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Obras de Teatro
Obras de Teatro
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Libro electrónico145 páginas1 hora

Obras de Teatro

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En la primer obra, Mirta y sus amigas son estudiantes en la universidad, aunque en realidad, reparten su tiempo entre el estudio y la militancia. Los oscuros años de la última dictura en Argentina posibilitan diversas situaciones rayanas en el drama, a partir de la dura represión desatada y los conflictos personales y de militancia que se suscitan entre sus protagonistas. Las situaciones presentadas muestran variados conflictos personales de la protagonista, quien se debate entre una familia anticuada y atávica, sus propias experiencias en otras situaciones y realidades, y los conflictos psicológicos que la conducen a una decisión extrema. Fantasia y realidad se entrelazan en la mente de la protagonista, no siendo fácil en muchas oportunidades diferenciarlas.
En la segunda obra, Greta Lubin es una sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial que llega a Buenos Aires después de sufrir duras vicisitudes en la Alemania nazi, dado su origen judío que se ha cuidado muy bien de ocultar, aunque su pasado la acosa permanentemente a través de fantasmas. Se convierte en poco tiempo en animadora de una cantina de La Boca, adonde tiene un grupo de gente que baila para animarla a cambio de comida. Su relación con una joven cantante del lugar, choca con la relación que ésta entabla con un recien llegado que va mostrándole otro lado del amor. Cuando Greta queda como única responsable de la cantina, su relación con la gente se trastoca porque ella se muestra dictatorial en extremo, siendo enfrentada por sus allegados, hasta culminar en un dramático final.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento31 mar 2020
ISBN9781370906819
Obras de Teatro
Autor

José Oscar Frigerio

José Oscar Frigerio egresó de la Universidad Nacional de Córdoba como "Licenciado en Historia". Participó en talleres de redacción periodística y literaria (teatro,cuento y poesía).Habiéndose radicado en Buenos Aires en 1980, es autor del libro publicado por el Centro Editor de América Latina, en la colección Biblioteca Política Argentina, Nos 285/286/287, Buenos Aires, 1990., titulado "El sindrome de la revolución libertadora: la iglesia contra el justicialismo". Una nueva edición corrió a cargo de la editorial cordobesa Arkenia en el año 2010.En 1992 gano el concurso de investigación organizado por la Federación Argentina de Asociaciones Lombardas (F.A.D.A.L.) referido a la "Participación de los lombardos en el desarrollo de la Argentina", la que fue publicada en el libro "Italianos en la Argentina. Los lombardos", editado por la Asociación Dante Alighieri de Buenos Aires en 1999.Contando con dos publicaciones cortas sobre el legionario italiano Silvino Olivieri, fue invitado como expositor en el congreso en su homenaje en Caramanico Terme, Abruzzos, Italia, en 2007, culminando su investigación con el libro “Epopeya y tragedia del Coronel Silvino Olivieri”, publicado en Arkenia en 2009.Habiendo publicado cuatro investigaciones cortas sobre la rebelión criolla de Oruro, luego los resultados de esa investigación fueron publicados en el Anuario de Estudios Americanos ("La rebelión criolla de la Villa de Oruro. Principales causas y perspectivas", tomo LII, N° 1, Sevilla, 1995); decidiendo, después de una conferencia en la Alcaldía Municipal de Oruro en 2007, culminar esa investigación con el libro "La rebelión de Oruro fue juzgada en Buenos Aires (1781-1801)" publicado por Ediciones del Boulevard, Córdoba, 2011.Es autor del libro sobre la vida y obra de la psico-terapeuta Susana Rivara de Milderman, titulado "Susana Milderman redescubre el pulso psico-fisico de la vida", editado en 2018 por la editorial Autores de Argentina.En 2022, la editorial Argenta Sarlep, de Buenos Aires, le publicó el libro de cuentos “Ningún dios evitará el triunfo de la naturaleza”. También posee un libro de poesía y otro de teatro publicados.Habiéndose dedicado limitadamente a la docencia en Buenos Aires, luego de su regreso a Córdoba, desde 2003 estuvo dedicado íntegramente a la misma, llegando a impartir el máximo de horas titulares en escuelas de docencia media y técnica. En diciembre de 2016 obtuvo una jubilación nacional, retirándose de la docencia activa, continuando haciendo investigación en ciencias sociales y escribiendo literatura.

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    Obras de Teatro - José Oscar Frigerio

    Personajes

    PRIMER ACTO

    ESCENA I

    ESCENA II

    ESCENA III

    ESCENA IV

    ESCENA V

    ESCENA VI

    ESCENA VII

    ESCENA VIII

    ESCENA IX

    SEGUNDO ACTO

    ESCENA I

    ESCENA II

    ESCENA III

    ESCENA IV

    ESCENA V

    ESCENA VI

    ESCENA VII

    ESCENA VIII

    ESCENA IX

    ESCENA X

    Personajes

    MIRTA, 25 años, pequeña, menuda, de baja estatura.

