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El Sendero Iniciático: Disipando las Tinieblas
El Sendero Iniciático: Disipando las Tinieblas
El Sendero Iniciático: Disipando las Tinieblas
Libro electrónico102 páginas2 horas

El Sendero Iniciático: Disipando las Tinieblas

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La mente del hombre ha sido por muchos siglos el mayor de los misterios, y motivo de estudio de muchas generaciones. La mente puede convertir nuestra vida en un cielo o infierno. Los grandes maestros de la humanidad conocían esta verdad y nos dejaron herramientas para transmutar la oscuridad de la mente en luz. Descubre como el autor coloca ante nosotros, esta verdad transformadora, la cual nos hará entender la importancia de esa lucha interna en donde somos al mismo tiempo el Héroe y el Villano, y cuyo premio mayor es la prisión o la libertad del espíritu.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento11 may 2018
ISBN9781370809370
El Sendero Iniciático: Disipando las Tinieblas
Autor

Dainiyal Trinidad

Dainiyal Trinidad es un Maestro Masón, Rosacruz, seguidor de las Enseñanzas del Cristianismo Místico, y de la Gran Fraternidad Blanca Universal, estudioso de las obras de Yogi Ramacharaka, e investigador de los aspectos comunes en las religiones que nos llevan a la búsqueda de la Verdad Única.

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    El Sendero Iniciático - Dainiyal Trinidad

    Primer Parte: La Oscuridad

    Capítulo 1:

    Los inicios.

    "La Oscuridad no existe, existe la ausencia de Luz".

    Einstein

    Voy a iniciar este libro hablando de las fuerza de la oscuridad. No porque sea lo más importante o un deseo del autor de darle un carácter de superioridad. Lo hago debido a que en estos momentos, el lector, debe empezar a identificar la cantidad de fuerza oscura o negativa que alberga en su interior. Siendo este el mayor enemigo a combatir, es necesario conocerlo, es decir conocerte. Como es una batalla lo que vas a librar, es aplicable lo que menciona Sun Tzu en el libro El Arte de la Guerra: Si conoces a tu enemigo y te conoces a ti mismo, en cien batallas nunca serás derrotado.

    En tal sentido, debemos obligadamente entrar en materia de nuestro enemigo: la oscuridad. Ya que si no lo conocemos, nos ganará la batalla .Y es lo que pasa con muchos, como dice Sun Tzu: Si eres ignorante de tu enemigo y de ti mismo, puedes estar seguro de ser derrotado en todas las batallas.

    Antes de nacer o ver la Luz, nos encontramos inmersos en la oscuridad del vientre de nuestra Madre. Es decir que el proceso de la creación de la vida se forma en la oscuridad. Podemos afirmar que la creación del ser humano se da en oscuridad sin presencia de luz. Toda la formación de nuestra creación se realiza de manera silenciosa, en penumbras. Es por ello que es parte fundamental de la existencia, es decir la oscuridad es un hecho en el proceso de la creación de la naturaleza.

    Podemos confirmarlo en la forma en que nuestras distintas religiones, poseen la simbología de la oscuridad presente en el proceso de creación de la vida por parte de Dios. En el judaísmo lo podemos ver en el Libro del Génesis: Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo (Gen.1:2).

    En el hinduismo se encuentra la oscuridad simbolizada, en ese proceso de creación, expresada como La Noche de Brahma, un periodo de tiempo de 12 millones de años, en donde todo se encuentra en lo Inmanifestado.

    En el Zoroastrismo, la creación del mundo se fundamenta en la oposición entre los gemelos hijos del Dios Zurvan (el Tiempo): Ohrmazd (la Luz) y Ahriman (la Oscuridad), siendo este último quien bajo engaño se hizo pasar por su hermano, con la finalidad de nacer primero y usurpar el poder que Zurvan había prometido o su primogénito Ohrmazd.

    Según el mito azteca conocido como «La leyenda del quinto sol», en el principio, todo era negro, sin vida, muerto. Los dioses se reunieron en Teotihuacán planteándose la cuestión de quién tendría la carga de crear al mundo, para lo cual uno de ellos se tendría que arrojar a una hoguera.

