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Mala Y Modesta: "El Juicio Final"
Mala Y Modesta: "El Juicio Final"
Mala Y Modesta: "El Juicio Final"
Libro electrónico476 páginas7 horas

Mala Y Modesta: "El Juicio Final"

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Mala y Modesta, es la historia de Yacelin Turcios, una pequea de solo seis aos,
quien a su corta edad enfrenta una enfermedad que le da vida a un acrecentado
odio contra un hombre y es que al vivir un episodio donde pierde a su madre, la
pequea huye de una realidad y crece con mentes perversas que desatan una
enfermedad arrasadora y mortal. Al convertirse en una mujer madura regresa para
tomar una revancha contra el hombre que mat a su madre y el punto dbil son los hijos
del hombre al que ella odia con todas sus fuerzas, dicho y hecho, en un gran enredo de
dos mujeres es como comienza a vengarse por la muerte de su madre.

Mala, Mala, Mala! Modesta, Modesta, Modesta! Mala y Modesta! Mala y Modesta,
siempre me deca que ellas eran dos almas nacidas por la venganza, Mala y
Modesta, las asesinas del amor.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento24 ene 2012
ISBN9781463316662
Mala Y Modesta: "El Juicio Final"
Autor

Wilian A. Arias

Yo nací el 4 de Julio de 1987 en una familia amorosa. Crecí en El Salvador, Centroamérica, en un pequeño lugar llamado San Juan Gualárea, perteneciente a la ciudad de El Sauce, Departamento de La Unión. Viví con mi madre y con mis hermanos hasta que cumplí diecinueve años. Mi madre es lo mejor que la vida me ha dado, mi padre no estuvo nunca a mi lado. Al cumplir los dieciocho años mi madre decidió que deberíamos seguir otro camino. Buscando mejorar nuestras vidas viajamos a Estados Unidos. Fue muy duro el cambio para mí, pero lo necesitaba. En ese cambio también encontré la oportunidad de abrirme paso como escritor. Sabía que ahí estaba lo que yo quería; atrás había dejado un pasado. En este momento es para mí un gran placer presentar al mundo una de mis obras más queridas. Un cuento original que atrapará los sentidos del lector a medida que lo vaya leyendo.

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    Mala Y Modesta - Wilian A. Arias

    Copyright © 2012 por Wilian A. Arias.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2012900374

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

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    ventas@palibrio.com

    382016

    Contents

    PRÓLOGO

    Introducción

    El Autor

    Personajes

    image001.jpg

    Diseño Gráfico: Iván E. Garcías.

    Las modelos: Allison Vargas.

    Addy Angélica Herrera.

    Correcciones y ediciones por: Periodista - Ramón Jiménez.

    María Romero.

    PRÓLOGO

    Wilian Arias, gracias a su estilo poético atrae de alguna forma al lector, su carácter de oralidad representa un arma poderosa, haciendo referencias muy concretas de interesar en lo que dice con la magia de lo narrativo. Inunda la obra de vida y acción, le da calor o movimiento y poder enigmático sobre el lector. Por otra parte sirve para desprender de esas situaciones, observaciones sociales que muestran un peligro de vida cotidiana del habitante de América.

    Aún así, "Mala y Modesta" nos habla de un análisis de la evolución psicológica que no está ajena de la realidad en que se vive, generando un nuevo movimiento literario. Wilian Arias estudia la situación de su tiempo, la generaliza y por último la plasma en lo que es una gran obra literaria salvadoreña. Transmitiendo sus ideas en una novela sin la cual no pudiéramos conocer la realidad de dicho tiempo; ya que todo escritor desde entonces se ha dejado influir de la visión que se tiene del desdoblamiento mental dentro de la literatura, como un movimiento generalmente benéfico, útil en el campo de la literatura. Un movimiento que ahora se ve de forma diferente gracias a Wilian Arias, la historia no tiene mejor escritor que el mismo individuo que la vive.

    En el campo de la literatura la comunicación juega un papel importante y existen dos formas posibles de llevarla a cabo, una de ellas es el discurso oral y el otro el discurso escrito. Estas dos modalidades poseen características propias, aunque tengan rasgos similares tienen usos distintos en el lenguaje.

    Ahora bien, Wilian Arias dentro de la novela Mala y Modesta aborda el tema de la oralidad desde diferentes rasgos de emotividad en el lenguaje, subjetividad, interrogantes, relaciones interlocutivas, las repeticiones y las expresiones enfáticas.

    Por ello, hay referencias que funcionan como ejemplos demostrativos dando veracidad a dicho aspecto. En la obra se presenta una calidad humana; además funciona algo muy antiguo que Wilian Arias utiliza con habilidad de narrador tocando claves emotivas que existen en todo ser humano. Entra en juego la subjetividad, que convierte en democrática la oposición entre la realidad dada y voluntad transformativa de dicha realidad. Se enfrentan dos mundos, uno de los cuales encarnado en la voz del hablante principal; dramático y polémico. Lo ideológico se dramatiza hasta el nivel operístico y en gigantesco e indomable yo. Ocupa de pronto el primer plano por encima de toda consideración intelectual.

