Las Encarnaciones Del Espirito Soh Volumen I

Por Aurelio Dumar

¡Libro de cuentos y ensayos Espirituales, narrado con mucho humor! Las historias reveladoras sobre las encarnaciones del Espírito Soh y sus enseñanzas. Un trabajo para conocer la espiritualidad más allá de los dogmas, reír y divertirse, pero también para cuestionar las dudas de los estilos de vida y los ideales de la sociedad de consumo. A través de las historias, el lector podrá observar la historia de las religiones y la sociedad en la mente abierta del Espírito Soh, razonando con el propósito de la investigación espiritual, redimensionando los mitos opresivos y, tal vez, encontrando su propia forma de vivir la espiritualidad, sin prejuicios. , condicionamientos o relaciones de servilismo. Porque un camino de crecimiento espiritual sin prejuicios es posible, ¡garantiza el Espírito Soh!
Las historias iluminadoras sobre las reencarnaciones del Espíritu Soh y sus enseñanzas.
Las respuestas a las preguntas fundamentales del hombre, los métodos para cambiar tu vida, las técnicas espirituales más esotéricas... En este libro no encontrarás nada de esto; libros que tratan estos temas, ya hay muchos, ¿por qué agregar otro? Pero puedes descubrir los secretos de la meditación. Bueno, no, para ser honesto tampoco. ¿Por qué leerlo, entonces? Porque a los primeros doscientos lectores, el gran Spirit Soh acreditará una interesante suma de karma positivo en los bancos astrales. Si llegaste demasiado tarde para participar en la promoción, no desesperes: con este libro aún puedes ampliar tus horizontes, descubre técnicas antiguas para sonreír incluso cuando el empleador se mea en tu cabeza y tu pareja vuela con su nueva llama, y ​​serás actualizado con las últimas noticias sobre el alma y los mundos superiores. En el interior también hay un folleto especial con todos los chismes sobre Buda, sobre Jesús y sobre Krishna. En exclusiva, además de lo que ya está en la lista, el ABC de cómo ser lo que ya eres y, si no te g

• Idioma: Español
• Editorial: Babelcube Inc.
• Fecha de lanzamiento: 28 may 2019
• ISBN: 9781547574155

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Las Encarnaciones del Espirito Soh Volumen I

Aurelio Dumar

Traducido por Vera Tambini 

Las

Encarnaciones del

Espirito Soh

Volumen I

Aurelio Dumar

Las Encarnaciones del Espirito Soh Volumen I

Escrito por Aurelio Dumar

© 2017 Aurelio Dumar. Ilustración a cargo del autor. Todos los derechos reservados. Toda reproducción incluso parcial de la presente obra está prohibida.

Todos los derechos reservados

Distribuido por Babelcube, Inc.

www.babelcube.com

Traducido por Vera Tambini, corrección de Arlensiú Zamora

Diseño de portada © 2019 Aurelio Dumar

Babelcube Books y Babelcube son marcas registradas de Babelcube Inc.

Traducción de Vera Tambini

Corrección de Arlensiú Zamora

A mi maestros,

verdaderos o supuestos.

Table of Contents

Las Encarnaciones del Espirito Soh

Aclaración

El Principio

Mientras Tanto, en la India…

El Karma

La Revolución Ignorada

Acerca de los Hechos Malinterpretados

El Espíritu del Profeta en Europa

Del Porque Algunos Seres No se Manifiestan

Ceremonia de Abjuración

Acerca del Autor

Contactos

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Aclaración

Terribilis est Liber iste

(Del latín: este libro es impresionante)

Atención: el presente texto es objetivamente irreverente, podría resultar molesto y desconcertante para quien no haya enfrentado un camino de elevación espiritual; aún más para quien lo hizo.

El autor se exonera de cualquier responsabilidad con la presente advertencia. Lugares, personas, épocas, entidades, conceptos y colores aquí reportados han de considerarse mero fruto de la fantasía, especialmente allí donde genere alguna controversia, en esta dimensión y en todas las conocidas. Si tal premisa no fuese suficiente para liberar al autor de toda responsabilidad, él se declara loco, pero no de manera peligrosa para la incolumidad ajena; más bien, uno de aquellos locos que conversan solos y cuyos discursos, entonces, no hay que tomar demasiado en serio.

