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Levantarse del polvo: Polvo y estrellas, #3
Levantarse del polvo: Polvo y estrellas, #3
Levantarse del polvo: Polvo y estrellas, #3
Libro electrónico620 páginas7 horas

Levantarse del polvo: Polvo y estrellas, #3

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Polvo es para los héroes.

Mara Duval, una espacial nacida en la Estación Tombaugh, bajó a la Tierra preparada para soportar seis semanas de exilio en este páramo atestado de enfermedades y desgarrado por la guerra que los espaciales llaman polvo. En su lugar, descubrió que el control absoluto que el Servicio Espacial tiene sobre el acceso al espacio está construido sobre mentiras, y a la gente que merece ser parte de la búsqueda por las estrellas se le niega este derecho. Mara empezó a correr la voz, y por sus crímenes fue “desaparecida” sin previo aviso.

Pero el Servicio Espacial necesita desesperadamente de gente que explore y colonice los mundos exteriores, jóvenes que puedan ser moldeados según la tradición espacial. Para atraer la atención nacional, lanzan la primera competencia de Campo de Entrenamiento: un concurso de varios meses de duración, en el que los doce primeros finalistas ganarán un codiciado lugar en el Entrenamiento de Oficiales Junior del Servicio Espacial. Y gracias a Mara, el Campo de Entrenamiento está abierto a cualquiera.

Jael Alden siempre ha sabido que su futuro está en las estrellas —pero décadas de discriminación por parte del Servicio Espacial están en su camino. El Campo de Entrenamiento le da una oportunidad para enfrentarse directamente al Servicio Espacial, para hacer que uno de esos puestos sea suyo. No le importa que la competencia esté arreglada en su contra, diseñada para hacer que todos los contendientes fallen. Jael toda su vida ha deseado las estrellas —y está dispuesta a arriesgarlo todo para demostrar que los mejores siempre se levantarán del polvo.

"La prosa deliciosamente inmersiva de Kevin Killiany te jala junto a los personajes, su situación, su locación y sus vidas. Una lectura muy convincente." ~ Keith R. A. DeCandido, Autor de novelas en "Star Trek,” “Supernatural,” “Sleepy Hollow,” y más. 

Evolved Publishing presenta el tercer libro de Polvo y estrellas. Esta serie de ciencia ficción para adultos jóvenes presenta una aventura de historia y futuro alternativos que te mantendrá pegado a las páginas. [DRM-Free]

Libros de Kevin Killiany:

  • Con los pies en el polvo (Polvo y estrellas – libro 1)
  • La vida en el polvo (Polvo y estrellas – libro 2)
  • Levantarse del polvo (Polvo y estrellas – libro 3)
  • A las estrellas (Polvo y estrellas – libro 4) [Próximamente, finales de 2019]
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento2 feb 2019
ISBN9781547565856
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    Vista previa del libro

    Levantarse del polvo - Kevin Killiany

    www.EvolvedPub.com

    ~~~

    LEVANTARSE DEL POLVO

    Polvo y estrellas – Libro 3

    Copyright © 2018 Kevin Killiany

    Copyright de arte de portada © 2018 D. Robert Pease

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    Editor: Philip A. Lee

    Diseño del interior: Lane Diamond, con imágenes de D. Robert Pease

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    Notas de licencia del eBook:

    Queda prohibido el uso, reproducción o transmisión por cualquier medio, de cualquier parte de este libro sin el consentimiento escrito, excepto en el caso de citas breves utilizadas en artículos críticos y reseñas, o de acuerdo con las leyes federales de Uso Razonable. Todos los derechos quedan reservados.

    Este eBook está licenciado exclusivamente para su disfrute personal; queda prohibida su reventa o que se le entregue a otras personas. Si usted quiere compartir este libro con alguien más, por favor, compre una copia adicional para cada uno. Si está leyendo este libro y no lo compró, o no fue comprado para su uso personal, por favor vaya con su vendedor de eBooks y compre su propia copia. Gracias por respetar el arduo trabajo de este autor.

    ~~~

    Aviso legal:

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor, o el autor los ha utilizado de manera ficticia.

    POLVO Y ESTRELLAS

    Libro 1: Con los pies en el polvo

    Libro 2: La vida en el polvo

    Libro 3: Levantarse del polvo

    ~~~

    GUERREROS MECA

    Cazadores de lobos

    Montar a la Quimera

    ~~~

    CUERPO DE INGENIEROS DEL VIAJE ESPACIAL

    Honor

    Huérfanos

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    ANTOLOGÍAS DE TECNOLOGÍA DE BATALLA

    Nacido en el caos

    Formado por el caos

    ~~~

    Página del autor en el sitio web de la editorial:

    Kevin Killiany

    ~~~

    LO QUE SE HA DICHO DE CON LOS PIES EN EL POLVO:

    ~~~

    "Con los pies en el polvo es una novela juvenil de ciencia ficción con actitud, llena de detalles técnicos tan encantadores como los personajes. Me sentí inmediatamente atraído por la historia."

