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Usos medicinales del cannabis: ¿Qué sabemos de sus propiedades curativas?
Usos medicinales del cannabis: ¿Qué sabemos de sus propiedades curativas?
Usos medicinales del cannabis: ¿Qué sabemos de sus propiedades curativas?
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Usos medicinales del cannabis: ¿Qué sabemos de sus propiedades curativas?

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¿Tiene propiedades curativas el cannabis? Lo primero que debemos saber es que la inmensa mayoría de los fármacos no "cura". Los tomamos porque pueden detener o enlentecer la progresión de la enfermedad, ayudarnos a aliviar alguno de sus síntomas, potenciar los efectos beneficiosos o atemperar los perjudiciales asociados a otros tratamientos. El extraordinario desarrollo de internet y las redes sociales ha vertido una serie de afirmaciones, no siempre verdaderas, sobre el efecto terapéutico que pueden ejercer los preparados procedentes de Cannabis sativa en el tratamiento de múltiples enfermedades. Por tanto, es necesario que la sociedad disponga de la información adecuada, sobre todo aquellas personas que ponen su esperanza en "soluciones milagrosas" ante el fracaso de los tratamientos a los que están siendo sometidos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento11 dic 2019
ISBN9788490979037
Usos medicinales del cannabis: ¿Qué sabemos de sus propiedades curativas?
Autor

Manuel Guzmán Pastor

Doctor en Ciencias Biológicas. Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Facultad de Ciencias Biológicas en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Instituto Universitario Complutense de Investigación en Neuroquímica. Ha realizado estancias posdoctorales en la Universidad de Utrecht (Holanda), el Hannah Research Institute de Ayr (Reino Unido) y la Universidad de California Irvine (EE UU). Actualmente es presidente de la International Association for Cannabinoid Medicines. Sus investigaciones se centran en descifrar cómo actúan en el organismo los principios activos del cannabis (los cannabinoides), así como cuál podría ser la utilidad terapéutica de dichos compuestos, especialmente en los terrenos de la oncología y las enfermedades neurodegenerativas. Su trabajo ha permitido caracterizar nuevos mecanismos de acción y efectos biológicos de los cannabinoides, así como sustentar nuevas implicaciones clínicas derivadas de ello.

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    Usos medicinales del cannabis - Manuel Guzmán Pastor

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    Prólogo

    Cada vez aparecen más publicaciones científicas que describen los efectos positivos de los cannabinoides en modelos animales desarrollados para el estudio de determinadas enfermedades. En algunos casos, existen asimismo ensayos clínicos controlados que refuerzan su posible utilización en el tratamiento médico. Sin embargo, para que estos compuestos puedan ser prescritos, necesitan cumplir una serie de requisitos que avalen su eficacia y seguridad, premisa que solo algunos de ellos cumplen en estos momentos.

    La búsqueda de terapias alternativas por algunos pacientes en los que el tratamiento estándar que reciben ha fracasado les lleva a la utilización de preparaciones de cannabis. Para ello, suelen recurrir a fuentes de información alternativas como internet, que en algunas ocasiones no son lo suficientemente fiables. Además, el que no se conozca con precisión la composición de los preparados utilizados, dificulta la reproducibilidad de los resultados buscados. El uso de pesticidas y otros agentes químicos para el cultivo de la planta, o de disolventes orgánicos para la extracción de sus principios activos, puede ser peligroso para la persona que toma dichas preparaciones, y más en aquellas ocasiones en las que su estado de salud está seriamente alterado por la enfermedad. También hay que tener en cuenta que su uso incontrolado, o su utilización en combinación con otros fármacos, puede crear problemas adicionales si aparecen interacciones entre los preparados cannábicos y los medicamentos consumidos.

    Es innegable la existencia, en estos momentos, de una ingente cantidad de información sobre las posibles aplicaciones terapéuticas de los cannabinoides. En algunos casos, los cannabinoides están mejorando sustancialmente la calidad de vida de pacientes que padecen enfermedades crónicas muy debilitantes. Pero, en otras ocasiones, las expectativas creadas desbordan la frontera de lo estrictamente científico o clínico.

    Por otro lado, algunos países han puesto en marcha programas de dispensación de cannabis medicinal. Otros los tienen en fase de implantación. No obstante, en España existe todavía una incertidumbre jurídica sobre el uso terapéutico de los preparados de cannabis, lo que hace necesario difundir en qué estado se encuentra este tema. El conocimiento de la normativa implementada en los países en los que se ha regulado el consumo medicinal puede darnos una idea de cómo se podría legislar sobre ese tema en España.

