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Susurros De Ailanto
Susurros De Ailanto
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Libro electrónico143 páginas1 hora

Susurros De Ailanto

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Susurros de ailanto es una prosa poética con sabor a cuento de hadas. Es un libro de verdad, vida y ecología. Una ecología inusual. No tan chic ni de moda y ni siquiera la que se grita en las redes sociales sin implicaciones concretas. Los susurros de ailanto hablan de una ecología eminentemente práctica, entendida y vivida con cada fibra de nuestro ser, sin radicalismos de primera plana, sin esos mitos modernos de "buscar el contacto con la Madre Tierra". La pequeña hoja de Ailanto, que inicia la Epifanía de la belleza, que se despliega en las páginas de este libro, nos enseña con humildad pero también con una fuerza inesperada. Un conocimiento desconcertante, aunque genuino, que el autor de este libro nos muestra a través de los diversos capítulos, convirtiéndose en un "conejillo de indias" de un experimento mental digno de los mejores físicos: con sus propias experiencias, de vida y de sueños, nos cuenta cómo este conocimiento está siempre al alcance y ha llegado el momento de reapropiarse de él. Un conocimiento que no debemos buscar pero que encontramos, al igual que este libro, que se lee sin el mínimo esfuerzo. Y nos hace descubrir, entre las oraciones, semillas especiales que tan solo esperan ser plantadas, en el fértil suelo de las mentes de quienes leen, para germinar en plantas de una belleza inusual.  
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 dic 2019
ISBN9781071520802
Susurros De Ailanto

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    Susurros De Ailanto - Francesco Tassone

    Idioma

    Francesco Tassone

    Susurros de ailanto

    "Virginia, ¡este libro es para ti!

    Estrella de la mañana.

    Amanecer en mi corazón.

    Fue escrito para que, en el curso de tu existir, tus ojos puedan seguir brillando de alegría.

    ¡Como ahora!"

    Prologo

    La verdad manifiesta es amor, escribió aquel personaje increíble, leonardiano y lamentablemente desconocido con el nombre de Pavel Aleksandrivic Florenskij: místico, filosofo, científico y matemático al mismo tiempo, un mártir ruso, con una increíble profundad de pensamiento, condenado y sentenciado por el régimen ruso en los terribles años ’30.

    La verdad es algo que el mundo moderno percibe como una urgencia pero también como algo que hace falta, la verdad en los titulares de los periódicos, las palabrerías de los comentaristas y de los sitios en internet, un espejismo a menudo perdido en el horizonte. Francesco Tassone posee una verdad por decirnos, una verdad sana, limpia, que no grita y sin embargo es tremendamente evidente y manifiesta, es de hecho, un gran acto de amor. ‘Susurros de ailanto’ es un libro de verdad, de vida y de ecología, más no aquella ecología ‘chic’ y en auge, y tampoco aquella gritada por las redes sociales sin orientaciones practicas: esta es una ecología eminentemente práctica, entendida y vivida con cada fibra del ser, sin radicalismos de primera plana, sin aquellos mitos modernos de ‘buscar el contacto con la Madre Tierra’. Esta verdadera ecología es individual y colectiva a la vez, y es para quien comprendió que no hay necesidad de buscar el contacto con la Madre Tierra que nos habla constantemente, sería como no lograr encontrar nuestros propios pies: ¿Qué buscamos? ¡Acaso venimos de otro planeta! Esta ecología para el tiempo libre ha demostrado sus límites junto a la ecología ‘institucional’ hecha de profesoretes que se discuten encima ríos de teorías: la pequeña hoja de ailanto que da el vía a la epifanía de belleza que se despliega en las páginas de este libro, nos lo enseña humildemente pero también con una fuerza inesperada.

    ¿Cómo nos reducimos a gastar inmensas cantidades de tiempo y dinero para buscar soluciones a problemas que una humilde planta resuelve a diario? Deshechos, desperdicios, consumos energéticos, crisis... Problemas para nosotros los hombres de hoy tanto colectivos como individuales, tanto materiales como interiores... Pregúntenle a un ailanto, y si no encuentran uno hablen un poco con la primera gramínea que observen crecer al frente de su casa, con una hoja de ortiga detrás de un muro o con una flor amarilla de acedera al borde de una valla. Todas plantas que encontrarán por doquier, que crecen espontáneamente y que tienen las soluciones a todos estos problemas desde hace millones de años, antes que llegara el hombre a nombrar cada cosa. Las plantas solucionan problemas de los que no conocen el nombre, los hombres le dan el nombre a problemas que aún no solucionan. Un conocimiento desconcertante y sin embargo genuino que el autor de este libro nos muestra, volviéndose una ‘rata de laboratorio’ para un experimento mental digno de los mejores físicos: con sus propias experiencias, de vida y de sueño, nos cuenta como dicho conocimiento se encuentre siempre a nuestro alcance y que llegó el momento de volver a hacerlo nuestro. Un conocimiento que no debemos buscar si no que se deja encontrar, exactamente como este libro que se deja leer sin esforzase en leerlo. Una vez pasadas las primeras páginas se puede elegir si leerlo en un solo tirón o por partes separadas; la recomendación es hacer ambas cosas más de una vez: Como buen agrónomo Tassone escondió entre las frases centenas de millares de semillas que esperan solamente ser plantadas en el terreno fértil de las mentes de los lectores para brotar en plantas bellísimas y misteriosas.

    Un enfoque que en ocasiones recuerda los chamanes de Carlos Castaneda, con su ‘conocimiento silencioso’, asimilado con el instinto y escondida entre los dobleces del universo.