    ~ Kevin J. Anderson, éxito de ventas del New York Times, autor de La mente de la eternidad

    ~~~

    CON LOS PIES EN EL POLVO [es] una lectura entretenida y fácil... cercana a la perfección. Todo lo que uno busca en un drama juvenil de ciencia ficción distópica está aquí.

    ~ Readers’ Favorite Book Reviews

    ~~~

    Esta es una historia para chicas acerca del paso de la niñez a la adultez, es una lucha en contra del racismo institucionalizado, es acerca de las chicas tratando de hallar sus sueños en la negrura del espacio.

    ~ Jason Hansa

    Estamos emocionados de poder ofrecerte no una, sino DOS Vistas Previas Especiales al final de este libro.

    Primero te ofrecemos el primer vistazo al cuarto libro de la serie Polvo y estrellas, con una mirada al capítulo uno:

    A LAS ESTRELLASpor Kevin Killiany

    En segundo lugar, te ofrecemos un vistazo a los primeros dos capítulos de la serie de ciencia ficción juvenil/aventuras de primeros contactos Ciudad de estrellas:

    CIUDAD DE ESTRELLAS por Edwin Peng

    Para Valerie. Siempre.

    Índice

    Hoja de portada

    Copyright

    CONTENIDO ADICIONAL

    Dedicatoria

    Mara: 1230 / 18 abril 2022

    Fátima: 2100 / 20 abril 22

    Beth: Jueves, 21 de abril de 2022

    Fátima: 22 abril 22

    Fátima: 2130 / 28 abril 22

    Beth: Viernes, 29 de abril de 2022

    Fátima: 1930 / 02 mayo 22

    Mara: 1730 / 02 mayo 2022

    Fátima: 2130 / 04 mayo 22

    Jael: 04/05/22

    Beth: Jueves, 5 de mayo de 2022

    Fátima: 2130 / 09 mayo 22

    Fátima: 1330 / 13 mayo 22

    Jael: 13/05/22

    Fátima: 1530 / 16 mayo 22

    Beth: Martes, 24 de mayo de 2022

    Fátima: 1600 / 26 mayo 22

    Fátima: 1730 (local) / 29 mayo 22

    Mara: 1640 / 31 mayo 2022

    Jael: 02/06/22

    Beth: Sábado, 4 de junio de 2022

    Mara: 1600 / 05 junio 2022

    Jael: 07/06/22

    Fátima: 1300 / 08 junio 22

    Beth: Lunes, 13 de junio de 2022

    Jael: 15/06/22

    Mara: 1730 / 17 junio 2022

    Beth: Domingo, 19 de junio de 2022

    Jael: 21/06/22

    Jael: 24/06/22

    Mara: 1200 / 25 junio 2022

    Jael: 25/06/22

    Mara: 1400 / 27 junio 22

    Beth: Sábado, 2 de julio de 2022

    Jael: 03/07/2022

    Fátima: 1300 / 03 julio 22

    Jael: 04/07/22

    Jael: 04/07/22

    Mara: 0900 / 05 julio 2022

    Jael: 05/07/22

    Fátima: 1400 / 08 julio 22

    Mara: 1300 / 11 julio 2022

    Jael: 12/07/22

    Mara: 1430 / 15 julio 2022

    Fátima: 0900 / 16 julio 22

    Fátima: 2130 / 17 julio 22

    Jael: 18/07/22

    Fátima: 2150 / 18 julio 22

    Jael: 22/07/22

    Mara: 1430 / 23 julio 2022

    Fátima: 1230 / 24 julio 22

    Jael: 25/07/22

    Mara: 1830 / 28 julio 2022

    Fátima: 2100 / 31 julio 22

    Jael: 01/08/22

    Mara: 1000 / 02 agosto 2022

    Fátima: 2330 / 03 agosto 22

    Jael: 04/08/22

    Mara: 1100 / 05 agosto 2022

    Fátima: 1300 / 07 agosto 22

    Mara: 1200 / 07 agosto 2022

    Jael: 07/08/22

    Jael: 08/08/22

    Entrevista con el autor

    Agradecimientos

    Acerca del autor

    Vista Previa Especial: A LAS ESTRELLAS por Kevin Killiany

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    Vista Previa Especial: CIUDAD DE ESTRELLAS por Edwin Peng

    1230 / 18 April 2022

    A menos que el Servicio Espacial decida ir en contra de treinta años de protocolos de seguridad solo por mí, voy a pasar el resto de mi vida en polvo.

    La última oración de la entrada final de mi diario —escrita el 22 noviembre 2021.

    Era difícil recordar quién era entonces. Y tenía que recordar cómo había sido, lo que había creído que era correcto, antes de pasar seis meses atrapada en polvo, sola y rodeada por gente que jamás había soñado con el espacio. Porque ahora estaba en una base del Servicio Espacial de los Estados Unidos —rodeada por personal del Servicio Espacial y viviendo bajo los protocolos del Servicio Espacial. En cierto sentido, estaba en casa. Cosa que hacía esencial que me deshiciera de las conductas, lenguaje y hábitos de pensamiento en los que había caído entre los polvorientos. Que recordara que soy una espacial.

    Soporte de Operaciones pudo reconstruir la mayor parte de tu información, dijo el agente de la Oficina de Investigaciones Especiales sentado frente a mí. Hicimos que cargaran todos tus archivos personales en esa computadora.

