Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

La Espada Ofídica: Omnia vnvs est
La Espada Ofídica: Omnia vnvs est
La Espada Ofídica: Omnia vnvs est
Libro electrónico422 páginas8 horas

La Espada Ofídica: Omnia vnvs est

Calificación: 5 de 5 estrellas

5/5

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Cerdwin cuenta que un singular geóglafo recibirá la

inesperada virtud de servirse de un misterioso don temporal que le permitirá

embarcarse en una insólita búsqueda por los confines fabulosos de Pranamá,

un mundo vasto donde pululan las fuerzas del bien y el mal en épicas alianzas,

reinos, linajes y razas.

Los adeptos y aspirantes de la acromancia, elegidos por la senda divina,

también competirán en duelos formidables para hacerse de las reliquias órficas

y conquistar la gloria o salvar a sus pueblos.

Esta es la historia de un Multiverso que explica las necesidades primordiales

de la existencia mortal e inmortal, conectándose con nuestro mundo en diversos

espacios y tiempos mediante una pléyade de civilizaciones que se desarrollan en

el futuro y la antigüedad

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 jul 2018
ISBN9780463625972
La Espada Ofídica: Omnia vnvs est
Autor

Rogervan Rubattino

Licenciado en Psicología por la Universidad de Panamá en diciembre de 1999, también cursó estudios en el Conservatorio Nacional de Música de Panamá, y en la Universidad Santa María la Antigua donde obtuvo un Máster en Administración de Empresas con Especialización en Recursos Humanos en febrero de 2001.Fija su residencia en España en el año 2001Es formador de formadores .Obtiene el Grado en Psicología y la Mención en Psicología de la Salud e Intervención en Trastornos Mentales y del Comportamiento en el año 2016 en la UNED.Máster Universitario en Profesorado por la Universidad de Granada en 2018Máster en Trastorno del Espectro del Autismo Universidad de San Jorge de Zaragoza 2020También es estudiante de filología hispánica y antropología social.Rogervan Rubattino en la Red Mundial de Escritores (REMES)Para consultar su trayectoria como músico, compositor y cantautor visita Efluvios y SoundcloudBibliografía:Eximio y Víspero testamento de azares e impares (1990)Las fuerzas siniestras (1992)Centro de albas (1993)Rimas y Preludios Obsesivos (1994)Dios del muerto mar (1995)La Heráldica del Sueño (1996)Turno de Tempestad (1997)Cronos y espías (1999)El inmigrante (2002)Elide (2002)Recuerdos de Otras Vidas en Bosques de Olmos de Bronce (2003)Psicochamán (2005)Durganiel y Azagelia (2005)Moonchild (2006)Psycowitch (2006)Audioman (2006)Audioman Estelar (2007)Audioman Psibernético (2008)Obituario de Atracción (2009)Las Lágrimas del Espejo del Viento (2010)Almirante Victoria (2013)Manual de Esperas (2014)ASPERATUS: Florilegios Incompletos (1994-2014) (2014)Al Señor de la Torre de Juan Abad (2015)Novi Luminis Arpegios (2015)KIMBARA (2015)The Art of Forgetting (2015)IYALOODÉ: El Fuego que Ulula en ti (2015)Las aguas del río Oshún están llorando frío (2016)Los Poetas Merecen Morir (2016)Psicochamán Vititi (2016)Azul Magenta (2016)LA Anciana Ciencia del Cencio (2016)Las Nubes Negras también dan Lluvia Blanca (2017).Ninfomántica (2019)Opus Tenebris: Antología suprema de terror Profundo (2020)

Lee más de Rogervan Rubattino

Relacionado con La Espada Ofídica

Libros electrónicos relacionados

Fantasía para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para La Espada Ofídica

Calificación: 5 de 5 estrellas
5/5

1 clasificación0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    La Espada Ofídica - Rogervan Rubattino

    Rogervan Rubattino

    La Espada Ofídica

    Omnia vnvs est

    AVISO LEGAL

    © Rogervan Rolando Rubattino Concepción, 1994-2018 Todos los derechos reservados de la presente obra escrita.

    Código de registro: 1710144568180

    Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito del titular del copyright.

    La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    Esta publicación y todos sus derechos están gestionados y protegidos por savecreative.

    Para más información sobre los detalles de las licencias y registros visite:

    http://www.safecreative.org

    http://www.rogervanrubattino.com

    ROGERVAN RUBATTINO ©

    "Ciertamente, es la mano del Guerrero quien convierte a la espada en instrumento

    de la Justicia, mientras que la del verdugo la mancilla y la rebaja a la condición de herramienta de tortura, sin embargo, no te engañes, hermano, que está el perfume en la rosa y no en la mano del jardinero."