    De allí la perceptible angustia dramática que recorre toda la obra; interrogantes propuestas por el autor, diálogos, repeticiones, expresiones enfáticas relacionadas a la angustia y a la lucha inútil de una mujer, que solo tiene la indetenible voluntad de triunfar, y esa lucha parece golpear contra un dramatismo que recorre la novela en toda su extensión.

    Prólogo por el profesor de Literatura: Wuilian José Lezama.

    Cumana, Venezuela.

    Introducción

    Detrás de una mujer bella se esconden la maldad y la frialdad, tras el glamur y la belleza de Mala se esconde su maldad, tras la belleza y la humildad de Modesta se esconde también la maldad, y tras esta historia se esconden secretos inigualables.

    Mala y Modesta, dos mujeres, un destino, un propósito de justicia ciega o venganza, enredan a dos hermanos gemelos; llevando sus vidas a un trágico final y con ello también sus mismas vidas se dirigen a un final único.

    Mala y Modesta, relata la historia de Yacelín Turcios, una pequeña infante de solo seis añitos, quien a su corta edad enfrenta una terrible enfermedad que le da vida a un acrecentado odio contra un hombre. Es que al vivir un episodio donde pierde a su madre, esta pequeña niña huye de una realidad y crece con mentes perversas que desatan una enfermedad arrasadora y mortal. Al convertirse en una mujer madura regresa para tomar una revancha contra el hombre que mató a su madre y el punto más débil son los hijos del hombre al que ella odia con todas sus fuerzas; dicho y hecho, en un gran enredo de dos mujeres es como comienza a vengarse por la muerte de su madre.

    Las armas de dos mujeres totalmente distintas a pesar de ser gemelas, son las siguientes: La belleza, la inteligencia, la modestia, la humildad, el miedo, el coraje, el dominio, la imposición, la frialdad, la justicia, el odio y la venganza.

    Mala y Modesta, son hermanas gemelas creadas por la mente de un perverso sin control.

    El Autor

    image003.jpg

    Wilian Antonio Arias.

    Fecha de nacimiento:

    04/07/87

    Nacionalidad:

    El Salvador.

    Dep. La Unión, Ciudad El Sauce.

    Jurisdicción del Cantón San Juan Gualárea.

    Madre del autor:

    Carmen Dolores Arias viuda de Reyes.

    Libros escritos por el Autor:

    Dos Veces Princesa.

    image005.jpg

    Leer es un buen hábito, y yo amo leer buenas historias, por eso recomiendo que no dejes de leer Mala y Modesta.

    Personajes

    Los Protagonistas.

    Mala Guachipilín y Modesta Guachipilín

    Mauricio Salarrué Dos Santos y Fabricio Salarrué Dos Santos.

    José Cupertino Coto y Sonia Margarita Salarrué Garruchea.

    Personaje antagónico.

    Víctor Salvador Salarrué.

    Personajes de composición.

    La tía y cuñada.

    Gladys Garruchea viuda de Salarrué.

    La Nana.

    María de Jesús Ochoa viuda de Guachipilín. (Chunga)

    La criada.

    Amalia Chorro.

    Los difuntos.

    Maristela Turcios y Moisés Dueñas.

    Ricardo Coto y Omar Guachipilín.

    Un Juez.

    César Arcángel.

    Una Psiquiatra.

    Zulma Claribel Tabasco Villa Rosa.

    El fiscal. Cristian Canales.

    El abogado. Arnulfo Castro.

    La niña. Yacelín Turcios.

    La Culebra. Dominada

    La Tigresa. Malita

    En algún remoto lugar de El Salvador, en uno de los más pobres departamentos de este país, existe una localidad ubicada entre los montes y el río que dividen a dos países: Honduras y El Salvador. Ahí es donde nos cita el autor del siguiente relato, para contarnos la magistral historia de Mala y Modesta, donde presentará la belleza natural del Cantón Las Joyas, El Río Grande y más.

    El Salvador, Departamento, La Unión, Localidad del Cantón Las Joyas.

    Año 1980.

    La granja Río Grande, propiedad de Víctor Salarrué, cuya granja recibe el nombre por encontrarse ubicada entre los límites del Río Grande, el cual divide a dos países: El Salvador y Honduras.

    Las Joyas, es un hermoso cantón pequeño poblado, pertenece a la Ciudad de El Sauce, donde entre la poca gente que habita abunda la bondad, la ignorancia y la inocencia, como también sobresale la maldad. Es un cantón donde una mujer en medio de su locura se aproxima a esta localidad al subdesarrollo.