    Retiré los ojos de las palabras que jamás creí volver a ver para mirar al agente de la OIE. Hasta donde sabía, el agente de la OIE Sinclair no tenía ni primer nombre ni rango. Sus ojos eran grises, y su cabello castaño tenía gris en las sienes, pero aparte de eso, su rostro era promedio. Más allá de su estado como terrícola, un miembro del Servicio Espacial nacido y criado en la Tierra, nada sugería que fuera alguien notable. Pero cuatro miembros del Servicio —tripulantes de primera clase en uniforme— me habían escoltado por varios pasillos vacíos y me habían llevado hasta él con una formalidad que sugería que él estaba a cargo.

    Estábamos sentados uno frente al otro a la mitad de una pesada mesa de conferencias de madera, rodeados por sillas de madera tapizadas con lo que esperaba que no fuera piel, en una habitación tan inolvidable y poco significativa como todo lo que había visto en los últimos diez días.

    Dos veces había viajado en una aeronave sin ventanas —aviones, no saltadores balísticos suborbitales— desde que el agente Voigt de la OIE me había detenido. El segundo vuelo duró dos horas y dieciséis minutos de acuerdo con un cronómetro montado en una mampara. La aeronave había generado un zumbido inquietante, una vibración que me llegaba hasta los huesos. El suboficial terrícola a cargo de los tripulantes que me escoltaban dijo que el zumbido era provocado por los soportes, pero no explicó el término. Nadie me dijo a dónde íbamos, y las pocas áreas de la base que se me había permitido ver carecían hasta de señales básicas —ciertamente no tenían nada que indicara el nombre de la base o su ubicación.

    Gracias, dije después de lo que me di cuenta que habían sido varios segundos de silencio.

    Esa unidad es una de las nuestras, reciclada, dijo el agente Sinclair. Tu equipo no pudo ser salvado.

    Claro que no. En mi rabia y dolor, había hecho mi mejor esfuerzo para destruirlo —golpeándolo contra los muros de ladrillo y estrellándolo contra los pisos de concreto una y otra vez hasta que creí que no quedaba nada. Pero Soporte de Operaciones —responsable de la educación, comunicación y adquisición de inteligencia para el Servicio Espacial— aparentemente era capaz de resucitar archivos de computadoras muertas.

    El agente Sinclair sonrió ligeramente, su primera expresión desde que había aparecido en mi monótono mundo.

    Ese es un modelo de campo —la carcasa y las protecciones internas lo hacen más pesado de lo que estás acostumbrada—quizá no tan pesado como la vieja Dahlquest que te dio tu tía. Su sonrisa se ensanchó apenas una fracción. Además, todo lo que escribas en ella será automáticamente respaldado en el servidor de la OIE más cercano. No necesitas discos de respaldo

    No sonreí precisamente. Hacer esos estúpidos respaldos en video había sido lo que me trajo hasta aquí.

    Había sido irracional. Lo había confesado a los dos agentes de la OIE que me entrevistaron en Washington, y lo admití libremente ante los dos agentes de la OIE que me entrevistaron en dondequiera que me hubiera llevado mi primer vuelo. Había tenido miedo; más que miedo. Al haber sido enviada aquí a polvo, sola, había estado aterrorizada de perder todo si mi computadora de estación fallaba estando tan lejos de casa. Sabía que estaba siendo tonta. Ni siquiera había hecho alusión a ese infantil miedo en mi bitácora porque sabía cómo me haría ver.

    Mi computadora de estación no podía conectarse con sus contrapartes polvorientas primitivas, provocando que hacer respaldos adecuados fuera imposible, así que improvisé. Dirigí una videocámara polvorienta a la pantalla de mi computadora y grabé videos de cada archivo de música, cada video casero, cada libro —todo lo que pensaba que querría recordar de mi vieja vida. Fue tedioso y estúpido, y no tenía sentido. Sabía eso. Pero no se puede razonar con las fobias. Más tarde, cuando supe que no volvería al espacio, destrocé mi computadora y todo lo demás que me recordara lo que había perdido.

    Excepto que olvidé los respaldos. Y hace diez días me habían recordado algo más que no había comprendido del todo en mis juntas antes de salir de Tombaugh en septiembre pasado: hacer copias no autorizadas, particularmente en un medio accesible a cualquiera fuera del Servicio, violaba regulaciones muy serias.

    Es bueno saber que cada palabra que escriba aquí será respaldada adecuadamente en las computadoras centrales.

    Caminemos.

    Me puse de pie cuando Sinclair lo hizo, y caminamos en paralelo junto a la mesa hacia la puerta. Me hizo una señal para que lo precediera, así que crucé el umbral esperando encontrar a mi escolta, pero el pasillo estaba vacío. Con otro gesto indicó la dirección opuesta a la que me había traído aquí.

    El pasillo era lo suficientemente ancho como para que camináramos lado a lado a una distancia cómoda. Por supuesto que él era más ancho y denso que yo en todas dimensiones, y como de 180 centímetros de estatura, nueve centímetros más bajo que yo. En términos polvorientos, medía cinco pies y once pulgadas, y yo, una fracción por encima de los seis con dos.

