Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Principio de incertidumbre
Principio de incertidumbre
Principio de incertidumbre
Libro electrónico85 páginas36 minutos

Principio de incertidumbre

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Esta nueva serie de poemas de Jorge Fernández Granados desarrolla, bajo el principio de incertidumbre, un verso indeterminado, que depende del modo, la velocidad, el momento de quien lo lee, y abarca un recorrido que va desde una rara tipología (los sonrientes, los venturosos, los fantasmas...), pasando por fechas y sucesos que son como heridas gen
IdiomaEspañol
EditorialEdiciones Era
Fecha de lanzamiento20 jul 2020
ISBN9786074452570
Principio de incertidumbre
Autor

Jorge Fernández Granados

Jorge Fernández Granados (Ciudad de México, 1965) es autor, entre otros, de los libros de poesía Resurrección (1995), Los hábitos de la ceniza (2000), con el que obtuvo el prestigioso Premio de Poesía Aguascalientes, y El cristal (Era, 2000). Es autor asimismo de un volumen de cuentos, El cartógrafo (1996). Ha sido becario del Centro Mexicano de Escritores, y del Fonca. En 1995 obtuvo el Premio Jaime Sabines y es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Relacionado con Principio de incertidumbre

Libros electrónicos relacionados

Poesía para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para Principio de incertidumbre

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Principio de incertidumbre - Jorge Fernández Granados

    referencias


    1. Movimiento / Identidades

    Los dispersos

    y en una equivocada edad donde caminan

    los dispersos los que no han abierto

    su verdad al mundo aún al resuello como la quitanza

    de lo que todos saben pero no

    han pronunciado

    perduran o perseveran en lo limpio los dispersos

    en la desigualdad del orden donde guardan

    como la sed como la musitante sed su avinagrado día

    en ese digno

    afán con una cifra

    en la orilla de los números del mundo

    miserables los dispersos reiteradamente juntan

    cuatro cosas y el alegre respirón de un aire viejo

    se saludan

    se sospechan

    desde la mutante memoria del amor

    o la palabra (cualquier gesto) los agrupa

    y los retiene

    convidados de piedra confundidos en todo

    casi se pierden casi se dan

    por omitidos unos a veces

    y apagan con los dedos una llama

    escriben en la arena dicen que son niños

    soplan en el polen transparente

    y se ríen

    pasan con su piedra ardiente rotan como púlsares

    se impacientan se distraen se despiden

    los dispersos

    unas veces no

    los hallaremos más nadie diría petrificados

    sus jardines su reloj sus herramientas

    su triste manera de mirar algo tan lejos

    muy algo tan lejos

    qué raros son

    los dispersos

    a nadie le gusta tenerlos demasiado tiempo cerca

    parecen ácido o luz

    queman sorprenden incomodan no sabe uno qué hacer

    abre la puerta

    deja que salgan

    toma gracias adiós

    y que dios

    te cuide

    pero no vuelvas

    ruido

    ruido en el corazón

    de los dispersos

    eso

    debe pasar porque enmudecen

    gritan cantan

    sufren se despiertan

    porque se van a pie distancias

    que nadie quiere caminar

    y no se cansan

    sólo se mueren a veces

    porque en su respiración hay un murmullo que parece canto

    una razón

    que no los deja vivir que no los deja quedarse

    y cómo hacer cómo decirles

    que ya no

    hay casi lugar

    en esta cárcel para ellos

    Los hedonistas

    astutos sibaritas

    que han sabido explorar

    con tropezones pero a su manera

    el laberinto

    sentados peroran

    acerca de su vida y los itinerarios

    impensables del placer

    beben los ratos

    de esa risa

    casual

    qué suya qué cara

    la risa

    los viejos

    a punto de caer

    del árbol de la vida (bostezan) mientras

    recuerdan cómo fue

    el profuso alimento del placer

    en los ojos en los cuerpos en los días que la memoria

    perfecciona

    pero el tiempo consume

    ah ya gordos de vivir y ver

    este averno mundo con humor

    saludan contentamente

    lo que fue

    sin falta la fatalidad

    y duermen

    roncando

    anchamente

    como niños fugados de la culpa

    Los sonrientes

    cuando todo se calme o caiga

    al fin el telón del mundo

    cuando el amanecer (alguno

    habrá) de la noche oscura

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1