    Abu Ismail Abdallah Ash-Shamsi

    (Granada s. XV)

    La Búsqueda de Elhrin

    "Haz que lo que está arriba esté abajo y que lo que es visible, invisible, lo palpable, impalpable, y nuevamente haz que lo que esté abajo sea hecho lo que está arriba, del invisible el visible, del impalpable el palpable. Esto es todo el arte interiormente perfecto, sin falta ni olvido, en el cuál habitan la muerte y la vida, la destrucción y la resurrección."

    Basilio Valentín

    Las Doce Llaves de la Filosofía

    Elihon descubrió por fin la empuñadura de la espada ofídica enterrada en un montículo donde le llevó en su huida el último lebrato carmesí.

    Sabía que, si la esencia de la flor rumorosa no era la adecuada, el veneno de la espada ofídica acabaría con su vida, solo con intentar tocarla.

    Incluso era posible que estuviera en el emplazamiento equivocado, si hubiese interpretado mal los suras del último pilar de la región de Elhrin, que le había llevado hasta aquel extremo de umbrías y laberintos.

    ********************

    Antiguos cantares rezaban que La espada ofídica podía según necesidad de su portador convertirse en Elaphis, Vipheris o Culephris, desencadenando sus poderes herméticos.

    Se decía también que cualquier dolencia física o psicológica se desvanecía con solo blandir dicha arma prodigiosa. Los sordos recuperaban la audición, los tullidos el porte y la movilidad, y los enfermos de cualquier índole su salud perdida.

    ***********************

    Los avatares hicieron pues que Elihon hubiese sido capaz de correr tras el lebrato carmesí sin perder su pista y sin desfallecer hasta llegar a aquel paraje, lleno de montículos ortigados, donde se intuían tumbas a granel y misteriosas siluetas insondables.

    Aquella minúscula, escurridiza y legendaria criatura solo se aparecía cada cien años a los ojos de los cazadores ciegos, cuya visión por milagro recuperaban si se presentía cerca la presencia de la bestezuela.

    Elihon, atónito ante el descubrimiento de su sentido de la vista, sin pensárselo dos veces corrió despavorido detrás el lebrato, sabiendo que si perdía su pista volvería a sumirse en las opacidades de su interior, apagando de nuevo sus pupilas, ciegas y opacas de nacimiento.

    **********************

    Cuando por fin el lebrato carmesí detuvo su frenética carrera, Elihon le vio posarse cual milenaria mariposa sobre una prominencia fulgurante donde destellaban las escamas de La empuñadura de la espada ofídica.

    Tenía que ser ese el lugar, tenía que ser, puesto que los años de interpretar miles y miles de suras en los geoglifos y pilares de Elhrin con sus propias manos le daban la confianza se haber llegado al sitio señalado.

    Así que, dispuesto y sin flaquear, empezó a acercarse, cuando de forma calamitosa de entre los negruzcos pedernales empezó a emanar un vaho insurrecto.

    El aire se tornó espeso y raro, y una sospechosa tiniebla blanca se apoderó de todo el paraje como en cruel afrenta. Enseguida Elihon perdió visibilidad y angustiado se le escapó el llanto cuando advirtió, que aquel montículo que hace un instante se le figurara tan próximo, parecía alejarse como una venérea alucinación.

    Sus pies como guijarros iban hundiéndose en un inesperado légamo nauseabundo que todo lo infectaba, sin embargo, una súbita calma lo asaltó cuando recordó que uno de los suyeres de Ephris relataba la escena que ahora él vivía cuasi-conmocionado.

    **************************

    Ephris, la pitonisa de Hulhu, desde su infancia le cantaba los suyeres que contenían las historias de los mitos órficos, que no eran más que las tradiciones y costumbres de la Comarca de Semiramis, de donde ella provenía.

    Elihon le quería como una madre, se crió con ella y aprendió a sobrevivir a pesar de no poder ver nada y a nadie.

    Ephris por su parte, se hizo cargo de él al año de perder a su propio hijo, arriesgando en el trance su propia vida.

    Ella, a pesar de su sabiduría, era una mujer joven aún, conocedora de innumerables mitos órficos y secretos que siempre se conoció asceta, y respetuosa de la estricta Norma Augure.

    Cerdwin contaba que cuando Ephris se dirigía al Rezuario de la Diosa Koatlite hace diecisiete años antes de estos acontecimientos, divisó a un Fidalgo que huía de un grupo de lugareños con un bebé en brazos. Vio como escondía al pequeño dentro del tronco de un árbol breves instantes antes de ser sorprendido por la turbamulta rabiosa que le asediaba.

    Al ver la violencia del ataque y las proporciones de la escaramuza, Ephris se ocultó cerca sin dejar de ver la llamativa armadura del Fidalgo, que se defendía a ultranza en desigual combate. Por más que intentó reconocer su linaje en sus emblemaduras y penachos no fue capaz de saber quién era.