    Me distraje al preguntarme si la fluidez en medidas arcanas como pies y libras y Fahrenheit me sería útil para trabajar para el Servicio Espacial en polvo, o si era contaminación mental que debía olvidar. Me alejé del miedo recurrente de que mis descuidadas acciones me hubieran costado el derecho de trabajar para el Servicio Espacial.

    Tu bitácora fue fascinante, Sinclair interrumpió mis pensamientos. Como un primer borrador es notablemente cohesiva, aunque informal, pero lo que me interesó particularmente fue cómo evolucionó tu opinión acerca de nosotros, los polvorientos.

    Usted es un terrícola, no un polvoriento, corregí.

    Tengo un problema del oído interno. Se dio un golpecito en el costado de la cabeza. No voy a irme del planeta.

    Pero en todos los demás aspectos califica para el Servicio Espacial, dije. Eso lo convierte en un espacial nacido en la Tierra.

    Cierto. Pero igual que tú, estoy varado por una condición médica. Sinclair se encogió ligeramente de hombros. Será mejor que nos consideremos como polvorientos. Nos ahorra la decepción.

    No hablé, considerando esa perspectiva.

    El agente Sinclair me dejó pensar, guiándome en silencio a lo largo de dos giros y una puerta doble que se abrió para dar paso a lo que parecía ser un área de recepción —tan vacía como lo había estado el pasillo— con dos amplias ventanas y puertas de cristal que conducían hacia un área que no había visto antes.

    Pude ver un cuerpo de agua —un estanque— y un arreglo relativamente desestructurado de árboles y otras plantas a través de las cuales vagaban senderos de piedras ajustadas, y mesas similares a las que había en el área de comida al aire libre de Pembroke. A una distancia cercana, un denso muro de árboles —conos que se estrechaban y que tentativamente identifiqué como coníferas, otro fragmento de información específica de polvo que podría ser inútil. Más allá de ellos no había nada sino un cielo azul y soleado, carente de vapor de agua. Había dejado mi sombrero en DC, y aún me sentía incómoda bajo la luz del sol y el cielo abierto, pero no pensé que al agente Sinclair le parecería relevante. Cuando el agente de la OIE abrió la puerta, pasé. Eligió un sendero aparentemente al azar y comenzó a caminar a paso tranquilo que acomodaba a nuestras distintas zancadas. Parecía satisfecho simplemente caminando mientras yo miraba el entorno.

    Este lugar parecía ser un poco más cálido que DC, y el aire definitivamente era más seco. Mientras me escoltaban a mi alojamiento en la tarde de mi llegada, noté que el sol se ponía detrás de una larga fila de formaciones verdes y grises que estaba razonablemente segura de que eran montañas cubiertas por árboles, lo que quería decir que estaban al oeste de la base. El sol estaba a unos treinta y siete grados relativo a nuestro curso, lo que —dado que no eran las 1100 horas, y asumiendo que el sol se levantaba en el este verdadero (cosa que no es así)— quería decir que estábamos caminando hacia el este-noreste.

    El agente Sinclair se detuvo cuando yo lo hice y me vio girar despacio a mi izquierda. El horizonte se veía vacío sobre los árboles hasta que alcancé trescientos grados relativos —oeste-noroeste. Luego edificios —la mayoría, pero no todos bajos, con la excepción de una torre, y todo pintado en tonos opacos que se mezclaban con el terreno a nuestro alrededor. Más allá de la torre estaba la larga fila de montañas verdes y grises.

    ¿Navegación? preguntó.

    La falta de referentes claros es perturbadora, confirmé. Pero siempre que estoy en espacios abiertos trato de establecer puntos de referencia y direcciones relativas.

    Puntos de referencia, repitió Sinclair. Te has estado aclimatando a la Tierra.

    Necesariamente.

    La Tierra. Los terrícolas en Tombaugh habitualmente utilizaban polvo en conversaciones casuales. La designación oficial del Servicio Espacial era la palabra latina Terra y, aunque rara vez se usaba en conversación, era lo que esperaba que el personal polvoriento del Servicio Espacial usara. Pero si Tierra era preferido, me había acostumbrado a usarlo en Pembroke.

    El agente Sinclair continuó con nuestra caminata sin rumbo. ¿Sabes por qué la comandante Tenafly te pidió que escribieras una bitácora? preguntó después de una docena de pasos. Ahora ya debes haberte dado cuenta de que tu relato no empataría con la narrativa pública.

    Eso me confundió, admití. Como la comandante fue criada en la Tierra, sabía con lo que me encontraría. Quizá no precisamente, porque no estoy segura de dónde creció.

    Modesto. El agente Sinclair señaló hacia el suroeste. A unas doscientas y —no, trescientos cincuenta kilómetros en esa dirección.

    Miré, pero por supuesto solo vi la línea de montañas desvaneciéndose en la distancia.

    La teoría que tiene más sentido para mí, dije, tiene que ver con su rol como educadora, especialmente al entrenar oficiales potenciales para el Servicio Espacial.

    ¿En qué sentido?

    No estoy segura. Pero la otra opción posible era probar mi carácter, y eso me parecía excesivamente egocéntrico.

