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Un cuerpo en el club de lectura
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Libro electrónico210 páginas2 horas

Un cuerpo en el club de lectura

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Era otra calurosa tarde de verano y Myrtle Clover se mantenía fresca en el interior de su hogar al permanecer pegada a la "Promesa del Mañana", su telenovela favorita. Su ávida visión del audaz rescate de Kayla de un extraño culto fue repentina y bruscamente interrumpida por el grito de un gato y el sonido de los perros chasqueando y gruñendo afuera.

"¡Pasha!" Jadeó, luchando por levantarse de la suavidad acolchada de su sillón reclinable y golpeando un crucigrama a medio terminar en su regazo. Agarrando su bastón en una mano y  una jarra de limonada cercana en la otra, salió corriendo por la puerta principal.

Dos perros grandes estaban en su camino, mordiendo y olisqueando a un gato negro, siseante y asustado que estaba atrapado entre ellos, luchando por salir. Myrtle gritó: "¡Alto!" Y arrojó la limonada a los animales. Los perros se detuvieron, moviendo la cabeza para mirar a Myrtle. La gata salió corriendo tan rápido como pudo.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 dic 2019
ISBN9781071515198
Un cuerpo en el club de lectura

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    Un cuerpo en el club de lectura - Elizabeth Spann Craig

    Capítulo Uno

    Era otra calurosa tarde de verano y Myrtle Clover se mantenía fresca en el interior de su hogar al permanecer pegada a la Promesa del Mañana , su telenovela favorita. Su ávida visión del audaz rescate de Kayla de un extraño culto fue repentina y bruscamente interrumpida por el grito de un gato y el sonido de los perros chasqueando y gruñendo afuera.

    ¡Pasha! Jadeó, luchando por levantarse de la suavidad acolchada de su sillón reclinable y golpeando un crucigrama a medio terminar en su regazo. Agarrando su bastón en una mano y  una jarra de limonada cercana en la otra, salió corriendo por la puerta principal.

    Dos perros grandes estaban en su camino, mordiendo y olisqueando a un gato negro, ceceante y asustado que estaba atrapado entre ellos, luchando por salir. Myrtle gritó: ¡Alto! Y arrojó la limonada a los animales. Los perros se detuvieron, moviendo la cabeza para mirar a Myrtle. La gata salió corriendo tan rápido como pudo.

    ¡Perros malos!, espetó Myrtle severamente, blandiendo su bastón hacia ellos, elevándose sobre ellos con su total altura de casi seis pies. Los animales instantáneamente pusieron sus colas entre sus patas y bajaron sus orejas, quejándose mientras se alejaban de ella.

    El hijo de Myrtle, jefe de la policía, vivía justo al cruzar la calle y su puerta se abrió de golpe en medio de la conmoción. ¿Mamá, estas bien? preguntó.

    No estaban queriendo morderme a mi—iban a por Pasha. Ahora ella se escapó y ni siquiera sé si está herida o no. A Myrtle se le notaba exasperada por el tono de pánico en su voz. Era sorprendente cuan importante se volvió esa gata salvaje para ella.

    Red volvió a entrar y finalmente salió corriendo con los zapatos puestos. Con propósito cruzo la calle. Hay una ley de correa en esta ciudad. Ojalá la gente lo recordara. Su cabello anteriormente rojo, ahora mayormente gris, estaba pegado directamente a un lado de su cabeza y su voz era áspera y áspera como si acabara de despertarse de una siesta.

    Ya sabes cómo son los veteranos aquí en Bradley, dijo Myrtle. Ellos ignoran cualquier ley que no les convenga. Esos perros no tienen placas de identificación, no reconozco a ninguno. Comenzó a llamar a Pasha nuevamente. Minina, minina, minina? Su corazón aún latía con fuerza por lo que respiró profundamente para calmarse.

    Mamá, Pasha es demasiado inteligente como para salir antes de pensar que está segura. Tal vez ella venga luego de que haya puesto a esos perros en la patrulla de la policía. Red silbó a los perros, le extendió su mano y los animales lo siguieron obedientemente cómo si fuera el flautista.

    ¿Golosinas? ¿Para los perros malos? Myrtle estaba indignada.

    Ellos solo están actuando como perros, mamá. Los perros persiguen a los gatos. Aparte debía meterlos en mi auto. Se me ocurrió que los perros calientes los atraerían.

