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El método de Jesse Livermore para operar en los mercados
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El método de Jesse Livermore para operar en los mercados
Libro electrónico154 páginas2 horas

El método de Jesse Livermore para operar en los mercados

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Si existe un trader legendario en el mundo de los mercados financieros, ese es JESSE LIVERMORE. Operó desde los 14 años, amasó fortunas con la misma facilidad que las perdió y luego las recuperó. Fue uno de los últimos operadores del Wall Street legendario previo a la Gran

IdiomaEspañol
EditorialBNP
Fecha de lanzamiento20 abr 2021
ISBN9781638230311
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    El método de Jesse Livermore para operar en los mercados - Richard D. Wyckoff

    EL MÉTODO DE JESSE LIVERMORE

    PARA OPERAR EN LOS MERCADOS

    RICHARD D. WYCKOFF

    Titulo Original: Jesse Livermore's Methods of Trading in Stocks

    Traducción: Brigette Garcia

    © Copyright 2019 por BN Publishing

    Fax: 1 (815)6428329

    Contacto: info@bnpublishing.com

    bnpublishing.com

    Diseño Portada: Carlos Golden

    Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, sin la autorización escrita de los titulares del copyright.

    CONTENIDOS

    INTRODUCCIÓN: ENCUENTRO DE TITANES.

    CAPITULO 1 - ENCUENTRO CON EL MAYOR TRADER DEL MERCADO.

    CAPITULO 2 - EL JOVEN LIVERMORE

    CAPITULO 3 - UNA OFICINA DE TRADING MUY ESPECIAL

    CAPITULO 4 - COMO LEE LIVERMORE LA COTIZACION

    CAPITULO 5 - CÓMO ESTABLECE SUS POSICIONES Y LIMITA SU RIESGO-EL BENEFICIO MINIMO PREVISTO.

    CAPITULO 6 - COMO PRESERVA SU CAPITAL Y HACE QUE CREZCA

    CAPITULO 7- EL TIPO DE ACCIONES CON LAS QUE OPERAR.

    CAPITULO 8- EL METODO DE PIRAMIDAR DE LIVERMORE

    NOTAS Y COMENTARIOS

    LIBROS RECOMENDADOS

    INTRODUCCIÓN

    ENCUENTRO DE TITANES.

    Casi veinte años antes de que Livermore publicara su libro Como operar en valores, otra figura destacada del mundo financiero y bursátil se había interesado en entrevistar y recoger sus opiniones. Se trata de Richard D. Wycoff, en aquel momento prestigioso editor de The magazine of Wall Street.

    Wyckoff en su autobiografía¹ nos informa que tuvo diversos encuentros con Livemore a lo largo de su carrera, sin que se puede decir que llegaran a ser grandes amigos, sino más bien respetados conocidos que frecuentaban los mismos círculos sociales y, sobre todo, profesionales.

    Según nos dice, Wyckoff conoció personalmente a Livermore por primera vez en 1917, en el refugio de invierno de la flor y nata Newyorkina, el Hotel Breakers² en Palm Beach.... Pero mejor dejemos que sea el propio Wyckoff quien nos lo explique:

    Conocí a Livermore por primera vez en 1917, en la recepción del Hotel Breaker; en Palm Beach. Fue justo después de que hubiera cerrado una muy lucrativa operación en el mercado del acero. Pocos días antes había visitado Jacksonville, y enviado un telegrama a su agente de bolsa preguntando cual era el saldo de su crédito. Este le contestó que de alrededor de un millón de dólares. Corrían rumores de que había perdido dicha cantidad e incluso másy en el reciente desplome del mercado del algodón, pero me confió que en realidad no había perdido más allá de 250.000 dólares. "

    Este episodio del algodón nos lo narra también Livermore a través de Lefevre en su libro: Recuerdos de un Operador de Acciones en la Bolsa (Publicado por BN Publishing, disponible en bnpublishing.com)³

    Nos cuentan ambos autores que Livermore había ido a Palm Beach para tomarse unas breves vacaciones invernales, aunque en los mercados tenía abiertas varias posiciones cortas en algunos valores y en Trigo, posiciones que estaban funcionado muy bien. No había nada que le causara temor en el horizonte y disfrutaba de su mayor afición al margen de los mercados: la pesca de altura. Sin embargo las posiciones abiertas hacían que no se desconectara totalmente del mercado. En Palm Beach solía acudir con asiduidad a la delegación de la correduría de su agente.

    En una de esas visitas observo que el algodón estaba tremendamente alcista, en aquello momento se hablaba mucho del posible, casi seguro, éxito de las negociaciones de paz del presidente Wilson para lograr el fin de la primera guerra mundial. Corría con fuerza la idea de que el comportamiento de los mercados reflejaba la confianza de dicho éxito. Como es sabido, si llegaba la paz los valores y el trigo deberían bajar y el algodón subir. Livermore estaba en la posición correcta respecto a los valores y el trigo (recordemos que estaba en descubierto de los mismo) pero no respecto al algodón. Así que inmediatamente se puso manos a la obra y corrigió la situación.

    A las dos veinte de la tarde no poseía ni una sola bala de algodón, pero a las dos y veinticincoy mi creencia de que la paz era inminente me hizo comprar quince mil balas para comentar. Tenía la intención de seguir mi viejo sistema de operar -o sea, de comprar la totalidad de mi cartera- queja he descrito con anterioridad.

