I nte rrupciones
Por Pepe Rojo
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I nte rrupciones - Pepe Rojo
interrupciones
Miércoles, 13 de marzo
—Me siento muy halagado —dijo el Presidente cuando recibió la noticia de que el mejor equipo de cirujanos se encargaría de extirpar el absceso de grasa que se ha formado en su recto y que ha provocado su extraño comportamiento en los últimos meses.
—Es difícil estar sentado sobre una pelota de ping-pong insertada en mi trasero —dijo, como siempre sonriente, el Presidente. La Oposición mandará disculpas por escrito.
Fernando Guerra bajaba por el elevador del edificio inteligente, concentrado en la voz que salía del intercomunicador y que contaba chistes blancos para entretener a los pasajeros. Al abrirse las puertas del elevador, Fernando Guerra se encontró con sus compañeros de trabajo.
—Lo sabía —decía Lucas Rivero, gerente de relaciones públicas—, me he estado sintiendo mal últimamente, pero hoy en la tarde tengo cita con el proctólogo.
Las cuatro personas que lo rodeaban asentían, preocupados. Uno de ellos le pidió a Rivero el teléfono del doctor. Fernando Guerra los miraba, pensativo. Por eso me he sentido mal, pensaba mientras apretaba sus intestinos, tratando de detectar alguna anormalidad, quizás tenga que hacerme un chequeo.
Jueves 14 de abril
EL PRESIDENTE YA NO TIENE PELOS EN LA LENGUA
La presidencia comunicó ayer que el tumor que había invadido la boca del Presidente fue extirpado exitosamente. —Como era una cirugía de alto riesgo —continuó el vocero—, decidimos no televisarla.
El tumor, conocido científicamente como triquinobezoar, se encuentra normalmente en el estómago, y tiene como característica, además del crecimiento sin control de cabello y uñas en la masa cancerosa, un fuerte olor, debido a las partículas de comida atrapadas en él.
Los doctores no han logrado explicar su aparición en la cavidad bucal. Preguntamos al psíquico de nuestro periódico, el gran Mento.
—El Presidente es una persona especial, lleva años perfeccionando la técnica de hablar sin que las ideas pasen por el cerebro —nos dijo, después de entrar en trance por una hora y media—, quizás por eso, ahora el Presidente no necesita que la comida pase por su estómago.
Heriberto Néstor prosiguió con su conferencia:
—La política es la vanguardia de la ficción —decía mientras aparentaba leer unas notas que en realidad eran un juego de gato
sin concluir—, las más grandes innovaciones narrativas, el mayor desarrollo estilístico y el acceso casi inmediato a los medios masivos han hecho del género el más noble de todos.
—Además de entretener y conmovernos —continuó, mientras trataba de espiar entre los pliegues de la falda de una estudiante que se había sentado frente a él—, la política como género literario ha logrado cambiar la economía de las pasiones. El más preciado producto de nuestra sociedad produce utilidades gracias a la plusvalía del sufrimiento, y nos permite redimir nuestras penas mediante el sufrimiento de nuestros representantes democráticos.
La sesión de preguntas y respuestas fue particularmente aburrida. Heriberto Néstor se dio cuenta que estaba perdiendo su encanto cuando salió de la sala de conferencias rodeado de maestras cincuentonas. Sólo deseaba llegar a su casa para leer unas historietas que había comprado. Antes, no había conferencia de la que no saliera del brazo de una muchacha universitaria. Tendría que buscar temas más controvertidos; si algo había aprendido Néstor era que no había nada como la contracultura y el escándalo para tener sexo frecuentemente.
Viernes 15 de mayo
—Mi hija tiene poderes mágicos —dijo seriamente el Presidente—, y es un dato público desde que asumí el control de la nación. Las acusaciones inmorales que me han imputado son producto de la ignorancia—. En ese momento, una lágrima escurrió por la maquillada mejilla de nuestro primer mandatario.
—Las sensibilidades son distintas —continuó—, y las personas extraordinarias no pueden esperar que su conducta sea entendida por el vulgo. La relación que tengo con mi hija es íntima y fuerte. Al consultarla, siempre tengo el bien de la nación en mi mente y estas sesiones ya han resuelto problemas económicos anteriormente.
Las fotos del Presidente y su hija enfrascados en lo que parecía un juego sexual serán vendidas a todos los medios siguiendo la ley de la libertad de información.
NOTA DE ÚLTIMO MOMENTO: El Presidente tuvo un colapso nervioso hace cinco minutos. Se desconocen las causas. No cambie de canal y lo mantendremos informado.
Claudia Pelufo entró al baño de mujeres. Algo en la comida no le había caído bien, pero cualquier tipo de comentario sobre la comida en un restaurante de cinco estrellas podía provocar una demanda en contra del cliente. Entró al baño y escuchó una voz masculina que salía de uno de los privados. Claudia Pelufo nunca se había acostumbrado a la presencia de transexuales en los baños de mujeres. Escuchó una segunda voz, femenina. Claudia Pelufo trató de escuchar la conversación.
—... Es el original, es único —decía la voz masculina—, sabes que puedes confiar en mí.
—¿Puedo tocarlo? —contestó la mujer.
—Primero tienes que pagar —la curiosidad mató al gato, pensó Claudia.
