Lawless: Cacería en los distritos
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Gemma Cardera Gil
Gemma Cardera se graduó en Psicología en la Universitat Jaume I de Castellón (2010-2016) y se especializó en Psicología Judicial. Durante sus estudios, fundó y trabajó en la asociación no lucrativa Navegando Junto a Ti, contra el acoso escolar, dando charlas y actividades acerca del bullying. Realizó un estudio de investigación referente a pautas de crianza y desarrollo socio-afectivo en la infancia, en colaboración con el departamento de psicología evolutiva de la UJI. A partir de esto, dio una conferencia en el II International Congress of Clinical and Health Psychology on Children and Adolescents. Ha realizado una propuesta de programa de prevención de la delincuencia en menores de entre once y trece años, a través de los deportes de contacto y el teatro, para mejorar así las habilidades de resolución de conflictos, las habilidades sociales, la comunicación, la autoestima y reducir el uso de la violencia en menores. Ha publicado varios relatos cortos en antologías y revistas literarias. Lawless es su primera novela.
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Lawless - Gemma Cardera Gil
Gemma Cardera Gil
Lawless
Cacería en los distritos
Lawless
Cacería en los distritos
Gemma Cardera Gil
Esta obra ha sido publicada por su autor a través del servicio de autopublicación de EDITORIAL PLANETA, S.A.U. para su distribución y puesta a disposición del público bajo la marca editorial Universo de Letras por lo que el autor asume toda la responsabilidad por los contenidos incluidos en la misma.
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© Gemma Cardera Gil, 2017
Diseño de la cubierta: Equipo de diseño de Universo de Letras
Imagen de cubierta: ©Shutterstock.com
universodeletras.com
Primera edición: diciembre, 2017
ISBN: 9788417139483
ISBN eBook: 9788417037703
Agradecimientos
A todas las personas que me impulsan a seguir y creen en mí.
A Fran, que me apoya en todo momento y me acompaña en el camino.
A mi hermana, que espero que no pierda nunca su ilusión, su inocencia y sus ganas de trabajar.
Y, sobre todo…, a mis padres, que siempre han luchado por mí y nunca dejaron de hacerlo.
GRACIAS
Capítulo 1
Ciudad sin ley
La noche se muestra oscura, turbia cual río revuelto.
Entro en el garito con paso fuerte y ligero, remarcando cada mirada mientras dejo atrás el triste pasado. He huido hasta allí. Huyendo de las sirenas de la policía, me he adentrado en un barrio de mala muerte, con chulos y prostitutas por doquier, drogas de contrabando y la mafia de mi lado. Esta ciudad es mi ilustre territorio, triste para algunos, pero esperanzador para los abandonados. Las leyes no pueden hacer nada, tenemos las riendas y escribimos nuestros propios estatutos; aquí, el que no cumple las normas, es hombre muerto. No preguntéis cómo he acabado en este lugar, ni soy puta ni me drogo, tampoco soy un camello, pero aquí me siento fuerte y poderosa, mando a los chulos y protejo a las trabajadoras del sexo. La mafia me sirve y me protege, soy mujer temida y respetada, yo… soy un cazador en la ciudad de Lawless.
Me acerco hasta el fondo del local y allá, en una mesa de cómodos y aterciopelados sillones, se halla Axel, mirando por la ventana con hermosa serenidad; pantalón vaquero y camisa negra, la chaqueta de cuero colgada del sillón y sus pistolas asomando de los bolsillos interiores. Mientras me acerco a la mesa, oigo aullar a los lobos del otro lado de las montañas blancas del reino, me siento enfrente y pido una fría jarra de cerveza. En la mesa de al lado, los más ancianos de la ciudad ríen y saludan con simpatía, son «los sabios», inteligentes, astutos y con mucha experiencia, dan consejos de gran utilidad, aunque no dejan de ser unos pobres desgraciados sin vida, ancianos que visten con trapos sucios y beben hasta dormirse bajo la mesa.