    Sin embargo un cisne negro se presentó en el escenario. Justo después del cierre de los mercados, en lugar de anunciarse la esperada noticia del acuerdo de paz lo que se recibió fue la noticia del inicio de la guerra submarina sin restricciones por parte de Alemania. El pánico se inició aquella misma noche, antes de que se abriesen los mercados.

    Recuerdo que aquella noche, en el restaurante Gridlej, uno de los grades capitanes de la industria del país ofrecía vender la cantidad que se quisiera de United States Steel cinco puntos por debajo del precio al que había cerrado esa misma tarde, pero nadie acepto la oferta. Todos sabían que probablemente iba a producirse una tremenda caída a la apertura del mercado. "⁵

    Y así fue, algunos valores abrieron ocho puntos por debajo del precio del cierre. Paradójicamente para Livermore dicha caída era una bendición, recordemos que estaba corto en valores y trigo. No obstante:

    En un mercado bajista siempre es acertado cubrir si repentinamente aparece una completa desmoralización. Cuando se opera con una cartera de tamaño considerable, es la única forma de convertir el beneficio sobre e papel en dinero de verdad, de modo rápido j sin reducciones larnentables. Su ganancia era de alrededor de un millón y medio de dólares, así que no era cuestión de desperdiciar la oportunidad.

    Pero el mercado del algodón era otra cosa. Livermore tenía una posición larga de quince mil balas compradas en la última media hora de operaciones la tarde anterior y el mercado abrió con una bajada de quinientos puntos.

    ¡A esto le llamo yo un descenso a tumba abierta! Representaba una pérdida de la noche a la mañana de trescientos setenta y ánco mil dólares.

    Y Livermore aunque inicialmente reaccionó de forma diametralmente opuesta a sus principios operativos finalmente se limitó a aceptar sus pérdidas y cerrar la posición:

    Aunque siempre acepto mis pérdidas en cuanto me convengo de haberme equivocado, aquella mañana no me apetecía aceptar aquella pérdida. Luego pensé que había viajado al sur para disfrutar de la pesca en lugar de preocuparme por el curso que seguía el mercado del algodón. Además, había obtenido una ganancia tan enorme con el trigo y los valores bursátiles que decidí aceptar lo que había perdido con el algodón, liaría cuenta que había ganado algo más de un millón de dólares en lugar de un millón y medio. Todo se reducía a una cuestión de asientos contables, como suelen decir los promotores cuando uno hace demasiadas preguntas.

    En 1921 Wyckoff tuvo una importante reunión con Livermore, antes de la extensa entrevista de 1922, de la que se ocupa este libro, encuentro que nos relata en su autobiografía:

    En junio de 1921 , llamé a Livermore para reunirme con él en relaáón con ciertos asuntos profesionales y lo encontré en un momento espeáalmente comunicativo. Después de tratar el objeto específico de mi visita, empegamos a charlar sobre el mercado. Poco a poco me reveló algunos de sus secretos de trading.

    En aquellas fechas tenía una oficina privada en las instalaciones de la agencia de brokerage Harriman & Co ⁹. Su despacho estaba equipado con una gran pitarra de silicato con precios de alrededor una treintena de acciones activas, así como de la cotización de las opciones sobre algodón y cereales. Cada una de ellas ocupaba una columna en la que se anotaban, una tras otras, las sucesivas cotizaciones.

    Tres ticker ¹⁰, de acciones, algodón y cereales, alimentaban la pizarra de cotizaciones de forna que situándose ante ella tenia a su alcance la cotización de todas las acciones y mercados que le interesaban con tan solo dar un paso o dos.

    Había otro departamento que albetJ!,aba los teléfonosy una pequeña oficina privada con un escritorio, un tickery un pequeño sofá.

    Le pregunté si habia operado mucho ese día.

    ''No, tan solo he negociado con quinientas acciones. No opero ni la mitad de lo que la gente piensa. En ocasiones, cuando estoy comprando o vendiendo una cartera o cambiando mi posición, mantengo mucha actividad. Pero recuerde siempre esto: cuando usted vea que estoy vendiendo una gran cartera de accionesy los operadores dicen que estoy corto, nor7nalmente estoy operando para un tercero, no para mi mismo "

    ''Vendo al descubierto solo en muy contadas ocasionesy de forna muy comedida continuó, tan solo unos pocos cientos de acciones de la misma compañía, y nunca más del cinco por cien del capital emitido en acciones de esa empresa, porque si algo quiero ewtar es verme atrapado en el lado corto. Pero cuando estoy largo compro todo lo que pueda encontrar. Por ejemplo, Studebake, el año pasado estuvo rondando los 40 dólares. Me di cuenta de que estaban intentando acumular todas las acciones que hubiera en ese nivel de precio, yyo mismo tomé un buen fajo. Recordará que poco después Studebaker se estaba vendiendo a noventa. Bueno, puesyo de lo único que me preocupé es de procurar hacer la operación de una sola vez.; "

    ''Naturalmente, eso desmotivaría alpool¹² que en aquel momento se habia fornado le dije. La acción cqyó de mala manera en cuanto tocó su techo de mercado.

    ¿Suele operar mucho en Steel¹³ ?¿Lo hace en algún otra acción? le pregunté, ''No opero en Steel hoy en día porque no me interesa el mercado de

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