Si alguien luego llegase a sentirse ofendido, probablemente no ha entendido el espíritu con el que se expone el contenido de este libro. En tal caso, sugiero humildemente volver a leer el título del mismo, y ojalá repetirlo como un mantra: el Espirito-Soh les concederá pronto una revelación.

Buena lectura.

El Principio

Es cosa buena, en un Texto Sagrado, comenzar desde el principio. Sin embargo, para ser honestos, habría por lo menos un par de objeciones que el mismo Profeta podría presentar ya a partir de las imprecisiones de la primerísima frase de esta Sagrada Escritura. Para empezar, nos podríamos detener un momento en la expresión cosa buena, tomándonos el tiempo para reflexionar sobre el hecho de que, en algunas zonas de este mundo, en las que los monos se consideran sagrados y, oportunamente, se alimentan, se respetan y se tratan con los mayores cuidados, los simpáticos animalitos en cuestión decidieron, de mutuo acuerdo, que fuese cosa buena devolver tanta gentileza y, con este fin, adoptaron costumbres como arrojar sus heces sobre las cabezas de sus benefactores, robarles las billeteras y hacerles toda clase de monerías. Es además interesante observar que, justamente en esas zonas del mundo, nació el concepto de karma, concepto que el Profeta explicará con lujo de detalle más adelante.

El Profeta espera que el lector no sea tan superficial como para liquidar esos adoradores de monos como ingenuos supersticiosos: podríamos relatar, de igual manera, muchos ejemplos occidentales como, por ejemplo, la revolución industrial, que debía aumentar el bienestar general y , para lograrlo, pensó que fuese cosa buena amontonar miles de personas, obligarlas a trabajar dieciocho horas diarias en ambientes contaminados por las mismas industrias que las empleaban, y dejarlas dormir juntas en enormes habitaciones sin servicios sanitarios ni camas.

Podríamos detenernos largo rato sobre las contradicciones de la humanidad y sobre la absurdidad del concepto de bueno, con ejemplos como la carrera de los armamentos cuyo fin sería el mantenimiento de la paz, la invención de la política, o las minifaldas.

Siempre con relación a las inexactitudes escritas arriba, existiría aquel famoso hecho del inicio. Aprovecho la ocasión para evidenciar la segunda inexactitud, para comenzar oficialmente el Texto Sagrado:

Al principio, era el verbo.

Ahora, que este verbo fuese ser, haber, cogitar o chatear no está muy claro; lo que, sin embargo, es evidente es que, si ese verbo existía, alguien lo estaba pronunciando, y ya la cuestión del principio comienza a parecer algo inverosímil. Se dice, además, que antes del inicio, hubiese cierto Dios, que creó el universo porque estaba aburrido de estar siempre solo: quería alguien que le brindase compañía.

Sí, el señor Dios quería tener amigos, así que creó el mundo, le puso encima animales de todo tipo, y un montón de hombres y mujeres. ¿Y qué más podía pedir? Charló un rato con cierto Adán, luego desapareció por largos periodos sin gozar de la compañía de nadie, volviendo a aparecer esporádicamente en los siglos siguientes, más para acusar y subrayar errores que para estar en compañía. Hablaba con pocos elegidos; de hecho hay quien sostiene que haya creado esos pocos como compañeros, y que el resto de la gente se haya hecho para darles a sus elegidos alguien con quien enojarse, o un público para sus sensacionales espectáculos de magia, es decir, un pasatiempo.

Volviendo a Adán. Han de saber que había sido puesto por Dios en un magnifico jardín donde todo funcionaba a la perfección.

Por alguna extraña razón, Dios disponía de un arbolito del cual estaba muy celoso.

Ahora bien, es sabido que un hombre, caminando durante toda la vida, no podría explorar cada esquina del mundo, ¡imagínense el universo! También es notorio que los dioses tienen la capacidad de crear universos pero, por razones que desconocemos, Dios no tenía otro lugar donde poner su precioso arbolito de frutos prohibido, y se lo plantó en la cara a Adán, cuidando bien que notara su existencia, y vetándole severamente comer sus frutos.

Algunos piensan que, si el señor Dios se hubiese abstenido de dar dichas recomendaciones, Adán ni siquiera se habría percatado del árbol.