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Cuentos de Perrault
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Cuentos de Perrault
Libro electrónico63 páginas58 minutos

Cuentos de Perrault

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Este libro contiene algunos de los famosos cuentos de Perrault. En ellos, los argumentos, personajes y diálogos permanecen, enseñando que aquel que actúa con buenas intenciones siempre obtiene su recompensa y que el bien siempre se sobrepone al mal. Cuentos: El gato con botas, Caperucita Roja, Pulgarcito, La Cenicienta.
IdiomaEspañol
EditorialZig-Zag
Fecha de lanzamiento11 nov 2015
ISBN9789561226470
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    Cuentos de Perrault - Charles Perrault

    e-I.S.B.N.: 978-956-12-2647-0.

    1ª edición: diciembre de 2015.

    Gerente editorial: Alejandra Schmidt Urzúa.

    Editora: Camila Domínguez Ureta.

    Director de arte: Juan Manuel Neira Lorca.

    Diseñadora: Mirela Tomicic Petric.

    © 2013 de la presente versión de Fernando Díez de Miranda.

    Registro Nº 236.199. Santiago de Chile

    Derechos reservados de la presente edición

    por Empresa Editora Zig-Zag, S.A.

    Editado por Empresa Editora Zig-Zag, S.A.

    Los Conquistadores 1700. Piso 10. Providencia.

    Teléfono 56 2 2810 7400. Fax 56 2 2810 7455.

    www.zigzag.cl | E-mail: zigzag@zigzag.cl

    Santiago de Chile.

    El presente libro no puede ser reproducido ni

    en todo ni en parte, ni archivado ni transmitido

    por ningún medio mecánico, ni electrónico, de grabación,

    CD-Rom, fotocopia, microfilmación u otra

    forma de reproducción, sin la autorización escrita de su editor.

    La infracción se encuentra sancionada como delito contra

    la propiedad intelectual por la ley Nº 17.366.

    Índice de contenido

    El gato con botas

    Caperucita Roja

    Pulgarcito

    La Cenicienta

    El gato con botas

    Había una vez un honrado molinero que tenía tres hijos. Por estos tres hijos trabajó toda su vida, esperando dejarles al morir una buena herencia. Pero jamás llegó a tener riquezas. El trabajo del molinero no daba para hacerse rico.

    Un día, cuando ya era viejo, murió. Sus hijos lloraron al padre que, aunque pobre, había sabido enriquecerlos con los valores de la honradez.

    La herencia consistía en un molino, un burro y un gato.

    –¿Llamaremos a un notario para hacer la repartición? –preguntó el mayor.

    –¿Para qué? –dijo el menor–. Entre los tres nos repartiremos las cosas. Hagamos que la suerte decida.

    Cada uno sacó un papelito de una bolsa y en cada papel estaba el nombre de lo que la suerte les deparaba.

    Al mayor le tocó el molino; al segundo, el burro, y al menor no le tocó otra cosa que un gato. ¡Un simple gato!, porque los gatos sólo sirven para cazar ratones y dormir junto al fuego.

    No podía consolarse de tener tan pobre lote el flamante dueño del animalito.

    –Mis hermanos –decía– podrán ganarse bastante bien la vida juntándose los dos. Pero yo... puedo comerme el gato, puedo hacerme unos guantes con su piel, ¿y después? Tendré que morirme de hambre.

    El gato, que oía estas palabras bastante humillado, pero que se hacía el desentendido, le dijo con aire sosegado y muy serio:

    –No se aflija, mi amo: no tiene más que darme una bolsa, mandar que me hagan un par de botas a la medida, para que pueda meterme en un zarzal sin lastimarme y verá cómo su herencia no es tan mala como cree.

    –Pienso que eres un gato inteligente. Te daré lo que me pides y... ¡ya veremos qué resulta!

    Aunque no se hacía muchas ilusiones, el amo del gato le compró una buena bolsa y luego de unos días, un zapatero le trajo las botas más raras que había hecho en su vida. Aunque tuvo que aceptar que con ellas el gato se veía hecho

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