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Como bonita es, bonita muere: De La Serie Myrtle Clover
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Como bonita es, bonita muere: De La Serie Myrtle Clover
Libro electrónico227 páginas3 horas

Como bonita es, bonita muere: De La Serie Myrtle Clover

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Parke Stockard tenía todo a su favor. Favorecida con una buena apariencia y encima, sentido para los negocios. ha debido estar satisfecha. En vez, Parke crea problemas en su pequeño pueblo. Cuando la jubilada maestra octogenaria, Myrtle Clover descubre su cuerpo, en el pueblo Bradley nadie parece particularmente alterado. Myrtle decide ganarle a su hijo, el jefe de policía, e investigar el crimen ella misma. Y justo cuando decide jugar al detective, conoce a un viudo recién llegado que resulta ser el compañero perfecto.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento20 jul 2019
ISBN9781547599813
Como bonita es, bonita muere: De La Serie Myrtle Clover

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    Como bonita es, bonita muere - Elizabeth Spann Craig

    PRÓLOGO

    Parke Stockard habría no terminado muerta de un golpe en la cabeza si no hubiera estado haciendo maldades esa mañana. Pero para ser justos, no pudo haber sabido, que esa vez, se había metido con la persona equivocada, la que solucionó el dilema de Parke Stockard, dejándola muerta en el altar de la iglesia.

    Despertando entre sus sábanas de satén rosadas esa mañana, había pensado en hacer algunas malicias. Mientras se cepillaba la cabellera modelo, había tramado aún más maldades. Y cuando iba en su BMV convertible color champaña hacia la iglesia, hizo la fatídica llamada que comenzaría la bola de nieve del día.

    Si Parke, por una vez, hubiera respetado sus instintos básicos, hoy todavía estaría inventando feliz sus vilezas, si tan solo hubiera escuchado a la Parke buena, enterrada en las profundidades de su conciencia turbia. O si hubiera recordado que estaba yendo a la iglesia. Pero no lo hizo, y el escenario estaba listo para un asesinato en el santuario.

    Las primeras luces de la mañana se asomaban por los vitrales, su sutil luz iluminando el arreglo floral del altar. La mirada fulminante de Parke, debió haber atomizado el intrépido bouquet ahí mismo. Incólumes a su furia, las rudbeckias y las margaritas la desafiaban insolentes.

    Parker juró hacer algo con respecto a Kitty. Buscar alrededor de los arreglos del altar no iba a resultar. Santo Dios, lo que le faltaba era pegarle unas flores de zanahoria a unos frascos y llenarlos con hierba gallinera. Tirando el bouquet en una bolsa de basura, Parke sacó unas rosas de su bolso de lona y rápidamente las colocó en el pesado jarrón de cristal.

    Concentrada en arreglar la crisis inmediata del inadecuado arreglo y el problema a largo plazo de la ignorancia de los lugareños, Parke no sintió que se abrían las puertas del santuario. Una voz severa le llamó la atención.

    ¡Tú!, dijo Parke con desprecio. Y entonces escogió la última pelea de su vida... treinta minutos después, la bella Parke Stockard estaba muerta.

    Capítulo uno

    Varios días antes:

    Hacía calor, aunque todavía no había mucha humedad. Eran las 7:00 a.m. de lo que sería un día abrasador de verano.  Los ciudadanos mayores prudentes de Bradley, Carolina del Norte, se dedicaban tranquilos a sus tareas antes de que el calor se volviera opresivo. Sacaban tomates de sus huertos para almorzar, llenaban los comederos de los cardenales y azulejos, luchaban con las dificultades de los crucigramas diarios o comían sin apuro cuencos de cereal en los porches, bajo el zumbido de los ventiladores. Myrtle Clover no podía ser incluida en este segmento plácido de la población.  Una llamada telefónica temprano en la mañana la había hecho enardecer. Parke Stockard.

    Vio sin querer su reflejo en una reluciente olla de cobre que le reveló una imagen de Einstein mirándola ceñudo. Se aplastó el cabello ralo y alborotado en una semblanza de orden y miró el reloj del gallo en la pared de la cocina. No, no era muy temprano para llamar a Elaine. El pequeño nieto de Myrtle funcionaba admirablemente como despertador para Elaine. ¿Qué importaba si prefería ver los Teletubbies a las 5:30 a.m.? En su cabecita infantil, todos deberían estar ansiosos por ver cómo Laa-laa le quitaba la enorme pelota amarilla de las garras de Dipsy.

    Elaine contestó el teléfono con un ‘hola’ cansado. Las mañanas debían estar golpeándola duro. Su voz era grave como si se hubiera tragado la mitad del cajón de arena de Jack.