Dejo de lado al personal que se halla por todo el local y me centro en aquello que realmente me interesa, Axel. Había vuelto hacía poco de una dura jornada de trabajo, él es otro cazador en Lawless y a veces nos separamos, no deja huellas y lleva el sigilo marcado en la piel, es astuto y tranquilo. De repente, me acerca una pequeña caja de madera, la abro y encuentro una llave plateada enganchada a una fina cadena, es un collar. Alzo la mirada hacia él, pero ya no lo tengo enfrente, giro la cabeza buscando la puerta y le veo salir del garito, mientras se enciende un cigarro. Marcho hacia el edificio central de Lawless, donde, en la décima planta, tenemos los despachos. En los pisos de abajo hay oficinas desde las que se controlan los circuitos eléctricos y el agua de toda la ciudad y en el piso de arriba, los despachos del jefe y su secretario.
Pasan las horas y me mantengo sentada en mi viejo sillón de terciopelo tras la mesa de madera de mi escritorio, volteo la cabeza sutilmente y miro por la ventana, mientras me llevo otra jarra de cerveza a los labios, dulce sabor al paladar, éxtasis del infierno. La luna ha despertado ya y alumbra mi oscura habitación, repartiendo tonalidades grises y plateadas por todos los rincones. Es precioso y seductor, lástima que ese desgraciado no pueda verlo, le hubiese gustado, pero qué se le va a hacer, molestaba… A estas horas ya estará camino del quemadero de pieles de animales, hoy la noche va a oler muy mal.
Llaman a la enorme puerta de madera que separa mi despacho del estrecho pasillo del corredor y se abre lentamente dejando oír el chirrido de las bisagras. Podría ponerles aceite, pero aún es un ligero chirrido que no molesta a mis oídos, da el toque de misterio e intriga que me gusta. Miro la silueta a trasluz, es Axel, mi dulce y tierno amado, anda lentamente hacia mi mesa y se sienta en el sillón de enfrente, me mira y sonríe. Se enciende un cigarro y me coge de la cadera, me arrima a él con cuidado y quedo fija ante sus ojos. Es demasiado tentador. Las rosas de mi jarrón perfuman el ambiente, le acaricio el pelo y me aprieto a su cuerpo, me gusta su calor, me da protección y me estremece.
—Hoy has tenido una buena cacería —comenta sonriendo.
—Sí… Era una rata traidora y no quiero alimañas de ese tipo en la ciudad.
—Lo sé. —Me besa el cuello y acaricia mi espalda por debajo de la camiseta—, pero ahora empezarán batallas en los distintos distritos de Lawless.
—Lo sé... —Suspiro mientras le paso los labios cerca de la oreja.
—Relájate y descansa. —Me abraza fuerte.
—El dorado de tus ojos resplandece esta noche. —Sonrío avergonzada y le beso la mejilla. Oigo un leve sonido al otro lado de la habitación y le miro con seriedad, asiente con la cabeza y se levanta bruscamente mientras yo salto sobre la mesa, lo veo sacar las pistolas, dos plateadas y hermosas Kimber de sistema semiautomático, apunta rápidamente y dispara a un chico que se abalanza sobre nosotros, pero no está solo, hay más. Saco mi espada corta y me lanzo sobre ellos. Axel prefiere la lucha a distancia, con más precisión y puntería, menos contacto con el contrincante, pero a mí no, me gusta sentir cómo hiero a los enemigos. Conforme me voy acercando a ellos, la luz del ventanal me muestra sus ojos de color azul eléctrico… Cabrones, son los zorros, del mismo distrito que el traidor al que he matado. Entre tiros y cortes, quedan todos heridos, tendidos en el suelo, pero sin peligro de muerte. Ninguno dice nada, se levantan, alejándose de nosotros y saltan por la ventana, todos menos uno.
—Os esperamos al otro lado de la catedral central de Lawless —explica con voz grave—. No faltéis.
Sabía que esto pasaría, cada clan se protege a sí mismo y no duda en luchar cuando atacan a uno de los suyos, aunque sean los propios cazadores. He tenido una batalla y he matado a un vendido de