    El agente Sinclair soltó una risita. Confieso que lo que me pareció más intrigante fue la amiga de tu prima, Jael Alden. Pronunció el nombre de Jael con un sonido de j —en la forma en que se escribe, no en la distorsionada manera preferida por su familia. ¿Qué te pareció?

    Escribí acerca de Jael en mi diario, dije, repitiendo la pronunciación del agente Sinclair. Es una persona notable, completamente diferente a cualquiera de su raza que haya conocido o de quien haya oído hablar.

    El agente Sinclair me dejó caminar unos cuantos pasos mientras ordenaba mi pensamiento.

    Mi campo es la ingeniería, no la genética, dije, pero creo que representa a una aberración significativa. Me interesaría estudiar lo rara que es. Basándome en mis limitadas observaciones, ella es única.

    Pero había otros estudiantes negros en Pembroke.

    Ninguno con su dinamismo, dije. Su determinación y disciplina eran tan excepcionales como su inteligencia.

    Hay casos atípicos en todas las poblaciones, dijo Sinclair. Individuos que caen tan lejos de la norma que son estadísticamente insignificantes.

    Casos atípicos, repetí. Sí, definitivamente Jael es un caso atípico estadísticamente insignificante.

    Le habíamos dado la vuelta al estanque y estábamos dirigiéndonos de vuelta al edificio cuando Sinclair habló de nuevo.

    Creo que tienes razón acerca del propósito de la comandante Tenafly al encargarte una bitácora. Como un polvoriento en el Servicio Espacial, puedo ver que tus observaciones proporcionan material en bruto para un módulo que enseñe a los espaciales cómo interactuar con los polvorientos.

    Un entrenamiento así habría hecho que mis primeros días fueran menos estresantes, dije.

    Me da gusto que también lo veas así. Sinclair sonrió de nuevo. Quiero que continúes con tu bitácora. Todo lo que observes acerca del personal del Servicio Espacial en la Tierra. O cualquier otra persona que encuentres durante tu estancia. También podrías hacer recuento de observaciones y experiencias interesantes de tu tiempo viviendo sola en la Tierra. Creo que cualquier cosa que escribas acerca de la vida aquí en polvo sería potencialmente útil.

    Un tripulante terrícola que esperaba justo al otro lado de las puertas de cristal me escoltó de vuelta a mi alojamiento. La nueva computadora que el agente Sinclair me dio ya estaba instalada y funcionando, así es que me senté y comencé esta entrada.

    Cada letra que escriba en esta computadora renovada está siendo respaldada en otro sitio, en una computadora de la Oficina de Investigaciones Especiales, para ser estudiada más tarde. No tengo duda de que la comandante Tenafly incorporará cualquier cosa útil que escriba a uno de los módulos de Soporte de Operaciones. Saber que todo lo que escriba podría ser usado para entrenar a futuros oficiales del Servicio Espacial añade una capa adicional de responsabilidad a la tarea de llevar esta bitácora. También me siento un poco cohibida con respecto a mi ortografía y gramática, cosa que no motiva la espontaneidad ni la especulación. Quizá eso se desvanecerá con el tiempo.

    Pero la espontaneidad y la especulación no son vitales para esta bitácora. Es más importante que sea honesta y cuidadosa. También, como estoy escribiendo para la comandante Tenafly y una potencial audiencia de cadetes del Servicio Espacial, tengo que tener particular cuidado en lo que digo y cómo lo digo.

    Porque más que otra cosa, quiero que el Servicio Espacial se eleve para alcanzar su potencial —y tengo una responsabilidad de hacer todo lo que pueda para que eso suceda.

    2100 / 20 abril 22

    No moriré en polvo.

    Los oficiales que presenciaron mi colapso durante la investigación del 13 de abril determinaron que mi terror fue una extensión natural de la convicción de que estaba siendo condenada a un destino similar al de Mara —específicamente, una vida de exilio que terminará en una muerte solitaria. Esto dio pie al capitán Ottaway para que me proporcionara un resumen abreviado pero convincente acerca de las vacunas refinadas y los protocolos médicos de seguridad actualizados. Reconsiderando esto a la luz de la nueva información, estuve de acuerdo con su aseveración de que no había peligro de cuarentena y pude volver a respirar. En retrospectiva fue una demostración impresionante de educación de emergencia.

    Al asumir que mi terror representaba el estándar probable, el capitán Pedersen ordenó al resto del cuadro de fuerzas especiales de comunicación que completara un módulo de entrenamiento sobre los adelantos médicos y de procedimiento que afiancen la seguridad futura. Aunque no se dijo explícitamente, quedó implícito que el propósito de este módulo era actualizar al cuadro en los esfuerzos del Servicio Espacial en nombre de Mara.

