La Salud No Es Un Negocio

Por Carlos Herrero Carcedo

Los gobiernos deben recuperar la responsabilidad de definir las líneas de inversión en investigación de medicamentos, ya que son bienes públicos, y gestionar la fase de investigación básica desvinculándola de las de producción, distribución y venta. El Acuerdo Trasatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP) entre la UE y USA permitirá una normativa europea más permisiva en materia de salud y alimentación a favor de las multinacionales y en perjuicio de los ciudadanos europeos.

• Idioma: Español
• Editorial: Carlos Herrero Carcedo
• Fecha de lanzamiento: 2 dic 2016

Carlos Herrero Carcedo

Autor de dos Libros con tapa: Manual Básico de Farmacología y 200 Ideas para Mejorar la Rentabilidad de tu Farmacia, una publicación en la revista Alimentación, Equipos y Tecnología: La histamina en las distintas etapas de fabricación de conservas de atún y seis Ebooks: Disruptores Endocrinos, La Salud no es un Negocio, Obesidad Infantil. Rista. Respuesta Insuficientemente Adecuada, Vivir sin Cáncer, Ser Mayor sin Edad y Predisposición a Ser Homosexual.Posee tres licenciaturas (Farmacia, Ciencias Químicas, Ciencia y Tecnología de los Alimentos) y experiencia en los departamentos de Calidad, Producción y Ventas.

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1. Inversión en Investigación de las Multinacionales Farmacéuticas

El sistema actual de investigación y desarrollo de nuevos medicamentos es contrario a la salud de la población en general. Sólo uno de cada cinco fármacos que sale al mercado es innovador o mejora los resultados de los anteriores. El problema se agudiza ya que estas nuevas moléculas tienen precio alto y no hay ningún organismo global que garantice que estos medicamentos sean asequibles para quien los necesite. Los gobiernos han permitido que la industria farmacéutica decida qué enfermedades abordar y cuántos enfermos tratar. Según la Organización Mundial de la Salud, un tercio de las personas no tienen acceso regular a las medicinas. Si la capacidad de producción existe, será el coste del fármaco el que determine el número de pacientes que mueran (el tratamiento de varias semanas de sofosbuvir para la hepatitis C vale 60.000 euros).

Los gobiernos financian el 80% de la investigación básica de moléculas terapéuticas, la cual se realiza en las universidades, hospitales y centros públicos y los laboratorios farmacéuticos desarrollan las ideas encontradas por los científicos de estas instituciones públicas con un coste inferior al 8% de su facturación. En realidad, la inversión final que realizan las multinacionales en I+D es un 1% de la facturación anual en investigación básica, interna y privada, un 3,35% en ensayos clínicos y un 2,65% en colaboración con los hospitales y universidades.

Los ciudadanos pagamos dos veces por la investigación única y principal financiada por entes públicos. Se socializan los costes clave de las empresas privadas farmacéuticas, asumiéndolos el conjunto de la sociedad, y se privatizan los beneficios que recaen exclusivamente en las corporaciones multinacionales.

Los laboratorios farmacéuticos no persiguen los intereses de la salud pública general sino cuánto dinero me reportará un fármaco. Cada año, el gasto mundial en medicamentos supera el billón de dólares, siendo la industria farmacéutica, con un 20% de ganancias netas, el sector más rentable con diferencia (financiero, armas,