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Nexo 911
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Libro electrónico227 páginas3 horas

Nexo 911

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Información de este libro electrónico

Max Massini nunca se imagino que al dedicarse a ganar dinero cuando bajaban los precios de acciones, se encontraria en una situacion donde estaria lucrando con el ataque terrorista a las Torres Gemelas ese 11 de septiembre de 2001. Lo que averiguo despues fue aun mas escalofriante.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 dic 2019
ISBN9781393360735
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    Nexo 911 - Marcelo Montecinos

    Tabla de Contenidos

    Tabla de Contenidos

    9/11

    El Hombre del 10

    Haciéndome Corredor de Bolsa

    Comienzo Ilegitimo

    Haciéndome Legitimo

    Haciéndome Enemigos

    La Mudanza a Vancouver

    Consejos de Ventas

    Adaptándome a Vancouver

    Malulas

    Apretón

    Recadas Conjuntas del R.C.M.P. y F.B.I.

    Que Empiece el Baile

    Angry Birds

    Elgindy

    Traición Vulgar

    Soplones

    Sigue el Dinero

    Las Repercusiones

    9/11

    ––––––––

    Ver caer las Torres Gemelas por la televisión hizo que todo pareciera irreal. Era como si no estuviese pasando de verdad, sino que estábamos viendo una muy buena película de acción.

    La locura de los medios de comunicación por la muerte repentina de 2.997 víctimas, y los interminables reportajes de los ataques al Pentágono, y en Pennsylvania, ¡eran espeluznante!

    Había fuego, explosiones, muerte y destrucción por todos lados.

    Ver a policías y bomberos apurándose para salvar a la gente, y luego desaparecer en una nube de tierra, ¡fue horrible!

    Millones de personas estaban pegados a sus televisores viendo como los eventos se desenvolvían.

    El tiempo se detuvo ese día.

    Cuando entro que era todo real, los hechos espantosos de la catástrofe no eran lo único pasando por mi mente: También estaba calculando cuántas ganancias íbamos a tener.

    Sabía que iban a ser gigantescas. Mi mente ya estaba, en un futuro cercano, gastando una buena parte de ese dinero en lujosas fantasías.

    Había una similitud inquietante entre la rapidez de los cuerpos cayendo desde el edificio hasta el suelo, y la rapidez en la que iban a desplomarse las bolsas mundiales en los próximos días.

    ¡!

    Le habíamos hecho venta corta a la bolsa... a toda la bolsa. Mucho más que lo habitual. Podríamos haberle hecho venta corta a Coca Cola, McDonald’s, United Airlines, o Apple. No importaba. Estábamos listos sin haber tenido que usar nuestra propia inteligencia para hacerlo ... todo gracias a Tony.

    Dame un minuto para explicarte qué es esto de hacer venta corta, ya que la mayoría de la gente lo desconoce:

    Mucha gente está familiarizada con el término ir en largo en la compra de una acción; esto simplemente significa que, por ejemplo, compre una acción a 10 dólares, con la obvia intención de verla subir en el futuro.

    El incremento de esta puede ser por varias razones; buenas ganancias, más ventas, la posible compra por otra compañía, o algunas veces, por solo un rumor.

    Al comprarla, he tomado una decisión basada en información concreta que, en mi opinión, hará que esta acción suba. Si es que se va a 15 dólares, habré ganado 5 dólares, o un incremento de 50%, si la vendo en ese momento.

    Si mi corredor de bolsa me da crédito adicional a mis propios fondos, habré ganado más todavía. Esto se llama margen y te da apalancamiento.

    Esto de ir en largo es bastante fácil, y es lo que el 99% de los inversionistas hacen.

    Nosotros éramos el otro 1%.

    Venta corta es lo opuesto a ir en largo. Si tú piensas que las acciones están muy altas y que tendrán que bajar en el futuro, las vendes primero, con la idea de comprarlas de vuelta después.

    Lo haces pidiendo prestadas las acciones que vendiste a un corredor de bolsa que las tenga en su inventario. Ellos no cobran para prestarlas.

    Las vendes en el mercado público y, cuando las compras de vuelta, devuelves las acciones prestadas al corredor de bolsa.

