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Las preguntas de Jesús
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Las preguntas de Jesús
Libro electrónico192 páginas3 horas

Las preguntas de Jesús

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Este libro invita a una reflexión sobre el evangelio de Jesús a partir de las preguntas que en él aparecen cuya respuesta ha de ser meditada desde el interior, desde lo profundo, desde la verdad de cada persona. El Evangelio posee la capacidad de despertar en cada cual la inquietud por comprender mejor no solo este mundo sino el personal lugar dentro de él, formula las preguntas indispensables para detenerse en la marcha vertiginosa de los tiempos y reflexionar en torno al sentido trascendente de la existencia humana.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 oct 2015
ISBN9789563570489
Las preguntas de Jesús

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    Un libro ameno y bastante claro desde un tema bastante original.

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Las preguntas de Jesús - Fernando Montes

Las preguntas de Jesús

Fernando Montes S.J.

Ediciones Universidad Alberto Hurtado

Alameda 1869 – Santiago de Chile

mgarciam@uahurtado.cl – 56-228897726

www.uahurtado.cl

ISBN libro impreso: 978-956-357-048-9

ISBN libro digital: 978-956-357-049-6

Registro de propiedad intelectual Nº 257603

Dirección editorial

Alejandra Stevenson Valdés

Editora ejecutiva

Beatriz García-Huidobro

Diseño de la colección y diagramación interior

Francisca Toral

Imagen de portada: Latinstock

Con las debidas licencias. Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamos públicos.

Las preguntas de Jesús

Fernando Montes S.J.

Índice

Portada

Créditos

Título

Índice

Presentación

Prólogo

PRIMERA PARTE Las preguntas de Jesús

I. ¿Por qué me buscaban? ¿No saben que debo ocuparme de las cosas de mi Padre? (Lucas 2, 49)

II. ¿Me amas? (Juan 21, 17)

III. ¿Qué buscáis? (Juan 1, 38)

IV. ¿Quién me tocó? (Lucas 8, 45

V. ¿Ves a esta mujer? (Lucas 7, 40)

VI. ¿Qué quieres que haga por ti? (Lucas 18, 41)

VII. ¿Quieres sanarte? (Juan 5, 6)

VIII. ¿Con qué compararemos el Reino de los Cielos? (Lucas 13, 18)

IX. ¿Quién dice la gente que soy yo? (Marcos 8, 28)

X. ¿Quién dicen ustedes que soy yo? (Mateo 16, 15)

XI. ¿Y tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas? (Juan 3, 10)

XII. ¿Por qué has dudado? (Mateo 14, 31)

XIII. ¿De qué discutíais? (Marcos 9, 33)

XIV. ¿Cuántos panes tenéis? (Marcos 6, 38 y 8, 5)

XV. ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? (Mateo 12, 48)

XVI. ¿Dónde están los otros nueve? (Lucas 17, 11-19)

XVII. ¿Por qué me llamas bueno? (Marcos 10, 17) ¿Por qué me preguntas acerca de lo que es bueno? (Mateo 19, 17)

XVIII. ¿Si la sal pierde su sabor, con qué se la salará? (Mateo 5, 13)

XIX. ¿Quién se hizo prójimo del herido? (Lucas 10, 36)

XX. ¿Creen que he venido a traer paz a la Tierra? (Lucas 12, 51)

XXI. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé? (Mateo 20, 22)

XXII. ¿Cómo podéis creer vosotros que buscáis la gloria en los otros y que no buscáis la gloria que viene de Dios? (Juan 5, 44)

XXIII. ¿Por qué esta generación pide un signo? (Marcos 8, 12)

XXIV. ¿No deja las noventa y nueve ovejas en el campo y va a buscar a la extraviada hasta encontrarla? (Lucas 15, 4)

XXV. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si él mismo se pierde? (Mateo 16, 26)

XXVI. Lo que has preparado, ¿para quién será? (Lucas 12, 20)

XXVII. ¿No han leído lo que hizo David cuando tuvo hambre? (Marcos 2, 23)

XXVIII. ¿Por qué no juzgan ustedes mismos? (Lucas 12, 55)

XXIX. ¿Por qué ustedes quebrantan el precepto de Dios en nombre de la tradición? (Mateo 15, 3)

XXX. ¿Por qué te fijas en la pelusa que está en el ojo de tu hermano y no miras la viga que está en el tuyo? (Lucas 6, 41)

XXXI. ¿También ustedes siguen sin entender? (Mateo 15, 16)

XXXII. ¿Ustedes también quieren irse? (Juan 6, 67)

XXXIII. ¿Conque darás la vida por mí? (Juan 13, 36)

XXXIV. ¿No habéis podido velar una hora conmigo? (Mateo 26, 40)

XXXV. ¿Por qué me preguntas a mí? (Juan 18, 21)

XXXVI. ¿Por qué me pegas? (Juan 18, 23)

XXXVII. ¿Lo dices por ti mismo o te lo han dicho otros de mí? (Juan 18, 34)

XXXVIII. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mateo 27, 46)

