El proceso de la civilización: Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas
Por Norbert Elias
4.5/5
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Comentarios para El proceso de la civilización
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- Calificación: 4 de 5 estrellas4/5*The Civilizing Process* is dense, discursive, Germanic, and in some ways pre-professional in its sociology (Elias has to argue at length, for example, for a discipline of historical psychology that is now well-established), but also fascinating and, in places, hilarious.The first third of the book details the historical development of manners in the West (primarily France, Germany and England) through a survey of etiquette instructions from the early middle ages to the nineteenth century....more *The Civilizing Process* is dense, discursive, Germanic, and in some ways pre-professional in its sociology (Elias has to argue at length, for example, for a discipline of historical psychology that is now well-established), but also fascinating and, in places, hilarious.The first third of the book details the historical development of manners in the West (primarily France, Germany and England) through a survey of etiquette instructions from the early middle ages to the nineteenth century. This is the hilarious part, as behaviors a modern adult would not even consider (such as pissing on the tapestries in a home, or picking up a turd and offering it to another person to smell) turn out to be learned aversions from which our ancestors had to be deterred. I loved the specificity of this portion of the book; the section on attitudes toward meat-eating was especially fascinating, and I adore the coinage "threshold of repugnance," which Elias uses throughout. Reading it transformed my view of my own reactions and behavior in many everyday situations, and made me think about how things I usually consider "natural," such as feeling disgusted upon walking by a pool of vomit next to a dumpster, actually result from a complex web of socio- and psycho-historical factors.The last two-thirds of the book were more of a slog for me, but I'm glad I read them. They address the larger historical causes and effects that lead to the outward signs of "civilization" outlined in the first section. His view of history is sometimes uncomfortably teleological (all cultures are on some point of the same continuum, and the Western countries are the farthest advanced along it), but his observations are still quite interesting, and considering the publication date (1939) he takes a very balanced view toward Freud's psychoanalytical revolution - for Elias, it's important but in need of much further refinement. He makes many points which I found myself chewing over long after having read them, and applying to other histories and works of art.Overall, I highly recommend it, although I might skip over the majority of Part IV, which is largely a reiteration of the points that have gone before, and go straight to the last, concluding section
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Such a major foundational work deserves a longer and more thorough review than it will receive here. Elias investigates what are the processes and hallmarks of civilization. What distinguishes civilized people from non-civilized people. He also examines subtle distictions between concepts of civilization and Kultur. Along the way, he explores high and low culture, the culture of the elites versus that of the little people (le menu peuple). Interestingly, among his many resources he used etiquette guides as indicators of the state of manners and extrapolates from that a trove of information and observations about civilization.
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El proceso de la civilización - Norbert Elias
1936
Los cambios de conducta
en las clases altas
del mundo occidental
Capítulo primero
Sociogénesis de los conceptos
«civilización» y «cultura»
Primera parte
Sociogénesis de la oposición entre «cultura»
y «civilización» en Alemania
I. INTRODUCCIÓN
1. El concepto de «civilización» se refiere a hechos muy diversos: tanto al grado alcanzado por la técnica como al tipo de modales reinantes, al desarrollo del conocimiento científico, a las ideas religiosas y a las costumbres. El concepto puede referirse a la forma de las viviendas o a la forma de la convivencia entre hombre y mujer, al tipo de las penas judiciales o a los modos de preparar los alimentos. Para ser exactos, no hay nada que no pueda hacerse de una forma «civilizada» y de una forma «incivilizada», con lo que siempre resulta algo difícil tratar de resumir en unas cuantas palabras todo aquello que el término «civilización» comprende.
Pero si se trata de comprobar cuál es, en realidad, la función general que cumple el concepto de «civilización» y cuál es la generalidad que se pretende designar con estas acciones y actitudes humanas al agruparlas bajo el término de «civilizadas», llegamos a una conclusión muy simple: este concepto expresa la autoconciencia de Occidente. También podría denominarse «conciencia nacional». El concepto resume todo aquello que la sociedad occidental de los últimos dos o tres siglos cree llevar de ventaja a las sociedades anteriores o a las contemporáneas «más primitivas». Con el término de «civilización» trata la sociedad occidental de caracterizar aquello que expresa su peculiaridad y de lo que se siente orgullosa: el grado alcanzado por su técnica, sus modales, el desarrollo de sus conocimientos científicos, su concepción del mundo y muchas otras cosas.
2. Pero «civilización» no significa lo mismo en distintos países de Occidente. En especial, hay una gran diferencia entre el uso francés e inglés de la palabra por un lado y, por otro, el que de ella hacen los alemanes. En Inglaterra y en Francia, el concepto resume el orgullo que inspira la importancia que tiene la nación propia en el conjunto del progreso de Occidente y de la humanidad en general. En el ámbito germanoparlante, «civilización» significa algo muy útil, pero con un valor de segundo grado, esto es, algo que afecta únicamente a la exterioridad de los seres humanos, solamente a la superficie de la existencia humana. La palabra con la que los alemanes se interpretan a sí mismos, la palabra con la que se expresa el orgullo por la contribución propia y por la propia esencia es «cultura».
3. Cosa curiosa: ciertas palabras, como la francesa e inglesa «civilización» o la alemana «cultura», resultan transparentes en el uso interno de la sociedad a la que pertenecen. Sin embargo, todo lo que comprenden, esto es, su forma de resumir una parte del mundo, la naturalidad con que delimitan ciertos ámbitos y excluyen otros, las valoraciones secretas que conllevan de modo implícito, resultan difícilmente comprensibles para quien no forma parte de las sociedades en cuestión.