    Dada esta manipulación de nuestras conjeturas, ahora creo que la razón dada en octubre para intensificar nuestro entrenamiento físico —que el régimen de Mara había acarreado inesperados beneficios de salud— fue una forma similar de desviar la atención. El programa de Oficiales Junior en Entrenamiento del Servicio Espacial ha preparado a los cadetes para el servicio bajo la gravedad de la Tierra desde algún momento anterior al 11 de octubre de 2021. Al reconsiderar la currícula de OJE-SE durante los últimos nueve meses a la luz de lo que he aprendido en los últimos siete días, he formado una hipótesis: la excursión de Mara a polvo fue autorizada como investigación preliminar de las consideraciones prácticas para una misión de OJE-SE a la superficie de polvo. La probabilidad de que sus padres y ella fueran manipulados inconscientemente para sacrificar así a Mara se aproxima al uno.

    Eso me parece perturbador.

    A las 1600 hoy, la comandante Tenafly comenzó el cuadro vespertino con una pregunta: ¿Cómo me convertí en terrícola?

    Pasó el Examen de Aptitud del Servicio Espacial y completó exitosamente los procesos de evaluación y entrenamiento, respondió Gustav de inmediato. Luego frunció el ceño. Varios cadetes más parecían no estar seguros.

    Muy bien. La comandante Tenafly asintió. Respondió a la pregunta superficial, luego se dio cuenta de que había una pregunta más profunda que no supo cómo responder.

    Dos preguntas, dijo Emma. ¿Por qué llegó a presentar el EASE, y cuál era la naturaleza de los procesos de evaluación y entrenamiento?

    Entiendo su punto, reconoció la comandante Tenafly. Por ahora nos concentraremos en la primera pregunta. Como punto de partida, cada uno de ustedes conoce el proceso por el cual decidió convertirse en oficial del Servicio Espacial, y que le proporcionó un lugar en OJE, pero ¿saben por qué y cuándo comenzó ese proceso?

    A los doce años de edad, respondió Candy con certeza. Nuestra primera evaluación formal de personalidad. Después de eso, nuestro entrenamiento se concentró más en nuestras aptitudes divergentes como individuos.

    Fui periféricamente consciente de que varios cadetes asintieron, pero no perdí mi enfoque en la comandante para identificarlos.

    Está usted ocho años demasiado tarde en ambos casos, dijo la comandante Tenafly. Todos ustedes fueron programados para recibir atención especial durante su evaluación inicial de ciudadanía.

    Ese nombre no es apropiado, dije secamente. Calificar para el estatus de residente no confiere ninguna clase de ciudadanía.

    Hubo cuatro segundos de silencio mientras la comandante me miraba con expresión evaluadora.

    Fátima, corregir a un superior por emplear un coloquialismo que has escuchado y usado toda tu vida es significativo, dijo. ¿Alguna idea con respecto a lo que eso indica?

    Lo consideré.

    Estoy alterada, reporté. Estoy experimentando una emoción en el espectro del enojo, frustración y resentimiento. No creo estar en libertad de discutir las causas probables.

    Estoy de acuerdo con ambas cosas. No participes en esta discusión sino hasta que hayas procesado tus sentimientos y estés segura de tu auto-control.

    Sí, asentí.

    Mi punto, dijo la comandante Tenafly a los otros cadetes, "es que su desarrollo y elecciones han sido monitoreados y analizados durante todas sus vidas. Se les han presentado opciones y oportunidades que no están disponibles para otros jóvenes que obtuvieron puntuaciones distintas. Ninguno de ustedes fue obligado a convertirse en cadete de OJE. Todos ustedes se auto-seleccionaron para ser oficiales entrenados. Pero sus experiencias moldearon su decisión.

    ¿Creen que hay un proceso similar en la Tierra?

    Hay miles de millones de personas allá, dijo Nathan. Incluso si uno considera cualquier fracción que resida en áreas civilizadas. Cualquier proceso de evaluación completo para ese número de personas sería imposible de administrar.

    Difícil, sí, repuso Marc, pero no imposible.

    Tengan en cuenta que la Tierra no tiene una autoridad central responsable de la administración equitativa y la operación del planeta entero, dijo la comandante Tenafly. Con las oportunidades de todo un mundo disponibles para los terrícolas, es difícil para nosotros motivar a los jóvenes a invertir los años de esfuerzo necesarios para calificar para el Servicio, especialmente por el hecho de que el precio de aceptación es renunciar a todo lo que ellos valoran o consideran como normal.

    Pero— comenzó a decir Ramona, luego pareció darse cuenta de por qué su objeción no era válida. Ellos no saben lo que hay aquí arriba.

    ¿Qué? preguntó Andrew.

    En los primeros días de la exploración espacial, explicó la comandante Tenafly, el Servicio Espacial buscaba candidatos que demostraran individualismo, imaginación, y voluntad para correr riesgos. El resultado, predecible en retrospectiva, han sido varios errores costosos y fatales. Para mejorar las oportunidades de supervivencia de todos, el Servicio metódicamente fue despojando al espacio del romance y la emoción que atraían a los soñadores inestables. Durante seis décadas han diseminado poco más que información seca sobre a dónde hemos ido y qué hemos logrado. Asintió en reconocimiento a las palabras de Ramona. Desde la perspectiva de la Tierra, la gente que va al espacio simplemente desaparece.

    No es necesario transcribir los siguientes intercambios que tuvieron lugar.