    Efectivamente, los perros se tiraron encima de esos perros calientes. Una vez que estuvieron en el auto, Red cerró de golpe las puertas traseras y caminó hacia el lado del conductor.

    Bueno, yo sé que no los estás arrestando, así qué: ¿a dónde los estás llevando? preguntó Myrtle.

    Solo a pasar el rato en la estación hasta que alguien los reclame. De esa manera puedo también recordar a sus dueños acerca de la ley de la correa cuando pasen a retirarlos, dijo Red.

    Myrtle lo observaba mientras salía de su entrada y bajaba la ventanilla. Mamá, te ayudaré a buscar el gato cuando vuelva, ¿está bien?

    Myrtle levanto sus cejas sorprendida. Pensé que no eras exactamente el fan numero uno de Pasha

    No lo soy. Diablos mamá, es un gato salvaje. ¿Cómo se supone que debo sentirme acerca de mí octogenaria madre pasando el rato con un animal salvaje? Pero es mejor para mi ser yo el que se esté agachando entre los arbustos para buscarla, en lugar de ti. Ya de por si estás inestable sobre tus pies.

    Myrtle lo fulminó con la mirada. Él estaba interfiriendo, como siempre. Estoy más que bien sobre mis pies Red. Este bastón solo me ayuda a moverme más rápido, eso es todo. Es más un accesorio de moda que otra cosa. Ya marchate a la estación. Le pediré a Miles que me ayude.

    Él se marchó y Myrtle reconsideró solicitar la ayuda de Miles. Decidió no molestarlo por el momento. Su placer culposo era ver su telenovela. Ella lo había enganchado, y ahora estaría terminando. Él ahora sabría si Kayla pudo escapar del culto sin consecuencias. Myrtle miró alrededor. ¿Minina, minina, minina? llamó, agachándose para poder buscar por debajo de los arbustos y de los autos de los vecinos. 

    ¿En qué dirección se fue Pasha? Myrtle debía admitir que no estaba segura, ella solo la vio correr. Tal vez había huido lejos, asegurándose de que estaba fuera del camino de esos perros. Myrtle volvió adentro, abrió una lata de atún blanco y siguió buscando. Después de haber inspeccionado su patio y el de su vecino, se dirigió hacia el siguiente bloque de casas, llamándola mientras caminaba y esperando que el olor del atún pudiera tentar a la pobre gata fuera de su escondite.

    El sol ardía sobre ella y la humedad del comienzo del verano se sentía opresiva. A Myrtle le pareció ver movimientos en el arbusto de un patio sombreado, caminó hacía el patio llamándola y sosteniendo la lata. Una ardilla salió huyendo y Myrtle le dió una mirada decepcionante.

    Se exaltó un poco cuando una voz autoritaria ladró, Sra. Clover. ¿Qué esta haciendo?

    Myrtle levanto su mirada para ver a Rose Mayfield parada en su puerta principal, con  las manos en su cadera y una impaciente mirada en su rostro. Estoy buscando a mi gata perdida, eso es todo. dijo Myrtle. "Vieja entrometida.."

    Por el amor de Dios. ¿Cómo ayudarás al gato si tienes un golpe de calor en mi patio principal? Rose miró imperiosamente por debajo de su nariz aristocrática a Myrtle. Con su delgada figura, cabello castaño con canas y rasgos angulosos, Rose de mediana edad siempre le recordaba a una particularmente irritable Katharine Hepburn. Ven adentro, dijo enérgicamente, sosteniendo la puerta abierta. Toma un poco de agua, refrescate y luego puedes encontrar a tu mascota.

    Ella no es una mascota, dijo Myrtle mientras entraba, se sentó en un sofá antiguo y cuidadosamente dejo la lata de atún es una gata salvaje con la que hice amistad. Pasha es muy dulce a pesar de ser salvaje.

    Estoy segura de que lo es, dijo Rose, interrumpiéndola mientras entraba rápidamente a la cocina, mojó un trapo con agua fría y se lo pasó a Myrtle. La mirada en su rostro indicaba que ella no permitiría que su anciana madre tuviera un gato salvaje. Te traeré un poco de agua helada.