    En suma, nos encontramos ante un tema de evidente actualidad en el que se hace necesario conocer con exactitud las propiedades medicinales de estos compuestos, los posibles riesgos asociados a su administración incontrolada y las posibilidades legales de su administración. Este es el motivo que nos ha llevado a presentar en este libro el estado actual de la investigación sobre aquellas enfermedades en las que aparece implicado el sistema endocannabinoide y para cuyo tratamiento podrían utilizarse los cannabinoides. Para su realización se ha contado con la colaboración de reconocidos expertos en el tema, que han actuado con rigor y libertad para exponer sus opiniones personales sobre el mismo.

    CAPÍTULO 1

    CANNABIS Y CANNABINOIDES. INTRODUCCIÓN A LOS EFECTOS TERAPÉUTICOS DE LOS CANNABINOIDES

    JOSÉ ANTONIO RAMOS ATANCE

    Introducción

    En estos momentos, la palabra cannabis está apareciendo con inusitada frecuencia en los medios de comunicación y en las redes sociales. Así, nos enteramos un día de que cierta empresa de cosméticos la hace presente en uno de sus anuncios en el que nos promete la juventud eterna. Al siguiente, vemos que una conocida marca de refrescos informa de su inclusión en una nueva bebida que no solo saciará nuestra sed, sino que nos proporcionará salud a raudales. Incluso una empresa israelí de alimentación ha puesto en marcha un proyecto para comercializar una pizza en cuya composición participan los dos componentes mejor conocidos del cannabis: el Δ⁹-tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). Por otro lado, la prensa económica habla de nuevos gigantes de las finanzas que están apareciendo gracias a fuertes inversiones en empresas relacionadas con el negocio del cannabis.

    Pero qué es el cannabis y qué papel juega en esta explosión informativa es algo de lo que apenas tenemos noticia, pese a los múltiples efectos beneficiosos que tiene para la salud, tal como nos prometen los anuncios que incitan a su consumo. Es posible que su descubrimiento sirva para reemplazar a los productos naturales más utilizados por los publicistas hasta ahora, como el aloe vera, el colágeno, el ácido hialurónico o la curcumina. Pero lo que no está tan claro es cómo va a contribuir a nuestra salud, a recuperar la ju­­ventud o a adquirir una belleza que nunca se tuvo.

    Cannabis es el nombre que reciben una serie de preparados, como la marihuana y el hachís, procedentes de la Cannabis sativa, que suelen ser utilizados con fines recreativos. La marihuana hace referencia a las hojas y flores desecadas; el hachís, por su parte, procede de la resina secretada por la planta.

    La Cannabis sativa es una planta ampliamente utilizada por el hombre desde la Antigüedad. Ha servido como alimento, para la confección de vestidos o de velas de barco, para la fabricación de papel, como combustible, o, incluso, como material de construcción.

    Su uso con fines recreativos se ha asociado en algunas ocasiones a sus propiedades psicotrópicas. Esta característica pudo ser la justificación de su presencia en ciertos ritos religiosos, en los que servía para alcanzar un estado místico que permitía entrar en contacto con los dioses.

    Pero la utilización que da nombre a este libro es la relacionada con sus posibles aplicaciones terapéuticas. Aunque en los albores de su consumo era difícil separar los aspectos médicos de los religiosos o de los sociales, en estos momentos empezamos a disponer de las pruebas científicas que justifican adecuadamente la utilización de algunos componentes de la Cannabis sativa en el tratamiento de determinadas enfermedades.

    El aumento exponencial del interés en este asunto está relacionado con la regulación que está teniendo lugar de las aplicaciones médicas de algunos preparados procedentes de esta planta en países como Canadá, Holanda o Israel. Aunque también ha contribuido a su popularidad la legalización en algunos de ellos de su uso recreativo.

    Todo ello está creando un estado de opinión favorable a potenciar la investigación sobre ese tema y, consecuentemente, a aplicar los conocimientos adquiridos en la práctica médica.