    Mientras tanto el ruido de las espadas, blasones y lanzas crecía convirtiéndose en una cacofonía de bravura y muerte. Los agresores caían uno por uno a los pies de aquel fiero contendor. Pero el destino de aquel día no era procurar que éste desplegara las alas de la victoria.

    Ephris desde su escondrijo, pudo ver claramente como un percherón azabache se acercaba a la escena y como un Cegador Albino blandiendo un mandoble descomunal acababa con la vida del Fidalgo de un solo golpe.

    Aquel jinete acromégalo que dio fin a la batalla ordenó que aquellos que aun conservaban la vida buscaran al pequeño. Fue entonces que Ephris escabulléndose de donde había presenciado aquella tragedia, corrió instintivamente hacia el árbol donde yacía el pequeño dormido.

    Fue sorprendida en el momento justo que cogió al bebé en su regazo, así que corrió despavorida hacia el Rezuario, sabiendo que la Norma Augure vedaría la entrada de cualquier atacante o portador de muerte que osara pisar sus linderos.

    La muchacha escuchó el eco de los cascos del percherón cada vez más cerca, pero logró in extremis, atravesar el resto de la Colina de Eliozia y llegar al Rezuario. Nada más entrar, sintió un dolor desgarrador, súbito y potente. Cayó de bruces herida de muerte, su brazo izquierdo había sido cercenado por el mandoble del Cegador.

    Se arrastró maltrecha y como pudo protegiendo al niño con su cuerpo, mientras escuchaba desvanecerse el galope del agresor antes de perder el sentido.

    *******************

    El suyere de Ephris que hablaba del hundimiento del elegido en las ciénagas de Aldevaris decía que, si sus pies se hundían, entonces es que el Montículo de Caliman que guardaba la espada se encontraba a media cuerda al norte de aquel aciago lugar.

    Así que Elihon se dejó arropar por el ominoso fango y cuando éste alcanzó su barbilla surgieron diez Orístides que lo elevaron sobre un catafalco casi levitando, hasta alcanzar una orilla segura lejos de aquella húmeda trampa.

    Una vez a salvo, una de ellas, quizás su líder, se dirigió a Elihon con dulce voz:

    -Si eres el elegido entréganos el Rhyton de Agmántu o perece aquí como volátil mortal que eres insensato -dijo mientras alargaba una de sus escamosas extremidades hacia él; y entonces, Elihon desconcertado volvió a hacer memoria para saber qué tenía que contestar a la resuelta Orístide, según el suyere de Ephris-. No puede beberse del cielo lo que la eternidad ha poseído -respondió con cautela-. ¡Cuando las cascadas de Hulhu desprendan el velo de Agmántu lo tendrás!

    La salmántide sonrío sarcásticamente, y con un raudo ademán despidió a su séquito quedándose a solas con Elihon, quien tal como rezaba el suyere de Ephris, tendría que acceder desde ese momento a que la Orístide le acompañase.

    Cerdwin contaba que Ephris cantaba muchos de sus secretos suyeres al niño Elihon para dormirlo, como lo haría una madre con su infante noche tras noche, en ellos contaba y relataba multitud de historias y leyendas de las razas, reinos y órdenes que poblaban Medeia.

    Es así como al final de su infancia, cuando Ephris siguió la senda de los augures, quizás a los ocho o nueve años, fue aceptada como pupila de un acromante llamado Bombastus. Este sabio mitad ananita mitad monstruo era, según los ancianos entendidos de Hulhu, uno de los cinco maestros recónditos de la Comarca de Semiramis.

    En aquel tiempo se libraban continuas guerras en la frontera de la Comarca con Aratón, debido a la invasión de los Bermejos, que provocó el repliegue de la población y las huestes de los ananitas, hasta más allá de los confines de Aldevaris donde el complicado terreno de manglares y ciénagas les ofrecía refugio.

    El invasor, apoyado por un ejército de mercenarios avanzaba hacia Aldevaris bordeando los acantilados de Alderavis, región autóctona de las salmántides y los mogunakis. Entre sus terribles filas había cinco razas de combate que iban arrasando todo a su paso guiadas por el hechizo obnubilante del taumaturgo Censiss.

    Censiss era uno de los cuatro lugartenientes de la emperatriz oscura Aulodia, custodia de los Bermejos y ley viva de los continentes de Norín y Nedíam, este último de los que se decía procedía el linaje y familia de Ephris.

    Cerdwin cuenta que desde su nacimiento la pitonisa de Hulhu había sido bendecida por las estrellas para develar la senda del elegido.

    Pero al ser la séptima hija de un séptimo hijo su perverso padrastro Haoconte conspiró para que la dignidad de pitonisa de Hulhu no le fuese concedida a ella.

