Historias Torcidas de Una Mente Torcida: Más Historias Torcidas
Por Mari Collier
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Colección de historias cortas de Mari Collier, autora de Earthbound.
Una de las definiciones de la palabra torcida, es oblicuo, inclinado. De alguna manera es como describo mi mente, ya que puedo ver las cosas un poco diferentes, más que el resto de la población. Para mí, siempre es algo más, quizá algo escondido o sombreado por otra dimensión.
Encontrarás a un chico que no envejece, una bruja que quiere ser normal, una mujer de granja de Iowa luchando con ranas, un vampiro que escoge vivir en un desierto soleado, fantasmas y vampiros.
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Historias Torcidas de Una Mente Torcida - Mari Collier
El Chico Que Se Reusó a Crecer
Los Bullock siempre han sido una familia alegre y de mente fuerte. En 1534, Margaret Bullock fue empalada en vez de convertirse en protestante. En 1554 bajo el dominio de Bloody Mary, Thomas Bullock fue llevado a la hoguera en vez de convertirse católico. Sus actitudes comenzaron a reducir su linaje, y durante las guerras religiosas en contra del Rey Charles en 1641 y 1647, las Colonias se convirtieron extremadamente atractivas para los últimos Bullock.
Navegaremos hacia Massachusetts dónde la religión es practicada con pureza,
su patriarca Silas Bullock les anunció. Y así la familia partió hacía Massachusetts.
Seis años después las prácticas contenciosas y justas del patriarca enojaron tanto a la buena gente de Massachusetts que tuvieron que empacar junto con su familia, hacia Rhode Island para unirse a los otros disidentes. No fue con el afán como Roger Williams o Anne Hutchinson ya que los Bullock no estaban interesados en convertir a otros. Fue su habilidad de tener declaraciones firmes mientras disputaban teología con sus semejantes, que se convirtió en su ruina.
Rhode Island probó ser un refugio hasta la Guerra Revolucionaria, cuando los Bullock dividieron su clan ya sea en Tory, o verdaderos americanos deseosos de independencia. Después de la guerra, la porción más grande se mudó al oeste y comenzaron a coquetear con el espiritualismo de una u otra manera.
Un poco más que un siglo después de la Guerra Revolucionaria, Trevor Bullock se sentó en el cuarto de lectura, el aroma a lana seca y húmeda se desvaneció cuando su mente se cautivó con Madame Blavatsky y su Sociedad Teosófica. Su esposa, Madeline, seguía moviéndose nerviosamente y mirando el corredor. ¿Por qué no puede entender el concepto universal de hermandad o humanidad? Madeline, por supuesto, no era una verdadera Bullock, sino que una prima lejana.
Te lo dije,
dijo Madeline cuando Madame Blavantsky fue a Europa, y el Coronel Olcott partió hacia las costas oestes de India. Ellos no pueden concertar el concepto universal de hermandad con la realidad. Sería mucho mejor unirte al Movimiento por la Templanza para que el hombre sea apto para ser hermanos.
Ya que Trevor disfrutaba su cigarro y su brandy después de la cena, él la ignoraba. El divorcio no era un procedimiento sencillo en 1889. Madeline, siendo una buena
esposa, continuó teniendo a sus hijos: diez de ellos para continuar el linaje de los Bullock. Muchos se convirtieron en metodistas o Bautistas, a excepción de Trevor quien en mayor medida confiaba más en el brandy. Quizá fueron sus diez hijos que lo orillaron a la bebida.
Su fervor religioso, gradualmente se desvanecía en el materialismo, pero continuamente mantuvo su tradición familiar al estar a la vanguardia de la última causa, ya sea el derecho a votar de las mujeres, construyendo refugios anti bombas, o protestando en contra de la guerra de Vietnam. En nuestra época, los jóvenes se encontraban cautivados por el deseo de la eterna juventud.
Matthew Aaron Bullock tenía seis años cuando su tía abuela Matilda falleció a la edad de noventa años. Mattew quedó devastado por la noticia ya que la Tía Matilda vivió en la casa de al lado y siempre le daba galletas y le proveía un refugio seguro de cualquier catástrofe que se haya introducido en su pequeño mundo.
¿Por qué tuvo que morir?
Porque ella quería descansar,
murmuró su madre ya que ella no creía en el cielo o en el infierno.
¿No podía descansar en la cama?
Algunas veces las personas necesitan más descanso,
esa fue su respuesta más fútil.