    "Parke Stockard es un problema, Elaine. Un problema. Todo el pueblo está molesto con ella. Y déjame que te cuente lo que me hizo a mí".

    Elaine de veras intentaba escuchar a su suegra. Normalmente, hacer varias cosas a la vez era su fuerte, pero con el teléfono inalámbrico entre la oreja y el hombro mientras limpiaba los Cheerios que su hijo había tirado contento al piso de linóleo, no podía concentrarse en la llamada.  Mmm. ¿De veras? Elaine se estiró para levantar las migas que estaban del otro lado de la silla y se sintió mucho mayor que sus treinta y seis años.

    Myrtle hizo una pausa buscando lograr un efecto. El efecto hubiera sido más efectivo si Elaine hubiera podido ver a Myrtle erguir su octogenario pero fuerte físico a su metro ochenta de altura. "Consiguió más espacio para su columna en el Bradley Bugle con engaños".

    Elaine quitó el pimentero de la mano regordeta a su bebé de dos años, causando un aullido de protesta. Se encogió por el ruido. ¿Y por qué es un problema para ti?

    ¡Porque ahora cortarán a la mitad mi columna de consejos útiles! Sloan Jones, el editor, me llamó esta mañana temprano para avisarme. Cobarde. Quizás esperaba que todavía estuviera durmiendo y atendiera mi contestadora. El pueblo necesita mis consejos útiles mucho más que las porquerías que Parke Stockard  escupe sobre el papel. Esa inútil columna ‘Posando linda con Parke’. Esa miserable. Hizo una pausa cuando los alaridos de Jack le llegaron a los oídos. "¿Te están atacando? ¿Es Jack quien hace ese escándalo? ¿Qué le estás haciendo a mi adorado nieto?"

    Elaine corrió hacia la parte trasera de la casa, el adorado nieto en persecución. Refugiándose en la habitación principal, cerró la puerta de golpe, pasándole la llave. Se quitó un mechón negro de los ojos con un guante amarillo de látex. Elaine esperaba que Jack, que golpeaba furioso la puerta con su cuerpecito, descubriera que la TV de la sala siempre estaba sintonizada al canal de los Teletubbies.  Bajó la vista y vio que todavía sostenía el pimentero. Lo dejó en la cómoda y se quitó los guantes de látex. "Nada. Le toca su siesta en cuanto termine de hablar contigo. Hoy se levantó a las 4:30 por alguna razón y ya le toca dormir la siesta. Dejó de reír histéricamente. Elaine era madrugadora, pero ningún modo interpretaba las 4:30 como de mañana.

    Uh..., Elaine reunió sus pensamientos desperdigados. Creo que su columna se llama ‘Hermosa vida con Parke’, Myrtle. ¿Por qué recortaría Sloan tu columna? A todo el mundo le encanta.

    Myrtle se dejó caer en la silla del escritorio en la sala y abrió un archivo del computador. Bueno, mi columna ha estado un poco loca las últimas dos semanas, pero no creerías los consejos que me ha enviado la gente. De ahí saqué ese consejo del jabón Ivory debajo de la sábana esquinera para aliviar los calambres de las piernas.  Myrtle resolló.

    Y el consejo para detener las hemorragias nasales, le recordó con tacto Elaine a  Myrtle. Notó aliviada que los gritos se estaban alejando y rezó para que esos piecitos se estuvieran dirigiendo hacia la sala.

    Oh, cierto. Es puro cuento eso de dejarle caer unas llaves frías en el cuello del afectado. Myrtle leyó el artículo ofensivo en la pantalla del computador con el ceño fruncido.

    "Sloan cree que estoy tocando en el oculto. Pero después de todo, no eran mis consejos".

    Elaine abrió con cuidado la puerta de la habitación y espió el corredor. No había bebés dementes agazapados en ningún lado, solo el adolescente francés que tenía como estudiante de intercambio, saliendo medio dormido de la habitación de huéspedes.

    Elaine se disculpó en un francés oxidado por la explosión de Jack durante el sueño reparador de Jean-Marc. Por desgracia para Elaine, su disculpa en francés, traducida quedó como: ‘Me alegra que Jack sea una cabra soleada’.  Que su huésped extranjero pusiera los ojos en blanco desconcertó a Elaine.

    Myrtle le agregó más azúcar a su café. Además, Sloan está flechado Parke.

    Bueno, es una mujer hermosa.

    Tiene los ojos duros. Ojitos redondos y duros. Y esa cara que grita blanco anglosajón. Tiene la nariz afilada como para estallar un globo. Parke es prepotente, agresiva y odiosa con todo el mundo.

    Es delgada-.

    Huesuda, contestó Myrtle.