    Es así como ante las ponzoñosas habladurías de Haoconte, Ephris fue sometida ante el consejo de taumaturgos de Hulhu a un conjunto de pruebas espirituales que tenían por fin revelar su verdadera naturaleza.

    Si el dictamen del consejo fuese negativo Ephris pagaría con su vida y la dignidad de pitonisa de Hulhu recaería sobre la sobrina de Haoconte, Alhiste.

    Mientras esto ocurría, la emperatriz Aulodia en sus ansias de poder, urdía un plan macabro para conceder a Censiss el título de ley viva de Norín y Nedíam, potestad ancestral que le permitía someter a todo aquel a su voluntad, por medio de la reliquia órfica de Mitratón.

    *******************

    La salmántide que salvó a Elihon se llamaba Viridiana, con sus reptilíneos miembros hizo manar el icor de su raza haciendo que éste mantuviera su visión a pesar de su ceguera y la ausencia del lebrato carmesí. Esto solo significaba que desde ese momento Elihon debía recuperar el Rhyton de Agmántu y someterse a la observancia de la Orístide, por lo que no había más remedio que emprender la marcha a Hulhu, antes que la tormenta de arena gigante ocultara el último pilar de la región de Elhrin, de donde se supone había partido.

    Este punto era vital para poder volver a Hulhu, era una construcción megalítica similar a una brújula pétrea que albergaba miles de suras en sus incontables geoglifos, y cuya información era útil a los paladines y legendarios que atravesaban la región para orientarse.

    Elihon sabía que, si el camino a Hulhu se prolongaba innecesariamente, Viridiana le convertiría en una estatua de sal, dejándole en un presidio paralítico e invidente para toda la eternidad.

    Era ese pues el aciago destino que cantaba el siguiente suyere de Ephris:

    "Apremia elegido tus pasos alados a Hulhu,

    los ojos que te vigilan solo tres lunas,

    en témpano te condenarán por Agmántu,

    los ojos que te acechan solo tres lunas,

    te harán dormir un sueño eterno y azul…"

    Pero el viaje de regreso no sería cuestión solo de tres lunas, según sus cálculos no había manera posible de completar dicho periplo sin antes conquistar los páramos de la laguna Isfrigia, un paraje que por naturaleza albergaba a los enemigos naturales de las salmántides: Las Kogi.

    Las Kogi era una raza da bardas guerreras originarias de la región de los vientos de Inanuk, se comunicaban entre ellas con un lenguaje de signos basado en tocar al interlocutor, pero cuando se dirigían a los extranjeros entonces hablaban en un lenguaje poético llamado Oginuk, por tal razón, para entenderse con ellas era necesario conocer esta lengua, aunque fuere de modo vestigial.

    Ephris en su precoz sabiduría también aprendió este lenguaje a la perfección, este y el Ogki, que era el lenguaje táctil de las Kogi, porque así lo determinó su mentor el acromante Bombastus, quien estaba convencido que la chiquilla que había recibido como aprendiz de las artes liberales, era la elegida para mostrar el camino y el porvenir del futuro portador de la espada ofídica.

    A su vez Ephris enseñó lo que pudo al inquieto Elihon sobre las Kogi, porque entonces el muchacho vivía obsesionado con las Potámides y las Kogi con sus complejidades locales y tribales le parecían un asunto académico que le desmotivaba, y ese desinterés provenía de que las Kogi culturalmente profesaban una natural aversión a todo ser que tuviera una diversidad funcional como la que él poseía de nacimiento.

    Sin embargo, las Potámides eran benefactoras cuyo don era curar al enfermo y devolverles lozanía y salud, su carácter afable y longevo les hacía ser perpetuamente bellas y leales a todo aquel que defendiera sus confines acuáticos. Elihon ante este cuadro de virtudes divinas, tuvo siempre una inclinación perenne y apasionada por los ríos y arroyos. donde se supone que dichos seres hacían su aparición a los mortales.

    Alderavis y Aldevaris

    "Los éteres, en sus varios grados de intensidad son los medios por los cuales la magia y los milagros son efectuados. El adepto puede requerir estas habilidades para cumplir su voluntad sobre la tierra, o él puede simplemente desear desarrollarlos como una prueba de sus habilidades místicas"

    Peter J. Carroll

    Liber Null

    La región de las Orístides o salmántides era conocida con el nombre de Alderavis, en ella abundaban las termas, que según su proximidad o lejanía a las vetustas ruinas de Elhrin infundían en todo aquel que en ellas se sumergiera diversos dones: desde la capacidad de resistir a la inanición indefinidamente, hasta la de ser capaz de ser inmune al fuego abrasador de los Ringuis, entre otros efectos desconocidos y portentosos que se iban difundiendo entonces entre aldeas y aldeas de toda la región.