XXXIX. Mujer, ¿por qué lloras? (Juan 20, 15)

SEGUNDA PARTE Las preguntas del Evangelio

I. ¿Y tú vienes a mí? (Juan Bautista a Jesús. Mateo 3, 14)

II. ¿Eres tú el que ha de venir o hemos de esperar a otro? (Discípulos de Juan Bautista a Jesús. Mateo 11, 3)

III. ¿Tú quién eres? ¿Dónde está tu Padre? (Fariseos a Jesús. Juan 8, 25 y 8, 19)

IV. Maestro, ¿dónde vives? (Discípulos a Jesús (Juan 1, 38)

V. ¿Por qué nos has hecho esto? (María a Jesús. Lucas 2, 48)

VI. ¿Quién será este de quien oigo contar tantas cosas? (Pregunta que se hace Herodes. Lucas 9, 9)

VII. ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? (Preguntan unos magos que venían de Oriente. Mateo 2, 2)

VIII. ¿De Nazaret puede salir algo bueno? (Natanael a Felipe. Juan 1, 46)

IX. ¿No es el hijo del carpintero? (La gente de la Sinagoga de Nazaret. Mateo 13, 54)

X. ¿Cómo sabe este letras sin haber estudiado? (Pregunta que se hacían los judíos en Jerusalén. Juan 7, 15)

XI. ¿También ustedes se han dejado engañar? (Pregunta de los sacerdotes y fariseos a los guardias. Juan 7, 47)

XII. ¿Cómo tú siendo judío me pides a mí de beber que soy samaritana? (Una mujer de Samaria junto al Pozo de Jacob. Juan 4, 9)

XIII. ¿Qué más me falta? (Pregunta de un joven rico a Jesús. Mateo 19, 20)

XIV. ¿Cómo es que su maestro come con publicanos y pecadores? (Pregunta de los fariseos a los discípulos. Mateo 9, 11)

XV. ¿Quién quiere matarte? (Pregunta de la gente a Jesús. Juan 7, 20)

XVI. ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de la Pascua? (Los apóstoles a Jesús. Mateo 26, 17)

XVII. ¿Acaso seré yo? (Los discípulos a Jesús. Mateo 26, 22)

XVIII. ¿Cuánto me quieren dar y yo os lo entregaré? (Judas a los jefes de los sacerdotes. Mateo 26, 15)

XIX. ¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? (El buen ladrón a su compañero. Lucas 23, 40)

Presentación

Es interesante constatar que buena parte de la enseñanza de Jesús a sus discípulos la hizo por medio de preguntas. A ellos, que eran rudos pescadores, les enseñó con interrogantes simples a plantearse los verdaderos problemas: ¿Quién es tu prójimo? ¿Qué buscáis? ¿Qué quieres que haga por ti? ¿Por qué lloras?, etc. Esas preguntas son hondamente humanas y tienen perenne actualidad.

Pongo en sus manos unas reflexiones sencillas sobre algunas de esas preguntas del Señor y sobre las que los apóstoles y la gente de su tiempo le hicieron a Jesús. Estas reflexiones pretenden ayudar la oración personal y el compartir en reuniones comunitarias. En medio de una vida hoy muy agitada es muy provechoso dedicar unos momentos cada día para hacer una pausa que haga posible un encuentro con uno mismo y con el Señor. Estas páginas tienen por objeto ayudar en dicha pausa diaria.

Es importante dejar resonar calladamente en nuestro interior esas interrogantes para que desde el fondo del corazón, desde la verdad más radical de nuestra existencia, broten las respuestas. Así se reflejará nuestra propia verdad y constataremos que los problemas se resuelven mejor si se plantean correctamente las preguntas.

Enseñar preguntando tiene la ventaja de ayudarnos a buscar en lo mejor de nosotros la respuesta y a cimentar el Evangelio prestándole nuestra propia vida.

Aprender a preguntarse es signo de madurez. Ello permite romper las falsas seguridades, tomar distancia de uno mismo y descubrir la hondura que tenemos.

Hay personas que no se interesan por las preguntas últimas. Viven… solo viven. Trabajan, corren y se afanan sintiendo que lo único real es la agitación. Dicen que el hombre moderno no tiene tiempo para perderse en sutilezas. Preguntarse por el fin de la marcha les parece que es un modo de huir. Y para no huir de lo real, en realidad huyen de la verdad.