    Como ya había sido informada el 13 abril, sabía el propósito de la comandante, y observé cómo ella dirigió la conversación al maniobrar a los miembros del cuadro para que hicieran preguntas, creando así la ilusión de que eran los cadetes quienes tomaban la iniciativa. Algunos reaccionaron visiblemente cuando la comandante Tenafly hizo referencia a la falta de personal resultante como tema consiguiente. Aunque esta carencia era el tema de varios rumores y especulaciones, el Servicio Espacial jamás la había reconocido. Por eso fue que ella logró enmascarar su sesión informativa acerca de cómo el Servicio Espacial monitoreaba y controlaba toda la información que entraba y salía de la Tierra —incluyendo la comunicación privada entre los contratistas y sus familias— para disuadir el interés en ambos lados, y presentó la aleatoria naturaleza de la metodología de reclutamiento en la Tierra como respuesta a las preguntas de los cadetes.

    Entonces, una vez identificados por medio de evaluaciones estandarizadas, dijo Candy, resumiendo los treinta y cuatro minutos de preguntas y respuestas, "¿a los candidatos potenciales se les ofrece un entrenamiento que los preparará para el Servicio Espacial, pero usualmente se descalifican a sí mismos antes de cumplir dieciocho años?"

    ¿Por qué casi todos los que son viables a los dieciséis se descalifican en los últimos dos años? preguntó Gustav.

    Porque la limitación legal de acción a los dieciséis crea oportunidades para tomar malas decisiones, aclaró la comandante Tenafly. Y la mayoría de los candidatos calificados nunca consideran al Servicio Espacial.

    Esto no sería un problema si el entrenamiento fuera obligatorio a los dieciséis, dijo Candy.

    "Pero el nuestro no es obligatorio," señaló Andrew.

    Pero quizá el de ellos sí debería serlo, dijo Marc. No puedes pedirles que se comprometan con el espacio si no entienden todas las opciones —y no hay forma de hacer que quieran aprender por cuenta propia.

    De hecho, quizá sí la haya, dijo la comandante Tenafly. Y está relacionada con el hecho de que a los niños estadounidenses se les da mucha mayor autonomía cuando cumplen dieciséis.

    Y de ese punto en adelante nuevamente maniobró al cuadro a lo largo de treinta minutos de exploración de opciones hasta que concluyeron que algo similar al programa de la Base Edwards —del que no habían oído hablar— ofrecía la mayor probabilidad de éxito.

    ¿Hasta qué grado han sido manipuladas de manera similar mis propias elecciones en la vida?

    La sesión del cuadro ha terminado, dijo la comandante Tenafly a las 1800, "pero basándome en la madurez con que se aproximaron a este asunto, he decidido introducir un tema que originalmente estaba agendado para la semana próxima. No habrá discusión sino hasta el cuadro de mañana —y entonces espero oír sus propias ideas, sugerencias y objeciones. Aunque el prohibirles que conversen entre ustedes sería conferirles una carga innecesaria, no pueden mencionar este tema en presencia de cualquier persona que no pertenezca a este cuadro. ¿Entienden y se comprometen a obedecer?

    Uno a uno fuimos repitiendo las instrucciones de la comandante y declaramos que obedeceríamos. Me di cuenta de que Candy me miraba fijamente mientras yo hablaba.

    Luego, en cuatro oraciones, la comandante Tenafly expuso la premisa detrás del proyecto de la Base Edwards —ahora conocido como Campamento Militar, un nombre que reflejaba una tradición militar de la Tierra— y nos dijo que se estaba desarrollando un modelo de prueba de concepto para evaluar su viabilidad.

    "Eso fue lo que te hizo explotar con Tenafly, dijo Candy cuando estuvimos en el corredor de la escuela, que estaba vacío después de las horas de instrucción. Sabías acerca de esto."

    Marc y Ramona preguntaron ¿Hace cuánto lo sabes? y ¿Cómo lo averiguaste? casi simultáneamente.

    No violen la seguridad, añadió Andrew innecesariamente.

    Al darme cuenta de que pronto alcanzaríamos el final del pasillo y estaríamos entre la población general, cosa que nos impediría discutir más a fondo, me detuve. Los demás también lo hicieron.

    La respuesta de aquellos cadetes que se rehusaron a ver el mensaje inicial de Mara me intrigó, resumí, consciente de que algunas partes de mi información no debían ser divulgadas. Comencé una investigación exhaustiva acerca del prejuicio anti-terrícola. Las bases de datos de mi búsqueda y las entrevistas con los cadetes en cuestión atrajeron la atención de Soporte de Operaciones, que a su vez condujo a que se me informara a detalle el 13 abril.

    Creyeron que había una fuga de información, dijo Marc.

    Sí. Y ¿qué pasó? preguntó Dinah.

    No tengo libertad para discutir los detalles.

    Lo cual significa que puedes discutir las generalidades, dijo Candy.

    Lo consideré.

    Se decidió que no represento una fuga de seguridad, dije. Se decidió además que yo sería un recurso para un programa que entrenará y evaluará directamente a los terrícolas potenciales. Se me informó que seré enviada a polvo.

    ¿Y? me instó Candy.

    Colapsé en pánico.

    Después de un momento de silencio general, Emma dijo, Eso debe haber sido increíble.