    En contraposición a lo anterior, Aldevaris era una zona con abundancia de manglares y ciénagas con innumerables peligros, en cuyos confines, un intrincado terreno de acantilados le franqueaba a la redonda, convirtiéndolo en una especie de fortaleza natural.

    Aldevaris, albergaba la ciudadela secreta de Tanator hogar de los ananitas, un pueblo de telépatas antropomorfos, cuyos cuerpos en algunos clanes, no guardaban las proporciones de la raza humana hasta entonces conocida. Éstos estaban confederados en una liga que incluía tres linajes: Las Ardándanes, las hijas del juicio clarividentes y gigantes; Los Bramínes, hermafroditas y telequinéticos y Las Daneidas o guerreras astrales, quienes eran capaces de desdoblarse y tener el don de la ubicuidad por un período limitado de tiempo. Las Daneidas eran especialmente similares a las mujeres humanas en su estado de vigilia, pero cuando hacían uso del desdoblamiento podían asumir formas demoniacas y terribles, por lo que también eran conocidas por el nombre de Alderrávides.

    Ante el salvaje avance de Censiss y sus tropas, La Liga de Tanator y sus líderes paladines acordaron reunirse para establecer una estrategia de contención, ya que el poder del taumaturgo Censiss era devastador y era necesario proteger las reliquias de la ciudadela y que no cayeran en manos de Aulodia y sus crueles esbirros.

    Tanator, la ciudadela de Aldevaris por antonomasia, escondía en un laberinto subterráneo y vasto una inmensa ciudad en forma de cono enterrado llamada Euristrea, ésta había sido concebida en tiempos inmemoriales por los sabios de Hulhu como centro neurálgico de los legados recibidos por los ancestrales, para la salvaguarda y estudio de la espagiria.

    Euristrea estaba dividida en cinco niveles desde la superficie hacia dentro, y por cada uno de ellos había un monolito que albergaba una de las reliquias ancestrales, La Liga de Ursis, custodiaba los tres primeros con sus paladines: Merfuris, Bogiak y Gerinyak, y los dos últimos niveles, los más recónditos y secretos, se decían custodiados por seres fabulosos pertenecientes a la raza de los ancestrales.

    Anteris, la más poderosa de Las Ardándanes, sugirió descender a dichos niveles vedados para requerir la ayuda de dichos seres ancestrales como aliados para detener a Censiss, sin embargo, había un tremendo escepticismo de que esta alternativa fuera una buena idea, debido a que jamás se había descendido a esos niveles y los guardianes ancestrales podían confundir a los paladines con fuerzas intrusas y destruirles antes de alcanzar acuerdo alguno con ellos.

    Así que, apremiada por la situación y la confusión que campaba a sus anchas entre Bramínes y Daneidas, Anteris decidió reunir a sus mejores espadas y emprender la misión sin esperar aprobación de las otras partes.

    Es necesario saber, que Anteris era la Ardándane más grande y fuerte y la que tenía la doble vista y clarividencia más extendida en el tiempo, era capaz de predecir con detalle lo que sucedería en un lapso de tres lunas de Fiox.

    Esta capacidad, le había hecho tomar la difícil decisión de actuar más allá del consenso general de la Liga, el cual en otro caso llegaría demasiado tarde si se mantenían discutiendo las estrategias de contención sobre las tropas de Censiss, quien de otro modo terminaría aniquilando a todos los ananitas.

    Tomada pues la controvertida decisión, Anteris se hizo acompañar de Everan, Arfuria, Letos y Kampris y una noche, luego de nuevos debates infructuosos con los otros líderes de la Liga, partió sin más dilación hacia las puertas de Melorya, el único acceso conocido desde Tanator a Euristrea.

    Las puertas de Melorya eran famosas por ser forjadoras de héroes, el guardián de ese acceso Belfegir, invisible y perpetuo, custodiaba todos los predios que comprendían una extensión de diez hectilios de campos de trigo.

    Belfegir blandía un arco de cristal igualmente invisible, pero las flechas que lanzaba en ráfagas mortales de diez saetas, que eran capaces de ser vistas incluso en la oscuridad, y se decía igualmente que nunca fallaban el blanco, aunque éste se apostara detrás de una roca o estuviera a una distancia increíble.

    Anteris ya había intentado antes penetrar las puertas de Melorya, y aquel triste y ruinoso intento le había costado un ojo, sin embargo, su determinación esta vez, superaba con creces las circunstancias, y estaba dispuesta a derrotar de una vez por todas a Belfegir y cruzar el umbral hacia Euristrea.

    Everan, la segunda más poderosa de las Ardándanes era poseedora de la espada de Imayika, un arma legendaria que era capaz de indicar la salida de cualquier laberinto y alertar de emboscadas y estratagemas, cosa que hacía cambiando el color de su hoja. Cerdwin decía que aquella espada era incluso un ser vivo capaz de desenmascarar traidores o rebelar los sentimientos ocultos de quienes flanquearan a su poseedor, por tal razón Everan había sido aislada por sus iguales y llevaba una vida de eremita en los confines de Aldevaris.