    Estos dos principios: la Luz y la Oscuridad, se encuentran presentes en el día terrestre, el cual transcurre, una parte gobernada por el Sol y otro por la Luna. En cuyos periodos de tiempo el ser humano, se encuentra despierto para realizar ciertas actividades y otra parte destinada para dormir, con la finalidad de recuperar las energías pérdidas.

    Las funciones metabólicas del organismo humano están previamente diseñadas para trabajar acorde a las distintas horas que conforman el día, repitiéndose ese proceso día tras días, al ritmo de alternancia entre Luz y Oscuridad. De esta misma manera transcurre nuestra existencia entre el bien y el mal.

    La Oscuridad o Tinieblas ha sido a través de la historia representada con personajes que albergan en su ser, las más bajas pasiones humanos. Siendo un reflejo de los vicios más comunes en el hombre.

    En la Biblia tenemos a Lucifer, quien en sus orígenes fue un ser de Luz, pero que por despertar la envidia y la ambición, se transformó en el Príncipe de la Tinieblas. Es la representación de la pérdida del estado angelical, el arquetipo del antihéroe, el cual al dejarse vencer por sus pasiones se convirtió en esclavo de ellas.

    No está muy lejos de la realidad, cuando un ser humano que ha hecho un acto monstruoso dominado por sus bajas pasiones, se le denomine con términos: Es un Diablo. Analicemos el simbolismo de este personaje y encontraremos muchas verdades ocultas.

    En los países cristianos al Diablo lo han personificado en distintas pinturas históricas, como un ser con cuernos, de piel roja, con una cola, y un tridente.

    Los cuernos del Diablo simbolizan al Toro. Como todo símbolo, el Toro tiene un aspecto negativo y otro positivo. El aspecto positivo del Toro lo encontramos claramente definido en la simbología del Pesebre, en la figura del Buey.

    El Buey es el Toro Castrado, el cual no está apto para la reproducción. Este animal se caracteriza por su noble servicio en las duras jornadas agrícolas, tirando con su fuerza el arado, para remover la Tierra en donde el agricultor sembrará las semillas.

    La primera letra del alfabeto hebreo se denomina Aleph, y significa Buey. También la primera letra del alfabeto fenicio

    Alp deriva de uno de los jeroglíficos egipcios cuyo símbolo es la cabeza de un Buey. La letra del alfabeto griego Alpha, deriva también de este símbolo fenicio.

    La letra Aleph es símbolo de la energía vital o aliento de la vida. Es el Prana de los Sanscritos, el Espíritu del Latín, el Pneuma de los Griegos. Para los hebreos esta palabra simboliza al aire. Los griegos conocían a Dios como el Alfa y el Omega. Y en el Apocalipsis de San Juan el Señor dice: Soy el Alfa y el Omega, el Principio y el fin (Apocalipsis 1:11).

    Pudiéramos interpretar que en su aspecto positivo más elevado el Buey representaría al Sacerdote, hombre célibe quien con constancia y fuerza, trabaja en sembrar la semilla de Dios (la palabra) en los corazones de sus hermanos, para verlos dar frutos. El Buey también representa al hombre trabajador, quien con fe, realiza su jornada diaria para beneficio de Dios y de su familia. El destino natural del Buey es el sacrificio, ya que su carne es muy exquisita.

    Es el Buey la representación del control de la fuerza viril: El Don de la Continencia. En la Iglesia Católica, se le denomina viril al recinto de cristal que durante la misa encierra la hostia consagrada, conocido como el Santísimo, el lugar más sagrado dentro de cualquier Templo Católico.

    El catolicismo encierra en sus más augustos misterios, al igual que todas las religiones, el culto a esa fuerza solar capaz de generar la vida, y que reconoce en el hombre lo sagrado de su energía viril. El apóstol San Pablo dijo Pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando (1 Co.7:9). El Don de Continencia quedó como un requisito indispensable para el que desee iniciarse en el sacerdocio.

    En su aspecto negativo tenemos al Toro, como animal de gran fuerza vital y poder masculino. A diferencia del Buey es símbolo de alta capacidad de reproducción, de la fuerza viril. En distintas culturas se ha utilizado el símbolo del Toro, para indicarnos el trabajo que se debe hacer en vida, de la lucha contra las

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