Jesús Sana

Por André Cronje

Además de los mejores doctores, personal y avances médicos, el hombre todavía se enfrenta a limitaciones. Pero los enfermos siguen buscando una cura, y la esperanza viene en diferentes pociones, lugares y etiquetas. Donde termina la medicina, la fe comienza a esperar un milagro de Dios.

• Idioma: Español
• Editorial: andre cronje
• Fecha de lanzamiento: 2 mar 2020
• ISBN: 9781071534182

André Cronje

André is a South African born Huguenot descendant living in Paris, France as an artist, author, and volunteer. Like a potter molds his clay, so he forms and shapes his thoughts on a variety of subjects braving social, moral, and spiritual issues with the light of Jesus Christ who died and rose from the dead, forgiving sins, healing the sick, and giver of eternal life, to anyone who believes the gospel and is baptized.

Vista previa del libro

TU GABINETE DE MEDICINAS

1. JESUS LOS SANÓ A TODOS

2. UN SANADOR QUE SUFRE

3. ¡ESTAR DE BUEN ÁNIMO!

4. SANANDO EN EL PUESTO

5. ¡UNA MUJER CON UN PROBLEMA!

6. VAS A MORIR

7. ¡ACUÉRDATE DE MÍ!

8. EL DEMONIO NO POSEÍA MÁS

9. SANA ALIMENTACIÓN

10. VIVIR UNA VEZ, MORIR DOS

11. EL CUERPO PERFECTO

12. UN CORAZÓN PERFECTO

13. DESDE EL CORAZÓN

14. PROMESAS DE SANACIÓN

15. LA MEDICINA DE DIOS

16. CÓMO SANÓ JESUS

17. PENSAMIENTOS SANADORES

18. EL PLAN DE SALUD HOLÍSTICA DE DIOS

EL CENTRO DEL AUTOR

BENDICIONES PARA EL LECTOR

1. JESUS LOS SANÓ A TODOS

Hay un curandero en el pueblo y su nombre es Jesús. Sí, era un judío, el Nazareno. Pero cuando estás enfermo, no te importa. Como ese oficial romano de Italia que vino a Cristo y dijo, mi sirviente está enfermo, necesita tu curación. Dios ungió a Jesús de Nazareth con el Espíritu Santo y con poder que fue a todas las ciudades a hacer el bien y a sanar a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Él sanó a los peores pecadores y sanó a los mejores santos por igual. Incluso resucitó a su amigo Lázaro de la muerte. Dios es JeHoWaH Rapha - el Señor que sana. Como un hombre que arregla su casa y su coche, así es Dios que está trabajando sanando a la gente y a las naciones, escuchando los gritos de los enfermos y los necesitados. Sólo crea que Jesús respondió a menudo y verá la gloria del Señor. Muchos fueron sanados porque creyeron.

Jesús recorrió Galilea por todas las ciudades y aldeas enseñando en sus sinagogas, y predicando el evangelio del reino, y curando toda clase de enfermedades y toda clase de dolencias en el pueblo. Y su fama se extendió por toda Siria. Y le trajeron todos los enfermos que habían sido llevados con diversas enfermedades y tormentos, y los que estaban poseídos por demonios y lunáticos, y los que tenían parálisis, y él los sanó. Los que están sanos no necesitan médico, sino los que están enfermos. Cuando uno está enfermo va al médico, y si la enfermedad permanece o empeora, entonces se empieza a buscar un especialista que no sólo le diga lo que pasa, sino que también le ofrezca una cura. Pero cuando todo lo demás falla, ¿te quedará la esperanza de creer que Dios está dispuesto y es capaz de sanarte donde la mejor medicina se quedó corta? Ven a Jesús y él te sanará. Dios lo ungió para este propósito. A veces te encontrará enfermo en la cama, o sentado en tu silla de ruedas, o muerto en tu ataúd. Sí, Jesús los encontró a todos, incluso a un hombre poseído por el demonio que corrió desnudo por las colinas y asustó a los hombres de negocios y a los turistas en su camino a Jerusalén. Jesús echó a esos demonios que lo atormentaban a la pocilga local y cuando llegó el ayuntamiento encontraron al loco vestido y en su sano juicio. Desgraciadamente estaban más pendientes de la pérdida de sus cerdos poseídos, que de sentirse alegres por la transformación y el cambio de imagen de ese lunático de la esclavitud a la dulce libertad. Su palabra se ha convertido en medicina para toda la carne, incluso en alimento para los huesos. Renueva la juventud del hombre como la de un águila. No hay ni una sola palabra que haya dicho que haya caído al suelo. Porque vela por sus palabras que envía, para hacerlas y cumplirlas. Porque el Señor es capaz y está dispuesto.

Pero se puede decir: Jesús ya no vive entre nosotros. ¿No habéis oído, y no habéis leído, que después de su muerte en la cruz y su resurrección tres días después, siguió mostrándose vivo durante cuarenta días, antes de subir al cielo ante más de 500 testigos oculares? Y antes de su partida final, dió su discurso de despedida a sus discípulos, diciendo: Todo poder es dado a