    Arfuria, era una Ardándane albina, sacerdotisa experta en el culto mistérico de Hannik y en el uso de los gladius gemelos de Tanator, forjados en jade con el aliento de los bicornios de Esbek. Se decía que Arfuria no dormía jamás y que sorda de nacimiento había desarrollado un nuevo sentido: oía con las yemas de sus dedos posándolas sobre el cuello del hablante o bien detectando y descifrando el aliento de su interlocutor mediante complicados pases de tensegridad.

    Letos, era la más hermosa de Las Ardándanes y no por esto la menos letal. Orgullosa y fatua quizás a primera vista, tenía por cualidad principal ser caníbal. De hecho, las leyes de este clan aun permitían las ejecuciones por megalofagia por lo que Letos en calidad de Verduga señera, estaba completamente habilitada por las leyes de Las Ardándanes para ser juez y parte y ajusticiar (poniendo en práctica esta pavorosa sentencia) a cualquier ser, familiar o semejante que no respetara el código de Gog o infringiera sus normas.

    Letos vivía en una cabaña hecha de los huesos de todos aquellos que había devorado, iba desnuda dentro de una armadura de huesos que ella misma había forjado y su espada ósea y cartilaginosa tenía una hoja que se bifurcaba en dos y estaba animada por magia oscura.

    Finalmente, Kampris completaba el grupo de las espadas de Anteris. Esta Ardándane era conocida como la furia de Tanator, sus pasos levantaban una tiniebla roja que todo lo envenenaba y extinguía. Su carácter era melancólico y triste y se tornaba iracundo y destructor a merced las fases de las lunas de Fiox. Kampris nunca abría sus ojos y, sin embargo, su vista persistía y superaba los límites de los sentidos físicos conocidos.

    Cerdwin aseguraba que cuando Kampris abriera sus ojos todo lo que llegara a alcanzar su visión perecería al instante. Pelirroja hasta la cintura, vestía armadura y cota de malla hecha de scudetos de escamas de Atuark, su espada era la acuífera Romodan. Arma fabulosa, que a simple vista parecía más bien un látigo de agua que fluía infinitamente, empero, cuando era blandida de la forma adecuada en el ataque, tomaba la forma de una cimitarra de grandes proporciones capaz de cegar a una distancia de tres cuerdas todo lo que encontrara a su paso.

    Tales eran los poderes y capacidades de las Espadas de Anteris y su insuficiencia ante Censiss que avanzaba arrasador hacia Tanator.

    Anteris lo había visto en sus visiones de la mañana, jamás concibió un poder tan elevado y destructor y todo ello sumado a las hordas de las cinco razas de combate que a su merced iban dejando solo muerte y desolación a su paso: Durgos, Udines, Fangirios, Trasklos y Medeos.

    ****************************************************

    La laguna Isfrigia era un emplazamiento entre Elhrin y Hulhu, irregular y rodeado de páramos vastos y malditos. Allí moraban las bardas guerreras Kogi, exiliadas luego de perder la Guerra del Brazo de Fuego en la antigua región de los vientos de Inanuk. Dicha derrota les granjeó el exilio y una maldición que les hacía estériles. Fue el Rey Ranzoran quien las orilló al perpetuo destierro, luego de la aparatosa derrota en la Batalla de los Ciervos, en favor del ejército Jalde comandado por la mujer oso Masbep

    Elihon conocedor de esta historia por las enseñanzas de Ephris, tenía que idear un plan para que Viridiana fuera capaz de atravesar aquella zona, completamente vedada para las de su raza; ésta a su vez, sapiente y astuta sabía que aquel no sería capaz de llegar a Hulhu sin exponerle, ocasión que aprovecharía para dar fin a su existencia.

    La razón por la cual las salmántides y las Kogi eran enemigas naturales era producto de las conspiraciones creadas por el Rey Ranzoran, quien, pervirtiendo el cáliz de la madre de las ninfas con su propia simiente, separó a ésta y otras razas de su parentesco natural para convertirles en adversarias.

    Ranzoran era hijo de Frenzis y Dyadena, una ancestral y un estigio, cuando ascendió al trono de Inanuk, sus ansias de poder y expansión le hicieron perpetrar guerras y holocaustos con el único cometido de exterminar a las razas que se le oponían, en linaje y filosofía. Él era el gran perpetrador y abolicionista de los cultos Órficos y otros que no antepusieran la moral y la norma social a la fe sobre los dioses ocultos, los olvidados y los ancestrales.