Papi, Mami no me dice por qué murió la Tía Matilda.
La frase dicha con seguridad, Porque era su tiempo,
de su padre, dejó a Matthew confundido sobre el concepto de tiempo. El perro viejo de la Tía Matilda, Relámpago, nombrado así en sus días más jóvenes, se convirtió en el compañero constante mientras veía televisión.
Es lo menos que podemos hacer por la Tía Matilda,
dijo su madre contradiciendo a su padre, de poseer un perro en la casa, aunque todo regresó a la normalidad un año después, hasta que Relámpago murió.
Mami, ¿Por qué murió? Él era mi amigo.
Bueno, él quería estar con la Tía Matilda.
¿Dónde se encuentran? Puedo ir a verlos.
No cariño, ya se han ido.
"¿Se han ido a dónde?
Oh, por todos los cielos, Matthew, todos nos morimos cuando envejecemos.
¿Todos? ¿También tú y Papi morirán?
Oh, cariño, Matthew, no fue mi intención espantarte. Eso será en mucho, mucho tiempo. No hasta que seamos tan viejos como lo fue la Tía Matilda.
¿También yo moriré?
Matthew, eres demasiado joven para esto. Ve a jugar afuera.
¡No lo haré!
Un repentino rubor rojo se extendió por el rostro de Bullock.
Los años pasaron, y fiel a su palabra, Matthew no envejeció. Esto provocó una cierta cantidad de pruebas médicas, exploraciones, asesoramientos, y la preocupación de los padres de Matthew. Él permaneció ajeno a las súplicas que sus padres hacían. Seguía siendo feliz con sus juguetes, no importaba si eran orgánicos, de plástico o mecánicos. Sus estudios se convirtieron en todo un dilema. Debido a que no maduraba físicamente, y ni siquiera sus emociones o su intelecto. Permaneció para siempre en segundo grado (dependiendo en el sistema educacional de cualquier pueblo en el que vivieran) ya que no pudo comprender los conceptos más complejos de interacción social o matemáticas avanzadas. Sus padres no tenían otra opción más que mudarse cada dos años o mantenerlo en casa. Su último refugio fue en lo alto del desierto donde la gente es más indulgente con las peculiaridades humanas.
¿Qué pasará de ti cuando envejezcamos y no podamos cuidar de ti?
su madre gimoteó.
Matthew sonrió felizmente. Podría vivir con Benny, y podríamos jugar todo el día.
Benny era su más reciente vecino.
Benny crecerá en un adulto y se mudará a un más lucrativo lugar,
dijo rápidamente su madre. Ya no tendrá tiempo para jugar.
Matthew se encogió de hombros y corrió hacia afuera gritándole a su amigo. Oye Benny, ¿quieres jugar?
Sí, ¡mira lo que tengo!
Benny le mostró a Matthew un juego portátil donde había pequeños monstruos de aspecto adorable, que seguían las órdenes de sus entrenadores empleando fuego, rayos eléctricos, rocas que caían del cielo, agua y hechizos extraños que congelaban al oponente mientras el rival los enviaba felizmente.
Si tuvieras uno también, podríamos intercambiar nuestros peleadores, manteniendo nuestros juegos juntos. Ves.
Benny le mostró a Matthew un puerto infrarrojo. Ninguno de los niños comprendía el significado de eso; solamente creían que el juego funcionaría como se los prometieron.
Por alguna razón los padres de Matthew le compraron el dispositivo electrónico y el juego. Matthew pasaba horas embelesado jugando, haciendo que subieran sus monstruos a los niveles más altos, buscando por los monstruos escondidos y más poderosos en el juego, olvidándose por completo del tiempo hasta que su madre bruscamente le quitaba el juego.
Matthew, te he dicho que es la hora de cenar. ¿No me has escuchado?
Mamá, no lo apagues. Tengo que guardar la partida o perderé a todos mis peleadores.
¡La siguiente vez me prestarás más atención!
Largos alaridos protestando llegarían a sus oídos y finalmente, ella cedería y le permitiría salvar su juego.
Un día, ella estaba tan desesperada, que le dio una orden cuando le quitó el juego. Desde ahora, no podrás jugar a menos que te demos permiso.
Por supuesto Matthew, de manera testaruda, pasaba todo el tiempo pensando nuevas maneras de jugar el videojuego. Una vez que se encontraba en sus manos, corría a esconderse y jugar durante horas.
