Cuando Charles C. Mann asistía a la escuela en los años 70, lo que le enseñaban de historia americana antes de la llegada de Cristóbal Colón era que «los humanos habían llegado a América desde el Oeste sobre el hielo hace sobre unos 12 000 años» y que cuando Colón llegó en el siglo XV al continente, este estaba escasamente habitado por unos nativos americanos que se agrupaban en pueblos primitivos, poco desarrollados y que apenas habían tenido un impacto sobre el medioambiente. Su libro, 1491. Una historia de las Américas antes de Colón, recopila a lo largo de casi 700 páginas hechos, pruebas e investigaciones científicas que cambian radicalmente esa idea del continente americano y sus primeros pobladores. 1491, que acaba de ser editado en España por Capitán Swing y cuya primera edición en Estados Unidos data de 2005, obtuvo en 2006 el Premio de Comunicación de las Academias Nacionales en Estados Unidos y ha sido reeditado y revisado por el propio Mann en diversas ocasiones para actualizar e incorporar las cada vez más numerosas investigaciones que han ido confirmando esa nueva imagen de América que reveló esta obra para el gran público.
«En estos años», cuenta Mann a MUY INTERESANTE, «las tres ideas en las que se basaba la primera edición del libro han ido demostrando ser aún más ciertas: en primer lugar, las personas de América vivieron en este continente mucho más tiempo del que se había creído; segundo, había muchas más personas de las que se había pensado y, por último, el impacto ambiental que dejaron estas civilizaciones es mucho mayor del que pensábamos. Los descubrimientos que se han hecho estos últimos años ahondan más en esas ideas y nos ofrecen más detalles al respecto».
Mann critica que la visión occidental de América se ha solido apoyar en dos mitos que no se corresponden con la realidad: «la superioridad de las civilizaciones europeas sobre las americanas y el mito del edén, de que Colón y los españoles llegaron a una tierra intacta, una especie de paraíso terrenal». Para este último caso, había que ignorar el hecho de que América estaba tan habitada o más que Europa y que las civilizaciones indígenas,.