    Se cuenta entre la gente, una rara y trágica historia que ocurrió con los hijos de Víctor Salarrué, el hombre más acaudalado de esa pequeña región llamada Las Joyas.

    Abril 1980.

    La mente del ser humano puede ser tan fuerte como tan débil, que un episodio no deseado puede ser olvidado, hasta convertirse en razón de vida o en trastorno mental y peligroso.

    A pocos días de haber sepultado a su esposa —la difunta señora de Salarrué— el ahora viudo don Víctor quedó a cargo de los dos pequeños hijos que dejó la mujer, dos niños que son hermanos gemelos. Los niños se llamaban: Fabricio y Mauricio. El viudo Víctor Salarrué, era el típico viejo zorro, sinvergüenza, malvado, déspota y ruin; lo que él quería lo tomaba a la buena o a la mala. Pero tomar algo a la mala fue la mala decisión que lo condenó a despertar el odio de una mujer malvada y despiadada, un odio que pagarán todos los miembros de su familia.

    Maristela Turcios, era la típica empleada bella, humilde; era la más fiel de las empleadas de la granja, trabajaba como niñera de los pequeños gemelos, hijos de don Víctor Salarrué. Un día de esos en los que la tarde finalizaba y se oscurecía más temprano de lo normal, la señora Maristela fue al gallinero para revisarlo, como siempre lo hacía; era algo que tenía ya mucho tiempo de hacerlo por las tardes, y sin duda alguna nunca dejaba de llevar a su hija con ella para que la ayudara a recoger los huevos en las canastas. Esta vez, cuando llegaron al gallinero, todo fue distinto; la niña se fue a jugar, empezó a seguir un conejo, entonces su madre Maristela entró al gallinero, donde al llegar se encontró con la peor mala suerte de su vida: el señor Víctor estaba ahí, ella no lo había visto, cuando empezó a recoger los huevos, este abusivamente la tomó por la fuerza sin que ella se lo esperara. Ambos discutieron, forcejaron, y en el momento de la violación —donde doña Maristela se resistía— la niña estaba viéndolo todo; parecía querer llorar y no llorar. Era como si dos almas pelearan dentro de ella; una por llorar y la otra por ser fuerte, y sin que la madre de la pequeña se hubiera dado cuenta nació el más temido de los odios en una infante de solo seis años, odio provocado por la maldad descontrolada del perverso Víctor Salarrué. Mientras el hombre obligaba a la mujer a que no se resistiera a intimar, este la golpeaba y de cada golpe e humillación la infanta era testigo, su mente peleaba entre dos mundos, por cobardía y coraje.

    Maristela:   - Por piedad no, no, no, don Víctor, no don Víctor.

    Víctor:   - ¡Cállate! Hace mucho que has debido ser mía.

    Maristela:   - ¡Me das asco! ¡Suéltame! ¡Te odio Víctor Salarrué! ¡No! ¡Maldito! ¡Suéltame!

    Víctor:   - No te resistas, tú lo quieres.

    Maristela:   - ¡No! ¡Suéltame! ¡Suélteme! ¡Dios mío ayúdame! Víctor Salarrué, no destruyas mi vida ¡No por favor Víctor! ¡Nooo!

    Víctor:   - Compláceme o te mueres junto con tu hijita.

    La señora Maristela se acordó de sus hijas y al ver a la pequeña junto a la puerta del gallinero, la pudo ver con lágrimas en los ojos y a la vez con un rostro rezagado de odio, por lo que ella lo único que pudo hacer fue gritarle pidiéndole que huyera junto a su hermana.

    Maristela:   - ¡Mi amor! ¡Mis niñas, huyan! ¡Huyan de la maldad! ¡Huyan, corran por sus vidas! ¡Corran hijitas! Váyanse lejos donde la maldad de Víctor Salarrué jamás las alcance.

    Yacelín:   - Mira bien esta cara Víctor Salarrué, porque juro que nunca la volverás a olvidar, hoy me quitas la prenda que más amo; pero te vas arrepentir, esta estúpida niña que vez será tu mayor maldición. Yacelín lloraba y reía siniestramente, lucha entre ser y parecer mala y buena a la vez.

    Huir por salvar la vida y regresar por una destructora venganza sería el reto de Yacelín y su hermanita, y es que la pequeña vio y escuchó todo, y viendo aquello escapó con su hermana a través de los montes donde se escuchaba la voz de su hermana que hablaba con odio diciéndole: Un día volveremos para hacerle pagar por todo el daño a ese maldito ¡Lo juro! Júralo, júralo que volveremos. Con dominio hizo que su hermanita jurara volver por los Salarrué, y es que después de haber visto la violación y muerte de su madre, quien murió al recibir un mal golpe de manos del perverso don Víctor Salarrué.

