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La fe, Dios y Jesucristo
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Libro electrónico170 páginas2 horas

La fe, Dios y Jesucristo

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Vivimos un cambio de paradigma en la forma de vivir nuestra fe cristiana, y nos vemos obligados a acudir a las fuentes, para que iluminen cómo puede recrearse hoy la experiencia original del cristianismo: es decir, la fe, la imagen de Dios y la figura de Jesucristo. El libro se presenta como un tanteo, como una búsqueda. Por eso es una teología del riesgo, una teología despojada, es decir, humilde. Es la teología del camino.Esta obra es el resultado del trabajo conjunto del Equipo de Investigación de Teología Sistemática Deusto, coordinado por Manuel Reus, y forma parte de un trabajo de investigación más amplio, La reconstrucción del creer, que recibió en 2009 el premio de investigación Universidad Deusto-Grupo Santander de Investigación. La primera parte del mismo, Experiencia y gratuidad, ya fue publicada en PPC en el año 2010.
IdiomaEspañol
EditorialPPC Editorial
Fecha de lanzamiento1 jun 2013
ISBN9788428825085
La fe, Dios y Jesucristo

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    La fe, Dios y Jesucristo - Francisco Javier Vitoria Cormenzana

    INTRODUCCIÓN

    La reconstrucción del creer ha sido el objetivo y la motivación de la investigación teológica que hemos realizado un grupo de profesores de teología de Deusto. El proyecto ¿Todavía la fe cristiana? La reconstrucción del creer ha sido realizado por J. Arregi, L. Uriarte, F. J. Vitoria y M. Reus (que escribe esta introducción). La investigación está dividida en tres partes. Las dos primeras recogen cuatro accesos personales de los autores, cuatro investigaciones, que desde perspectivas diferentes convergen en la problemática de la reconstrucción del creer. La parte primera, Enfoques, consta de un primer trabajo de Francisco Javier Vitoria, «Identidad humana y experiencia cristiana de Dios», y una segunda aportación de Manuel Reus, «La experiencia cristiana o la justificación por la fe». La parte segunda, Escenarios, recoge un trabajo de Luzio Uriarte, «Transformaciones religiosas y mundos juveniles occidentales» y la investigación de José Arregi «Dios y los escritores vascos hoy». La tercera parte, Reformulaciones, presenta una reflexión conjunta, elaborada en equipo, acerca de las reformulaciones que exige la perspectiva teológica bosquejada en las dos primeras partes.

    Por motivos de divulgación teológica el trabajo de investigación se edita en cuatro libros distintos. En la presente obra se recoge la tercera parte, es decir, el estudio realizado en conjunto por el equipo de investigación. La primera parte se ha editado en PPC, en una obra conjunta de Reus/Vitoria, Experiencia y gratuidad. Más allá de la religión y la moral. La segunda parte de la investigación se editará en dos diferentes libros: la aportación de Luzio Uriarte también en PPC y la de José Arregi (¿Qué dices de Dios? 40 escritores vascos de hoy responden) en Publicaciones de la Universidad Deusto, colección de Teología.

    El motivo de esta investigación parte de la constatación de que vivimos un cambio de paradigma en la experiencia de fe, en la forma de vivir nuestra fe cristiana. La crisis es de tal magnitud que la respuesta no puede circunscribirse a una mera adaptación del discurso a nuestro contexto cultural, a una adaptación del lenguaje a los actuales códigos gramaticales. De nuevo, como en todas las grandes crisis que ha tenido que afrontar el cristianismo, nos vemos obligados a acudir a las fuentes, para que iluminen la actual recreación de la experiencia original del cristianismo. Esto es lo que significa reconstruir el creer. Y es lo que se ha intentado abordar en la investigación aquí presentada. Sin duda se necesitaría una continuación que abordase, en segundo lugar, la dimensión comunitaria e institucional del acontecimiento cristiano en nuestro presente. Y una tercera parte que reflexionase acerca de la dimensión pública de la fe hoy.

    La reflexión teológica que viene a continuación, se presenta como un tanteo, como una búsqueda, dentro del famoso esquema del «ensayo y error», siguiendo la lógica de la experiencia de la fe cristiana que se vive y transita en contextos que a mí me parecen difíciles y gélidos, aunque dudo que haya habido otros contextos más fáciles y complacientes. La pretensión de verdad que tiene el cristianismo la reconozco con humildad, pero su búsqueda sincera, honesta y radical no me permite utilizar esta pretensión como arma arrojadiza en la vida social y pública, sino como oferta gratuita que se va dejando descubrir en la oscuridad de nuestro camino.

    Dentro del cristianismo nos movemos en medio de una pluralidad de líneas y corrientes teológicas que enriquecen la reflexión, la teología moderna, posmoderna, liberal, de la liberación, postliberal, fundamentalista, institucional u oficial... y la gran mayoría de teólogos que se muestran inclasificables, ya que se mueven como pueden dentro de las revueltas aguas de la teología.