    Y está en muy buena forma. Debe hacer ejercicio todos los días.

    Camina rápido. Mueve los brazos arriba y abajo como una gallina.

    Dicen que es una excelente alternativa a correr, Myrtle.

    Pues parece que estuviera corriendo para llegar al baño más cercano.

    Tonto o no, obviamente a ella le resulta. Tiene muy buena figura, dijo Elaine con melancolía.

    Y no estoy segura si creo eso que pintan a Parke Stockard como el mismo demonio. Para empezar, gasta mucho dinero en renovar la iglesia. Dicen que está financiando un ala educativa nueva para la escuela dominical.

    Myrtle resopló. Un último y desesperado plan inútil para salvar su alma inmortal. Te lo dice alguien que es muy vieja e inmensamente sabía, que Parke Stockard califica como una mujer verdaderamente malvada. Disfruta provocando  a las personas.

    El huracán aullando y golpeando la puerta de la habitación se reanudó. Elaine no podía seguir las referencias repentinas al ganado de Myrtle e intentaba determinar si Parke Stockard todavía era el tema de conversación, sin revelar que no había estado prestando atención a las últimas frases.

    Myrtle se obsesionaba con las pequeñeces de su vida. Pero también Elaine, cuyo gran problema de la semana era la repentina habilidad de Jack en quitarles las tapas a los vasitos para bebés. Elaine decidió que la manera más segura era referirse a las últimas frases de la conversación que recordaba.

    Sloan no te cortaría la columna por un flechazo, Myrtle.

    Y Parke se ha convertido en el mayor anunciante del Bugle, lo que aparentemente obliga a Sloan a ser su esclavo de por vida. Vaya prensa libre. Solo porque ella es una poderosa promotora y agente inmobiliario. Sloan cree que es una gran cosa porque ella escribía una columna de sociedad en Nueva York.  ¿A quién le importa? El suspiro de Myrtle retumbó como un cañón por la línea telefónica, haciendo que Elaine se frunciera y se alejara el auricular de la oreja. Esa columna me mantenía ocupada.

    Elaine respondió enseguida. Bueno, tienes el trabajo de tu iglesia para mantenerte ocupada, ¿no es cierto? A Red solo le faltaba que su madre octogenaria se aburriera otra vez.

    La voz de Myrtle era dura. ¿De qué trabajo de la iglesia hablas?

    De la ‘Asociación del altar de damas de la iglesia’. Red lo mencionó esta mañana".

    Se hizo una pausa larga antes de que Myrtle dijera: No me inscribí en la Asociación del altar. Y ciertamente tampoco en las ‘Damas de la iglesia’. Son un montón de viejas seniles. ¿Red me inscribió?

    Elaine hubiera reconocido las señales de peligro en el tono de su suegra si Jack no hubiera seguido con su vigilancia escandalosa en la puerta. Mmm.

    Myrtle estaba furiosa. Parke Stockard era la mejor candidata de Bradley, Carolina del Norte,  para ser la que tenía ‘más probabilidades  de ser asesinada’, pero quizás Red le ganó.

    Josh Tucker observó cómo su jefe en el Bradley Bugle, Sloan Jones, colgaba el teléfono con un golpe. Santo Dios, se quejó Sloan agarrándose la cabeza. Líbrame de conversaciones con Myrtle Clover.

    ¿Todavía protesta por el corte de su columna?

    Bueno, no se la eliminé, la recorté. De todos modos, últimamente se estaba poniendo muy rara con todos esos consejos para las hemorragias nasales.

    ¿Y por qué recortaste mi artículo en la última edición? No era raro para nada, dijo Josh.

    Lo lamento, dijo Sloan. Bien escrito, como siempre. Pero tuve que hacerle un huequito a la columna de Parke. Su aviso de página completa semanal nos sacó del rojo. Gracias a Dios que paga por adelantado".

    La sonrisa forzada de Josh desapareció en las profundas líneas de su rostro. Sloan continuó. Y tampoco escribe mal. ¡Imagínate, dos exescritores  de Nueva York en la nómina del Bugle!

    Josh se pasó una fornida mano por la frente. Había momentos cuando extrañaba Nueva York. Esperaba que su pueblo natal hubiera cambiado durante su ausencia, pero no había notado ningún cambio. Los perritos calientes picantes todavía costaban 99 centavos en el restaurante de Bo. La biblioteca de Bradley no actualizaba los libros desde 1985 y la Srta. Hudgins aún mandaba a callar a los visitantes. El Bradley Bugle todavía consideraba los juegos de bridge y las bodas de oro como las noticias locales más importantes. Su madre aún se preocupaba en exceso por él y le llevaba sopa de pollo con fideos apenas moqueaba. Thomas Wolfe obviamente nunca había visitado Bradley, Carolina del Norte, si pensaba que jamás puedes regresar a casa.