    A través de extensos montes las niñas corrían y sus vocecitas se oían discutir entre sí.

    Una le decía a la otra: - Malditos los Salarrué, maldito sea Víctor Salarrué.

    La otra decía: - No digas así, mami dice que es malo decir cosas feas.

       - no has oído y visto lo que mami sufrió por ese mal nacido, un día voy a ser fuerte y eso que hoy nos hizo sufrir a mí, a ti y a mi mamita, eso va hacer llorar lágrimas de sangre a ese viejo, lo voy hacer ver su suerte. Eso lo juro, que el Diablo me acompañe y que la bondad de mí se aleje, porque de ellos el odio, la maldad y malevolencia se han enamorado.

       - El Diablo es malo.

       - Más malo que el Diablo es Víctor Salarrué, ese error de la vida va a saber lo que es perder lo que más se ama, y tú vas a ser como yo, dura y mala.

    El bien y el mal se debatirían en un duelo, y es que el mal pretenderá dominar al bien, así fue como corriendo montes tras montes, una niña llegó a las orillas del río Río Grande, donde pocos minutos más tarde fue encontrada por una mujer a la que todo mundo señalaba como la bruja loca de las montañas.

    La bruja encontró a la niña, quien estaba temblando, nerviosa, sudorosa, ida, como si estuviera escuchando la voz de otra persona que le hablaba, y la señora bruja se quedaba asustada de ver como la niña veía con una sola dirección. Sin mover la mirada más que para donde veía, lo único que pudo fue exclamar en llanto una sola palabra de dolor y rabia.

    Yacelín:   - ¡Mami!

    Dicen que Chunga, era como se llamaba la bruja que encontró a la niña; esta anciana tenía el arte de adivinar, la inteligencia de conocer la herbolaria, la que sabía usar tanto para el bien como en el mal. Vivía entre unas cuevas ocultas tras las montañas más oscuras y tenebrosas de la región, en cuyas cuevas tenía un extraño cuarto en forma de laboratorio para brujerías.

    Pasaron varios días y la niña no lloraba, no hablaba, no comía, no dormía; su miedo era inmenso y por momentos era una niña dura, llena de odio y sed de venganza. Pero en otros instantes estaba llena de ternura, falta de cariño, con necesidad de ser protegida, miedosa, se mostraba como una niña llena de suavidad y dulzura.

    Desde que Yacelín llegó a la vida de la bruja Chunga, ella dice que se escuchaban las vocecitas de las pequeñas que discutían y que una era buena y la otra era mala; sus pequeñas discusiones parecían las de dos mujeres adultas que sabían lo que decían, sus discusiones se llevaban a cabo a solas y a puertas cerradas. Mientras afuera del pasillo de aquella cueva sus vocecitas eran escuchadas muy claro por la señora Chunga, quien las aconsejaba una por una para que no se pelearan.

    Mala:   - Tienes que ser como yo, dura, aprende a serlo, vas aprender como que me llamo Mala, vamos a tener veinte años para que aprendas de mi, seremos inteligentes, usaremos nuestros encantos, la belleza y la seducción. Mas no usaremos el corazón sino la razón, dominaremos, seremos las dominadoras, las Amazonas de estas malditas tierras.

    Modesta:   - No, yo soy buena, frágil, mi corazón es incapaz de odiar, no me da para ser mala como tú quieres que sea, mi mamita me dijo que las niñas buenas van al cielo.

    Mala:   - Sí, eso te dijo; pero se le olvidó decirte que las niñas estúpidas mueren, y se le olvidó también decirte que las niñas malas vamos a todas partes. Dime ¿De qué te sirve ser buena si abusan de ti? Eres una tonta, Modesta, Modesta, si sigues siendo muy tonta te sucederá lo mismo que a mamá.

    Modesta:   - Mala, tú no vas a dejar que me pase eso, tú no, como mi mami no, no quiero, no.

    Mala:   - Modesta, viste lo que ese hombre maldito le hizo a mamá, la mató y lo mismo nos espera por ser buenas, así que es mejor ser malas y no dejarnos de nadie; por eso debes entender que mamá está muerta, muerta por ser la mujer buena, por eso está muerta, asesinada por un perro rabioso, por ese asesino bandido que se llama Víctor Salarrué, y debes ahora entrenarte para ejecutar la mejor venganza.

    Modesta:   - El mató a mamá, yo tengo mucho miedo, nos va encontrar, debemos irnos lejos de aquí.

    Mala:   - ¡Calma! ¡Qué reacciones! No vas a llorar mas por culpa de ese maldito viejito, no te preocupes que dentro de veinticinco años, será él quien lamente nuestro dolor.

    Modesta:   - Es que tengo miedo, mucho miedo, mami, mami, mamita ven, mami.

