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Los ratones: La elección, el alojamiento, los cuidados cotidianos, la reproducción, la prevención y la cura de las enfermedades, la preparación de un criadero…
Los ratones: La elección, el alojamiento, los cuidados cotidianos, la reproducción, la prevención y la cura de las enfermedades, la preparación de un criadero…
Los ratones: La elección, el alojamiento, los cuidados cotidianos, la reproducción, la prevención y la cura de las enfermedades, la preparación de un criadero…
Libro electrónico171 páginas1 hora

Los ratones: La elección, el alojamiento, los cuidados cotidianos, la reproducción, la prevención y la cura de las enfermedades, la preparación de un criadero…

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Adorable animal de compañía, goloso y travieso, el ratón fascina por su natural elegancia, por su pelo delicado y por su vitalidad. Por eso, igual que el hámster, el hurón, el conejo enano o los reptiles, el ratón forma parte hoy de los llamados «nuevos animales de compañía». Este didáctico libro nos muestra los orígenes ancestrales de este pequeño roedor, sus particularidades físicas, así como las nociones básicas para comprender su comportamiento. Asimismo, responde a todas las cuestiones que se pueden plantear en el momento de su adquisición, y aporta todos los consejos necesarios en cuanto a su instalación, alimentación, reproducción, salud y cría. De forma muy atractiva, el autor nos lleva al mundo de los ratones —que pueden ser blancos o grises—, y las numerosas fotografías que ilustran sus propuestas nos dan, sin duda, deseos de adoptar uno de estos simpáticos pequeños roedores. Olivier Laurent, periodista independiente especialista en diferentes materias como cultura, vida y sociedad, se interesa también por los problemas ambientales, y particularmente por el estudio de los «nuevos animales de compañía»: ratas, hurones, hámsteres...
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 nov 2017
ISBN9781683254973
Los ratones: La elección, el alojamiento, los cuidados cotidianos, la reproducción, la prevención y la cura de las enfermedades, la preparación de un criadero…

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    Los ratones - Olivier Laurent

    Vecchi

    Agradecimientos

    El autor y el fotógrafo agradecen encarecidamente a Laurent Davalo, director del Centro de Cría del Closeau (56800 Ploërmel, Francia), que les abrieran las puertas de su explotación para la realización de las fotografías que ilustran esta obra.

    Esta empresa familiar, dedicada a la cría y alimentación de roedores domésticos —hámsteres, conejos, conejos enanos, ratas, ratones, etc.—, está basada en el amor y el respeto a los animales y se distingue por el rigor y la calidad de su producción. Una producción exclusivamente destinada a las tiendas de animales especializadas, de las que cubre casi todas las necesidades.

    La unidad de elaboración y fabricación de alimentos específicos para cada especie, comercializados con la marca HAMI FORM, es testigo del mismo afán de desarrollo armonioso de los animales. Una voluntad que se expresa claramente en su eslogan destinado a los dueños de ratones y otros compañeros de cuatro patas: «Sed cómplices de su bienestar».

    También desean expresar su agradecimiento a la familia Gambier, a Liliana Louedec y David Godreau, de la Facultad de Medicina de París, a Aurélie y Sébastien Joyau y a la tienda Aqua Please (93200 Levallois-Perret, Francia), que han puesto a su disposición sus conocimientos e instalaciones.

    El autor quiere además rendir homenaje a la doctora Florence Desachy, que ha aceptado con mucha amabilidad compartir su saber y su experiencia en una entrevista llena de inteligentes consejos.

    Prólogo

    De todos los animales que comparten nuestra vida diaria, los ratones son seguramente los más simpáticos... aunque es sabido que en algunas personas despiertan un gran rechazo. Pero los ratones también han sido estrellas de los dibujos animados para niños, fueron mitificados por Walt Disney a través de los personajes de Mickey y Minnie. Los ratones incluso han sido sacralizados en algunas religiones, aunque no por ello han dejado de ser considerados una auténtica peste debido a su glotonería —se lo comen todo— y su extraordinaria capacidad de reproducción (hasta dieciséis camadas al año).

