Regalo de Navidad
Por A. C. Meyer
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Samuel, más conocido como Samuca, es un escritor de novelas fantásticas. Su vida giró completamente de manera repentina. En medio de todos los problemas con los cuales él debe lidiar, se comprometió a entregar el manuscrito de su libro antes de Navidad, pero tiene un bloqueo creativo. Para ayudarlo en esa tarea, su editor le consiguió una asistente muy loquita, y los dos tendrán que convivir hasta el plazo final. Durante quince días, acompañado de Gabriela, Samuca va a encarar un camino en el que enfrentará sus mayores miedos, pero tendrá el poder de cambiar su vida. Sólo que él no imaginaba cuánto...
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Regalo de Navidad - A. C. Meyer
Regalo de Navidad
A.C. Meyer
Samuel, más conocido como Samuca, es un escritor de novelas fantásticas. Su vida se complicó de manera repentina. En medio de todos los problemas con los cuales debe lidiar, necesita entregar el manuscrito de su libro antes de Navidad, pero tiene un bloqueo creativo inmenso.
Para ayudarlo en esa tarea, su editor le consiguió una asistente bien loquita, y los dos tendrán que convivir hasta el plazo final.
Durante quince días, acompañado de Gabriela, Samuca va a encarar un viaje en el que precisará enfrentar sus mayores miedos y que tendrá el poder de cambiar su vida.
Sólo que él no imaginaba cuánto...
Copyright © 2018 por A. C. Meyer
Tapa: Luizyana Poletto.
Traducción: Diego Iglesias
Esta obra literaria es ficción. Cualquier nombre, lugares, personajes e incidentes son producto de la imaginación del autor. Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, eventos o establecimientos es mera coincidencia.
Todos los derechos reservados y protegidos por la Ley 9.610 de 19/02/1998. Ninguna parte de este libro, sin autorización previa por escrito de la autora, podrá ser reproducida o transmitida sean cuales fueren los medios empleados: electrónicos, mecánicos, fotográficos, grabación o cualquier otro, excepto para el uso de breves citas en reseñas de libros.
La violación de los derechos autorales es crimen establecido en la ley n°. 9.610/98 y penado por el artículo 184 del Código Penal.
Sugerencias de regalos para Navidad:
Para su enemigo, perdón.
Para un oponente, tolerancia.
Para un amigo, su corazón.
Para un cliente, trabajo.
Para todo, caridad.
Para todo niño, un buen ejemplo.
Para usted, respeto.
Oren Arnold
Para Lu, la hermana que la vida me dió. Que tu vida sea mágica todos los días.
All I want for Christmas is you — Mariah Carey
Jingle Bell Rock — Glee Cast
Santa Claus is coming to town — Michael Bublé
Rockin’ around Christmas tree — Miley Cirus
You make it feel like Christmas — Gwen Stefani
Oh holy night — Christina Aguilera
The first Noel — Glee Cast
Oiga la playlist cliqueando aquí.
EN UNA DIMENSIÓN mucho más allá de la compresión humana, existían seres de luz que preservaban el orden del universo. Ellos poseían poderes indestructibles, se reflejaban en la fuente de todas las virtudes y transmitían toda su sabiduría a los seres inferiores, orientando a las personas sobre sus misiones. Estaban encargados de eliminar los obstáculos que se oponían al cumplimiento de las órdenes de Dios, alejando los espíritus malos que asediaban a los humanos para desviarlos de su fin y, manteniendo así, seguras a las criaturas y el orden de la Divina providencia. Eran seres muy importantes, porque tenían la capacidad de transmitir conocimiento y energía divina. Inmersos en la fuerza de Dios, estos seres iluminados frecuentemente derramaban bendiciones del altísimo en forma de milagros.
Obviamente, Gabriela no era uno de esos seres. Mientras oía a Ángela, una de las guardianas y su orientadora pronunciar su nombre, ella se preguntaba: que habré hecho mal ahora?
— Hola? — ella respondió casi preguntando, insegura sobre qué deseaba de ella la guardiana. Desde que llegó allí, pasó por varios guardianes, pero aún no había logrado adquirir la habilidad suficiente para pasar a un nivel superior. Cada vez que tenía la oportunidad de poner a prueba todo lo aprendido, algo sucedía y las cosas salían mal. Fue lo que sucedió la última vez. Ella se involucró en una gran confusión, cuando, por un problemita de fluidez en el idioma, acabó provocando un accidente que hizo que una calle quedase cubierta por una tonelada de chocolate que se derramó en una fábrica en Alemania. En la Tierra, los periódicos publicaron que la culpa fue de un pequeño defecto técnico, pero ella, Ángela y todos los otros ángeles y guardianes sabían quien era el verdadero culpable. Hasta hoy, aún habiendo pasado algunas semanas, Gabriela se ponía colorada de vergüenza cuando se encontraba con el Gran Guardián.
— Puedes acercarte, querida mía — la voz suave de Ángela la invitó, y ella prosiguió hacia su mesa.
Gabriela se acercó desconfiada, como sucedía todas las veces que ella entraba en la sala de uno de los guardianes, pero la anciana abrió esa sonrisa que tenía el poder de calmar a todos los ángeles, desde los más jóvenes a los más viejos como ella. Sus ojos azules vívidos la observaban con cariño y ella hizo señas para que la muchacha se acercase más.
Ella sonrió, y Ángela asintió mientras colocaba un mechón del cabello corto, a la altura del mentón, tan blanco que parecía una nube, por detrás de la oreja. Gabriela hallaba increíble cuán jovial ella parecía, a pesar de los cabellos que relucían como una aureola.
— Recibí una misión para tí, joven mía — dijo ella y su expresión quedó séria por primera vez.
— Ah... lo jura? — Gabriela preguntó mientras enrollaba un mechón del cabello rubio en la punta del dedo, sintiéndose ya nerviosa por el peso de la responsabilidad.
— Naturalmente — ella murmuró mientras revoleaba los ojos, como si el cuestionamiento fuese completamente prescindible. Lo que tenía sentido, ya que como aprendiz ella no debería dudar cuando una guardiana decía que tenía una tarea para ella.
Sólo espero que no involucre dulces de ninguna naturaleza, ella pensó.
— Correcto — murmuró,