    Mala:   - Deja de llorar y de llamar a mamá, grábatelo, ella está muerta por culpa de Víctor Salarrué, él será nuestra razón de vida, esa razón que nos hará destruirle su familia entera.

    Modesta:   - Pero tengo miedo.

    Mala:   - No lo tengas, no temas, que cuando seamos grandes tú y yo, sí, tú y yo vamos a regresar, nos vamos a desquitar de él, sus hijos, ellos serán los que van a pagarlo todo, por ahora es mejor que crean que tú y yo desaparecimos ¡ja jajá!

    Modesta:   - ¿Y ellos van a pagar lo que hicieron?

    Mala:   - Modesta, porque eres tan terriblemente tonta, olvídate de tus sentimientos como yo lo hice y mejor juguemos, así olvidaremos lo que pasó. Y cuando sea el momento de revivir eso, ahí sabrás el precio que pagarán los Salarrué por la sangre de mamá.

    Así era como las hermanitas, entre pleitos y juegos planificaban desaparecer y volver a la vida de los Salarrué, cuando ellas fueran unas mujeres inteligentes, poderosas en todo, y eso sería una venganza devastadora que acabaría con la raza de Víctor Salarrué.

    Se escuchaban voces de las dos niñas, el canto de ambas, las risas, los gritos, los llantos y las alegrías de sus juegos inocentes; pero en medio de todo se encontraba Mala, que al parecer tenía una mente de adulto, planificaba todo con frialdad, como si fuera un alma oscura que se posesionara y hablara tan perversamente.

    Al pasar de algunas semanas, más tarde, Chunga, acompañada de la niña Modesta, bajó de las montañas hacía la localidad de Las Joyas, cuando llegó al río se transportó en barca, luego que entraron a la localidad pequeño pueblo. Ella dejó a la niña Modesta al cuidado de una vieja amiga suya, que tenía un jardín infantil a su cargo, era algo así como una guardería a lo pobre; era una mujer encargada de cuidar las niñas de las mujeres que tenían que trabajar y no tenían con quien dejar a sus hijas. Chunga pensaba que andaban buscando a la niña, por lo que decidió investigar con los empleados de la granja de don Víctor Salarrué, y en busca de noticias de la niña supo muchas cosas desalentadoras.

    Mientras que Modesta no socializaba con nadie en el jardín infantil —entonces un pequeño grupito de niñas revoltosas mayores que ella— se empeñaban en burlarse de ella y terminaron golpeándola, ya que las chiquitas se enfurecieron porque ella nunca respondió a sus insultos.

    Entre sus insultos se marcaban estos:

       - Es la hija de la bruja.

       - Es una pobre.

       - No tiene zapatos nuevos, ni vestidos como los de nosotras.

       - Y tu mami es fea, no bonita como la mía.

       - Niña tonta, habla pedazo de tonta, le comió la lengua el gato o el ratón.

    Con frases como esas y otras más delante de todas las niñas del jardín, este grupito de pequeñas infantiles salvajes endurecieron el corazón y alma de la perversa Mala. Así fue como también debilitaron el alma y corazón de Modesta, a quien entre todas las niñas del grupito golpearon, dejándola con algunos rasguños y llanto.

    Más tarde de regreso a casa en todo el camino Modesta se la pasó llorando; cuando llegaron a la cueva la pequeña Modesta se fue a una esquina donde se acostó, mientras que Chunga se fue a su guarida de las brujerías.

    Cuando Chunga se fue a su cueva, Modesta entró a su cuartito y ahí se inicio una discusión entre hermanas.

    Mala:   - ¿Por qué te dejaste golpear? ¿Es que eres imbécil o qué hermanita?

    Modesta llorando decía: - Tú sabes que a mí no me gusta pelear, no me gusta discutir, no puedo oír insultos, no puedo, y eran muchas para mi sola.

    Mala:   - ¡Ay hermanita! Tendrás que aprender a no ser como mamá; pero vas aprender, lo harás, no serás débil, y ese mundo de niñas estúpidas buenas para nada, van a conocer a Mala Guachipilín; van a saber lo que es ser Mala.

    Modesta:   - ¡No, no, no!

    Mala:   - ¡Cállate!

    Y pasados algunos minutos después, Mala salió de su cuarto, se dirigió hacia donde estaba la habitación de las brujerías, se abrió la puerta de aquel lugar, asustando a la anciana al golpear la puerta. Ésta que entró era la perversa Mala, quien se acercó para regañar a la anciana Chunga, por lo sucedido con Modesta.

    Chunga:   - ¿Tú qué quieres mi amor?

    Mala:   - Saber ¿Por qué diablos permitiste que pasara eso con la inútil de mi hermanita Modesta?

    Chunga:   - Tenía que dejarla al cuidado de mi amiga, la dueña del jardín infantil.

    Mala:   - ¿Por qué?

