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Dimas: Basada En La Pasión Por Santa Ana Catalina Emmerich
Dimas: Basada En La Pasión Por Santa Ana Catalina Emmerich
Dimas: Basada En La Pasión Por Santa Ana Catalina Emmerich
Libro electrónico102 páginas1 hora

Dimas: Basada En La Pasión Por Santa Ana Catalina Emmerich

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El buen ladrn, llamado Dimas, se encuentra en sus ltimos momentos de existencia. Encerrado en su celda a lado de Gestas, su cmplice, y en el camino al Calvario a lado del Cristo; va recorriendo su vida en recuerdos, mientras con su mirada no deja de observar las injusticias que se hacen al joven Rab, al que apenas y conoci; y en un momento de profundo arrepentimiento le pide que se acuerde de l cuando est en su reino.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento31 may 2012
ISBN9781463328351
Dimas: Basada En La Pasión Por Santa Ana Catalina Emmerich
Autor

Jorge Eduardo González Muñoz

Nacido en la ciudad de San Luis Potosí, se graduó como ingeniero mecánico en la UASLP donde actualmente trabaja como catedrático. Uno de sus pasatiempos favoritos ha sido la escritura, siendo ésta su quinta publicación después de las novelas: “Un Verdadero Padre”, “Dimas”, “Una Niña Contra el Imperio” y “Entrevista con María”.

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    Maravilloso un libro que no se puede dejar de leer.

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Dimas - Jorge Eduardo González Muñoz

DIMAS

Basada en la Pasión por Santa

Ana Catalina Emmerich

Escrito por:

JORGE EDUARDO GONZÁLEZ MUÑOZ

Septiembre 2010 – Febrero 2011

Basada en la Pasión por Santa Ana Catalina Emmerich

Copyright © 2012 por Jorge Eduardo González Muñoz.

Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2012907645

ISBN:                 Tapa Dura                                         978-1-4633-2834-4

     Tapa Blanda                                       978-1-4633-2833-7

                           Libro Electrónico                               978-1-4633-2835-1

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

Diseño de ilustraciones: Francisco Xavier González Muñoz.

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Fax: +1.812.355.1576

ventas@palibrio.com

404580

ÍNDICE

PROLOGO

CAPITULO I

CAPITULO II

CAPITULO III

CAPITULO IV

CAPITULO V

CAPITULO VI

CAPITULO VII

CAPITULO VIII

CAPITULO IX

CAPITULO X

EPILOGO

DEDICATORIA

Este libro está dedicado a todas aquellas personas cuyo pasado ha sido, y sigue siendo, una carga muy pesada; en donde quizás piensen que ya no hay solución y sienten que cada día se hunden más y más en la desesperación y en la depresión. Busca hacer reflexionar a las personas sobre el Amor de Dios y su bondad; sobre sus infinitas ocasiones en las que nos hace un llamado a la conversión, al perdón de la vida pasada, y a la búsqueda de una nueva vida, y por supuesto a la vida eterna.

Dimas es el ejemplo que Dios quiso dejar a los hombres sobre lo que se logra con el verdadero arrepentimiento. Porque el Amor de Dios es infinito y ve en nuestros corazones. Sabe lo que sufrimos y lo que vivimos, y sobre todo, sabe lo que está en el corazón de cada uno. Si en el camino de la vida han habido momentos de reflexión y de conocimiento de los errores cometidos, y del deseo del perdón y de cambio; estos son los llamados de Dios a la conversión.

Este libro es un aliento al cambio, una esperanza a los afligidos por su pasado, una oración por la conversión de los hombres hacia Dios.

PROLOGO

Dimas abrió los ojos perturbado por los ruidos de personas que gritaban por las calles; nunca antes había escuchado tanto alborto, ni siquiera en alguna de las noches que había tenido que refugiarse en algún granero o alguna taberna, perseguido por la policía romana.

