Bienvenida a La Montaña Rusa: Las Subidas Y Bajadas Que No Esperas Cuando Te Conviertes En Mamá

Por Claudia Giacomán y Claudia Francés Díaz

Seguramente, una nueva mam se siente preparada con guas, manuales, conferencias y cursos. Pero quiz an as, los cambios que llegarn a su vida la tomarn por sorpresa. Ha cambiado su papel en el mundo, y tambin lo que el mundo espera de ella y eso es lo que no te dicen en los otros libros sobre la maternidad: al convertirse en madre, la mujer pasa de ser hija, hermana, esposa, amiga o compaera para volverse la cuidadora del bienestar no slo de un beb, sino de toda la familia. Qu ocurre entonces con la persona que eras antes?
ste es un libro de compaa, con los testimonios de muchas mujeres que nos cuentan sus experiencias, en un momento en el que probablemente vas a necesitar compaa, comprensin y por supuesto, rerte un poco.

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 15 dic 2011
• ISBN: 9781463307530

Claudia Giacomán

Claudia Díaz Francés es psicoterapeuta, y se dedica actualmente a la consulta privada, especializada en mujeres y parejas. Radica en la Ciudad de México con su esposo y sus dos hijos. Con todo lo que esto implica, todavía tuvo tiempo para escribir este libro. Claudia Giacomán estudió Letras Inglesas, y se dedica a la traducción. Ha trabajado el tema de las mujeres desde la perspectiva de los derechos humanos. Sin embargo, desde que se convirtió en madre, considera que no existe tema más importante que la maternidad (y cómo sobrevivirla). Vive con su esposo y dos hijos en México.

Vista previa del libro

Contents

AGRADECIMIENTOS

¿Realmente es necesario otro libro para mamás?

PRIMERA PARTE

SEGUNDA PARTE

TERCERA PARTE

CUARTA PARTE

QUINTA PARTE

AGRADECIMIENTOS

Agradecemos a nuestros hijos, principales motivadores de este libro, a nuestras parejas, que sin ellos no hubiéramos podido emprender esta gran aventura. A nuestros padres (ahora abuelos), a las amigas fieles (socias vitalicias del club de mamás) y a las madres y padres entusiastas que abrieron sus corazones y nos dieron sus testimonios confirmando que el proceso de convertirse en mamá no tiene comparación.

¿Realmente es necesario otro libro para mamás?

Puede parecer redundante escribir un libro dirigido a las mamás primerizas, sobre todo si nos asomamos a la librería más cercana y contamos todos los que ya existen, empezando por una buena selección de manuales sobre el embarazo y los cuidados del bebé desde los primeros días de nacido hasta los tres años de edad. Algunos son muy especializados: para la mamá soltera, para mamás de bebés con necesidades especiales, para las que quieren educar estilo new age y también para las que buscan criarlo más a la antigua. Por suerte también hay libros que parecen mandados del cielo justo cuando ya no sabemos qué hacer frente a un nuevo dilema, con métodos maravillosos para hacerlos dormir, o guías y menús cuando no sabemos qué darle al bebé una vez que empieza con los alimentos sólidos. Hay manuales para las mamás entusiastas que quieren saber todo sobre la lactancia y para las que buscan lograr el equilibrio perfecto aún cuando trabajan fuera de casa, y no podían faltar libros para estimular a los pequeños de mil maneras y usando los cinco sentidos. Y así nos podemos seguir, la lista es interminable. La razón de esta gran variedad es simple: la maternidad es la experiencia más compleja y enriquecedora que vivirá una mujer en toda su vida. Mientras más ayuda, mejor, pensamos, y por eso hay libros para todos los gustos y necesidades. Entonces, ¿por qué escribir uno más? Porque en todos los ejemplos que mencionamos, el enfoque rara vez es distinto: lo que se expone es ayudar a la nueva mamá a hacer mejor su trabajo. Como si convertirse en madre fuera un mero requisito, un simple escalón que la madre primeriza tiene que subir y así, como por arte de magia, le llegue todo el equilibrio emocional, la sabiduría y la paciencia necesarios para que tome las riendas de la situación y continúe haciendo lo que tiene que hacer sin titubear. Aún en los libros que se centran en problemas que pueden enfrentar las nuevas mamás (por ejemplo, los libros que tratan el tema de la depresión post-parto), el enfoque es: te vamos a ayudar para que puedas continuar atendiendo bien a tu bebé. No es que nos opongamos a darle elementos e información útiles en el momento en que más lo necesita; deseamos que la experiencia de la maternidad sea feliz y reconocemos que para lograrlo se necesita mucha ayuda. Pero nos llama la atención que casi no se escriban libros para ayudarla a conocer y entender todo lo que pasa en el viaje que implica convertirse en madre, un libro que hable de ella y sus preocupaciones y cambios, en síntesis, en su transformación. No existen libros que le digan: en efecto, vas a sentir cosas que ni te imaginabas y es normal, no sufras, es parte del proceso. No estamos hablando de cuál es la mejor manera de calentar un biberón: queremos hablar de cómo amaneces un día y te sientes aterrada por la responsabilidad. O cuando te enojas con tu esposo ( o tu pareja) y no sabes por qué (déjanos adivinar: alimentas al bebé y le cambias los pañales y lo limpias 24 hrs. al día y él tan fresco, viendo el fut). En este libro no nos basta con decirte tu vida va a cambiar y tienes que estar preparada. Son muchas emociones, muchos factores que intervienen en ese lapso de un año desde que te embarazas hasta que tu bebé cumple unos cuantos meses y tu apenas tienes tiempo de reflexionar acerca de tu vida y lo que está cambiando en ella.