    Chunga:   - Es que tenía que ir a la Granja Río Grande, donde trabajaba tu madre.

    Mala:   - ¿Y qué averiguaste sobre mamá?

    Chunga:   - Fue sepultada hace varios días, el patrón pagó los gastos de todo el sepelio.

    Mala:   - Claro, porque él la mató, maldito perro viejo; pero me voy a encargar de que algún día sufra con dolor todo el daño que nos hizo a Modesta y a mí. A Víctor Salarrué yo misma me voy a encargar de darle un final lento y doloroso, lo voy hacer ver su suerte.

    Chunga:   - Los gemelos Mauricio y Fabricio Salarrué se fueron —o bien dicho— fueron enviados a la capital, disque los va a cuidar una tía que le llaman Gladys. Gladys, no sé, es viuda alegre y bien pesada, pude ver cuando se llevaba a los niños con ella.

    Mala:   - Ojalá los cuiden muy bien, porque ellos y su padre no pueden morirse si no es por mi mano.

    Chunga:   - Eres muy pequeña como para que hables tan mal, tus pensamientos son de maldad y muy adultos, eres una niña. No debes de odiar a tal grado, ni tener rencor si no alegría y deseos de jugar, ser inocente; eres pequeña para tanto veneno.

    Mala:   - También soy pequeña para haber perdido a mi madre y la perdí, así que soy pequeña; pero no estúpida.

    Chunga:   - A ver, dame tu mano, es que tu vibra es muy fuerte, mis espíritus me están hablando y debo tocar tu mano para saber más bien lo que debo decirte y lo que debo callarme, dame una de tus manos.

    Mala:   - ¿Por qué? ¿Para qué debo darte mi mano?

    Chunga:   - Quiero ver algo del mañana que tendrás tú.

    Mala:   - Mira todo lo que desees ver, sé que no conseguirás ver nada de mí; pero sin embargo se que solo te mostrarán mi odio sin límites.

    Chunga:   - Eres solo una niña temerosa de la soledad, una pequeña a la que su corazón y su mismo miedo le ha hecho creer lo que no es, eres una pequeña a la que solo se le apagó la luz y le llegó la oscuridad. Vas a ser muy Mala como tu nombre lo indica, vas a tener una vida llena de belleza, poder, tendrás un terrible poder de convencimiento mezclado con la seducción de tu sola belleza. En tu vida nunca van a faltarte la belleza, ni el dinero, en cambio tu hermana Modesta tendrá belleza y dinero; pero nunca será como tú. Ella tendrá amor, en su vida vivirán los buenos sentimientos, a ti te van a conocer como La Dominadora, la domina bestias, fieras, hombres y mujeres envidiosas, todos podrán ser dominados por ti. Pero la maldad dominará tu mente y tu corazón, tendrás una guerra con la maldad, vas a escoger entre la maldad y el amor.

    Mala:   - Eso me gusta, voy a escoger la maldad por encima de lo que sea, no habrá hombre alguno que me haga ser mujer sentimentalista. Y a mi hermanita querida le voy a quitar lo Modesta de su nombre, la voy llegar a convertir en mi copia, la voy hacer a imagen y semejanza de mi maldad, ya que los malditos hijos de Víctor Salarrué son gemelos, ella tiene que ayudarme con uno; pero para instruir a Modesta, tengo una larga caminata de veinte años. Ahora lo que voy hacer es ir ajustar cuentas con las pequeñas saltamontes que golpearon a la boba de mi hermana Modesta, voy a empezar a convertir a Mala Guachipilín, en la nueva soberna Dominadora. Todos la conocerán como la legendaria Dominadora, que sepan que yo soy Mala, La Dominadora ¡jaja - jaja!

    Chunga:   - ¿Irás tú sola?

    Mala:   - ¿Acaso oíste que dije que voy a necesitar madrina o padrino para ir? No, verdad, yo no soy temerosa, a mi me temerán.

    Chunga:   - ¡Perdón!

    Mala:   - El perdón no soluciona nada, grábate esto, nunca pidas perdón a otro ser humano, porque esos malditos no saben de perdón.

    Chunga:   - Niña, no tienes alma.

    Mala:   - Para que quiero alma si me la van a destruir, y si tuve una, una que yo misma destruí antes de que otro maldito la destruyera, mi vieja Chunga, mi nana querida. ¿De qué le sirvió el alma a mamá? ¿De qué? ¿De qué si la mataron y la violaron? ¿Para qué un alma?

    Chunga:   - ¡Ay hija! a veces parece que tienes razón, hay tanta gente mala y por esa gente mala se califica mala la humanidad.

    Mala:   - Nana, la peor plaga son los Salarrué, nana, Mala, Mala Dominante, la Dominadora, seré maestra en el arte de mentir y engañar, voy a ser una mala mujer, la peor maldición para los Salarrué serán Mala y Modesta.