    En fin, estos huéspedes indeseables de las casas de la ciudad y del campo se han vuelto también, paradójicamente, indispensables, aunque sólo sea en virtud de su… «físico» encantador. Y la verdad es que ¿cómo no enamorarse de estos animalitos, extremadamente limpios, cuya elegante línea y finura se ven realzadas por su gran vivacidad? Salvajes pero muy presentes, furtivos pero astutos, los ratones son únicos para aparecer y desaparecer allí donde menos se los espera, quizá atraídos por una corteza de queso o por un pedazo de... música, ante la que estos auténticos melómanos no pueden resistirse.

    A todo eso cabe añadir que nunca son agresivos con el hombre, salvo si son agredidos, claro, ya que cuando se crían en cautividad muestran una amigabilidad muy simpática (las hembras no dudan en criar a su descendencia juntas).

    No obstante, no puede olvidarse que los ratones están muy cerca de las ratas, un animal muy temido por los agricultores desde siempre (ya que consumen rápidamente toda la cosecha) y por los ciudadanos de otros tiempos (debido a su responsabilidad patente en la transmisión de epidemias tan temibles como la peste, por ejemplo), y por esta razón, se asimilan inconscientemente a sus primos. Nada en común, no obstante, entre ellos, ya que los ratones nunca se han visto implicados en ninguna catástrofe humana, salvo en el pillaje de las reservas de comida y grano.

    El miedo provocado por estos pequeños roedores está fuera de lugar, ya que a menudo es sólo producto de fobias y no tiene relación alguna con el peligro que se les adjudica. Además, la imagen de mujeres temerosas subidas a una silla, levantándose impúdicamente la falda a la vista de un diminuto ratón, es más una caricatura que una realidad concreta. Y eso es tan cierto como que la palabra ratoncito es, en el lenguaje familiar, un tierno y afectuoso diminutivo reservado a las mujeres y a los niños.

    Y no puede olvidarse que estos bonitos mamíferos han contribuido en gran manera al progreso de la ciencia, a la que han pagado un gran tributo desde mediados del siglo XIX. En efecto, gracias a los numerosos experimentos realizados con ratones —y ratas por supuesto—, muchos misterios han sido aclarados y se han podido vencer muchas enfermedades que afectaban al hombre.

    No seamos, pues, ingratos con los ratones y demás roedores de su especie, y recordemos que son también alegres compañeros de los niños, que pueden tenerlos y criarlos sin ningún temor, como explicamos en este libro.

    Un poco de historia

    El ratón forma parte de los mamíferos más antiguos del planeta. Si damos crédito a los historiadores de animales, se habría encontrado ya su huella en el Terciario, en las lejanas tierras de Asia y Australia. Al parecer, desde allí se expandió por el resto del mundo, colonizando con paciencia nuevos territorios al ritmo de las grandes y sucesivas invasiones.

    Unos dos mil años antes de nuestra era se encuentra pues presente desde China hasta Europa, donde aparecen los primeros criaderos. Los ratones están representados en todas partes y se utilizan en gran cantidad, tanto como objeto de culto (como en Asia Menor, por ejemplo), como animales de compañía o simples golosinas culinarias (en China especialmente).

    Tal proliferación no podría dejar a la gente indiferente. Los grandes sabios y la gente del pueblo buscaron entonces hipótesis sobre el origen de estos animales… con más o menos racionalismo y fortuna. Entre los egipcios se difundió la idea de que estos pequeños roedores surgieron de una transformación casi milagrosa de los fértiles lodos del Nilo, mientras que los griegos, de la voz del filósofo Aristóteles, consideraban que nacían de la suciedad ambiental.

    De ahí a que la medicina se apoderara de estos había sólo un paso, que fue dado sin ningún pudor, puesto que pronto aparecerían ratones como remedio a males tan variados como la epilepsia, los problemas de deficiencia visual o los relacionados con el tránsito intestinal… En resumen, el ratón —por su reproducción siempre creciente y su propia reputación— se convirtió en la panacea por excelencia.

    Estos errores científicos tenían naturalmente su correspondencia con su utilización

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