    No me atrevo a calificar de utópica a la teología aquí realizada, por los imaginarios fantasiosos que suscita este término, aunque sí que busca la utopía que atraviesa la crítica de la razón utópica. Tampoco es un ejercicio de adaptación teológica a los momentos del presente, no se trata de un intento de adaptación y acomodación cultural. No se ha pretendido realizar una teología que focaliza su análisis en la crisis institucional o eclesial. Sin duda que nos encontramos con esta crisis de la mediación eclesial, pero no es la única y quizás, tampoco, la más importante.

    La obra que presento contiene unos tanteos teológicos en donde se formulan incertidumbres, dudas. Adopta la libertad del teólogo que asume el riesgo, y por eso es una teología del riesgo. Se trata de una teología despojada, es decir, humilde. Es la teología del camino, pero, cuando el camino es proyecto y si se encarna en forma de religión, no ahoga la experiencia fundante sino que la recrea. En estos tiempos en que se vive una cierta desgana institucional, hay que insistir en la experiencia original del cristianismo, en esa experiencia suscitada por el acontecimiento cristiano. Un acontecimiento original que hoy también acontece, no se vive como acontecido. Ahora bien, este proyecto que acontece en nuestros caminos cotidianos, no es objetivable, ni dominable. No es proyección de mis deseos, ideales o utopías, sino que más bien se presenta como interrupción, no como mero proyecto humano. Así es como aparece la necesidad de redescubrir a Jesús, reconstruir con él la mediación para el encuentro de la inmediatez mediada con Dios. Este acontecimiento y las experiencias que suscita, se deben expresar en las formas culturales del presente. No olvidemos que siempre hemos de contar con la extrañeza del Dios cristiano, sabiendo, además, que la religión siempre domestica al Dios de la revelación. De ahí que debamos recuperar la extrañeza de Dios. Una extrañeza que es entrañable.

    La teología aquí propuesta presenta una reflexión conjunta, elaborada en equipo, acerca de las reformulaciones que exige la perspectiva teológica bosquejada en las dos primeras partes de nuestra investigación. Me explico. Las investigaciones realizadas en las dos primeras partes han de tener una continuación en la reformulación de tres dimensiones importantes en nuestra fe y, por tanto, en la reflexión teológica: la fe, Dios y la cristología. Este intento de formular de nuevo la fe no parte de cero. Asume la historia y la tradición de la Iglesia y de la teología. Se ha hecho el intento de elaborar un discurso en equipo, ejercicio arduo y difícil pero no imposible. Conjuntar esfuerzos no ha supuesto esquivar el debate, los disensos, la discusión. Es más, estos se han intensificado. Pero he de afirmar las bondades del trabajo en equipo, del diálogo, de la propuesta contrastada y criticada.

    El método teológico dialogado supone un reto y una necesidad. Carecemos en España de esta tradición, no ha estado muy extendida, han sido siempre intentos minoritarios. La situación presente de la teología dentro de nuestra Iglesia está necesitada de foros de diálogo y de trabajo en equipo. Es más, el método está unido al contenido. La comunión que perseguimos se ve ayudada por esta modalidad de trabajo y reflexión intelectual. Se ha pretendido presentar el diálogo, no fácil, como nuevo paradigma que surge en el mundo contemporáneo.

    Esta obra persigue elaborar un discurso teológico humilde, son tanteos teológicos. Pero se ha elaborado con libertad y responsabilidad eclesial. Es verdad que en los tiempos presentes reina el miedo entre los teólogos. Parece que existe excesivo temor a la pluralidad entre planteamientos teológicos diversos, al debate y la discusión teológica. Si somos rigurosos, vemos a lo largo de la historia que la mejor teología surgía del debate y la confrontación entre distintas escuelas teológicas. El debate, la discusión, la libertad de investigación no rompen la comunión eclesial. Es más, la enriquecen. Pero –repito– el discurso aquí elaborado no deja de ser un tanteo teológico.

    La metodología seguida ha sido la del diálogo, contraste, discusión y debate teológico. Así se constituye el diálogo en un estilo de hacer la teología. Estilo que tiene sus límites pero que en el presente se manifiesta como necesario. Construir reflexión y discurso desde el diálogo y el debate conforma un estilo propio de hacer teología. Y creo que responde así más a las exigencias y retos de nuestra cultura.

    La racionalidad comunicativa ha de cualificar también el discurso teológico, siguiendo las indicaciones de Habermas, Peukert y otros muchos. El diálogo supone el reconocimiento de la dignidad del otro, se mueve dentro de la hermenéutica de la confianza, supone una actitud de búsqueda propia de los peregrinos y proporciona la firmeza adecuada al objeto del estudio teológico, la de un Dios que se nos revela como comunión.