    Cerdwin decía que hacía casi mil lunas de Fiox atrás, Ranzoran haciendo uso de su categoría de Semiforme había penetrado en el Imperial Rezuario de Imagaga, donde se guardaba el sagrado cáliz de la alianza. Allí asumiendo su forma pelágica-astral y evitando los círculos de éter y efluvios había contaminado la esencia universal con su simiente (un veneno lleno de odio y destrucción).

    Ranzoran emprendió una guerra con los ancestrales por esta traición, quienes a su vez perdieron gran parte de sus poderes y facultades divinas por esta felonía, ya que la energía vital que les hacía fuertes provenía de la fe de las razas que ellos mismos habían creado a voluntad para que les sirvieran como vacas de éter perpetuo.

    Ranzoran no podía ser amo y esclavo por su naturaleza semiforme, y sabiéndose vulnerable por las dos partes, urdió un plan vitalicio para subyugar a ancestrales y mortales, confrontando unos contra otros y ganando tiempo y poder para ejecutar la gran conflagración final de Pranamá.

    ****************************************************

    Elihon y Viridiana recorrieron largo trecho sin cruzar palabra alguna, el Noto se tornaba violento augurando una tormenta de éter adormecedor. Así que la salmántide, capaz de advertir dicho fenómeno producto de su hipersensibilidad atmosférica, tiró del brazo del vidente ingenuo a quien acompañaba y buscó refugio en una gruta azul llena de ónices.

    Solamente entrar, se encontraron con dos mercenarias boreales de la tribu de Azudam quienes al igual que ellos se resguardaban de la inminente tormenta, aparentemente una de ellas estaba herida y la otra (posiblemente una jozainista) intentaba curar a su compañera caída en desgracia.

    Elihon conmovido por la escena les habló en el idioma Fecenio, muy conocido en la región de Okonov de donde eran originarias las Azuditas. Sorprendidas por el manejo perfecto de su idioma en los labios de un desconocido extranjero y ante la actitud esquiva de Viridiana, accedieron a contarle al neófito vidente lo ocurrido:

    —Soy Jurga, hija de Vetor de Okonov y Roboama de Isfrigia, y ésta valiente que yace agonizando es Agis, hija de Dandris Señor de Azudam y los lazufires y de Zinerva Reina de Kafinuan – Dijo la azudita en medio de su desesperación.

    —Yo soy Elihon, geóglafo y cazador de Semiramis y ella es Viridiana, estamos aquí para evitar la tormenta de éter y ayudaros si precisáis de algo- Dijo el ingenuo elegido mostrándose servicial y amable, ante los gestos de negación de la Orístide contrariada.

    No había terminado éste de hablar cuando Jurga paralizada de la impresión empezó a conectar los hechos con lo que sucedía allí:

    —¿Un geóglafo, con una salmántide y que habla fecenio perfecto? ¡Eres el elegido! —sonrió aliviada abrazándole como si se tratara de un familiar cercano. Agis hizo lo propio sobreponiéndose a su penoso estado por un momento. Las azuditas le trataban como un gran señor ante la poderosa desconfianza de la salmántide, que interrumpió el breve jolgorio, ya que sin entender lo que decían, apercibía una camaradería incomoda que le desorientaba y confundía.

    Apartó a Elihon en un momento y le exigió explicaciones, él le puso al tanto de todo, pero ella se sentía reacia a continuar allí con las azuditas, que al fin y al cabo lo que representaban para ella era una espiral de dilaciones y problemas que había que evitar a toda costa, si es que querían llegar a Isfrigia en el tiempo convenido.

    Pero el intachable Elihon insistió en asistir a Agis, así que se acercó a ella, hundió sus dedos en la herida de la azudita sin causarle dolor, y extrajo la punta de una flecha de rubí en forma de rombo. Cuando Viridiana vio esto, empezó a temblar asustada (cosa peculiar y bizarra, cosa nunca vista entre las Orístides que jamás demostraban dicho sentimiento) y enseguida se mimetizó en la sombra de aquel desapareciendo por un instante.

    La sabia Jurga explicó a Elihon lo que ocurría, habían sido atacadas por la Guardia de las Sombras, el grupo exterminador de las Kogi liderado por Avantasia la arquera sempiternal, semiforme y portadora de la asombrosa arpa de Akenok, una especie de arco tripe cuyas flechas de rubí mataban haciendo perder la razón a quien era herido por ellas.

    Siendo que la herida era reciente y gracias a la rápida intervención de Elihon, Agis no padeció los tormentos propios de la fatídica flecha, que al posarse en carne se enterraba en lo profundo como si fuera una larva imposible de ser retirada.

    Solo un espagirista consumado y maestro sanador, un semiforme blavo o un ancestral eran capaces de acometer dicha hazaña. Así que al ver el portento de la curación de Agis, las azuditas (rodilla en tierra) se declararon Adalides de Elihon, juraron seguirle hasta el fin de sus días y obedecer su voluntad para consumar la profecía, de la cual no había duda de que había empezado a tomar parte, todo esto a juzgar por los hechos asombrosos que el geóglafo demostró en la gruta de ónice azul.