El hombre de estos días, que en muchos aspectos ha logrado progresos increíbles, con frecuencia ha perdido el rumbo de su marcha. No quiere levantar la cabeza para mirar adónde va el camino y tampoco quiere preguntarse qué es lo que en el fondo anda buscando. Pero esa pregunta, aunque se acalle, sigue resonando en lo más hondo de todos los proyectos humanos. Oculta bajo mil costras hay una sed intensa de sentido… y tarde o temprano el hombre volverá a la fuente que puede dar respuestas a esa inquietud.

¿Cómo despertarnos de la actual modorra?

El ser humano no quiere para su propia vida respuestas hechas en serie como lo que hoy produce y ofrece el mercado. Por eso es tan atractivo plantearse las preguntas que nos hace Jesús. El Señor nos invita a cada uno de nosotros a fundar nuestro propio y particular camino respondiendo esas preguntas.

En estas páginas comentaremos las preguntas de Cristo… pero ahora dirigidas a nosotros. Para responderlas será necesario, tal vez, abrir el corazón con la actitud del niño que no teme confesar su ignorancia y su gran debilidad. Desde San Pablo, Orígenes y los Santos Padres ha habido este tipo de interpretación espiritual del Evangelio. Ella de algún modo complementa el estudio erudito que es por cierto necesario, pero que a muchos resulta alejado de su vida.

El Evangelio es muy sencillo, muy simple y muy profundo. Por ese motivo las respuestas a la mayoría de las preguntas se van asemejando. Casi todas ellas terminan en la humildad, el agradecimiento, la entrega y el amor. No será extraño que en estas páginas se sienta la percusión repetida del martillo que va clavando golpe a golpe en el centro del corazón los valores de Jesús. Por eso, le aconsejo no leer más de una pregunta cada vez. Ellas no están escritas para ser leídas de corrido. Son una invitación a la reflexión personal para sentir y gustar el Evangelio internamente.

Deje resonar calladamente estas preguntas en usted. Ya no nos sirven las respuestas aprendidas de memoria porque los tiempos cambiaron.

Estas líneas son una ayuda para que usted responda a estas interrogantes desde la verdad más honda de su existencia.

La primera edición de este libro se publicó hace más de veinte años y ha sido traducido y publicado en varios países. La presente edición ha añadido muchas preguntas del Señor que no estaban en las precedentes. Hemos incluido en esta el Prólogo que iniciaba la edición original, que fue escrito por Monseñor Carlos González, entonces Obispo de Talca y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile.

Fernando Montes, S.J.

Prólogo

El padre Fernando Montes S.J. ha tenido la gentileza de pedirme que haga una introducción a las reflexiones que él ha ido escribiendo sobre el seguimiento de Jesús.

Confieso que leer y meditar estas páginas me ha ayudado mucho a profundizar mejor en las preguntas que Jesús hace a sus discípulos.

Estas reflexiones, en forma de respuestas a las preguntas de Jesús, muestran una lectura meditada y rezada del Evangelio y que el autor va aplicando a la vida actual, a los problemas de hoy día, a los Nicodemo, a los ciegos en el camino, a los que dudan y sufren.

Recomiendo a los cristianos y a los consagrados meditar con cariño estas páginas y puedo asegurarles que les harán mucho bien. Les ayudarán a conocer mejor al Señor, a escuchar las preguntas que les hace en sus vidas concretas y les traerán mayor paz a sus corazones.

Que el ejemplo de quien ha escrito estas meditaciones impulse a otros a seguir por este camino, que ayuda enormemente a conocer al Señor, razón de ser de toda vida cristiana.

Carlos González C.

Obispo de Talca

Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile

Primera parte

Las preguntas de Jesús

La primera parte de este libro está dedicada a las preguntas que formuló Jesús a sus padres, a sus apóstoles y a las más diversas personas.

El orden con que se presentan no es necesariamente cronológico.

Los contenidos de tales preguntas se refieren a los más diversos temas. Entre ellos, en primer lugar, el misterio de la persona de Cristo en quien se hace visible el Dios invisible; en segundo lugar, los referidos a la calidad del verdadero encuentro con Jesús y, finalmente, los criterios y el mensaje con que Jesús quiere formar a los suyos.

La cantidad de preguntas que hace a los fariseos indica lo importante que era para el Señor mostrar la distancia de su Mensaje de la mentalidad farisaica tan difundida en medio de su pueblo y que fácilmente puede transformar en su raíz al verdadero cristianismo.

Llama la atención la vigencia que pueden tener hoy esas interrogantes.

I

"¿Por qué me buscaban?

¿No saben que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?"

(Lucas 2, 49)

Estas son las dos primeras preguntas que formula Jesús en el Evangelio. Con ellas responde a su madre que angustiada lo buscaba porque se había perdido en el camino. Al volver a su tierra después de la visita anual al Templo, José y María creían que el niño iba en la comitiva, pero al notar su ausencia, al sentir su vacío, volvieron de prisa sobres sus pasos para buscarlo. Tal vez es la experiencia que muchos sienten hoy

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