    LA PERRO, 27 años, flaca y alta.

    LA GORDA, 30 años, corpulenta, tan o mas alta que la anterior.

    LA MONTO, 30 años, morocha de pelo largo.

    ROLO, 23 años, a veces con saco y corbata.

    OSITO, 24 años, desaliñado y aniñado.

    DOÑA FRANCISQUITA, 52 años, una vieja agria.

    DOÑA ROSARITO, 54 años, una vieja histérica.

    DOÑA ESCAPULARIO DEL SAGRADO CORAZÓN, 57 años, una vieja solemne.

    EL EMISARIO DE LA MUERTE, vestido acorde a cada rol que asume.

    UNA MUERTE RITUAL, siempre presente aunque no se la vea.

    PRIMER ACTO

    Sobre la derecha de la escena –izquierda del espectador–, se observa un living-comedor de clase media, compuesto por una mesa mediana y cuatro sillas alrededor, un aparador, un sofá desvencijado pegado a la pared del fondo, y a su lado una puerta muy destacada, sobre el centro del foro. Otra puerta da al lateral derecho, cerca de proscenio. Hay un reloj de pared cercano. Sobre la mesa todavía hay platos con restos de comida, apilados unos sobre otros, una botella a medio vaciar, y cubiertos sobre un mantel viejo y desteñido. Sobre la izquierda de la escena –derecha del espectador– se observa un juego de tarimas componiendo diversos planos abstractos, que será usado libremente de acuerdo a las necesidades de la obra, realzándolo con un adecuado juego de luces.

    ESCENA I – Entra Mirta, seguida de la Perro y la Gorda, muy apuradas. La Perro lleva una bolsa peruana bastante abultada, y la Gorda una carpeta bajo el brazo.

    MIRTA. – (asustada) Apurémonos, que mi vieja puede llegar…

    LA GORDA. – (por detrás, irónica) ¡Andá! No me digas que tu mami no te deja traer amigas a tu casa…

    LA PERRO. – (socarrona) Lo que pasa es que Mirtilo, pobre, no la sabe manejar a su vieja. Yo siempre le digo: charlátela bien de entrada, y va a estar siempre con vos. ¡Nunca falla!

    MIRTA. – (con tono de enfado) ¡Ufa, no es joda! Es que ustedes no la conocen…

    LA GORDA. – (a la Perro, que está revisando febrilmente el contenido de su bolsa) ¿Flaca, trajiste todos los panfletos, no?

    LA PERRO. – (nerviosa, se sienta para contarlos mejor) ¡Masí! Pedro me dio todo tan rápido, que ya no se ni cuantos hay…

    MIRTA. – (nerviosa) Apuren. Si llega alguien, alguna de mis tías, y nos ve con eso, no saben la que se nos va a armar.

    (Corre de un lado al otro, mirando con temor hacia la puerta de proscenio)

    LA PERRO. – (interrumpiendo su tarea) ¡Y dale! No tengas miedo, nena. Si viene tu vieja o tus tías, les digo que tenemos que irnos a estudiar un parcial, y listo. (canchera) Estos son apuntes, todo arreglado. ¿Me entendiste? (A la Gorda, guiñando un ojo) Apuntes de Internacional Público… Bueeeno, cualquier cosa que las pueda convencer, no te parece?

    LA GORDA. – (impaciente) ¿Están todos?

    LA PERRO. – (que ha seguido contando) No, pará. Me parece que me dio de menos. (Pausa. Reflexionando) Sí, menos. Pero es mejor. Así terminamos más rápido, no les parece…?

    MIRTA. – (campaneando desde la puerta). ¿Y yo, que miércole hago allá?

    LA GORDA. – Vos te quedás campaneando por si vienen algún custodio. Nosotras vamos a estar al lado del portón, repartiéndoles a los proles que entran al laburo…

    LA PERRO. – (enfática) ¡Y mucho ojo, que no se te vaya a pasar ningún guardia. La mayoría de la veces están de civil…

    MIRTA. – (se les fue acercando, nerviosa) ¿Cómo mierda voy a saber cuál es guardia si vienen de civil…?

    LA GORDA. – (filosófica) Y bueno. Al primer sospechoso nos hacés señas… siempre tienen algo que los delata…

    LA PERRO. – ¡Cuatro ojos tenés que tener! El año pasado, Pedro tuvo que salir rajando. Tiró todo al diablo cuando vio venir dos con pinta de canas… ¡y el campana no le había hecho la señal convenida…! Ni siquiera se había apiolado…

    MIRTA. – (se sienta en el sofá) Ufa, esta joda me pone histérica. Ya van tres veces que voy, pero las otras volanteé yo. Es más fácil… que hacer de…

    LA PERRO. – (interrumpiéndola) Hay que saber hacer de todo. (Pausa. Mira los platos sucios) ¿Hace poco que terminaron de comer, no? Se nota… ¿Adonde dijiste que fue tu vieja, Mirtilo?