    Nuestro trabajo constituye un intento de elaborar un ensayo teológico en equipo, de forma dialogada. El trabajo en común no supone que desparezcan los acentos propios, ni siquiera los disensos. Pero esta obra es el fruto de pensar y reflexionar, a la vez, de forma crítica y dialogada. Los trabajos elaborados nos empujaban a bosquejar, de forma tentativa, unas reformulaciones de algunos puntos básicos del misterio cristiano. Así se presenta, sucesivamente, unas aportaciones acerca de la fe, de Dios y de la cristología. La teología elaborada se sitúa en la frontera y presenta una tentativa de hacer significativo el cristianismo a los hombres y mujeres de hoy, de recobrar la pertinencia de la salvación y formularla de manera inteligible para nuestros contemporáneos, siendo fieles al acontecimiento cristiano. La necesidad de recuperar la gratuidad en la fe, de redescubrir una imagen de Dios desde los nuevos paradigmas soteriológicos y de contrastar la cristología con el diálogo interreligioso impregna el talante de esta aportación teológica.

    La teología que se sitúa en la frontera, bordea siempre el riesgo y por ello es peligrosa. Pero no nos hemos regido por el miedo sino por la confianza. De todas formas, es una teología humilde y tentativa, confiados en que el Espíritu Santo, la presencia del misterio de Dios Padre y la gracia de nuestro Señor Jesucristo están todavía muy presentes en los contextos sociales y culturales que nos están tocando vivir y sufrir.

    Agradecemos a la Universidad de Deusto haber podido realizar este trabajo de investigación en equipo, así como a la editorial PPC el que en tiempos de crisis económica se atreva con estas propuestas editoriales.

    MANUEL REUS, SJ

    1

    LA EXPERIENCIA CRISTIANA DE FE

    Introducción

    Abordamos dentro del proyecto conjunto de Reconstrucción del creer la temática de la experiencia cristiana de fe, el sujeto que cree, el acto de fe. Se inserta esta reflexión sobre la realidad de la fe cristiana dentro de un contexto sociocultural secularizado y nihilista, en que redescubrimos el rostro cristiano de Dios a través de la mediación de Jesús de Nazaret, el Cristo. La revelación de Dios en el acontecimiento crístico queda incompleta si no abordamos la acogida creyente de ese Dios que se nos acerca. Esta es la experiencia de la fe cristiana, la acogida, la respuesta del sujeto personal y comunitario que cree siguiendo a Jesucristo¹. La fe de nuestros días es una fe discutida y cuestionada. Estamos invitados a creer, pero de una forma digna del ser humano. Hoy los creyentes ya no contamos con un catecumenado social, constituido por la realidad ambiental. Tampoco hemos de enfrentarnos con una hostilidad preconcebida. Pero en nuestro contexto de una indiferencia agnóstica tolerante y una variopinta oferta multirreligiosa, la fe cristiana se ve sometida a un proceso de erosión y decadencia. Pretendemos presentar esbozos de los planteamientos teológicos pertinentes a nuestro contexto sociocultural, pero huyendo de discursos que expresan más deseos ilusorios que capacidad de conversión y comunión. Aunque nos vamos a apoyar en un cambio de paradigma, el paso de la relación de fe apoyada en la necesidad a una fe apoyada en el acontecimiento gratuito de Dios, hay que afirmar que este cambio de paradigma no se puede vivir de forma voluntarista². El cambio de estos registros es enormemente lento, sobre todo los religiosos por ser los más radicales. Solo apuntan caminos, pero por favor, no los impongamos, ya que se suscitan desde la gratuidad. Quizás tendríamos que abordar también la situación de la persona, no solo su vida de fe, es decir, una antropología teológica, pero nos hemos centrado en la cuestión de la persona creyente, que es lo que pretendemos ayudar a reconstruir. Hay dos cuestiones que explícitamente dejamos fuera de la reflexión: la fe se vive eclesialmente y tiene una dimensión pública o política. Pero son cuestiones amplias, que dejamos para posteriores estudios. No es que estén ausentes, pero, para delimitar la temática, los dejamos aparte. Insistimos en que una teología basada en el puro deseo a la larga es tan infecunda como superficial. En todo caso, nos conformamos con una ilusión y un deseo más inmediato, el que pudiésemos decir con las palabras de Bonhoeffer: «Yo querría aprender a creer»³.

    Lo que presentamos en este apartado es la vivencia de la fe que nos permite nuestro contexto. Se trata de redescubrir aquellos aspectos de la vida de fe que se nos presentan hoy como más necesarios. Y por ello la principal tesis que mantenemos es la de recobrar la gratuidad del acto de fe. A lo largo de la historia, cuando el carisma inicial se hace rutina, inevitablemente caemos en vivencias de fe excesivamente moralizadas. La moralización surge cuando hemos apartado o marginado la dimensión subjetiva de la fe, y la separación de la dimensión objetiva y comunitaria es excesiva. La vida de fe no responde tanto a necesidades antropológicas o religiosas, más bien es un don gratuito, y por eso se nos presenta como una vida

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