    Aquel lugar al fin les guareció bien, la tormenta se desató adormeciendo a todo lo que encontraba a su paso desprotegido. Los campos se tornaron pálidos como si de una ceniza blanca se tratara y pequeños remolinos iban esparciendo el éter por todos lados.

    Los Cinco Maestros Recónditos

    "Los iniciados saben que nuestra ciencia, aunque puramente natural y simple, no es en absoluto vulgar. Los términos de los que nos servimos, siguiendo a los maestros, no lo son menos. Préstese, pues, atención a ellos, ya que los hemos elegido con cuidado, a fin de mostrar la vía y de señalar los barrancos que la cruzan, esperando con ello ilustrar a los estudiosos, apartando a los cegados, a los ávidos y a los indignos."

    Fulcanelli

    Las Moradas Filosofales

    En la Comarca de Semiramis merodeaba hace muchos eones atrás la leyenda de un grupo de seres de luz conocidos como Los Cinco Maestros Recónditos. Estos eran los tutores de los más renombrados semiformes y taumaturgos que habitaban Pranamá.

    Incluso se llegó a afirmar que uno de ellos fue maestro de ancestrales en algún momento puntual. Bombastus, el acromante pálido, mitad ananita, mitad monstruo era el mismísimo mecenas y protector de la pitonisa de Hulhu.

    Cerdwin cuenta que antes de que el mundo conocido estableciera sus leyes y sus formas; sus razas y sus guerras, los seres de luz provenientes de la quinta estación se establecieron en Jutfar y en la Zeocia con la intención de construir una civilización. Sin embargo, en la misma estación de resplandores cuando las lunas de Fiox se tornaron jaldes, las huestes de la Emperatriz Oscura Aulodia, custodia de los Bermejos, llegaron en beligerancia con la salvaje intención de apropiarse de todo el arcano mundo.

    Bombastus y el resto de los cinco maestros recónditos vencieron a Aulodia en la Guerra de Zeocia, y desde entonces cada uno de ellos se dispersó por el arcano mundo transmitiendo un legado de paz y fuerza contra las ansias de poder de la Emperatriz, quien no cesó de plagar el mundo de sus inmundos esbirros y sembrar el mal allí a donde sus ojos ponían la mirada.

    Ephris la protegida de Bombastus, había llegado ante él venciendo las pruebas espirituales que le ratificaban con la dignidad de Pitonisa de Hulhu y la admiración que el acromante pálido llegó a desarrollar por la entonces niña prodigiosa no tenía precedentes. Se decía que la elegida sería capaz de ver la verdadera forma de los maestros recónditos: su forma de luz.

    Quiere esto decir que ante la vista de un profano la visión de Bombastus era terrible, era un monstruo horripilante cuyo aspecto provocaba una conmoción apabullante que anunciaba la muerte de quien lo viese. Era una suerte de Bramín y Ardándane, un híbrido fantástico capaz de asumir a voluntad dichos aspectos solo a los elegidos.

    Gustaba de la poesía clásica y los Obarinis, tenía una disciplina para las artes liberales y marciales férrea y superlativa y se hacía acompañar de un xixis (un diminuto espíritu volátil, del tamaño de un colibrí y con forma de mujer desnuda y centelleante).

    El acromante pálido asumía su forma monstruosa en combates cuerpo a cuerpo o cuando no hacía uso de su magia, entonces era similar a un Bramín descomunal lleno de melenas, garras y afilados dientes. No existía en todo Pranamá espada o hechizo capaz de vencerle una vez metamorfoseado de esa manera, excepto la espada ofídica.

    **********************************

    Antes de que Ephris conociera a Bombastus, su perverso padrastro Haoconte conspiraba para que la dignidad de Pitonisa de Hulhu le fuese arrebatada, y para dicho fin, en una de tantas malvadas ocasiones, hizo llevar a la niña al Bosque de las Mareas bajo el subterfugio de un paseo académico.

    Aquel hermoso y aciago lugar, alejado de Hulhu era un campo de arenas movedizas poblado de especies raras de plantas y flores inusuales y perfectas. Cada una guardaba un don o una maldición si no se poseían los conocimientos indicados para enfrentarlas, debido a que éstas, vivas, territoriales y feroces mataban a todo aquel que se acercara demasiado a los alrededores del bosque.

    La entonces ingenua e inocente Ephris creyó a su padrastro todo lo que le dijo, hasta que el desalmado le abandonó allí a su suerte aprovechando un descuido de la niña. Pronto se vio sola e indefensa y rompió a llorar llamando a Haoconte desconsolada, sin que éste fuera capaz de dar la media vuelta y conmoverse ante la horrible muerte

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1