    A Myrtle no le gustaba que la sermoneen, pero esta vez se mordió la lengua y no discutió con la autoritaria Rose. Eso fue por que ella descubrió que realmente estaba sedienta. Se tragó el agua que Rose le trajo y se disculpó de mala gana por imponerse, ya que Rose, con los brazos cruzados frente a ella, se veía increíblemente apagada.

    Oh, está bien, dijo impacientemente Rose tu visita me distrajo del asesinato de al lado

    ¿Asesinato? preguntó Myrtle con creciente interés.

    Como si fuera una señal, un coro de moto-sierras rugió a la vida.

    Rose se estremeció ante el sonido y sus dedos se apretaron alrededor de su propio vaso de agua. Eso dijo en voz alta, por encima del ruido. Ese homicidio hortícola. Esa mujer de al lado está destruyendo todos los árboles y la vegetación entre nuestros patios. Su cara parecía positivamente enferma ante el pensamiento.

    Myrtle hizo una pausa mientras trataba de recordar a los vecinos de la cuadra. "Veamos, ¿Naomi Pelter vive al lado?

    La boca de Rose se torció con desagrado. Sí, es ella.

    ¿Por qué demonios querría quitar todos los árboles y arbustos? preguntó Myrtle, levantando su voz sobre las zumbantes moto-sierras. La idea de perder la privacidad que un lote densamente arbolado proporcionaba era incomprensible para Myrtle.

    Rose se encogió de hombros. ¿Por qué está loca? sugirió con una voz mordaz. Cuando le pregunté al respecto, Naomi tuvo la respuesta más tonta. Dijo que odiaba rastrillar y mantener arbustos. Aunque estoy segura de que ella no sería la que rastrillaría y recortaría. Naomi siempre encuentra a algún hombre que lo haga por ella, y es usualmente el marido de alguna amiga—alguien a quien le había puesto los ojos encima. Mujer miserable escupió. He considerado acostarme frente a la retro-excavadora para detener a los obreros.

    Myrtle tomó un pensativo sorbo de agua. Sin embargo, antes de que pudiera responder a esta declaración bastante grave, Rose había cambiado de rumbo nuevamente. ¿Vas a asistir mañana al club de lectura? preguntó abruptamente. Soy la anfitriona.

    Myrtle dejó su vaso, salpicando agua en su regazo. Hizo una mueca y se limpió ineficazmente el derrame con su servilleta. Había llegado al punto en el que intentó perderse tantas reuniones del club de lectura como era humanamente posible. Los libros elegidos eran normalmente libros de playa con argumentos muy poco profundos y personajes que se parecían mucho entre si. Silenciosamente se enfureció con Rose por ponerla en esa situación. "Me parece que mañana debo trabajar en mi columna de consejos útiles para el Bradley Bugle, Rose."

    Rose ignoró completamente esa excusa como si Myrtle ni siquiera la hubiese hecho. Debes venir. Incluso si no leíste el libro aún, Señorita Myrtle. Tengo el presentimiento de que esa espantosa criatura de al lado va a venir y necesitaré tener alguien más con quien hablar.

    Esta declaración no debería haber atraído a Myrtle a asistir al club de lectura, pero Naomi Pelter se estaba volviendo mas intrigante. Normalmente ella no viene al club de lectura, ¿cierto? Recuerdo haberla visto allí solo una o dos veces. ¿Qué te hace pensar que vendrá esta vez? Especialmente cuando tu estás claramente furiosa con ella por talar sus arboles.

    Creo que vendrá por que ella necesita hacer las paces con todos. Está en malos términos con varios miembros de nuestro club. Tal vez incluso con tú Miles, Señorita Myrtle. Rose le dirigió una mirada divertida. 

    Myrtle rió. "Él no es Miles. Por el amor de Dios. ¡Yo debo ser quince años más grande que él! Miles es un amigo, eso es todo." 

    ¿Notaste a Naomi en el almuerzo del club de jardinería ayer?

    La cara de Myrtle se sonrojó de culpabilidad. Ella tenía una excelente excusa para no estar en ese almuerzo pero ahora no podía recordarla.

    Oh, ¿te perdiste eso también? Rose arqueó sus cejas cuidadosamente depiladas, dándole a Myrtle una mirada de reproche. 

    Myrtle pensó que recordaba que Rose era presidenta del club de jardinería ahora. Esto tendría sentido, considerando lo molesta que estaba por los árboles y arbustos de al lado.