Sus padres se enfurecían cada vez que Matthew hablaba sobre su juego hasta que de repente se dieron cuenta de que sus zapatos, sus pantalones y sus playeras le quedaban chicos. Su madre (que no era una Bullock) comenzó a felicitarle.
¡Cielos Matthew, estás creciendo!
Antes de que pudiera decir más, su esposo le interrumpió. No querida, estás equivocada. Sigue siendo igual. Todo lo que ha pasado hoy es por la baja calidad que tiene el material, que hizo que se encogiera.
Él la empujó fuera de la habitación.
Tendremos que tirar toda esta ropa. Entonces iremos a la tienda mañana mientras Matthew esté en la escuela y compraremos ropa. Compraremos todo igual que la ropa anterior en una talla más grande. Los zapatos desgastados no son nada nuevo. Nunca sospechará si no decimos nada acerca de su crecimiento.
Su pronóstico resultó ser cierto. Matthew no se dio cuenta en como sus padres lo engañaron incluso cuando ingresó a la universidad, donde se matriculó en biología e ingeniería química con el objetivo de encontrar el gen para la eterna juventud. Lo verás pronto en televisión. Estará dando conferencias sobre cómo mantener la eterna juventud.
Amanecer Surrealista
Eric tropezó con la cabaña accidentalmente. Había estado buscando el lugar perfecto y aislado para observar las estrellas. El cielo de la noche estaba libre de nubes y el aire no contaminado ni siquiera estaba brumoso. En vez de mirar fijamente hacia arriba, ligeramente observaba hacia abajo, su delgada boca se abrió, su delgado cuerpo se encontraba demasiado aturdido para moverse, mientras que la luna llena, entre blanca y amarillenta, proyectaba una luz plateada sobre el paisaje mayormente árido y cubierto de arena; mayormente árido a excepción de una estructura de una cabaña desierta desde hace mucho tiempo. Las opacas sombras negras cayeron hacia el noroeste, creando una imagen doble de una caja de madera con un techo inclinado esperando a que sus habitantes regresen y restauren los tablones blancos y laterales que faltan. Se quedó quieto cuando la cabaña lo llamó, susurró su nombre y lo atrajo cada vez más cerca.
Tenía que examinar la encarnación de sus sueños rotos y de coraje desafiante. Dos marcos de ventanas vacías flanqueaban el negro vacío de una puerta faltante que daba acceso al interior cubierto de escombros. Le gritó, Mira, mira, sigo estando aquí. Alguna vez proveía calor y comodidad, pero ahora estoy vacía de todo lo que es significativo.
Era una estructura hecha para perdurar, desafiando al sol, las tormentas de arena, y las lluvias torrenciales del desierto, hasta que su propietario reapareciera. Con orgullo hacía alarde de las vigas de maderas intactas de dos por cuatro y el marco del techo firmemente en su lugar.
Eric sabía que la cabaña le estaba esperando. Es un cascarón como yo. Todo lo que una vez lo hizo latir con vida se ha ido. Todo lo que necesita es alguien adentro para darle vida nuevamente.
Rápidamente hizo resbalar sus delgados dedos sobre su cabello castaño; un gesto que hacía en su niñez. ¿Sería seguro dormir aquí? ¿Debería hacer guardia? Sabía muy poco sobre Wonder Valley, solamente que era desértico y libre de calles, y que proveía una vista maravillosa de las estrellas. Hubiera necesitado estar en línea para descubrir quién era propietario de estos magníficos cinco acres o inclusive si se encontraba con vida. Quizás podría encontrar a alguien dispuesto a trabajar de día y responderle de noche, pero primero necesitaba alimento.
Era imposible sacudir toda la arena de sus tenis cuando abordó su SUV y la arena brincó hacia el piso. El vehículo respondió de inmediato cuando puso la llave y se dirigió hacía el pequeño poblado de Twentynine Palms, California, en uno de los muchos lugares para aparcar su vehículo.
Cerró su automóvil y rodeó los oscuros callejones. Seguramente alguien aparecería saliendo de algunos de los numerosos bares. Eric sabía que debería escoger a alguien que no estuviera demasiado borracho. El efecto del alcohol podría transferirse a su sistema. Era casi el amanecer y pudo observar a una mujer regordeta de edad mediana, caminando hacia él. Estaba revisando los contenedores de basura detrás de los pequeños restaurantes. Su mochila estaba abultada y colocó una bolsa de lona llena de todas las posesiones de su vida al lado del contenedor de basura.
Corrió toda la distancia que los dividía y con