    Parke le da un poco de chispa al Bugle. Con ojos soñadores, Sloan pensaba en las  mejores cualidades de Parke Stockard, disfrutando de nuevo la sonrisa radiante con la que ella lo había cegado esa mañana. Hoy Sloan se había peinado el escaso cabello con cuidado. La tarea había requerido de localizar su peine, una hazaña mayor, considerando que lo había perdido hacía semanas.

    Josh se ruborizó. El caro perfume floral de Parke aún invadía dulzón la sala de redacción,  persistiendo en su  nariz y provocándole migrañas. El aroma conjuraba las sonrisas condescendientes de Parke. Siempre y cuando los recortes terminen ahí. Hemos hecho un periódico ganador de premios, Sloan. El Bradley Bugle está comenzando a llamar la atención del público, y no solo en el pueblo de Bradley. No necesitamos su interferencia.

    Sloan miró  cariñosamente el gran trofeo en un pedestal con una enorme pluma antigua, ubicado en un lugar de honor en su escritorio cubierto de papeles. Sí, lo hemos hecho, ¿no es verdad?.  Sloan miró sonriente a Josh, pero la sonrisa se borró de su cara mofletuda cuando Josh permaneció serio. Sloan se metió un dedo en el cuello. El espacio es valioso. Las ganancias de los avisos de Parke nos están ayudando mucho, pero no tenemos el presupuesto de un New York Times. Ni siquiera el del Charlotte Observer o el del...

    Entendido. Pero debe haber algo más que puedas cortar. ¿Las recetas de Rita?

    Enfurecería a los lectores.

    ¿Los horóscopos que inventa Maisy Perry?

    Josh, hay personas que planifican todo su día alrededor de esas cosas. Habrá un pandemonio en las calles si Maisy no les da su alguna dirección.

    Pues bien, entonces la columna de los ‘Buenos vecinos’. Si alguien quiere cambiar la ponchera de su abuela por unas plantas de tomates raras, el Bugle no tiene por qué meterse en el medio, ¿no te parece?

    Sloan lo miró inexpresivo. No tenía idea de que Josh Tucker hubiera perdido totalmente el contacto con la realidad de Bradley durante su estadía en Nueva York.

    Ahora hablas tonterías. Si no hago de intermediario entre los que quieren cambiar su colección de National Geographic por una colección de libros condensados de Selecciones del Reader’s Digest, me lincharán en la calle. Mi vecina de 75 años, la Srta. Sissy, por ejemplo, me abuchearía cada vez que saco la basura. Es la fan número uno de ‘Buenos vecinos’.

    Entonces volvemos a Parke.

    Sloan no captó el mensaje de fondo en la voz de Josh. Y como te dije, Parke está financiando ella sola el reducido tiraje que tenemos. No, tienen que ser tus artículos y los consejos de la Srta. Myrtle. Tú nos traes galardones, añadió rápidamente Sloan, pero puedes ser reducido un poco. La columna de la Srta. Myrtle es relativamente nueva y sus lectores todavía no son fans rabiosos.

    Josh volvió a su artículo señalando que la conversación había terminado. No iba a ser el segundón a Parke Stockard en la sala de redacción, sin importar cuánto espacio publicitario comprara.

    Tanner Hayes farfulló en sin palabras, gotas de traspiración en su frente alta. El hecho de que su cara normalmente rojiza estuviera cenicienta y que dramáticamente se agarrara el pecho, hubiera alertado a cualquier observador perspicaz de un repentino y violento ataque al corazón. Pero Parke Stockard, a pesar de su belleza, dinero y astucia, no era particularmente perceptiva. Ni compasiva. Solo pensaba que esa cabeza redonda y calva con ojos saltones, que a duras penas murmuraba algo, le recordaba un sapo.

    Indolentemente espantó una mosca hacia él con una mano bien cuidada, curiosa de ver si una lengua larga la atrapaba. Cuando no lo hizo, su fantasía la aburrió y regresó a lo que le interesaba.

    Su casa, repitió alzando la voz. ¿El viejo era sordo o estúpido? Debe vendérmela. Avíseme cuando esté listo para firmar. Le asombrará cuánto valdrá su propiedad  una vez que demolamos su casa y construyamos tres en su lugar. Y francamente, su casa está totalmente pasada de moda. Señaló despectivamente la vieja casa colonial con un delgado brazo. Ya no podrá venderla cuando su esposa o usted vayan a un hogar para ancianos. Lo cual podría ser, indicó, en cualquier momento". 

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