    Aclaremos esto con una comparación:

    Digamos que me encuentro con un amigo, Randy, que me cuenta que ayer le robaron su iPhone de $800.

    Aparte de estar muy enojado, odia la idea de tener que desembolsar otros $800 para reemplazarlo.

    Lo escucho, empatizo con él, y sigo mi camino. Esa misma tarde hablo con otro amigo, Mark, quien me cuenta con entusiasmo que el nuevo iPhone sale a la venta mañana y que estará de los primeros en la fila para comprarlo.

    Me acuerdo de Randy, y le pregunto qué va a hacer con su antiguo iPhone.

    Me dice que tratara de venderlo. Le pregunto por cuánto. Me contesta que por $400. Le digo que yo se lo puedo vender, pero solo si me lo presta por más o menos una hora. Me lo pasa y me voy derecho a ver a Randy. Se lo muestro y le digo que puede ser suyo por $600.

    Me lo compra en seguida.

    Me devuelvo a donde Mark y le paso sus $400. Ambos están contentos y yo me acabo de ganar 200 dólares sin haber tenido que comprar nada.

    Acabo de hacerle una venta corta a un iPhone.

    Otra manera de mirarlo sería ver a todas las ventas en consignación como ventas cortas.

    ¿Entendiste?

    Esto pasa todos los días en la bolsa y era algo que yo hacía muy bien.

    Me convertí en un experto, y conocí a otras personas que también lo hacían, igual que a otros que querían que yo lo hiciera por ellos...por un precio, obviamente, ya que era corredor de bolsa.

    Veamos también las condiciones de riesgo que hay al hacer ventas cortas:

    Cuando compras XYZ a $10, y esta se va a cero, pierdes el 100% de la inversión. Esto es lo peor que podría suceder.

    Cuando vendes en corto la misma acción a $10, y se va a $20, pierdes el 100% de tu dinero.

    Sin embargo, si esta continúa subiendo hasta los $30, pierdes todo el dinero más un 100%.

    Podrías terminar con una deuda en tu cuenta que tendría que ser cubierta.

    Por esta razón es mucho más riesgoso hacer una venta corta que simplemente comprar una acción, y por eso la mayoría de la gente lo evita. Las corredoras de bolsa también desalientan a hacer ventas cortas porque les puede costar dinero a ellos si no cubres tu débito y los dejas con la deuda.

    No hay tope cuando vendes en corto. Por esta razón te hacen firmar un contrato que dice que eres un inversionista experto y en una buena situación financiera como para poder absorber las posibles pérdidas gigantescas.

    De vuelta al 9/11.

    Los mercados bursátiles no se abrieron ese día, ni el próximo. Estuvieron cerrados por tres días.

    Mientras muchos estaban de duelo por los fallecidos, desaparecidos, o lastimados; otros, los que tenían acciones en el mercado, solo podían esperar para ver cuánto iban a perder eventualmente cuando los mercados se abrieran. Yo y mis cohortes estábamos al otro lado de la reja, todo gracias a la venta corta.

    Teníamos todo el tiempo del mundo para imaginar nuestras futuras ganancias y cómo gastarlas. Las almas de los muertos no podían perseguirnos, y la mayoría de nosotros no teníamos idea que había una conexión en ese momento. No teníamos que preocuparnos de cómo gastarla, en cuanto tiempo, en que cantidades, ni donde depositarla, porque era toda legal. No había necesidad de esconder nada ya que era dinero limpio. No era como si fuera dinero sucio de tráfico de droga o de prostitución. No había que lavarla.

    Era una pesadilla/sueño hecho realidad.

    Ya que hacíamos venta corta a diario, aunque esta vez lo hicimos en grande, nada de esto era nuevo para nosotros, pero esta vez la fortuna no podría haber elegido un mejor momento para sonreírnos.

    Mientras que el dinero era probablemente la última cosa en que la gente estaba pensando, como corredor de bolsa era imposible no hacerlo. Estamos entrenados para llegar a conclusiones instantáneas de cuáles serían los efectos de cualquier evento en mercados, industrias y acciones individuales:

    Si se dispara el precio de futuros de maíz, puedes estar seguro de que esto afectará el precio de Coca Cola a la baja, ya que ocupan mucho almíbar de maíz para hacer sus bebidas.

