Diez años sin Judt
l análisis científico y el compromiso cívico iban de la mano en un hombre convencido de la necesidad de conocer el pasado para mejorar nuestras democracias. Ese era el británico Tony Judt (1948-2010). Hijo de una familia judía, apoyó el movimiento sionista en su juventud, pero acabó censurando la política del estado de Israel, al que reprochó el uso de la memoria del Holocausto. En su obra como historiador destacó su (1992), en el que arremete contra figuras como Sartre por emplear un rasero para el fascismo y las democracias capitalistas y otro, bastante menos exigente, para el comunismo. Por otra parte, abordó la historia de Europa en una síntesis, (2005), que abarcaba la evolución del Viejo Continente a partir de 1945 y que contaba con, entre otros méritos, el de entrelazar la historia de su mitad occidental con la de su mitad oriental.
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