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Sueños, memorias y asociaciones: A cien años de "la interpretción de los sueños"
Sueños, memorias y asociaciones: A cien años de "la interpretción de los sueños"
Sueños, memorias y asociaciones: A cien años de "la interpretción de los sueños"
Libro electrónico124 páginas1 hora

Sueños, memorias y asociaciones: A cien años de "la interpretción de los sueños"

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Como homenaje a los cien años del clásico de Freud, Teresa del Conde publica precisamente sus sueños, memorias y asociaciones. Nos muestra su inconsciente para dejarnos ver que en sus sueños se despliega toda una secuencia involuntaria de vida. Importante aportación a la literatura onírica, al tiempo que nos invita a detenernos un momento para escuchar, observar y pensar a partir de los sueños de ella y también de los nuestros.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 sept 2014
ISBN9786071622648
Sueños, memorias y asociaciones: A cien años de "la interpretción de los sueños"

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    Sueños, memorias y asociaciones - Teresa del Conde

    COLECCIÓN POPULAR

    582

    SUEÑOS, MEMORIAS

    Y ASOCIACIONES

    TERESA DEL CONDE

    SUEÑOS, MEMORIAS

    Y ASOCIACIONES

    A CIEN AÑOS DE "LA INTERPRETACIÓN

    DE LOS SUEÑOS"

    MÉXICO

    Primera edición, 2000

    Primera edición electrónica, 2014

    En la portada: Personaje. Electrografía de José Castro Leñero, 1999

    D. R. © 2000, Fondo de Cultura Económica

    Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.

    Empresa certificada ISO 9001:2008

    Comentarios:

    editorial@fondodeculturaeconomica.com

    Tel. (55) 5227-4672

    Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.

    ISBN 978-607-16-2264-8 (ePub)

    Hecho en México - Made in Mexico

    PRESENTACIÓN

    ¡Forastero! Hay sueños inescrutables y de lenguaje oscuro, y no se cumple todo lo que anuncian a los hombres. Hay dos puertas para los leves sueños; una, construida de cuerno, y otra, de marfil. Los que vienen por el bruñido marfil nos engañan, trayéndonos palabras sin efecto; y los que salen por el pulimentado cuerno anuncian, al mortal que los ve, cosas que realmente han de verificarse.

    HOMERO, Odisea, canto XIX

    Como el reverso de la medalla de Alejandro de Macedonia, que, al decir de Aulo Gelio, un día soñó que no creía en los sueños, la doctora Teresa del Conde sí cree en ellos y vive y sueña con una fe ejemplar en la teoría freudiana. Como una oportuna celebración del centenario de Die Traumdeuntung, entrega este delicioso texto que, aunque "no está específicamente dedicado a psicólogos o a psicoanalistas [...] es susceptible de ser leído también por especialistas en estas disciplinas y por todos los interesados en la psicología profunda —como reza prudentemente el inicio de la Advertencia" que, a modo de amuse-gueule, prepara al lector para el festín de las imágenes hípnicas que se le ofrece—. Los comensales, especialistas o no, sabrán aquilatar este homenaje a Freud y a su teoría de los sueños que preside la develación que la autora hace, en su relato, de sus experiencias oníricas más íntimas.

    Si la primera parte del texto, un poco scholar tal vez (la autora se define como psicoanalista frustrada), muestra su rico bagaje teórico e introduce de manera muy didáctica al lector en el tema, de manera semejante a lo que nos ofreció en su espléndido libro Las ideas estéticas de Freud, la segunda, o sea la narración de sus sueños propiamente dicha, corresponde a una empresa de exteriorización de la subjetividad que es más propia del artista que del teórico. El resultado, más que un material analizable o didáctico, o que ilustre los mecanismos del proceso del soñar, se convierte así en un verdadero producto literario.

    Este desnudamiento yoico, que parece tener como divisa un volteriano culto a la verdad (y que no deja de recordar las crónicas que José Luis Cuevas escribía en Excélsior), viene a enriquecer la literatura onírica que la autora considera en desuso. Con cuánta razón el ilustre psicobiólogo José Luis Díaz ha dicho, recientemente, que ya es tiempo de que las teorías freudianas abandonen definitivamente las escuelas de psicología para pasar a ser el patrimonio de las de literatura. No fue por azar que el único premio que le fue concedido a Freud en vida haya sido el Goethe, de literatura alemana, lo que constituyó una verdadera premonición sobre el destino de su herencia. Contrariamente a lo que escribe la autora en su Advertencia, los avances fisiológicos sobre las funciones hípnica y onírica han revolucionado de tal manera nuestros conocimientos sobre el tema, que uno de los principales neurofisiólogos contemporáneos, Michel Jouvet, no ha tenido empacho en declarar que entre la teoría freudiana de los sueños y la neurofisiología del soñar existe la misma relación que entre la astrología y la astronomía... lo que, por otra parte, no va en detrimento ni de la astrología ni de la teoría freudiana, pues la cientificidad de una creencia es independiente del valor que pueda tener como emblema cultural, como instrumento simbólico o como refugio crediticio para una sociedad o una época. Si en su obra El cerebro soñador, J. Allan Hobson desmonta, uno a uno, los errores de la teoría freudiana de los sueños y de su proyecto de una psicología para neurólogos, el dogma no es por ello —como otros igualmente quiméricos— menos trascendente o heurísticamente útil. Bien lo dijo Pirandello: Para vivir no es necesario saber, es indispensable creer. Cada quien elige libremente su vía de salvación.