Así pues, éste es un libro de compañía. No somos expertas en maternidad (nadie lo es: cada mamá llega a ser experta en su bebé), ni te vamos a hablar desde un pedestal. Simplemente, al pasar por la experiencia, y al hablar y tratar el tema varios años, sabemos que probablemente vas a necesitar compañía, comprensión y por supuesto, reírte un poco, mientras pasas por ese proceso de transformación que te lleva a convertirte en mamá. Para lograrlo, hemos incluido testimonios de mamás a lo largo de todo el libro. Sólo así te puedes dar cuenta del abanico de experiencias; algunas cómicas y otras contadas desde el el ojo del huracán, por las que puedes atravesar en esta nueva etapa de tu vida.

PRIMERA PARTE

LA NOTICIA QUE LO CAMBIA TODO

La noticia… ¡¡¡La prueba casera salió positiva!!!

Después de tener una leve sospecha de embarazo e ir a la farmacia con sigilo a comprar una prueba casera, te metes al baño y descubres dos rayitas rosas que te indican que vas a ser mamá… ¡felicidades! Estás a punto de entrar a una etapa maravillosa, llena de cambios, de expectativas, de hormonas, y de sensaciones que quizá no esperabas. La maternidad te envuelve a partir de ese momento, te conviertes en el centro de un pequeño universo en el que irás aprendiendo todo al paso. Porque nadie se hace mamá a partir del resultado positivo, pero todo el mundo espera que seas infalible, segura, feliz, tranquila y en control. La realidad es que estás empezando un camino en el que la inseguridad, el descontrol y las metidas de pata son el factor común. Ahora te sientes en las nubes, la emoción es muy grande y tu único interés es cómo darle la noticia a quienes te rodean. Puede que estés incrédula… ¿de veras voy a ser mamá? ¿Puedo seguir usando mis jeans o me tengo que comprar ropa de maternidad? ¿Ya no puedo tomar una cerveza? ¿Qué pasará con mi clase de Pilates? Como éstas te van a asaltar muchas dudas, que van a ir cambiando según la etapa en la que estés. Las respuestas las encontrarás con tu mamá, con tus amigas que ya hayan pasado por el numerito, con tu doctor, con tu pareja, o en libros. Es muy probable que te sientas asustada. Nosotras queremos darte es el apoyo para que sepas que no es terrible, que estás acompañada, no sólo en las cosas maravillosas, sino también en lo difícil. Miles y miles de mujeres han pasado por la experiencia y han sobrevivido. Muchas tenían sensaciones opuestas que fueron saliendo aquí o más adelante y cuando buscaron un eco emocional, sólo encontraron consejos prácticos sobre cómo ser una buena madre. Por ejemplo, hay mujeres que desde este momento pueden experimentar cierto desencanto. Le dije a mi esposo que seríamos papás y no fue tan bonito como me lo imaginaba, nos dijo una amiga. El embarazo y la maternidad están cargados de grandes expectativas. La mayoría de nosotras tiene una noción idealizada que hemos aprendido de manera subliminal, desde que somos niñas y jugamos con muñecas.

Lo que te han platicado es cierto: que todo va a cambiar, que tu vida no volverá a ser la misma, que de ahora en adelante ya no se trata de ti. No faltarán amigas, cuñadas, vecinas o suegras que te digan De aquí en adelante todo va a ser trabajo o el temido Duerme lo más que puedas porque después ya no vas a poder. Es verdad, pero no del todo. Tu vida no se acaba, sí vas a poder salir y tener vida en pareja y por supuesto que vas a poder dormir, tal vez no algunas noches, pero en general sí.

No te queremos asustar más, pero a partir de este momento serás el foco de atención y el centro de las expectativas de la gente que te rodea. Te lloverán los consejos no pedidos —Tienes que tomar el curso psicoprofiláctico No permitas que sea cesárea No sigas comiendo así porque te vas a poner como vaca— y las críticas —¡Cómo! No se van a deshacer del gato? Ya no cargues las bolsas del súper— Y en este momento tú eres vulnerable, con los sentimientos a flor de piel, y por eso puede afectarte más de la cuenta y angustiarte. Todo es parte del proceso, y la mayoría de las personas actúan de buena fe al darte su opinión. Pero trata de escucharte a ti misma y dejarte llevar por tu intuición. Es fácil sentirte un poco perdida en esta etapa temprana de tu embarazo. Pero no dejes de celebrar la noticia: regálate una tarde libre, sal a pasear, métete a la tina, en fin, algo se te ocurrirá para sentirte especial. La ocasión lo amerita.

Tan pronto como supe que estaba embarazada, el día de Nochebuena, le di la noticia a todo el mundo. Carlos y yo nos subimos al coche y fuimos a todas las casas a celebrar la noticia. Fue arriesgado, porque ¿qué tal si era un falso positivo?, pero estábamos eufóricos. Ese día sí me sentí el centro del universo. Mi mamá se emocionó mucho, le dio nostalgia que su niña, o sea yo, ya fuera a ser mamá. Me hicieron un ponche sin alcohol para que pudiera brindar. Eso