    Si cae el precio del petróleo, esto tendría un efecto positivo en las acciones de las aerolíneas porque usan un montón de combustible en cada vuelo.

    Observamos la tasa de interés del bono americano a diez años para tener una idea de dónde van tales intereses en el futuro.

    Si eres un buen corredor de bolsa, es casi imposible ver las noticias sin pensar rápidamente de los efectos primarios, secundarios y terciarios que estas noticias tendrán en las acciones.

    Una vez que la mariposa mueve sus alas, tienes que saber sus efectos.

    Los mercados bursátiles se desplomaron cuando se abrieron. Cubrimos nuestras posiciones cortas y empezamos a contar...

    En el primer día de transacciones después del 9/11, el Dow Jones cayó 684 puntos, una baja de 7,1%. Esta fue la peor baja registrada, en un día, en la historia de los mercados de New York. Al fin de esa semana oscura, este mercado había bajado 1.370 puntos. Esta baja era un porcentaje mayor a 14%. Otro índice importante, el Standards & Poors, bajó 11,6%.

    Dentro de esos primeros cinco días, los mercados perdieron $1.4 millones de millones.

    ¿A dónde se fue ese dinero?

    Las caídas más grandes fueron en las aerolíneas y las aseguradoras, como ya se anticipaba antes de abrirse la bolsa. Las peores pérdidas fueron en American Airlines y United Airlines, cuyos aviones fueron secuestrados para los ataques terroristas.

    Pongamos esto en dólares reales:

    Primero, tenemos que mencionar que cuando uno hace una venta corta, la mayoría de las corredoras de bolsa te dan un margen de 100%; eso quiere decir que, si pones $1.000 de tu dinero, tendrías $2.000 para invertir. Sencillamente, esto es porque cuando haces una venta corta, el dinero de la venta de tales acciones se van a tu cuenta y no lo puedes tocar hasta que finalices la transacción. Esto funciona como un colchón para la corredora de bolsa, y lo comparte contigo, ya que cuanto mayor es la transacción, mayor es la comisión que te cobran.

    Como corredor de bolsa, exigía un mínimo para poder abrir una cuenta conmigo; este era de $50.000.

    Pete decidió ir a lo grande haciendo una venta corta de 19.400 acciones de United Airlines a $30,82. Esto significaba una transacción cercana a $600.000 el 10 de septiembre. El 17 de septiembre cubrió su posición a $17,50.

    Sus $300.000 se convirtieron en $560.500 casi de un día al otro.

    Pete estaba muy contento, aunque un poco confundido, nervioso y bastante sospechoso del porque lo habíamos alentado a usar todo su dinero en esta transacción.

    Nunca había hecho eso antes.

    El, al igual que yo, no cuestionábamos las decisiones de Tony ni de sus perfectos acertijos... ¡Solo las disfrutábamos!

    Yo tenía como 300 cuentas en la empresa donde trabajaba, pero sabía que había otras 350 en la misma corredora de bolsa, incluyendo la de Tony.

    El promedio de las cuentas tenía $400.000 cada una, pero sabía que varias aumentaron bastante antes de tal día. Muchas personas habían sacado una segunda hipoteca en sus casas y habían agregado el dinero que previamente estaba destinado a las educaciones de sus hijos, incluso Tony.

    La cantidad de dinero nuevo creado ese día fue gigantesca, y yo era parte de eso.

    El Hombre del 10

    Éramos pobres inmigrantes en un país nuevo, donde ninguno de nosotros hablábamos el idioma. Lo pasábamos muy bien haciendo un paseo familiar cada sábado, saliendo a buscar tesoros dentro de la basura de nuestros vecinos.

    Desafortunadamente, nuestros paseos eran observados por nuestros vecinos y sus hijos. Estos mismos niños después nos molestaban sin parar en la escuela. Estábamos en quinto grado.

    Mi hermano y yo nos aguantábamos el bullying, ya que la recompensa que teníamos valía la pena.

