Murciélagos: Los aliados de la noche

Por Anna Horváth, Odette Preciado Benítez y Laura López Argoytia

Los murciélagos resultan imprescindibles en los ecosistemas, pues controlan plagas e insectos, dispersan semillas, fertilizan flores, entre otras aportaciones. Esta "biografía" busca compartir conocimiento y pasión por los únicos mamíferos voladores del orbe, así como los peligros a los que se enfrentan –murciélagos y ecosistemas– debido al uso de pesticidas y herbicidas que los envenenan.

• Idioma: Español
• Editorial: El Colegio de la Frontera Sur
• Fecha de lanzamiento: 1 ene 2020
• ISBN: 9786078429899

Vista previa del libro

Bahena.

LOS INCOMPRENDIDOS MURCIÉLAGOS

Cabeza con pocos pelos en algunos, manos transformadas en alas, narices con protuberancias, orejas grandes; duermen colgados patas arriba y están activos durante la noche… Muchas personas consideran bastante desagradables a los murciélagos e incluso les temen.

Sin embargo, es posible apreciarlos desde una perspectiva distinta. Para empezar, son los únicos mamíferos que vuelan; hay otros que saltan o planean, mas los murciélagos se elevan —a veces a grandes alturas—, descienden, se detienen, retoman el vuelo. Para guiarse en la oscuridad, emiten ondas que rebotan y regresan a ellos en milésimas de segundos, y sus cerebros las convierten en información sobre el medio en el que se desplazan. El sistema es tan preciso, que decenas de miles de murciélagos pueden volar juntos a centímetros de distancia sin chocar. Este radar, junto con los sentidos de la vista, el oído y el olfato, los suele ayudar a localizar su alimento: una fruta escondida en el follaje, el néctar de una flor, un minúsculo insecto.

Los murciélagos resultan imprescindibles en los ecosistemas, pues controlan plagas de insectos, dispersan semillas, fertilizan flores, entre otras aportaciones importantes. Les gustan las cuevas, las grietas y las minas, y diversas especies integran colonias de miles de individuos que viven juntos, delimitando las zonas para los adultos, para los jóvenes, además de guarderías repletas de crías.

En las redes tróficas que se han construido a través de millones de años, la ausencia de una sola especie pone en riesgo el equilibrio de todo el ecosistema. Y la cuarta parte de las especies de murciélagos se encuentran en peligro por la degradación del ambiente, por el uso de pesticidas y herbicidas que los envenenan, e incluso porque las personas llegan a matarlos mientras duermen o hibernan. Lo cierto es que el mundo se empobrecería sin su presencia.

Martha Duhne