—No hay mejor amuleto que éste —siguió el transexual—, no todos los días se pone en venta el triquinobezoar de un Presidente vivo. No lo dijeron al aire, pero el tumor desarrolló un ojo. Además del tumor, te estoy vendiendo el tercer ojo de un héroe nacional.
Se escucharon ruidos y algo cayó al suelo. Claudia Pelufo se agachó para ver por debajo de la puerta. Alcanzó a ver dos pares de piernas y un objeto en una bolsa. El tumor era una bola de pelos. Entre la masa, un ojo miraba fijamente a Claudia Pelufo, quien sintió cómo la descarga de placer que recorría su columna vertebral se alojaba entre sus piernas. Reprimió un quejido y salió rápidamente. Ruborizada, se sentó en la mesa con su esposo.
La puerta del baño se abrió y una mujer sonriente salió caminando rápidamente.
—Mira —le dijo Claudia Pelufo a su esposo—, he ahí una mujer feliz.
Sábado 16 de junio
En la cuarta semana de duelo nacional ante el constante peligro de muerte que acecha a nuestro Presidente, su situación no parece mejorar. ¿Cómo podremos olvidar las conmovedoras imágenes que grabó la cámara quirúrgica mientras viajaba entre los húmedos y pulsantes intestinos de nuestro querido Presidente? No es de asombrar que en una reciente encuesta haya sido calificado como el mejor mandatario que ha tenido México, superando por primera vez en las encuestas a Luis Donaldo Colosio que, aun sin haber sido presidente, siempre resultaba ganador. Se han colocado monitores de TV en todas las oficinas gubernamentales para no privar a los empleados de su derecho a la información completa. El cuerpo político de nuestra nación se convulsiona al ritmo de los movimientos peristálticos y el tambor de los ventrículos de nuestro bienamado Presidente.
Martha Garcés estaba feliz. Nunca había estado tan cerca de todos las personas con las que convivía. Aún en el metro podías mirar a los ojos de cualquier otro pasajero sin temor a ser mal interpretada. Todos tenían en mente lo mismo: el bienestar del Presidente. La Secretaría de Cultos y Religiones, desesperada por lograr mejorías en la salud del Presidente, había hecho un llamado desesperado a la nación: cada tres días se realizarían ritos masivos de las religiones y sistemas de creencia más populares del mundo entero, esperando que alguno tuviera un efecto positivo y solucionara el malestar del Presidente.
A Martha Garcés le había interesado particularmente la doctrina del Eneagrama y había gozado de la operación chamanística que se le había hecho al Presidente. Unas campanas sonaron en los altavoces del vagón del metro. Martha Garcés esperó unos segundos para ver la reacción de los demás pasajeros. Todos se hincaron, viendo hacia la misma dirección. Martha los imitó. Era tan difícil determinar la dirección correcta de La Meca.
Domingo 17 de julio
Día de descanso nacional.
Lunes 18 de agosto
—¡Buenos días, México! Empezamos esta semana con excelentes noticias. Ayer en la noche, el Presidente recuperó el conocimiento. Sus colegas más cercanos comentaron que además de sentirse fuerte, gozaba de un excelente humor. Antes de dejar entrar a las cámaras, el Presidente, siempre cuidadoso de su aspecto, pidió que lo dejaran a solas con su maquillista. Cuando entraron las cámaras, el Presidente entonó nuestra tradicional canción: El Rey
. Después de esta pausa comercial regresaremos con las imágenes en exclusiva.
Carla D'Alessio llevaba años comunicándose con el espíritu de la fallecida Gina Montes y no pudo esconder su desesperación ante el altar, en el cual un monitor repetía incesantemente la clásica entrada del programa que Gina hizo famosa. Aunque todos habían visto cantar al Presidente, los expertos decían que no había mejorías. Gina Montes no se había comunicado con ella desde hacía tiempo. La vida no le sonreía a Carla D'Alessio.
Esperó unos segundos para que las palabras de Gina inundaran su cabeza y se dio por vencida. Tomó la mochila llena de algodones con gotas del sudor del Presidente. Su amiga, una enfermera en el Hospital Santa Fe, las había conseguido. Carla las vendía con cadenas de la Virgen de Guadalupe afuera de la Basílica. Volteó a ver el bello cuerpo de Gina mientras se movía rítmicamente en el monitor, conjurado a través del tiempo gracias a la electricidad, suspiró, y caminó hacia la puerta. Todavía tenía que pagar la operación mediante la cual su nombre cambió de Carlos a Carla.
Martes 19 de agosto
—Quiero un hijo antes de morir —dijo el Presidente, agonizante, a los doctores que lo rodeaban. El Presidente no ha podido tener una erección desde hace tres años, por lo que conseguir una muestra de semen en forma natural se vuelve algo complicado. El Presidente tiene cuatro hijas y ni un sólo varón. Se espera que los avances de la genética logren preñar con un varoncito a la Primera Dama, quien está dispuesta a pasar los próximos meses en reposo absoluto, pues el embarazo sería de alto riesgo.
—Si éste es el último sacrificio que me pide —dijo con lágrimas en los ojos—, felizmente lo haré, por él y por nuestro país.
El Congreso para la re-estructuración del País convocado por la Oposición había sido un éxito a medias. Pedro Negrete sentía que algo faltaba. Los partidos de oposición