El concepto francés e inglés de «civilización» puede referirse a hechos políticos o económicos, religiosos o técnicos, morales o sociales, mientras que el concepto alemán de «cultura» se remite sustancialmente a hechos espirituales, artísticos y religiosos, y muestra una tendencia manifiesta a trazar una clara línea divisoria entre los hechos de este tipo y los de carácter político, económico y social. El concepto francés e inglés de «civilización» puede referirse a las realizaciones, a los logros, pero también se refiere a la actitud, a la «behaviour» de los seres humanos, con independencia de si han realizado algo o no. Por el contrario, en el concepto alemán de «cultura» prácticamente ha desaparecido la referencia a la «behaviour», esto es, a los valores que pueda tener un ser humano por su mero existir y su mero comportarse, con independencia de sus realizaciones; el significado específicamente alemán del concepto de «cultura» se revela en toda su pureza en su derivado, el calificativo «cultural», que no designa el valor del ser de un hombre, sino el valor y el carácter de ciertos productos humanos. Esta palabra, sin embargo, el concepto de «cultural», no es traducible sin más al francés o al inglés.
La palabra «cultivado» es muy próxima al concepto occidental de civilización y, en cierto modo, representa la forma más elevada del «ser civilizado». Hay seres humanos, y hasta familias, que pueden ser «cultivados» sin que hayan «realizado» nada desde un punto de vista «cultural». Al igual que el término «civilizado», «cultivado» se refiere en primer término a la forma de comportarse o de presentarse de los seres humanos. El concepto designa una cualidad social de los seres humanos, su vivienda, sus maneras, su lenguaje, su vestimenta, a diferencia del término «cultural», que no se refiere de modo inmediato a los hombres, sino exclusivamente a ciertas realizaciones humanas.
4. En relación con éstas, encontramos otra diferencia entre los dos conceptos. «Civilización» se refiere a un proceso o, cuando menos, al resultado de un proceso; se refiere a algo que está siempre en movimiento, a algo que se mueve de continuo hacia «delante». En su utilización actual, el concepto alemán de «cultura» tiene otra dirección de movimiento: se refiere a productos del hombre dotados de realidad, como las «flores en los campos»,¹ a obras de arte, a libros, a sistemas religiosos o filosóficos en los cuales se expresa la peculiaridad de un pueblo. El concepto de «cultura» tiene un carácter diferenciador.
El concepto de civilización atenúa hasta cierto punto las diferencias nacionales entre los pueblos y acentúa lo que es común a todos los seres humanos o debiera serlo desde el punto de vista de quienes hacen uso del concepto. En él se expresa la conciencia de sí mismos que tienen pueblos cuyas fronteras y peculiaridades nacionales hace siglos que están fuera de discusión porque están consolidadas, de pueblos que hace mucho tiempo han desbordado sus fronteras y realizado una labor colonizadora más allá de ellas.
Por el contrario, el concepto alemán de cultura pone especialmente de manifiesto las diferencias nacionales y las peculiaridades de los grupos. Y gracias a esta función que cumple ha conseguido una gran significación, por ejemplo, en el campo de investigación de la etnología y de la antropología, muy por encima del ámbito germanoparlante y de su situación de origen. Su situación de origen es la de un pueblo que, en comparación con los otros pueblos occidentales, alcanzó tardíamente una unidad y consolidación políticas y en cuyas fronteras desde hace siglos, y hasta ahora mismo, ha habido comarcas que se han estado separando o amenazando con separarse. En lugar de cumplir la función del concepto de civilización, que es la de expresar una tendencia continua a la expansión de grupos y naciones colonizadoras, en el concepto de cultura se refleja la conciencia de sí misma que tiene una nación que ha de preguntarse siempre: «¿En qué consiste en realidad nuestra peculiaridad?», y que siempre hubo de buscar de nuevo en todas partes sus fronteras en sentido político y espiritual, con la necesidad de mantenerlas, además. Este proceso histórico se corresponde con la orientación del concepto alemán de cultura, con la tendencia a la delimitación así como a poner de manifiesto y elaborar las diferencias de grupo. Las preguntas de «¿qué es lo francés?, ¿qué es lo inglés?», hace mucho tiempo que desaparecieron del ámbito de discusión de la conciencia propia de los franceses y de los ingleses. La pregunta de «¿qué es lo alemán?» no ha dejado de plantearse desde hace siglos. En un momento determinado, el concepto de «cultura» proporciona una de las varias respuestas posibles a esta pregunta.
5. La constitución de la autoconciencia nacional que se representa con los conceptos de «cultura» o de «civilización» es también muy diversa. Pero cualquiera que sea la diversidad de esta autoconciencia, el alemán que habla con orgullo de su «cultura», igual que el francés y el inglés que piensan con orgullo también en su «civilización», consideran como algo completamente normal el hecho de que éste es el modo en que el mundo humano ha de considerarse y valorarse como una totalidad. El alemán puede intentar aclarar al francés y al inglés lo que quiere decir con el término de «cultura», pero no puede transmitir casi nada de la tradición de experiencias específicamente nacionales, así como del valor sentimental perfectamente natural que tiene para él la