeto del tiempo del arte de la memoria.¹³ ¿Qué hacer con las ruinas que constituyen ausencias, fantasmas y archivos polvorientos? Los textos de esta sección abordan cuestiones que tienen que ver con la memoria reciente en Latinoamérica, especialmente aquellas vinculadas a las víctimas de las dictaduras, y el modo en que aparecen en la poesía o en las artes visuales a efectos de fundar una comunidad con los ausentes, con los espectros y con los fantasmas. La ausencia, que es la segunda consigna de este apartado –en la que percibimos resonancias de lo ausencial de Ruisánchez Serra–, tiene un sentido adicional relacionado con el borramiento o silenciamiento de tradiciones literarias que tienen la capacidad de, en tanto archivos olvidados del pasado, reemerger con fuerza en futuros próximos, o en orígenes difusos e irremontables.

    En Variaciones sobre el duelo en la poesía reciente del Cono Sur (Soros/Mattoni) Geneviève Fabry propone que, durante el periodo que acompañó el fin de la dictadura y el paso posterior a la democracia, se pudo observar, tanto en Argentina como en Chile, una gran presencia de la problemática del duelo vinculado con las circunstancias traumatizantes de la práctica de la desaparición de personas organizada por los Estados dictatoriales. Su texto pretende interrogar esta problemática tal como se plasma todavía en la obra de escritores más jóvenes, que eran niños o adolescentes durante los procesos dictatoriales y no fueron ni actores ni víctimas directas. Para ello analizará la experiencia del duelo, íntima y personal, en El país de las larvas de Silvio Mattoni (2001), y, más abstracta y general, en Cineraria de Juan Soros (2008). En los dos libros sobresale el desamparo de un yo lírico en pos de la memoria de muertos sin nombres, o de muertos sin cuerpo. Frente a ese desamparo, estos dos poemarios exploran diversos recursos susceptibles, o no, de ofrecer una simbolización significativa de la pérdida figurada por el yo lírico. Los lazos que se construyen aquí nos hablan de la capacidad de la poesía de convertirse en un canto de luto y elegía.

    Nanne Timmer, en "Cartografía de la no-nación: escritura y oralidad en Las analfabetas, de Legna Rodríguez Iglesias" sostiene, partiendo de un análisis del campo cultural cubano, que éste ha sido mucho más flexible que la institución política a la hora de imaginar otros espacios y devenires nacionales. Timmer sugiere que fueron las artes plásticas desde 1980, y la literatura desde los 90, las que repensaron e intentaron rediseñar otras formas de comunidad en un espacio en donde la cuestión de la identidad es lo que está en juego. En los años 90, Diáspora(s) propuso desterritorializar y deconstruir las ideas de Nación y de la Literatura a través del desvío. En la primera década del presente siglo, el modelo de pensar la identidad como espacio, en vez de como emblema, fue retomado por otras revistas y proyectos culturales como Cacharro(s), 33 y 1/3, Desliz y TREP. Timmer plantea que algunos poetas y narradores que empezaron a publicar en el siglo XXI (más tarde agrupados bajo el nombre de la Generación cero por Orlando Luis Pardo Lazo) siguen trabajando en la metamorfosis de la Literatura-Nación y plantean un ataque a la monumentalidad nacional usando la letra y la transgresión de la ley de modo lúdico. Jorge Enrique Lage, Ahmel Echevarría y Legna Rodríguez Iglesias son tres de esos autores contemporáneos. En Las analfabetas (2015), oralidad y escritura se presentan en disputa frente al archivo de lo nacional.

    Tecia Vailati, en Os laços da ausência: alguns casos literários do século XIX brasileiro se concentra em tres autores, Sousândrade, Qorpo-Santo e Luiz Gama, cuya producción durante el siglo XIX fue escasamente estudiada en las historiografias literárias y culturales posteriores. La hipótesis con la que trabaja el artículo es que estas obras no tuvieron espacio en la literatura del ochocientos, no por razones externas a ellas, sino porque presentaban cuestiones estéticas que excedían el horizonte poético del momento. La discontinuidad en la poesía de Sousândrade, la poética del absurdo de Qorpo-Santo y la poesía burlesca de temática afro-brasileña de Gama presentan informaciones estéticas que, tanto en su forma como en su temática, eran inverosímiles para los críticos del siglo XIX. Estas mismas informaciones serían lentamente leídas y priorizadas, como si de un gran archivo se tratara, por las vanguardias de los años veinte y de los años cincuenta y sesenta del siglo XX.

    En Testimonio y construcción. Experiencia de la memoria en acto, Luciana Irene Sastre y Sebastián Huber describen una experiencia de performance realizada entre el 1 y el 5 de septiembre de 2015 en el festival Performatear, en el Centro Cultural España-Córdoba (Córdoba, Argentina). En ese marco, coordinaron un seminario de trabajo grupal dedicado a explorar el vínculo conceptual y las posibilidades creativas emergentes del contacto entre las nociones de archivo-acción-cuerpo. La consigna de trabajo previa al encuentro implicaba visitar el Archivo Provincial de la Memoria/ex D-2 de la policía de Córdoba (Argentina), entrar en contacto con uno de los retratos que forman parte de la colección fotográfica Instantes de verdad y registrar su descripción exhaustivamente, observando para esto cada uno de los cinco sentidos. Luego, se indicaba imaginar el contexto fuera del cuadro (espacio-tiempo en que fue tomada la fotografía) e incluir en el registro las respuestas a las preguntas ¿Qué hay más allá de donde termina la fotografía? y ¿Qué pasó inmediatamente antes y después? En tercera instancia, se solicitaba explicitar los motivos por los que determinada imagen fue seleccionada.

    La experiencia apuntaba a producir una articulación en torno a los conceptos de archivo, acción, cuerpo a partir de la idea de que el archivo es un hueco, y que por ello somos incitados a resolver su falta de orden y de comunicabilidad. Dado el vértigo que produce el archivo hueco, el intento reitera su efecto a través de la repetición de acciones, es decir, de su memorización corporal o del repertorio, concepto que hace énfasis, desde los estudios del performance, en lo vivo, estableciendo un puente entre lo visto y lo vivido. Se trataba de abordar una experiencia que confrontara a los sujetos con otros sujetos, con las normas o, más precisamente, con la normalización, en el marco de la comunidad.

    Mario Cámara, en Sobre algunas fotografías de Diamela Eltit y Raúl Zurita, se centra en unas pocas fotografías de los escritores chilenos Diamela Eltit y Raúl Zurita, en las que el dolor físico vía el autoinfligimiento de una serie de heridas pretende representar el dolor del pueblo perseguido, marginado y torturado por la dictadura de Pinochet. Las fotos de Eltit y Zurita, más que ofrecerle respuestas, abren una serie de interrogantes que exceden las imágenes y se derraman sobre la escena artística de aquel momento, y que pueden reformularse del siguiente modo: ¿qué idea tienen Eltit y Zurita del pueblo, tallado como herida y dolor en sus cuerpos y metaforizado en los rostros cuadriculados? En un ensayo de respuesta, Cámara sostiene que es conocida la carga traumática que significó el golpe de Estado de 1973 en Chile, pero aun así, el procedimiento, la encarnación del sufrimiento, la reduplicación de las heridas y la asunción del lugar de víctimas

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