    Los golpes, los abusos y la muerte de su madre mataron el alma de la pequeña Mala, la volvieron llena de rencor y sedienta de venganza, mientras que a Modesta la volvieron temerosa a la soledad, sumisa al dominio de su hermana gemela, por lo que es dejada y muy nerviosa.

    Mala salía de la cueva, debajo de aquellas montañas, viendo hacia el río decía desde lo alto de unas rocas: "Desde hoy yo soy Mala, La Dominadora, la dominadora de todo lo que se me antoje la gana". Con unas palabras de dominio su voz se graba entre las extensiones de esas tierras y con un grito resonante hizo que su nombre se escuchara y se bautizara con el alias que ella quería que se conociera como leyenda entre los campos y la ciudad.

    Mala gritando dijo: - Yo soy Mala, La Dominadora Gritaba fuertemente que a su voz se le escuchaba el eco

    Haciendo ley de su palabra comenzó la niña que un día sería la mujer más temida de las tierras de Las Joyas, así era como Mala se disponía a mostrar que su nombre iba a ser temido y empezó por cobrar la golpiza que a su hermana Modesta le proporcionaron un grupo de pequeñas niñas peleonas.

    Jardín Infantil.

    Mala llegó al pequeño jardín infantil, pronto fue vista por aquellas salvajes niñas, que estaban dispuestas a darle nuevamente una paliza creyéndola ser Modesta.

    Mala:   - ¿Quiénes de ustedes son las pequeñas gatas salvajes que golpearon a mi hermana Modesta?

    Una niña dijo: - Fuimos nosotras ¿Y qué?

    Todas dijeron: - ¿Y qué?

    Otra de las pequeñas dijo: - Nos vas a acusar con tu mamita la bruja para que nos haga ranas.

    Mala:   - Pequeñas bastardas, no es necesario que les hagan un encanto y las vuelvan ranas, porque ustedes ya son unas ranas de nacimiento.

    Las niñas respondían así: - ¡Uy! ¿De dónde saliste tan envalentonada?

       - quizás quiere que le demos otra paliza como a la tonta de su hermana Modesta.

       - Sí, démosle su merecido.

    Mala:   - ¡Adelante! Las espero manada de tontas.

    A diferencia de Modesta, Mala era fuerte, ágil, peleona, inteligente y perversa, que sin duda alguna les dio a las niñas una buena y merecida tunda —a las que golpearon a su hermana Modesta— y después de la paliza las hizo sentir y conocer que jamás olvidarían a la fuerte malvada Dominadora.

    Mala:   - ¡No que no! ¡jajaja!

    Las niñas decían: - ¡Eres mala!

       - Muy mala.

       - Fea, y bruja.

    Mala:   - Soy Mala, Mala Guachipilín, Mala La Dominadora.

    Las niñas asustadas decían: - Se llama La Dominadora.

       - Y es mala.

       - Es mala y me pegó duro, a mi mami le voy a decir.

    Mala:   - Dile a tu mami que se vaya al infierno, pequeñas larvas, no le temo a nadie, y escúchenme bien; nunca se metan conmigo, no se metan en el camino de La Dominadora, nunca se metan conmigo, ni con mi hermana Modesta. Ella y yo somos las dominadoras de estas tierras, vamos hacer que los hombres mueran por nosotras, que las mujeres nos respeten y nos envidien, eso lo verán.

    De regreso a la cueva Mala se encontró una serpiente, la cual intentó morderla; pero con su maldad Mala cazó aquella venenosa serpiente, a la que dirigió después unas palabras: "Tú y yo no somos diferentes, ambas somos de la misma familia, de la misma calaña, no me equivoco, así que no me veas así, ridícula, anda muérdeme, sentirás que somos de la misma sangre, ¡Ah!, intentaste morderme, intentaste poner tu sucio y asqueroso veneno, maldita infeliz; ve y avísales a todos los animales salvajes que La Dominadora ya está aquí, que desde hoy tú serás mi amiga, mi aliada limpia-mundo ¡Me caes bien! ¡Me agradas! Y que bien te queda tu colorcito verde ¡Querida! Verás como tú y yo, haremos del mal un arte.

    El tiempo transcurría pacíficamente. Mala preparó a Modesta para ejecutar una venganza a la que se oponía la pequeña Modesta. Año con año vivían dentro de un cuarto donde discutían, jugaban, reían y lloraban.

    Por las tierras de aquel natural lugar se escuchaba el rumor entre la gente, quienes decían que Mala y Modesta eran las hijas de la bruja. Se hablaba de Mala como una mujer que dominaba lo que deseara, dominaba bestias salvajes, fieras del monte, era muy amiga de todo animal que la identificara como Mala. Al cuello siempre colgaba una terrible serpiente, la cual era su amiga protectora. Se hablaba de Modesta como la dulce joven, era amante de lo más manso, su pasión eran los animales buenos, débiles; era dominada por la maldad de su hermana Mala.