    Para este libro se podría utilizar la palabra ‘Chamanico’, pero otorgar estas definiciones, por bello que parezca, es peligroso, tanto porque la industria de la cultura pop abusó de ellas como porque podría llevarnos a divagar en contextos culturales lejanos. Para hablar con el hombre de hoy hay que presentar los problemas como hombre de hoy, es por esto que el lenguaje y los relatos de Francesco Tassone representan la forma más adecuada para explicar a todos la importancia de volver a encontrar una forma correcta de interactuar con la vida y con el mundo. El hombre moderno precisa saber cómo dejar de hacer y hacerse daño, y todo ocurre con no hacer daño a nuestra propia casa. Ninguna persona dotada de un mínimo de racionalidad destruiría la única casa que posee mientras se encuentra en ella con todos los demás habitantes, parientes, coinquilinos, objetos de valor económico, práctico y afectivo, plantas y animales domésticos. ¡Además de destruir la fuente de resguardo y de sustentamiento significaría también desintegrar gran parte de su propia identidad! Sin embargo, lo estamos haciendo con el planeta, a un ritmo rapidísimo y perdidos en esta terrible locura sin sentido. Detenernos y tratar de comprender qué cosa el mundo natural y el humano (que debe volver a entenderse como parte de la naturaleza) poseen en cuanto a belleza, es un deber, y adoptar esta belleza como un método para la solución de problemas es la ciencia más refinada. Las plantas lo saben, como dice un árbol en el libro de Francesco Tassone "nuestra memoria está centrada en la experiencia" mientras que la del hombre, quisiéramos agregar, está más centrada en el aspecto exterior de la experiencia, por este motivo caemos en los mismos errores: tan distraídos por el ‘entorno’ que cada vez nos parece la primera vez, y todo esto en una sociedad como la actual estructurada para complicar cada vez más aquel entorno. No obstante, por dicha, hay quien se detuvo y, como Tassone, intentó imaginar esta comunicación con la otra parte del mundo, es decir todo aquello que no ha sido creado por manos y mentes humanas, y lo que emergió con la forma de una profunda verdad llena de afecto y gratitud hacia la vida, hacia todo y todos: en una palabra, amor. El aforismo de Florenskij con el que abrimos esta prefación en realidad es más articulado, y la versión completa dice: La verdad manifiesta es amor. El amor realizado es belleza. Mi propio amor es acción de Dios en mí, es acción mía en Dios.

    Y estamos de vuelta al principio. Manifestar la verdad es amor, realizar el amor, es decir poner en acto la verdad, es belleza. Y todo esto se vuelve acción con dimensiones cósmicas, capaz de volver a equilibrar el individuo con el todo. Francesco Tassone nos alumbra un camino que además que ecológico y naturista es sobre todo de vida: una dulce invitación a gozar de las placenteras experiencias que cada segundo pasado sobre esta tierra nos puede proporcionar, sin imposiciones dictadas por el aparentar y tampoco complejas metodologías de escuelas ‘motivacionales’.

    Este libro rico de historias y anécdotas con un único hilo conductor que no se pierde de vista ni un solo segundo, es un libro verdadero y por ende bello, en el sentido más profundo del término. Y siendo verdadero y bello es un libro imprescindible, un humilde gesto abstracto con un fin concreto, el de compartir el deseo de volver a equilibrar aquel cosmos (Kosmos=orden) que estamos perdiendo de vista. Un gesto hecho de palabras que a menudo surgen del silencio más profundo, palabras que, si bien escondidas más o menos profundamente, en el corazón de cada ser humano, se deben reiterar y escribir, llevar a flote y dejarlas correr en la sangre de quienes no tienen el oído aún bien entrenado para escuchar los susurros de la hoja de ailanto.

    Vincenzo B. Romano (habitante del planeta Tierra, un día cualquiera de enero del 2014, con honor, escribió)

    1

    Kim poseía dos pasiones. La Naturaleza. Y la Palabra. La Naturaleza, desde su infancia, era, inconscientemente, su amiga. Para él representaba muchas cosas: un refugio, un lugar de paz, un respiro limpio, un espacio de gran interés, un tiempo para escuchar. Ante todo representaba la libertad. Y la necesidad de transgresión. Desde siempre buscaba su compañía. Y desde siempre en ella encontraba consuelo y bienestar. La Palabra  que después del silencio de sus primeros años de vida, había ingresado a su existencia, siempre había sido fácil, fluida, veloz y poderosa. Siempre a su servicio le permitía sobresalir. Y obtener lo que deseaba. Desde siempre, estas pasiones, como ángeles silenciosos, acompañaban su existencia. ¡Desde siempre! Desde siempre estaban allí cerca de él y desde siempre, en formas distintas, lo llamaban a la acción.

    2

    Una noche de otoño, mientras Kim desarrollaba sus rituales habituales antes de cerrar su laboratorio, Se dio cuenta que por la ventana abierta había entrado, probablemente llevada por la suave briza del otoño, una hoja. La hoja era verde, pero también amarilla y tenía un suave difuminado rojo-marrón. Y se había acomodado justo al lado de su mano.

    En el color, en la forma, en los segmentos lanceolados y puntiagudos reconoció una hoja de ailanto. La hoja y la mano no demoraron mucho en desearse y así, justo cuando Kim había apagado el ordenador, dejar el mouse y tomar la hoja fue una sola cosa.

    La miró de cerca. Una fascinación especial lo invadió. Sintió como si la hoja quisiese decirle algo. Experimentó una extraña sensación... como cuando

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