    Aprender el lenguaje fue muy difícil al principio, pero teníamos una muy buena razón para hacerlo rápidamente; el mismo bullying. Aprendí el idioma un poco más rápido que mi hermano porque me encantaban los juegos: Teníamos una clase especial solo para aprender inglés todos los días de tres a cuatro. Jugábamos mucho Scrabble y, siendo ya muy competitivo a esa temprana edad, me llevaba el diccionario para la casa para aprender palabras que después podía usar para ganar al juego. Jugar al Scrabble me hizo adicto a los juegos de palabras. Ahora juego Phrazzle Me tan a menudo como puedo. Después aprendí kickboxing con unos vecinos, y el bullying paro rápidamente después que le di una lección gratis a un par de abusadores.

    En nuestros paseos de los sábados encontrábamos juguetes, libros y muchas otras cosas, que para niños de 9 y 10, son muy interesantes, mientras que nuestros padres encontraban cosas interesantes y útiles para amueblar nuestro nuevo hogar. No recuerdo haber pasado hambre por esos días. Mi hermano y yo teníamos todo lo que necesitábamos, pero también sabíamos que nadie nos iba a dar dinero si no trabajábamos para conseguirlo. Hicimos lo que hacen todos los niños norteamericanos; tomamos rutas de diarios y los repartíamos a domicilio. Nuestro padre había logrado comprarse su primer auto en ese tiempo y nos ayudaba manejando de casa a casa cuando nevaba mucho para poder caminar sin congelarnos. Se portaba bien en ese sentido. En otras formas, era todo un tirano.  

    Mi padre era el tipo de persona que, en vez de felicitarte por sacarte un 9 en un examen, te preguntaba: ¿Y qué pasó con el otro punto?

    Siempre inculco, y demandó perfección en nosotros. Por regla general, exigía atención al detalle. De niños, nuestro padre nos daba tareas de limpieza alrededor de la casa los fines de semana. A mí me tocó limpiar el baño la primera vez. Pensé que lo había dejado bastante bien. Hasta que llegó la hora de la inspección. Mi padre reviso por todos lados. Pasó la mano por debajo del lavamanos y la saco empolvada. Me dijo: ¿Y esto?

    Le conteste que nadie veía ahí debajo. Me dijo que ese no era el punto.

    Cuando haces algo, sin importar que sea limpiando el baño, o barriendo las calles, lo tienes que hacer bien la primera vez, o no hacerlo. Tienes que tener orgullo del trabajo que haces, sin importar cuál sea.

    ‘¡Toc!’ fue el sonido de mi cabeza con el golpe.

    ¡Ahora, hazlo otra vez!

    Aprendí disciplina y a ser un perfeccionista desde una edad muy temprana, y esto siguió por toda mi vida.

    Años después cuando me estaba yendo bien, lleve a mi padre a jugar golf para su cumpleaños. Lo paso muy bien y el juego le salía natural. Para ser su primera ves jugando golf, lo hizo muy bien. Mi amigo Robert, quien también fue con nosotros, estaba muy impresionado. Todo bien, hasta que vio la cuenta de nuestro juego en Glen Abbey. Yo había pagado por los tres. Casi le dio un ataque al corazón. Habló y habló de cuán decadente era gastar tanto dinero por un juego de 3 horas.

    No había manera de hacer feliz a ese hombre.

    En mis años rebeldes, trataba de hacerlo enojarse de adrede. En ese tiempo me encantaba leyes y practicaba con él jugando al abogado del diablo. Como él era de izquierda, yo siempre tomada el lado del capitalismo. Cuando ya no me podía ganar en lógica, decía ¡Esta conversación se ha terminado! y se alejaba de mí, enojado. Mi madre solo se reía para adentro y me apoyaba en secreto.

    Creo que uno de los peores momentos para mi padre fue cuando su querido hijo repitió sexto básico y tuvo que quedarse por otro terrible año con el profesor Mia. La historia oficial era que pensaban que sería una buena idea separarme de mi hermano de solo once meses de diferencia. No pudo ser por hablar poco ingles ya que mi hermano hablaba menos que yo.

    Él pasó, yo no.

    Él se fue a la secundaria y yo me tuve que quedar en séptimo.

    Fue un año miserable para mí.

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