    Ya habían transcurrido 20 Años, Mala y Modesta ahora son dos mujeres adultas, totalmente parecidas en lo físico; pero muy diferentes en los carácteres y formas de vestir, Mala viste y luce como su nombre lo dice: Mala; al igual Modesta viste y luce como su nombre lo indica: Modesta; además de Modesta es miedosa, cobarde y tonta.

    A puertas cerradas en el mismo cuartito de aquella cueva se encontraban Mala y Modesta. Como siempre ni la una ni la otra se veían juntas, solo se podían oír sus voces desde el pasillo de su cuartito, donde siempre la nana Chunga las escuchaba.

    Mala:   - Tienes que ser chispa como yo, hacer que los hombres pierdan la cabeza por ti, no tú por ellos.

    Modesta:   - No puedo.

    Mala:   - Eres una inútil, llevo veinte malditos años enseñándote a vestir, a comportarte; pero sigues siendo la misma estúpida.

    Modesta:   - Si yo sé que soy estúpida y tonta.

    Mala:   - Tienes que ser chispa que enciende el fuego de los hombres, chispa que revienta la bilis de las malditas mujeres envidiosas.

    Modesta:   - Ya te dije que yo no puedo ser eso que tú eres.

    Mala:   - ¡Ay! Me revienta que seas mi maldito lado bueno, porque eso significa debilidad para mí, es increíble que en veinte años, no pudiste ni siquiera imitarme aunque sea en la voz de dominante.

    Modesta:   - Yo soy así, buena, modesta y humilde.

    Mala:   - Bien, escúchame muy bien buenita estúpida; no quiero que pongas el corazón en uno de los gemelos que pronto conoceremos.

    Modesta:   - Si no soy yo quien pone el corazón en uno de los gemelos eres tú quien lo hace

    Mala:   - Para mí el amor no existe niña, el amor no es para mí, Mala Guachipilín no se enamora, La Dominadora domina, no la dominan. Yo soy indominable; no existe nadie quien me domine, soy un alma indominable.

    Mala era de una actitud déspota, frívola, llena de rencor y odio, con deseos de una cruel venganza, donde arrastraría al amor y a gente inocente, era una mujer sin interés en el amor. Modesta era sencilla, humilde, bondadosa, sumisa, dominada, llorona, sufrida, temerosa, acostumbrada a que su hermana decida por ella y sobre todo era la mujer soñadora, quien pensaba que un día sería feliz con el amor; pero no pensaba en la maldad de su hermana que la dominaría hasta su muerte.

    Mala y Chunga estaban en la cocina, discutían sobre el tema que desvelaba a Mala, una justicia ciega o venganza que mató su alma.

    Mala:   - La hora ha llegado nana Chunga.

    Chunga:   - ¿La hora de qué?

    Mala:   - Nos iremos, mi hermana y yo nos iremos, nos vamos en busca de dinero para regresar a cumplir nuestra venganza.

    Chunga:   - ¡Ay niña! No obligues a Modesta, ella no quiere hacer eso, déjala conmigo, no le pongas tus vendas en sus ojos, jamás lograrás que ella sea mala como tú.

    Mala:   - No, yo la necesito nana, la necesito para que enamore a uno de los gemelos Salarrué.

    Chunga:   - ¡No, niña!

    Mala:   - ¡Dije que sí!

    Chunga:   - ¿Tanteas lograr engañar a los gemelos Salarrué?

    Mala:   - Pues sí, sé fingir, ante su familia seré la niña más buena, sacaré mis dotes de niña angelical, seré más hipócrita que nunca.

    Chunga:   - ¿Y luego?

    Mala:   - Mi siguiente paso será poner a los hijos en contra del padre; con ello lograré también quitarles todo y el toque final será que los hijos se maten y el padre sea testigo de ese crimen. No sé, deberé preparar un final maestro ¡jajaja!

    Chunga:   - Eres perversa.

    Mala:   - ¡Gracias! Esa es una de las características que amo de mí ser.

    Dos mujeres montadas a caballo cabalgaban entre los montes a través de esa oscuridad de la noche y esas dos mujeres eran las apasionantes amazonas, Mala y Modesta, quienes se fueron de esas tierras para volver a su tan ansiada venganza contra los Salarrué.

    Algunos días más tarde, una de ellas volvió y esa era Mala, quien vino para llevarse a su nana Chunga y así fue como a su gran regreso comenzarían a desatar caos y muerte.

    Mala:   - Nana, ven conmigo.

    Chunga:   - ¿A dónde? Yo nunca he salido de esta localidad y menos de mis cuevas.

    Mala:   - Ven conmigo, encontramos lo que buscábamos y necesitamos de ti, a nuestro regreso no

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