Había tratado de dormir sin poder conciliar el sueño y ahora los gritos y las luces provenientes de la calle, llamaban su atención.

Se puso de pie y caminó hasta la ventana sobre su cabeza y la observó con cuidado, los barrotes le recordaban donde se encontraba y la sentencia que debería cumplirse en unos días más. Su cuerpo moreno se iluminaba brillante por la luz de la luna y el sudor que le cubría casi todo el cuerpo.

- ¡Han capturado a ese rabino alborotador! – se escuchó una voz al otro lado de la celda.

- ¿Cómo lo sabes? – preguntó Dimas levantando una vez más la mirada hacia la ventana, mientras con la mano derecha rascaba su tupida barba.

- Han ido y venido las voces desde que oscureció. Los sacerdotes han alborotado al pueblo porque no quieren que llegue la Pascua antes de haberse desecho de él.

Dimas brincó y se colgó de los barrotes tratando de mirar hacia fuera.

- Las antorchas no han dejado de iluminar la noche, los murmullos y los gritos no han dejado de escucharse… - continuó el hombre desde su lugar en la oscuridad de la celda.

- ¿Qué ha hecho de mal este Rabino, para que haya tal alboroto? Ni siquiera cuando los romanos atraparon a Barrabas, se hizo tanto barullo – Dimas trató de ver algo, pero únicamente las antorchas y las sombras pasaban frente a él.

- Nada importante, pero se ha proclamado Hijo de Dios… Y esto a los sacerdotes no les gusta. Tiene muchos seguidores y temen que pronto se les acabe su vida de lujos.

- ¿Y si lo es? – Dimas desistió en su intento por observar y se dejó caer. - He escuchado que hace milagros…

- ¿Tú crees esas boberías? – el hombre se dejó iluminar por la luz. Su rostro era maltrecho, con los dientes rotos, con un cuerpo robusto y fuerte.

- Jamás lo he visto, Gestas – Dimas quitó la vista al hombre y la volvió hacia la ventana. - Pero llegué a escuchar algunas cosas que hizo y dijo… Sobre el amor de Dios…

Gestas comenzó a reír. – No me gusta tu forma de hablar últimamente. El temor a la muerte, te ha ablandado el corazón. Debemos estar orgullosos de lo que hemos hecho…

- ¡A callar! – un golpe en la puerta de la celda retumbó en toda la habitación -. Ya basta de tanta plática…

- ¿Cómo podemos dormir con tanto ruido? – se acercó Dimas a toda prisa a la puerta, tratando de evitar que el soldado se alejara.

- Ese es su problema… - respondió el soldado -. Además tienen que tomar fuerzas, ya que su ejecución se ha adelantado para mañana temprano.

- No necesitamos guardar fuerzas para que nos maten – gritó Gestas desde el fondo de la celda.

- Para eso no – respondió el soldado, - pero el Rabí ha sido sentenciado y ustedes serán ejecutados junto con él…

- ¿Y eso qué? – Gestas se acercó a la puerta.

- Los tres tendrán que cargar una cruz hasta el Gólgota, donde serán crucificados – dicho esto se alejó por el corredor.

Gestas y Dimas se observaron sorprendidos sin pronunciar una sola palabra, la sentencia de cómo morirían había sido cambiada, morirían como los peores delincuentes. Gestas sonrió y como si aquella situación fuera algún tipo de distinción especial se volvió a ocultar en las sombras dejando escapar una carcajada que hizo temblar a todos los presos que le escucharon. Se sentía honrado sabiéndose acreedor a una muerte deshonrosa, lo que indicaba que había sido un excelente ladrón y asesino.

- ¡Muerte al Rey de los Judíos! – se escucharon los gritos en las calles.

Dimas observó la ventana con barrotes y respiró profundamente, pensó en las palabras de Gestas y sintió que quizás tenía razón en su temor a la muerte; pero daría todo por poder regresar en el tiempo y cambiar su vida; si tan solo tuviese un poco más de tiempo…

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