    Este texto pone nuevamente de relieve la pobreza que la palabra sueño tiene en castellano. No sólo puede ser sleep y dream, sommeil y rêve, sino también songe y mensonge, fuentes todos y cada uno de ellos, del proceso creador del arte. El lector habrá de descubrir cuáles de los sueños de Teresa del Conde entraron por la puerta de cuerno pulido y cuántos por la de marfil, según la profunda metáfora que Homero pone en boca de Penélope. La autora tiene, como habrán advertido, una predecesora ilustre. Al término de la lectura de su testimonio estuve tentado a agregar, casi automáticamente, como en un Sueño:

    y restituyendo

    entera a los sentidos exteriores

    su operación, quedando a luz más cierta

    el Mundo iluminado, y yo despierta.

    HÉCTOR PÉREZ RINCÓN

    San Lorenzo Huipulco

    Abril de 2000

    ADVERTENCIA

    Este ensayo no está específicamente dedicado a psicólogos o a psicoanalistas, pero es susceptible de ser leído también por especialistas en estas disciplinas y por todos los interesados en la psicología profunda.

    Empleo la palabra sueños en sentido psicoanalítico, no como con frecuencia he oído y leído que se utiliza en el lenguaje común, sobre todo en lengua inglesa: dreams that money can buy, por ejemplo, o bien dreams, como proyecto creativo de un artista, tal y como sucede con la película del mismo nombre de Ingmar Bergman sobre el amor entre dos mujeres. Pese a que la trama observa con exquisitez la psicología del deseo, el argumento de la película no tiene como eje el trabajo onírico. Tampoco la uso en el sentido que comúnmente damos a una frase en castellano, escuchada y pronunciada de manera continua, equivalente a una prohibición: ni lo sueñes, que es igual a decir: de ninguna manera te concedo lo que me pides, o bien no te imagines que tal o cual cosa puede pasar, ni mucho menos la proyectes. Todas estas acepciones tienen un sentido y me parece necesario anotarlo: el sueño en el lenguaje común es algo deseable, pero ese deseo quedará incumplido porque involucra elementos prohibidos o inalcanzables, y en algunos casos tiene cierto sentido autocrítico; por ejemplo: yo no haría esto ni en sueños.

    Queda claro que esa acepción del soñar está excluida de este ensayo y hago la aclaración por lo siguiente: cuantas veces he utilizado la internet para traer a colación la literatura onírica me he encontrado con que la acepción que predomina se corresponde con los significados que he mencionado acerca de dreams, pero lo peor es que está relacionada con la publicidad, y por lo tanto ni siquiera se anexa a lo que llamamos en inglés daydreaming y en castellano ensueño, de modo que tampoco se analoga propiamente con los productos de la fantasía; es decir, con los fantasmas semiconscientes. Éstos son tratados aquí sólo muy de soslayo, en los párrafos que corresponden a los contextos en que ocurren los sueños y en el relato de las asociaciones procesadas en estado de vigilia.

    Mi ensayo trata fundamentalmente sobre lo que implica el discurso del sueño, e incluye los recuerdos y asociaciones que trae consigo. Contiene también algunas interpretaciones, pero son por lo general superficiales; no he ahondado en eso porque considero que mi aproximación concierne a la literatura psicoanalítica, no al psicoanálisis ni menos aún al autoanálisis, aunque es inevitable que hayan quedado residuos de esas disciplinas en el modo de abordar los contenidos.

    La razón por la que me he ocupado del tema se verá en las páginas subsecuentes, pero antes me parece oportuno aclarar lo siguiente. De acuerdo con mi propia experiencia, la asociación libre es un método verbal, escritural, dibujístico, etc., pero nunca es tan libre como la denominación lo enuncia. Se asocia por metonimia, por metáfora, por lógica, por lo contrario a lo que es la lógica, etc. En todo caso, la asociación, aunque se denomina libre, jamás, o muy raramente, está libre de algún condicionamiento. Se verifica a través de mecanismos de los que somos semiconscientes la mayor parte de las veces. No equivale al automatismo psíquico que tanto practicaron por escrito

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