    Sin embargo, no hay que olvidar que este tipo de consumo puede tener consecuencias negativas para la salud, tanto por las propiedades psicoactivas del THC, como por su uso inadecuado por parte de algunos pacientes. Se hace, por tanto, necesario que, junto a un aumento de la investigación, los especialistas en la materia generen la información adecuada para conocer: i) en qué enfermedades se están utilizando algunos de los componentes de la Cannabis sativa; ii) cuál es su eficacia; iii) en qué otros tratamientos podrían llegar a ser útiles, y iv) cuáles son los posibles efectos adversos de su consumo, dadas las peculiaridades de este tipo de compuestos.

    Antecedentes históricos

    Las primeras aplicaciones curativas de la Cannabis sativa aparecen en China alrededor del año 2600 a. C. Los preparados procedentes de la planta servían para el tratamiento de la malaria, el beriberi, el estreñimiento y las alteraciones mentales. Pero, como contrapunto, se describió que su utilización podía conducir a trastornos de la conducta, así como a la aparición de visiones diabólicas.

    Su uso se extendió por otras regiones de Asia. En Asiria se aplicó en forma de ungüentos y cataplasmas para la depresión del espíritu, la impotencia o la eliminación de las piedras renales. También se utilizó una cerveza que contenía semillas de Cannabis sativa, junto con menta y azafrán, en el tratamiento de cierta dolencia cuyos síntomas eran parecidos a los de la amenorrea.

    Los escitas se embriagaban aspirando el humo producido al poner la planta sobre piedras calentadas, y no solo lo utilizaron con fines religiosos y festivos, sino también para la curación de algunas enfermedades. Igualmente, diversas evidencias demuestran el empleo religioso de la planta en Persia y la importante contribución de la intoxicación cannábica al éxtasis chamánico. Es posible que el papel que tuvo el hachís en el misticismo islámico se deba a la influencia iraní preislámica.

    En la India, la medicina tuvo unos orígenes estrechamente relacionados con la religión. Sus efectos beneficiosos eran atribuidos a la bondad de los dioses y en el Atharva­­veda (cuarto libro de los Vedas), escrito entre los años 1500 y 1200 a. C., la planta era descrita como una hierba sagrada utilizada en multitud de ceremonias religiosas y sociales.

    De allí proceden los datos más consistentes sobre las propiedades curativas de diversos preparados procedentes de la planta, como bhang, ganja o charas. Su aplicación estaba relacionada con el alivio de los dolores de cabeza, las manías, el insomnio, la tosferina, las enfermedades venéreas, los dolores de oído y la tuberculosis. También se usaba en el tratamiento de la disentería y del cólera, así como de la fiebre del heno, la bronquitis, el asma y la tos.

    William Brooke O’Shaughnessy, médico del ejército de la Compañía de las Indias, tuvo noticia de estas aplicaciones médicas y fue capaz de demostrar el fundamento fisiológico de algunas de ellas. Para la realización de sus investigaciones disolvió en etanol extractos de resina procedentes de la Cannabis sativa, dando al producto resultante el nombre de tintura de cannabis. Su administración a pacientes con tétanos, reumatismo, rabia, cólera o delirium tremens confirmó sus efectos curativos, y facilitó su difusión en países como Inglaterra y Estados Unidos.

    La utilización del cannabis como medicamento tuvo un inicio esperanzador en Occidente. Pero las campañas realizadas en contra de su consumo fueron aumentando a lo largo de la primera mitad del siglo XX, lo que llevó a su retirada de la farmacopea de los países donde se había autorizado su empleo.

    La caracterización de la estructura química del THC en 1964 fue el disparo de salida de una serie de estudios que permitieron identificar dicho compuesto como un miembro de la familia de los cannabinoides. Se trata de un conjunto de moléculas clasificadas como un subgrupo de los terpenos fenoles, cuyo nombre procede de su descubrimiento en la Cannabis sativa. Posteriormente se aislaron y se caracterizaron otros compuestos que también contribuían a los efectos atribuidos a la planta. Los más conocidos y estudiados son otros cannabinoides, los flavonoides y los terpenos.

    En 1990 se registró la existencia de un receptor específico para el THC. Los receptores son estructuras, generalmente proteicas, presentes en las células, sobre los que actúan determinadas moléculas a las que se unen, dando lugar a una respuesta biológica.

    Posteriormente, se identificó el resto de los componentes del denominado sistema endocannabinoide, que será descrito en el apartado El sistema endocannabinoide. Su descubrimiento facilitó el estudio de los efectos producidos por el THC sobre el organismo. También permitió comprobar la existencia de alteraciones en la funcionalidad de este sistema en determinadas enfermedades, lo que podría indicar su participación en la aparición y el desarrollo de

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