Su historia comienza en el imperio austro-húngaro, bajo el reinado de Francisco José, que terminó por disolverse ante las nuevas corrientes políticas. La pesadilla empezó a tomar forma con el ascenso del antisemitismo, representado por un personaje como Lueger que ganó la alcaldía de la ciudad en 1897, y del pangermanismo, dirigido por Van Schónerer.
■ Aquella Viena de fin de siglo alumbró los sueños de una cosecha irrepetible de artistas, escritores e intelectuales. En el nuevo paisaje urbano también surgió el esfuerzo historicista, como una vuelta a los estilos tradicionales, del proyecto arquitectónico y urbanístico de la Ringstrasse (1860-1890). Pero el racionalismo de Otto Wagner se opuso frontalmente a la tradición y sentó las bases de la nueva arquitectura austríaca, con Loos y Olbrich en primera línea secesionista. La profunda carga de simbolismo en las pinturas que Klimt había realizado para decorar el edificio de la Universidad también dio mucho que hablar.
■ El mundo de la composición musical estaba convulsionado. Gustav Mahler, ecléctico, mezclaba estilos, Richard Strauss transitaba por el postwagnerismo y Arnold Schónberg proclamaba la emancipación de la disonancia, destruyendo el lenguaje musical moderno. Por su parte, el periodista Karl Krauss puso la nota satírica como editor de la revista La antorcha, todo un “anti-periódico” que fundó en 1899 para enojar a los burgueses.
■ Fue un cronista de excepción de la sociedad vienesa en tiempos de crisis del lenguaje. La ebullición cultural de Viena se completaba con las tertulias en los cafés, que fueron convertidos en objeto artístico: tarjetas postales.
Sólo faltaba la interpretación de los sueños, a cargo del doctor Freud. Para entonces, con el siglo XX en una marcha más que convulsionada -entre 1914 y 1918 se produjo la Primera Guerra Mundial-, el sistema que Freud había propuesto para explicar la psicología del hombre ya había alcanzado la fama.
Nacimiento
Nació en Viena (Austria)