    Al contrario. Me pareció muy desagradable.

    Los cambios de posición y las miradas entre ellos indicaron que había malinterpretado la observación de Emma.

    Obviamente tu reacción les dijo que necesitamos un curso intensivo acerca de los peligros realistas en polvo, dijo Gustav. Entonces ¿van a enviarnos a todos allá abajo?

    No.

    ¿Van a enviar a alguien más aparte de ti? preguntó Marc.

    No creo tener libertad de especular.

    "Pero no hay ninguna regla en contra de que nosotros especulemos," señaló Ramona.

    Y la comandante Tenafly específicamente señaló que no hay prohibición contra la discusión informal entre nosotros, confirmó Nathan.

    "Entonces, si va a haber un Campamento Militar, dijo Candy, y si vamos a ser parte de él —¿cómo se vería y cómo funcionaría?"

    La conversación entre ellos once continuó hasta las 1845, cuando el personal de mantenimiento nos recordó que los estudiantes no tenían permitido estar en la sección de la escuela sin supervisión.

    Jueves, 21 de abril de 2022

    Al menos ahora sabemos que nadie vigila nuestra casa. Al menos nadie que escriba en la red.

    Ni los más chismosos observadores espaciales se habían dado cuenta de que Mara había sido detenida. Todos notaron que se había ido, por supuesto, pero varias publicaciones en la red reportaban como un hecho la explicación que Jael y Lije dieron a sus compañeros Pembroquianos (principalmente a Melissa Montrose): en preparación para su rol aún sin especificar como espacial en la Tierra, Mara estaba recibiendo entrenamiento no especificado en instalaciones no especificadas del Servicio Espacial durante un periodo no especificado de tiempo.

    Mara era una figura semi-pública —o sea que no había nadie más a quien se refiriera Melissa Montrose cuando decía chica espacial en su página de red— pero el resto de nosotros éramos solo identificados por descripciones vagas, porque las leyes de protección de menores son algo que hasta los raritos toman muy en serio. Como Lije tenía dieciocho —y era hijo de alguien que a mucha gente le desagradaba verdaderamente— siempre era mencionado por su nombre, usualmente no de maneras lindas. Algunos de esos sitios de odio (semi-ilegalmente porque ella era una figura semi-pública) divulgaban el nombre de Mara —usualmente como parte de ocurrentes especulaciones acerca de cómo ella y Lije podían besarse y hacer otras cosas si él era más de un pie más bajo que ella. En serio. (¿Qué todos tienen doce años?)

    El día de pascua, o sea, uno después de nuestro disparo inaugural contra el Servicio Espacial, había estado bastante apagado. No es que normalmente sea un feriado de esos en que se hagan fiestas. Mara había estado interesada en él en una forma muy Mara-esca. Resulta que la religión en el espacio es —hasta donde Mara sabe— un asunto familiar privado. Nunca ha escuchado acerca de un templo o iglesia o mezquita en ninguna estación o colonia —aunque había instalaciones comunes multiusos, y los grupos podían reservarlas. Había añadido investigar sobre organizaciones estructuradas de culto a su lista de más de cuatrocientas cosas acerca de la Tierra que estaba estudiando simultáneamente.

    Mamá dice que el hecho de que Mara aprendiera de todo lo que podía sin ningún orden en particular debía crear una visión del mundo terriblemente confusa y constantemente cambiante. Papá dijo que Mara sí aprendía las cosas en un orden particular —era demasiado metódica como para no hacerlo— pero era su orden, y que no estaba obligada a explicárnoslo. Además, añadió, el mundo es constantemente cambiante y terriblemente confuso para todos, sin importar cómo lo viéramos. Le di puntos a papá por eso.

    Nadie sabe cómo se ve el mundo de Mara ahora.

    En fin, hoy fue el primer día de lo que podría convertirse en una nueva tradición familiar de los Alden/Duval. Harta del pretencioso Centro Deportivo Rock Creek, Jael había aceptado mi sugerencia de que hiciera todo lo de ponerse en forma para el entrenamiento espacial en la Y. Lo que condujo a que yo tuviera que admitir que, a pesar de cualquier impresión que hubiese dado (sin haber hecho declaraciones realmente), no había estado yendo a la Y. Así que, en una brillante y soleada mañana a la mitad de las vacaciones de primavera, fuimos juntas a inscribirnos.

    La ambidiestra Y, tanto para hombres como mujeres, era otro edificio de la post-Reconstrucción hecho para que pareciera que tenía doscientos años aunque ocupaba la mitad de una cuadra que hace treinta no existía. Bastante majestuoso. Un letrero solitario justo al otro lado de la puerta principal explicaba que la ancha escalera a nuestra derecha conducía a los estudios de danza, yoga, aerobics y demás clases en el segundo piso, y que la oficina de negocios y administración, servicios de consejería, grupos de apoyo y salones de uso general estaban en el tercero. Además aconsejaba a cualquiera interesado en alguna de esas cosas que leyese detenidamente la estantería montada en el muro, rebosante de folletos y fotocopias de folletos.

    Una señal laminada, escrita a mano y pegada al marco del señalamiento oficial instruía a todos los visitantes y

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