    Hemos tenido grandiosos oradores en el club de jardinería, sabes. Realmente grandiosos. El mes pasado, tuvimos al joven de la oficina de extensión del condado para hablar. ¡Sabia tantas cosas! Nos comentó acerca de las plantas invasoras, los hongos venenosos y plagas de jardín. Rose juntó las manos con entusiasmo.

    La única plaga de jardín que conozco es Erma Sherman dijo Myrtle gruñonamente. Su vecina de al lado era miembro del club de jardinería, pero no podrías darte cuenta con ver su jardín. Eran todas las malas hierbas: pamplina, madreselva y digitaría.

    Rose ignoró su interrupción. Y ayer, hicimos que Timmie Watson nos contara cómo hizo una hermosa cama de flores en una sección rocosa y sombreada de su patio. El almuerzo anual fue delicioso también, Señorita Myrtle. Y bastante asequible.

    La parte de asequible se entregó con una mirada de reojo a Myrtle. Era irritante que el público en general considerara que los ancianos están a un mero paso por encima de la pobreza extrema. Un ingreso fijo, incluso para un maestro de escuela jubilado, no era exactamente el fin del mundo ... simplemente le proporcionó a Myrtle un presupuesto bastante estricto.

    No parecía que Rose hubiera notado la irritación de Myrtle. Da todas maneras, lo único malo del almuerzo de ayer fue que Naomi decidió asistir. ¡Con un sombrero grande y flexible, no obstante! Un calor subió por el cuello de Rose nuevamente. ¡Que agallas! Sonriendo y riendo como si no le importara nada en el mundo. Sin embargo, está erradicando todos los árboles y arbustos en su patio. ¡Jardinería, de hecho!.

    Actualmente, Rose parecía ser una anfitriona de un tema y, dado que Myrtle estaba cansada del tema y ansiosa por encontrar a Pasha, se levantó de su silla con su bastón y dijo: Muy irritante, Rose, sí. Gracias por el agua. Debería seguir buscando a mi gata ahora. Avísame si la ves, ¿quieres? extendió la mano y levantó su lata de atún.

    Por supuesto. Entonces, ¿vienes mañana a la reunión del club de lectura?

    No había nada más molesto que alguien intentando conseguir una RSVP en persona. Trataré dijo Myrtle cautelosamente. La verdad era que había perdido el interes por el club de lectura en el momento en el que dejaron de intentar leer literatura real. Justo después de la fundación del club, de hecho.

    Rose la acompaño hasta la puerta. Hizo una mueca cuando abrió la puerta y se agachó apresuradamente detrás de ella. Aparentemente Naomi ha salido a ver el trabajo, así que te dejaré caminar sola por mi patio. No tendrás ningún problema, ¿verdad? Miró fijamente el bastón de Myrtle.

    Ningún problema dijo Myrtle firmemente mientras se alejaba. Ahora tenía una gata perdida y el compromiso de asistir al club de lectura. No había sido la más productiva de las visitas.

    Naomi, vistiendo un vestido de verano y un sombrero de paja, le estaba dando instrucciones al muy atento equipo. Vio a Myrtle y la saludo mientras se alejaba de los hombres. Naomi estaba en los principios de sus cuarenta, pero notablemente bien conservada con una cara en forma de corazón y cabello color miel. Se quitó un par de gafas de sol redondas muy grandes para revelar sus brillantes ojos verdes. ¿Está todo bien, Señorita Myrtle? Elevó sus cejas ante la lata de atún. La vi merodeando por el jardín hace un momento. ¿Se le perdió algo?

    Mi gata, dijo Myrtle. Le había parecido ver un movimiento en lo que queda del área natural entre los patios de Naomi y Rose y se inclinó para acercar la lata. Sin embargo, solo era un conejillo aterrorizado que intentaba escapar mientras las moto-sierras estaban en silencio. Myrtle suspiró.

    Lamento oír eso dijo Naomi, aunque Myrtle tenia el presentimiento de ella realmente no había oído nada de lo que dijo. En lugar de eso estaba observando el cabello de Myrtle con una extraña expresión en su rostro. Naomi abruptamente extendió la mano y alisó el cabello de Myrtle a ambos lados de su cabeza.

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