Chachapoyas. Las ruinas de Kuélap

Por Adolph Bandelier

Cuando el antropólogo suizo Adolph Bandelier llegó al Perú en 1892 gozaba de una buena fama académica debida a sus investigaciones en los EE.UU. y México. Luego de realizar trabajos pioneros en sitios arqueológicos de la costa peruana, como Pachacamac y Chan Chan, viaja a Chachapoyas (Amazonas) con el propósito de explorar la ciudadela de Kuélap. Para hacerlo, integró minuciosas prospecciones arqueológicas con el estudio de las fuentes documentales y los alcances de la antropología y la etnología a través del folklore, la mitología y las tradiciones nativas. El resultado se encuentra en Chachapoyas. Las ruinas de Kuélap, libro que desentraña los misterios de uno de los lugares más enigmáticos del antiguo Perú.

• Idioma: Español
• Editorial: Ediciones RíoTigre
• Fecha de lanzamiento: 11 may 2020
• ISBN: 9786124825316

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CLÁSICOS DE LA PROVINCIA

colección dirigida por

Leonidas Cevallos Mesones

portadilla

Bandelier, Adolph, 1840 – 1914

Chachapoyas. Las ruinas de Kuélap / Adolph Bandelier

Prólogo de Stefano Varese

ARQUELOGÍA / CHACHAPOYAS / AMAZONAS (PERÚ) / KUÉLAP

Ediciones RíoTigre

ISBN: (Esta parte va entre dos líneas paralelas: ver modelo en AGUARUNAS)

TÍTULO ORIGINAL: The indians and aboriginal ruins near Chachapoyas in northern Peru (The Hispanic Society of America, 1907)

TRADUCCIÓN: Arianna Castañeda y Joshua Kardos

PORTADA: Adolph Bandelier (centro) en Kuélap, acompañado de pobladores de Chachapoyas. Foto del autor (1893)

DISEÑO DE PORTADA: Nelson Ramírez

© Ediciones RíoTigre

Lima, Perú, 2020

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Adolph Bandelier nació en 1840 en Berna, Suiza, en el seno de una familia prominente. En 1848 viajó con sus padres a los EE.UU, para establecerse en Highland (Illinois) donde recibe esmerada educación. Retorna a Suiza en el año 1857 con la intención de seguir estudios de Derecho, inclinándose al fin por las Ciencias Naturales, guiado por su admiración a la obra de Alexander Von Humboldt. De regreso, en 1869, alterna su participación en los negocios familiares con investigaciones sobre México precolombino. Fue su encuentro en Nueva York con el antropologo Lewis H. Morgan lo que determina el inicio de su carrera. Morgan no solo lo introdujo en los círculos académicos del país; también lo motivó a interesarse por el estudio de los indígenas del sudoeste de los EE.UU. En 1880 lleva a cabo su primer trabajo de campo entre los indios Pueblo, en las inmediaciones de Santa Fe (New Mexico), que muy pronto extendería a México y posteriormente a Perú y Bolivia.

Para reconstruir la historia cultural de tan vastas regiones, Bandelier establece un método de trabajo multidiciplinario que integra meticulosas prospecciones arqueológicas con el estudio de las fuentes documentales y los alcances de la antropología y la etnología a través del folklore, la mi­tología y las tradiciones nativas. Sus ensayos sobre los aborígenes del estado de Nuevo México fueron reunidos en el Informe final de las investigaciones sobre los indios del sudoeste de Estados Unidos, cuyo primer volumen apare­ció en 1890, año en que publicó también su novela The Delight Makers, ba­sada en la historia de los indios Pueblo, convertida en un clásico del género. En México conoció al erudito Joaquín García Icazbalceta, con quien hizo estudios de historia comparada entre las tribus asentadas a ambos lados de la frontera común.