    MIRTA. – (se levanta preocupada) Enfrente. A ver una vecina amiga. (Hace señas temerosa hacia la puerta) Me dijo que volvía en media hora…

    LA GORDA (calculando con su reloj pulsera). – Entonces, debe estar por llegar. Mejor vámonos…

    LA PERRO. – Sí, mejor. Para que joder a Mirta sin necesidad. (Mira su reloj pulsera) Además, estamos en hora. A ver si llegamos tarde y los proles ya salieron. Son las dos y cuarto. A las tres y diez entra el turno de la tarde, así que… (Les hace una seña. Las tres se arreglan rápidamente, tomando sus cosas. Se escucha afuera la voz de la madre de Mirta que se despide)

    MIRTA. – (en voz baja) Uuuy, mi vieja. (Les hace un gesto de silencio a las otras. Se dirige rápidamente a la puerta, la que se abre cuando está por llegar)

    FRANCISQUITA. – (sorprendida) ¡Mirta!

    MIRTA. – (friamente) ¿Qué pasa, mamá?

    FRANCISQUITA. – (mirando a sus amigas) No me dijiste que ibas a traer gente a casa…

    MIRTA. – (con tono infantil) Son compañeras de la facultad, mami. Ya nos ibamos…

    FRANCISQUITA. – (seca y autoritaria) ¿Adonde van?

    LA PERRO. – (haciéndose la canchera) Mucho gusto, señora. (le extiende la mano, pero ella no se la estrecha) Resulta que tenemos que ir a estudiar un parcial a casa de unos compañeros…

    MIRTA. – (la interrumpe) Y ya se nos está haciendo tarde. Chau, vuelvo a las ocho y media… (Sale y las otras por detrás)

    LA GORDA. – (falsamente condescendiente) Buenas tardes.

    Salen rápidamente dejándola con la boca abierta, atinando a gritar por la puerta entreabierta)

    FRANCISQUITA. – ¡Mirta, no vuelvas tarde! Mirá que a esa hora servimos la cena… y no te vamos a estar esperando… (Cierra la puerta, diciéndose a sí misma) ¡Que pinta que tienen esas dos! No parecen estudiantas… (Pausa) Todavía no entiendo lo que hacen. (Va hacia la mesa, pero termina dejándose caer pesadamente sobre el sillón) Puro estudio, pero los resultados, mijita, no se ven… (Pausa) ¡Y lo único que faltaba, es que empiece a traerme gente a casa…! Apagón

    ESCENA II – Sobre el entarimado. Al encenderse la luz entra Rolo por el lateral izquierdo. Mirta está parada en escena.

    ROLO. – (avanza hacia Mirta) ¡Felices los ojos que te ven…!

    MIRTA. – ¿Qué tal? ¿Cómo andás?

    ROLO. – Hecho un zombi de tanto tragar Civil I. Me pasé toda la tarde del martes y ayer a la mañana encerrado. Bueno, ayer tarde me tiré a chanta, pero hoy a las nueve me puse de vuelta a darle…. (Todas estas expresiones van acompañadas de gestos de fastidio) ¿Y vos? ¿Le diste duro también?

    MIRTA. – No mucho. Tuve cosas que hacer. Vos ya sabés como son mi vieja y mis tías de inflahuevos, no? Me tuvieron de aquí para allá todo el martes, así que ayer recién pude ver algo …

    ROLO. – Ufff… Es muy poco tiempo, loca.

    MIRTA. – (se encoge de hombros) Sí, puede ser. Y bueno, ya veremos que pasa. En una de esas la pego…

    ROLO. – Pero no es esa la cuestión. A ver si te pasa lo mismo que el año pasado con Procesal… (exagerando) ¡Perdiste la materia por un parcial!

    MIRTA. – (con gesto de disgusto) No me hagás acordar. ¡Me dio una bronca! (Mordiendo las palabras. Pausa) Es una mierda todo esto. (desilusionada) No me da el mate, yo que se… En cuatro años que estoy adentro, apenas metí diez materias…

    ROLO. – Tenés que darle tiempo, flaca. Me parece que sos vos la que no se preocupa lo suficiente. (con suficiencia) No es cuestión de bocho, sino de estarle encima. (Mira hacia el lateral izquierdo) Ahí viene el pelandrún éste… Siempre con esa pinta de orangután cansado…

    OSITO. – (con gesto juguetón se les acerca) ¡¿Cómo les baila, pibes?! ¿Estudiaron o no estudiaron Civil?

    MIRTA. – ¡Claro que estudiamos! (molesta) ¡Pero no vengas a querer competir, como siempre, ¿eh?! Mirá que no estamos apostando a ver quien sabe más…

    ROLO. – (divertido) Si, pibe. Sabemos un camión, ¿no, Mirta?

    MIRTA. – (siguiéndole el juego) Sí, y de paso… trajimos fichas para machetear…

    OSITO. – (fastidiado) Los apuntes son muy largos. La parte de Divorcio me hizo sudar la gota LA GORDA. (esperanzado) Pero, bueno. Espero que me toque algo fácil… o

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