Bandelier puso fin a su residencia en Nuevo México en 1892 para realizar exploraciones en Perú. Vio en el valle del Rímac un campo fértil para los estudios arqueológicos, levantando planos topográficos de Pachacamac y de las principales huacas que rodean Lima. Prosiguió sus pesquisas en Chan Chan, donde tuvo como colaborador a H.H. Brüning, en Ventanillas (Caja­marca) y en los alrededores de Chachapoyas, habiendo sido el primero en desbrozar y estudiar las ruinas de Kuélap. Buscando evitar las guerras civiles que asolaban el país, se trasladó entre 1894 y 1898 al sector bolivariano del Lago Titicaca, dando a conocer los resultados de sus investigaciones en The islands of Titicaca and Koati (1910).

Al volver en 1903 a los EE.UU, tras diez años de permanencia en Perú y Bolivia, nuestro autor se dedicó a la actividad académica, a la investigación en archivos y bibliotecas, y a la edición de sus trabajos sudamericanos, entre ellos el informe que ahora publicamos bajo el título de Chachapoyas. Las ruinas de Kuélap (1907), ilustrado con sus propios dibujos y fotografías. Adolph Bandelier falleció en Sevilla en 1914. El año 1980 sus cenizas fueron esparcidas en el Bandelier National Monument, en Nuevo México.

Stefano Varese es autor de La sal de los cerros, considerado un clásico en el campo de los estudios de la amazonía peruana. Profesor de antropología en la Universidad de California, Varese prepara actualmente en inglés y espa­ñol el volumen de sus memorias.

STEFANO VARESE

Chachapoyas:

El aporte de Adolph Bandelier

ADOLPH BANDELIER, nacido en Berna, Suiza, en 1840 y emigrado muy joven a los Estados Unidos, pertenece a la segunda generación de intelectuales norteamericanos dedicados a los estudios antropológicos. Antes de él Lewis Henry Morgan en Nueva York (1818-1881), Edward Burnett Taylor en Inglaterra (1818-1881) y sobre todo el escocés James G. Frazer (1854-1954) habían abierto la ventana euroamericana a la reflexión etnográfica sobre las poblaciones no-occidentales y los llamados pueblos primitivos del mundo colonial, en particular sobre los pueblos indígenas americanos como en el caso de H. L. Morgan con sus estudios de los iroqueses del Estado de Nueva York. Se entreabría, de esta manera, una ventana sobre la vida cultural de las poblaciones nativas, por cierto bajo la luz de-sol-y-sombra del evolucionismo biológico darwinista impuesto a mansalva a las ciencias sociales. La hipótesis bio-evolucionista de Charles Darwin aplicada a la teoría social de la época tenía un atractivo especial para la antropología emergente tanto de Gran Bretaña como de la joven nación norteamericana debido al clima intelectual creado por la empresa imperial británica Victoriana y el más reciente empeño expansionista de los EE.UU. bajo la doctrina Monroe. Las naciones euroamericanas industrializadas, es decir el Occidente, se representaban a sí mismas como el estadio más avanzado en una hipotética escala evolucionista en la que los pueblos campesinos y los grupos tribales de horticultores, cazadores y recolectores podían ser considerados como los remanentes —ejemplos vivientes— de etapas de la evolución humana ya superadas por Occidente. En esta hipótesis simplificadora de la historia de la humanidad y del mundo aparece la distinción cualitativa entre civilización y barbarie y la más perniciosa distinción racial/racista entre pueblos de descendencia euroamericana —especialmente anglosajona y nórdica— y pueblos de origen periférico cuya cultura e historia son leídas a través del prisma racial. La influencia del darwinismo social —y cultural— fue inmensa a lo largo del siglo XIX afectando tanto a los grupos de poder que sostenían el statu quo como a los que como Kark Marx querían revolucionarlo.

Es en este paisaje intelectual que el suizo Adolph Bandelier bajo el patrocinio de Lewis H. Morgan, se aleja de los negocios de su familia en los Estados Unidos para dedicarse a los estudios arqueológicos y etnográficos en el suroeste de los Estados Unidos, y que continuará en Sonora (México) y luego en Ecuador, Perú y Bolivia. En Sudamérica Bandelier es auspiciado por el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York y en las últimas etapas de sus trabajos en los países andinos por el periodista, escritor e inversionista de origen bávaro Henrich Gustav Hilgard, que en Nueva York había adoptado el nombre más anglo